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26 de julio del 2002
Palestina: Los atentados suicidas, a debate
Roni Ben Efrat
Comité de Solidaridad con la Causa Arabe
'Rechazar los dictados de Occidente no tiene por qué equivaler
a asumir una ideología oscurantista en la que el éxito se mida
por el número de cadáveres acumulados. Entre la corrupción
y la rendición por un lado, y la locura fundamentalista por otro, puede
haber una tercera vía que tenga como objetivo principal servir los intereses
del individuo de la calle, del trabajador. Hasta que esta discusión sobre
la tercer vía no se convierta en el centro de atención de todos,
el pueblo palestino seguirá indeciso entre los dictados extranjeros y
las irrealizables promesas de los islamistas'.
Por primera vez, un grupo de palestinos se ha pronunciado públicamente
en contra de los atentados suicidas cuyo objetivo son los civiles israelíes.
En un anuncio publicado a página completa en el diario Al-Quds el pasado
19 de junio, 55 intelectuales y personalidades públicas manifestaron
su oposición a los mismos. El anuncio se publicó durante cuatro
días seguidos, cada vez con más firmas añadidas, hasta
que el número de firmantes llegó a los 500.
La iniciativa del manifiesto partió de la oficina de Sari Nusseibeh,
sucesor del fallecido Faisal Husseini al frente de la oficina de la AP en Jerusalén.
Entre los firmantes iniciales se encontraban figuras conocidas, como Hanan Ashrawi
y Hanna Seniora, académicos como Salah Abed al- Jawad y Rima Hammami,
y directores de organizaciones no gubernamentales como Iyyad al- Saraj (director
del Gaza Mental Health Project) y Khader Shkirat (director de LAW). La página
llevaba por título "Llamamiento urgente para detener los atentados suicidas",
y terminaba con estas palabras: "Es necesario volver a evaluar estas acciones,
porque empujar en la dirección de una guerra por la propia existencia
de los dos pueblos que habitan Tierra Santa llevará a la completa destrucción
de la región. No encontramos ninguna justificación lógica,
humana ni política para que se dé este resultado".
Lo que no está claro es si la discusión se ha producido más
allá del círculo de signatarios del manifiesto y ha pasado a formar
parte del discurso de la opinión pública. Aún así,
el manifiesto ha originado un debate entre las organizaciones políticas
palestinas. Después de todo, la segunda Intifada llevó en su punto
culminante a Fatah a realizar acciones suicidas contra civiles israelíes.
Incluso Arafat, encerrado en la Muqataa [sede de la Autoridad Palestina (AP)
en Ramallah], proclamó su deseo de caer como "¡mártir, mártir,
mártir!" No será fácil bajarse de las nubes.
El manifiesto ha sido controvertido. Quizás la respuesta más extrema
ha sido la de la rama militar del Frente Popular para la Liberación de
Palestina (FPLP), conocida como las Brigadas del Mártir Abu Ali Mustafa
[1]. Su contramanifiesto, publicado el 23 de junio, esta lleno de expresiones
desdeñosas dirigidas hacia los firmantes del manifiesto inicial. El FPLP
pregunta qué derecho tienen esos intelectuales palestinos a criticar
los métodos de oposición empleados contra la ocupación.
"Durante meses, la actividad de la resistencia palestina ha sido víctima
de los feroces ataques en la prensa y en la calle, ataques que sólo tenían
como propósito detener las acciones de la resistencia palestina en general
y las operaciones de martirio en particular. Nuevos elementos se han unido a
esta campaña, entre ellos un cóctel de "intelectuales civilizados"
que no tienen nada en común entre sí salvo el hacer llegar los
fondos de los donantes internacionales a sus ya colmados bolsillos." Los firmantes
del contramanifiesto se mantienen firmes en su alianza (o "unidad nacional")
con los grupos islamistas: "Afirmamos que delimitar las formas de la resistencia
y el momento en que se producen los ataques es prerrogativa de las fuerzas de
resistencia patrióticas e islámica, de acuerdo con los intereses
de la inmensa mayoría de nuestro pueblo palestino".
El manifiesto antisuicida original fue también criticado porque la Unión
Europea había financiado su publicación. La financiación
extranjera de parte de los europeos que apoyan el llamamiento de Bush para reformar
la AP podría dar la impresión de que los firmantes no actuaron
sobre las bases de una discusión verdaderamente independiente e incisiva,
sino que se vieron sujetos a presiones procedentes de organizaciones no gubernamentales
y donantes extranjeros. Según Hani Issawi, del Frente Democrático
para la Liberación de Palestina (FDLP) "muchos de los signatarios son
gente que tiene intereses, bien sea en la AP o entre los europeos que han pagado
por la publicación". Issawi me aseguró que el FDLP se opone por
principio al asesinato de civiles israelíes en el interior de Israel,
pero que el manifiesto antisuicida es un error. "El sentimiento generalizado
es que, en la situación actual, publicar ese manifiesto equivale a ayudar
a Israel todavía más y servir a la ocupación. Refuerza
la noción de que Israel es la víctima, que debe defenderse. En
este sentido, el manifiesto crea bastante antagonismo, y no expresa lo que la
gente siente".
Uno de los firmantes, Jamil Hilal, declaró a Challenge que "muchos de
los firmantes, yo mismo incluido, nos enteramos con posterioridad que el manifiesto
había sido financiado por la Unión Europea. Creo que esto hizo
que su eficacia disminuyera. No me ha gustado nada". Por esta razón,
Hilal añadió su nombre a un segundo manifiesto que se publicó
en el diario árabe Al- Ayyam y que aparentemente fue pagado por los propios
signatarios. Este segundo manifiesto, lanzado al parecer por el Partido del
Pueblo (antiguo Partido Comunista) no se limitaba a condenar los atentados suicidas
contra ciudadanos israelíes, sino que también mencionaba la ocupación
como principal factor causante del fenómeno. "En mi opinión",
afirmó Hilal, "el segundo manifiesto era más equilibrado. Tomó
en cuenta el contexto en el que ha crecido el fenómeno. Después
de todo, los jóvenes no nacen para suicidarse. Se vuelven así
dentro de una realidad concreta."
Mudar Kassis, director del Departamento de Filosofía y Cultura de la
Universidad de Bir Zeit, se encontraba bajo toque de queda cuando lo entrevisté.
Kassis remarcó las diferencias entre las dos presentaciones: "La postura
de Sari Nusseibeh lleva implícita la noción de que los palestinos
deben adoptar una postura estratégica de condena de los atentados, sin
importar lo que haga Israel. Según esta forma de ver las cosas, la forma
que adopte nuestra lucha en el presente determinará el tipo de libertad
del que disfrutaremos en el futuro. Frente a esto, el segundo manifiesto conlleva
la idea de que uno no puede hacer frente a esta cuestión a menos que
tengamos en cuenta el contexto en el que se producen los atentados suicidas.
No tiene sentido, argumentan quienes defienden esta postura, ignorar las razones
por las que los atentados han ido en aumento del modo en que lo han hecho."
Le pregunté a Kassis si había firmado el manifiesto. "No", respondió.
"La verdad es que no me lo pidieron, y me alegro de que no lo hicieran. No había
necesidad, pensé, de que yo proclamara en voz alta algo que he venido
repitiendo durante años. Hace ya tiempo que debería haberse producido
una manifestación pública sin ningún tipo de ambigüedad
contra las acciones suicidas".
Musa Budeiri, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Al-Quds,
firmó el manifiesto original a pesar de que no le gustaban los términos
en que se había redactado. Ya en diciembre de 2001, Budeiri había
publicado un artículo con Rima Hammami en el que condenaban los atentados
suicidas. Pese a las reservas que tenía, Budeiri sostiene que el manifiesto
es importante: "Un posicionamiento así no traerá los frutos deseados
de manera inmediata, pero ayuda a que quienes se oponen a tales acciones expresen
su opinión públicamente."
¿Hasta qué punto se extiende el debate sobre los atentados suicidas entre
la gente? Mis cuatro interlocutores me confirmaron que el debate existe, pero
que apenas ha hecho sino comenzar. Los atentados suicidas reciben un mayor nivel
de apoyo cuando Israel ataca a la población. Kassis dice: "Si le preguntas
a una persona de la calle, la discusión se ramifica en dos. Por un lado,
la gente se pregunta si los atentados son buenos, legítimos, o aceptables
según los principios de la legislación islámica. El hecho
de que tres muftíes hayan tenido que emitir opiniones legales sancionando
esas acciones demuestra que la cuestión tiene su importancia. En otro
nivel más general, la gente se pregunta qué es lo que esto nos
va a traer. ¿Nos ayuda en algo? Creo que discusiones así también
se producen en las calles entre judíos con respecto a las acciones israelíes.
Es algo natural. Pero hay mucha confusión. Por ejemplo, en las encuestas,
el 60% de los palestinos dicen que están a favor de los ataques, pero
el 70% afirma querer vivir en paz con Israel dentro de las fronteras de 1967.
En un plano ya más popular, muy pocos aceptan la ideología de
Hamas, que habla de instaurar un Estado islámico desde Jordania hasta
el Mediterráneo. Pero al mismo tiempo dicen, "si tuviéramos helicópteros
Apache, no necesitaríamos suicidas."
Jamil Hilal está de acuerdo en que la gente no deja de discutir sobre
las acciones suicidas en el interior de Israel. "Cuando se trata de acciones
en los Territorios contra el Ejército o los colonos, yo diría
que existe un consenso generalizado. Por otro lado, la gente está dividida
en la cuestión de las acciones en el interior de Israel. Las encuestan
nos dan una división del 50%. Sin embargo, estoy convencido que entre
la mayor parte de la gente, el apoyo que muestran hacia estas acciones es más
emotivo que otra cosa, no es político. Es algo así como si dijeran
"¡Que sientan lo que nosotros sentimos!" Podríamos hablar de un cierto
sentido de una falsa sensación de poder."
Musa Budeiri también cree que la discusión en la calle fluctúa
al ritmo que lo hacen los acontecimientos. "Las posturas cambian dependiendo
de lo que la gente escucha en las noticias, o en función de los problemas
que tengan bajo la Ocupación. No piensan en el efecto que esas acciones
tendrán en nuestra sociedad de aquí a veinte años."
El dilema palestino
La segunda Intifada y las recientes respuestas israelíes (las operaciones
"Muro de Defensa" y "Camino Seguro") han colocado a los palestinos ante un dilema.
Existe la impresión de que no hay una mano firme que les esté
guiando hacia un futuro viable. El único éxito de la Intifada
ha sido la capacidad de vengarse del enemigo. Sin embargo, se trata de una venganza
que atrae la destrucción sobre el propio vengador, al tiempo que le desacredita.
Es un círculo vicioso y sangriento.
Los palestinos que critican públicamente a los suicidas encuentran oposición.
¿Acaso no ha llegado el momento, les pregunté, de iniciar un debate en
la calle, no para satisfacer las exigencias del extranjero, sino para comprender
cómo ha llegado el pueblo palestino a la situación en la que se
encuentra?
"En principio, sí -respondió el activista de izquierdas Hani Issawi-.
Pero la cuestión es demasiado compleja. Organizaciones como Hamas y Yihad
tienen miedo de perder la 'gallina de los huevos de oro'. Sin ella, piensan
que perderán su atractivo popular. Por otro lado, los firmantes del manifiesto
carecen de influencia o prestigio en la calle. La gente piensa que se mueven
motivados por intereses personales."
Mudar Kassis cree que se está dejando escapar una oportunidad. Las discusiones
sobre las reformas, dice, son superficiales: "No se examinan a fondo las preguntas
que deberíamos formularnos: ¿qué relación tenemos con la
violencia, con ese culto a la muerte que sigue alimentándose aquí?
Ha llegado el momento de que dejemos de evitar estas preguntas simplemente porque
deba mantenerse la unidad entre la izquierda y Hamas."
La "Operación Muro de Defensa" ha destruido a la AP por completo, salvo
en el nombre. Israel, Europa y EEUU intentan mejorar el aspecto exterior de
los líderes de Oslo para reimponerlo una vez más sobre el pueblo
palestino. Sin embargo, esto no quiere decir que el pueblo deba aceptar al grupo
de Oslo. Con o sin Arafat, su fracaso es tan absoluto que tendrán que
irse. No obstante, rechazar los dictados de Occidente no tiene por qué
equivaler a asumir una ideología oscurantista en la que el éxito
se mida por el número de cadáveres acumulados. Entre la corrupción
y la rendición por un lado, y la locura fundamentalista por otro, puede
haber una tercera vía que tenga como objetivo principal servir los intereses
del individuo de la calle, del trabajador. Hasta que esta discusión sobre
la tercer vía no se convierta en el centro de atención de todos,
el pueblo palestino seguirá indeciso entre los dictados extranjeros y
las irrealizables promesas de los islamistas.
Para que manifiestos como el ya mencionado contra los atentados suicidas tengan
el impacto oportuno y no se limiten a circular entre las elites palestinas,
deberán ser parte integrante de una transformación profunda y
de base popular que se aleje del régimen de Oslo y no forme parte del
proceso de reformas. Después de todo, ¿quién es el responsable
del vacío político que hace que los jóvenes palestinos
se lancen en brazos de los extremistas religiosos? No fue Hamas quien creó
este vacío. Más bien fueron los socios de Oslo. Hamas simplemente
ha interpretado la desesperación que vino después.
En otro nivel, la AP es tan responsable como el régimen de ocupación
israelí de que su pueblo haya perdido la dirección y la esperanza.
Así pues, es un error posponer las críticas a la AP "hasta que
la ocupación termine." La AP es consustancial con la ocupación,
y las dos deben desaparecer al mismo tiempo. Así, podríamos formular
la siguiente postura: las críticas no deben limitarse a Hamas y los atentados
suicidas; también deben incluir a la AP. Solamente entonces la lucha
contra la ocupación israelí será efectiva.
Nota:
1. Abu Ali Mustafa dirigió al FPLP en los TTOO hasta que Israel lo asesinó
el 27 de agosto de 2001. Bajo la dirección de su sucesor, Ahmed Saadat,
el FPLP se vengó asesinando al Ministro de Turismo israelí, Rechavam
Ze´evi. Saadat se encuentra actualmente encarcelado en Jericó como resultado
del acuerdo firmado entre Arafat y la dirección de los servicios de inteligencia
israelíes (Shin Bet) para asegurarse su salida del cerco de la Muqataa.
Challenge, julio-agosto de 2002, núm. 75
Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
*Roni Ben Efrat es activista israelí y editora de la revista Challenge.
Puede obtener un ejemplar gratuito de evaluación de Challenge dirigiéndose
a oda@netvision.net.il
Sobre la publicación y la Organización para la Acción Democrática
(ODA), consúltense:
www.hanitzotz.com/challenge
www.odaction.org
www.hanitzotz.com/alsabar