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22 de julio del 2002
Actualización de seguimiento a los medios: respuesta de John Sweeney sobre los fallecimientos masivos en Irak
Traducción de Isidro López
MediaLens
El 24 de Junio del 2002, Media Lens publicó una edición
de seguimiento a los medios llamada: "John Sweeney de la BBC y The Observer
sobre Irak". El propio 24 de Junio recibimos la siguiente respuesta de John
Sweeney: " No me gusta que torturen a niños, que os den". Después
de haber pasado los últimos años teniéndonoslas que ver
con los medios oficiales "progresistas", esta respuesta se parece bastante a
la que estábamos esperando. Con todo lo arrogantes y cínicos que
son, a los políticos todavía les quedan vestigios de decoro en
su manera de aparecer ante el público. A los periodistas no. Ellos forman
parte de un gran negocio, las empresas mediáticas, y no permiten que
nadie se meta en su trabajo. Comprensible, a ningún ejecutivo de otra
rama de la producción se le pasaría por la cabeza tolerar la intrusión
del público en sus planes de ventas o en sus estrategias de marketing
¿Por qué tendrían que tolerarla los periodistas en su producción
de informes? De la misma manera, los editores se niegan en redondo a publicar
material que ponga en cuestión seriamente la actuación de su periódico
o su compañía. Aunque publicar tales críticas sea fundamental
para la libertad de prensa y la democracia, el negocio es el negocio. A los
fabricantes de Corn Flakes no se les ocurre poner informaciones dañinas
para su producto en las cajas.
Del hecho de que nuestros medios sean grandes empresas, rígidas estructuras
jerárquicas basadas en el control de arriba a abajo, se desprenden muchas
consecuencias. Estas estructuras totalitarias no son responsables ante nadie
que no sean sus accionistas. Esto es una catástrofe silenciosa para la
democracia. Silenciosa porque la catástrofe son los propios mensajeros.
El 25 de Junio, Sweeney envió una segunda carta a varios corresponsales
de Media Lens. Era su respuesta a la pregunta que le habíamos formulado:
¿Por qué cuando estaba buscando las causas de los fallecimientos masivos
en Irak, dejó de lado a tantos individuos y organizaciones creíbles?:
"Gracias por vuestro e-mail.
Yo informo desde el terreno y escuchando a la gente. Todos los iraquíes
que hablaron en nuestro reportaje lo hicieron con sus propias palabras. El Norte
de Irak es el único sitio donde pueden hacerlo. Hablaron sobre Saddam
y su régimen, sobre sus asesinatos y torturas de niños, sobre
la falta de medicinas en los hospitales, sobre las armas químicas, sobre
los falsos funerales de niños, sobre George Galloway y su homenaje a
Saddam "Le saludo, Señor" y sobre las sanciones del tirano contra su
propio pueblo.
Hans Von Sponeck y Denis Halliday no son iraquíes.
Acerca de las cifras de UNICEF, ¿Si un gobierno tortura a niños, y Saddam
lo hace, es posible imaginar que no torture las cifras? Los datos provenían
del Ministerio iraquí de Sanidad.
George Galloway ha dicho en su programa de hoy que las sanciones están
impidiendo la construcción de tuberías para programas de salud
pública. La OPEP estima que Irak vendió petróleo por valor
de 12 billones de dólares el año pasado. Para que tanto petróleo
fluya se necesitan muchas tuberías ¿Conque no hay dinero para tubos,
eh? Pero lo mejor sería que fuerais vosotros mismos a Irak y lo vierais
en persona, pero id a Bagdad y a Halabja. Y no os olvidéis de contar
los palacios de Bagdad.
Saludos"
John Sweeney (25/06/2002)
RESPUESTA DE MEDIA LENS
Le agradecemos a John Sweeney esta segunda respuesta, más comedida. Le
agradecemos, también, que haya dejado de sugerir que nuestra crítica
a las informaciones de los medios oficiales sea un indicador de apoyo a un dictador
asesino.
Sweeney escribe:
" Yo informo desde el terreno y escuchando a la gente. Todos los iraquíes
que hablaron en nuestro reportaje lo hicieron con sus propias palabras. El Norte
de Irak es el único sitio donde pueden hacerlo. Hablaron sobre Saddam
y su régimen" Esta es una visión muy peculiar sobre la función
del periodismo ¿Hemos de creer que la información al público acerca
de asuntos importantes y complejos debe estar basada en los testimonios anecdóticos
recogidos "sobre el terreno"? Es difícil saber qué decir sobre
una idea de este calibre. Por supuesto que los testimonios anecdóticos
tomados "sobre el terreno" son importantes, pero si sólo se tomaran en
cuenta éstos, sería imposible comprender nada de lo que pasa en
el mundo. En cualquier disciplina, para comprender el mundo hay que utilizar
fuentes creíbles, bien informadas y honestas. Por muy buenas intenciones
que tengan los informantes "de campo", sus testimonios deben ser incorporados
por el periodista dentro de un marco de comprensión construido a partir
de la información ofrecida por los grupos pro- derechos humanos, las
ONG y las Naciones Unidas. La afirmación de Sweeney es tan absurda que
no merece siquiera esta contraargumentación.
Sweeney escribe:
" Hans Von Sponeck y Denis Halliday no son iraquíes" John Sweeney tampoco
es iraquí ¿Por qué tendríamos que creer sus informaciones
sobre Irak? El periódico para el que escribe es británico y, además
jamás ha mencionado los nombres de Denis Halliday y Hans Von Sponeck,
que eran los responsables en Irak del programa de la ONU petróleo por
comida antes de dimitir como protesta. Y, siguiendo su propio razonamiento,
¿Qué derecho tiene Sweeney a comentar el trabajo de UNICEF? Él
no trabaja para UNICEF, sus entrevistados no trabajan para UNICEF. Según
su lógica, sólo se puede escuchar a trabajadores de UNICEF hablando
sobre otros trabajadores de UNICEF ¿Deberían los periodistas especializados
en medio ambiente basar sus opiniones acerca del cambio climático en
series de entrevistas con moléculas de dióxido de carbono? De
nuevo, no es fácil responder a una idea tan absurda. Uno de nuestros
corresponsales canadienses, en su carta a Sweeney, expresaba perfectamente nuestra
posición: "Las sanciones contra Irak son devastadoras. Esos "otros" a
quienes menosprecia e, incluso, sitúa gramática y retóricamente
al lado de Saddam Hussein, son los que mejor conocen la situación. Es
sorprendente que sus opiniones no sean consideradas válidas" (Michael
Belyea Fredricton, e-mail a los editores de Media Lens, 26/06/2002) Más
allá de las incoherencias de Sweeney, considerar como "constructos teóricos"
las pruebas sólidas y racionales de que nuestro gobierno es culpable
del genocidio del pueblo iraquí es simplemente insólito ¿Qué
les parecería la afirmación de que la cifra de seis millones de
judíos muertos durante el holocausto es un "constructo teórico"?
¿Que les parecería que alguien calificara dicha cifra de "fraude" apoyándose
en que fue obtenida por los investigadores del tribunal aliado de crímenes
de guerra y no por investigadores alemanes o judíos? En la misma línea,
David Leigh y James Wilson del Guardian calificaron las pruebas de fallecimientos
masivos en Irak como "constructo estadístico" y "falsas atrocidades"
(ver: 'Recuento de los muertos iraquíes, los niños suelen ser
el centro de las exhibiciones de falsas atrocidades, Osama Bin Laden sólo
es el ejemplo más reciente de su utilización ¿Cuál es la
verdad?' The Guardian, 10/10/2001:http://www.guardian.co.uk/Archive/Article/0,4273,4274013,00.html
)
Sweeney escribe:
" Acerca de las cifras de UNICEF, ¿Si un gobierno tortura a niños, y
Saddam lo hace, es posible imaginar que no torture las cifras?"
Recordamos, de nuevo, que discutimos acerca de pruebas sólidas y racionales
de que nuestro gobierno es responsable de nada menos que genocidio. Sweeney
responde con una pregunta:
¿Es posible imaginar que" el régimen iraquí "no torture las cifras?"
Esto es grotesco. Cualquier tentativa racional de refutar estas acusaciones
de la máxima seriedad debe tener en cuenta todos los datos, desde luego
no vale con negarlas sin más, ni con especular acerca de la tortura de
cifras del gobierno iraquí. Decir que es posible que el gobierno iraquí
haya manipulado las cifras no es suficiente; tenemos que saber si ha sido así
y si las organizaciones occidentales, que evidentemente están al tanto
de esta posibilidad, han tomado medidas para evitar tal manipulación
de cifras. Teniendo en cuenta que estamos hablando de fallecimientos masivos
de niños, la postura de Sweeney es totalmente irresponsable. Hans Von
Sponeck ha vuelto a responder a las acusaciones de Sweeney de falsedad en las
cifras de UNICEF: "Estimado Sr. Sweeney, siempre he tenido la más alta
consideración por The Observer. Por eso me decepciona profundamente su
articulo sobre Irak en el que califica las cifras de mortalidad infantil de
propaganda iraquí. Desgraciadamente en Irak es muy difícil conseguir
estadísticas que satisfagan los criterios óptimos de rigor. Estadísticas
de mortalidad incluidas. En todo caso, su juicio sobre los análisis de
UNICEF está muy equivocado. Por supuesto que UNICEF cooperó con
el gobierno iraquí pero tanto la metodología de análisis
como los resultados finales son sólo atribuibles a UNICEF. Todos los
datos fueron revisados por un equipo de profesionales con el único fin
de evitar lo que usted no ha evitado: la politización del material estadístico.
Su artículo es poco profesional y decepcionante ¿Por qué no consultó
usted ni a UNICEF/Bagdad ni a UNICEF/Nueva York antes de escribirlo? Estoy convencido
de que usted no quería hacer el juego a aquellos que están dispuestos
a todo para negar el daño que las sanciones han hecho a la población
civil iraquí, y que no hace sino añadirse al daño que se
le ha hecho desde dentro. Pero eso es exactamente lo que ha hecho, y con ello,
ha complicado más una situación de por sí difícil.
Saludos, Hans Von Sponeck" (E- mail a los editores de Media Lens, 25/06/2002)
¿Cuál es el motivo de que Sweeney tan sólo mencione a UNICEF en
su artículo? ¿Por qué no desmiente explícitamente el trabajo
de Richard Garfield, un famoso epidemiólogo de la universidad de Columbia
en Nueva York, cuya conclusión era que la "mayoría" de las muertes
infantiles entre Agosto de 1990 y Marzo 1998 guardaban "relación directa
con las sanciones"? (Garfield, Morbidity and Mortality among Iraqi Children
from 1990 to 1998: Assessing the impact of the Gulf War and Economic Sanctions,
03/1999, disponible en http://www.cam.ac.uk/societies/casi/info/garfield/dr-garfield.html
)
Garfield indica que el hecho de que la tasa de mortalidad infantil en Irak se
haya triplicado desde 1990 es único, puesto que "en el mundo moderno
no hay ningún caso documentado de ascenso de la tasa de mortalidad infantil
para niños menores de cinco años". (John, Mueller y Karl Mueller,
'The Methodology of Mass Destruction: Assesing Threats in the New World Order',
The Journal of Strategic Studies, vol. 23, n°1, 2000, pp 163-187)
¿Por qué no desmiente Sweeney al Save the Children Fund del Reino Unido,
que ha descrito las sanciones económicas contra Irak como "una guerra
silenciosa contra los niños"? (citado en Voices of the Wilderness UK,
03/2002: www.viwuk.freeserve.co.uk
)
¿Por qué no desmiente a la Catholic Relief Agency, CAFOD, que ha descrito
las sanciones contra Irak como "humanamente catastróficas y moralmente
indefendibles" (ibid)
¿Por qué no desmiente a Human Rights Watch, que ha dicho: "La imposición
continuada de amplias sanciones económicas está acabando con los
derechos básicos de los niños y de la población civil en
general" y " El consejo de seguridad ( de la ONU) debe reconocer que las sanciones
han servido para perpetuar la puesta en peligro de vidas en el país"
(08/2000, ibid)
¿Por qué no ha desmentido a los setenta congresistas americanos que firmaron
una petición al presidente Clinton, para que fuera levantado el embargo
y acabar con "la política de infanticidio enmascarada"? (Citado en Philadelphia
Enquirer, 01/04/99)
Según lo que nos ha dicho Sweeney, como todos estos comentarios no vienen
de iraquíes, esta gente anda metiéndose donde no tiene nada que
hacer ni decir.
Sweeney escribe:
" George Galloway ha dicho en su programa de hoy que las sanciones están
impidiendo la construcción de tuberías para programas de salud
pública. La OPEP estima que Irak vendió petróleo por valor
de 12 billones de dólares el año pasado. Para que tanto petróleo
fluya se necesitan muchas tuberías ¿Conque no hay dinero para tubos,
eh?"
Una vez más, Sweeney prefiere utilizar el sarcasmo y la especulación
antes que afrontar la cuestión racionalmente. Tengamos en cuenta la magnitud
de los daños producidos por las 88.500 toneladas de bombas (equivalentes
a siete bombas de Hiroshima) lanzadas sobre Irak durante la Guerra del Golfo:
Once grandes centrales eléctricas y 119 subestaciones quedaron destruidas,
en cuestión de horas se había destruido el 90% de la capacidad
de producción de energía, en unos cuantos días se acabó
con toda la capacidad de producir energía del país.
Ocho presas multifuncionales fueron alcanzadas y derribadas, con esto se destruyeron
los controles del caudal de aguas, el almacenamiento de agua para fines industriales
y comunitarios, los mecanismos de irrigación y la producción de
energía hidroeléctrica. De las siete centrales de abastecimiento
de agua más importantes de Irak, cuatro fueron destruidas.
Cuatro centrales telefónicas sufrieron daños irreparables y 400,000
de las 900,000 líneas de teléfono fueron destruidas. Veintiocho
hospitales civiles y 52 centros comunitarios de salud fueron alcanzados. Las
bombas aliadas alcanzaron y dañaron 676 colegios, de los cuales 38 quedaron
completamente destruidos. Tampoco los sitios históricos se libraron de
las bombas, 25 mezquitas fueron destruidas en Bagdad sólo y 321 en todo
el país. Siete fábricas textiles, cinco de materiales de construcción,
cuatro plantas de ensamblaje de coches y una planta química, fueron dañadas.
Una gran fábrica de jeringas hipodérmicas fue destruida y las
más importantes fabricas de cemento, ropa y cosméticos fueron
alcanzadas.
En 1991, el sub-secretario general de la ONU Martti Ahtisaari describió
el estado "cuasi- apocalíptico" en que quedaron los servicios básicos
de Irak después de los bombardeos: "Irak ha quedado relegada a la época
pre-industrial y permanecerá todavía bastante tiempo en este estado"
y añade "pero con todas las necesidades y dependencias propias del uso
intensivo de energía y tecnología de las sociedades post-industriales"
(New York Times, 03/06/1991)
Además, el efecto de las sanciones posteriores en la sanidad pública
es innegable. Adnan Jarra, un portavoz de Naciones Unidas en Irak, dijo hace
poco al Wall Street Journal: "El programa (petróleo por comida) está
funcionando perfectamente. Los Iraquíes son muy eficientes y no sabemos
de ningún envío que no haya llegado a su destino previsto" (citado
en: Anthony Arnove, 'Irak: las sanciones inteligentes y la guerra propagandística
de los Estados Unidos', comentario en Znet, 21/05/2002)
Tun Myat, administrador del programa petróleo por comida de las Naciones
Unidas dijo en una entrevista con el New York Times: "El sistema iraquí
de distribución de comida es posiblemente uno de los mejores del mundo.
Llega a todo aquel que lo necesita"
Pero Myat añadía, "En algunos casos la gente que recibe la comida
gratis es tan pobre que no puede permitirse comérsela, ya que esta ración
representa la mayor parte de sus ingresos"
Denis Halliday comenta:
"Como la mayoría de los iraquíes no tiene ninguna otra fuente
de ingresos, la comida se ha convertido en un medio de cambio para ellos; se
cambia por otros productos necesarios y esto hace descender su consumo de calorías.
También hace falta ropa y zapatos para que los niños vayan al
colegio. La consecuencia son madres desnutridas que no pueden dar el pecho a
sus hijos y les tienen que dar agua en mal estado. Lo que hace falta son inversiones
en el tratamiento y distribución de aguas, producción eléctrica
para el procesado de comida, el almacenamiento y la refrigeración, educación
y agricultura" (citado en John Pilger, The New Rulers of the World, Verso, 2002,
p59)
Las "sanciones inteligentes" no son capaces de volver a poner en funcionamiento
la maltrecha economía iraquí. Como indica la CASI (Campaign Against
Sanctions on Iraq): "Se sigue prohibiendo la inversión extranjera necesaria
para reconstruir la infraestructura del país … y no se permite a Irak
exportar nada más que petróleo" (Arnove, op., cit)
El propio equipo humanitario del Consejo de Seguridad dijo en Marzo de 1999
que para la recuperación de Irak: "el sistema petróleo por comida
no es suficiente, se necesitan grandes inversiones en sectores clave como el
petróleo, la producción energética, la agricultura y la
sanidad) (ibid)
Para terminar, Sweeney dice: " Pero lo mejor sería que fuerais vosotros
mismos a Irak y lo vierais en persona, pero id a Bagdad y a Halabja. Y no os
olvidéis de contar los palacios de Bagdad"
Es un buen consejo. Pero resulta que en el mundo globalizado en que vivimos,
no basta con eso. Si john Sweeney quiere comprender lo que pasa en Bagdad y
en Halabja, le recomendamos lo siguiente: Ve a Londres y a Washington y habla
con las grandes potencias militares. Ve a Wall Street y habla con los que los
apoyan, con la industria del petróleo y con la industria armamentística.
No te olvides de contar los palacios.
ACCION SUGERIDA
Escribid a Sweeney a la BBC:
John.Sweeney@bbc.co.uk
Preguntad a Sweeney a qué se refiere cuando dice que Denis Halliday y
Hans Von Sponeck no son Iraquíes ¿Acaso cree que sólo los iraquíes
tienen derecho a comentar la situación iraquí? ¿Está al
tanto de la influencia a nivel mundial de la única superpotencia que
queda, los Estados Unidos? ¿Preguntadle si ha hablado con UNICEF acerca de su
modo de tratar la información y si ha recogido los puntos de vista de
sus trabajadores? Si es así ¿Por qué no los ha mencionado? Haced
una copia de vuestras cartas para el editor de The Observer, Roger Alton y otra
para el editor de Media Lens.
Roger.alton@observer.co.uk
Editor@medialens.org
Pera más información sobre las sanciones a Irak:
http://www.viwuk.freeserve.co.uk./index.html
Visitad el sitio de Media Lens:
http://www.MediaLens.org