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Medio Oriente

23 de julio del 2002

Y ahora, para colmo, la Loya Jirga de Afganistán

Asian Marxist Review
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Contrariamente a las perspectivas de la mayor parte de los intelectuales liberales y burgueses y el bombardeo de propaganda de los medios imperialistas, el caos en Afganistán se sigue intensificando en vez de aplacarse. La muerte de 10 miembros del personal del ejército paquistaní en Wana, Waziristán, la muerte de más de 35 personas en la explosión de un depósito de municiones en Spin Boldak, en la frontera paquistaní-afgana y el asesinato de 200 personas, incluyendo niños, en una ceremonia de matrimonio en Afganistán por bombarderos estadounidenses, son eventos que desafían las afirmaciones de los expertos burgueses.
La Loya Jirga, una Antigua tradición pre-feudal realizada para la sombra de las bayonetas imperialistas para instalar la democracia, es un insulto a las masas de este país arrasado por la guerra. Esta Jirga fue realizada, no para darle al pueblo de Afganistán "el obsequio de la democracia" sino para justificar la agresión imperialista y el régimen de sus títeres.
Si la Loya Jirga hubiera podido ser realizada por Gengis Kan, entonces no es muy extraño que sea George Bush el que la convoca. En realidad, no hay mucha diferencia entre las actuales políticas de George W. Bus y las ejecutadas por Gengis Kan en el siglo XII. La única diferencia es que Bus tiene armas más sofisticadas y destructivas.
Los participantes en la Jirga incluyendo sobre todo a la elite afgana que huyó con su riqueza a Occidente después de la Revolución de Saur [primavera] en 1978 y los señores de la guerra afganos que han estado combatiendo por el botín y el poder dentro y alrededor de sus feudos. El objetivo principal de la congregación era llegar a un acuerdo sobre el botín de los señores de la guerra y la continuación del saqueo de los recursos afganos (incluyendo los oleoductos) por los conglomerados imperialistas en la cual la elite "retornada" podría actuar como agentes con considerables comisiones.
La historia testimonia del hecho que tales acuerdos entre asaltantes, ladrones y piratas siempre terminan en mayores contiendas por la distribución del botín. La aristocracia afgana que ha venido de EE.UU. y de Europa están aquí en una especia de viaje de negocios. Han venido a compilar informes para sus jefes imperialistas sobre cómo se puede continuar saqueando a Afganistán. Para hacerlo han llegado a formar parte del nuevo régimen de Afganistán. ¡Habrá que ver cuánto tiempo se podrán quedar!
La lección más importante de la colonización imperialista ha sido que en casi todos los casos, los modelos de desarrollo socioeconómico han sido truncados y paralizados. Por ello, todo el concepto de desarrollar Afganistán bajo el yugo del imperialismo es falso desde el principio hasta el final. Incluso su principal títere, Karzai, se está quejando por los tropiezos en la entrega prometida por Occidente para la "reconstrucción" de Afganistán.
Por otro lado, los más infames de los señores de la guerra, Rashid Dostum, Qasim Fahim, Khalili, Ismail Khan, Saraf y muchos otros estaban también sentados en la primera fila para lograr una justificación sagrada de esta institución medieval para continuar con sus barbáricos actos. La tragedia de Afganistán es la de un país en el que siglos de cruzadas de invasores imperialistas han dejado sus cicatrices sobre este desgraciado país.
Desde la invasión de Alejandro a la agresión de Bush, todos dejaron detrás los instrumentos que utilizaron para perpetuar su régimen en Kabul. Hoy, en lo profundo de su primitivismo, Afganistán contiene algunos de los instrumentos y armas más sofisticados. Entre los escombros de las relaciones pre-feudales que todavía prevalecen en esta sociedad, uno encuentra vehículos, cohetes, misiles, teléfonos satelitales, y otras armas de destrucción modernísimos. Esto hace que el escenario por venir sea aún más aterrador.
Los medios occidentales, en un esfuerzo por proclamar la llegada a Afganistán como una cruzada por los derechos humanos y los derechos de las mujeres, mostraron una cantidad de mujeres sentadas en la Jirga. Los imperialistas se están presentando junto con sus títeres como los liberadores de las mujeres, ante las masas de Occidente.
La eliminación de los Burkas (velos) por unas pocas mujeres elitistas no representa de ninguna manera la emancipación de las mujeres. La apertura de "salones de belleza" en Kabul no representa la libertad de las mujeres. En realidad el tratamiento de belleza y el maquillaje de las mujeres las convierte más bien en un artículo de consumo por el primitivo chovinismo macho afgano que en mujeres independientes.
Igualmente, el gesto blasfemo de la ex ministro para mujeres de Karzai y actual jefe del departamento de "derechos humanos," Seema Samar, no erradica ni puede erradicar el fundamentalismo islámico. Más bien lo agrava.
Después de la retirada de los talibán, la vasta mayoría de las mujeres no se han sacado sus Burkas. Todavía los usan para proteger de las miradas penetrantes de ojos masculinos que representan una mente chovinista, el producto del extremo primitivismo de la cultura, la economía y la sociedad.
Esas mujeres afganas no pueden lograr la fuerza para desafiar miradas acosadoras sobre la base del feminismo o del odio a los hombres en general. Esa fuerza y esa voluntad serán logradas más bien por una lucha junto a los hombres por una causa mayor, la eliminación de la pobreza, del primitivismo, de la miseria, de la enfermedad y la explotación, las raíces de esa perversión sexual. Por ello esta propaganda de la prensa imperialista sobre la "libertad de las mujeres afganas" es totalmente falsa e inventada. Su emancipación está directamente relacionada con la victoria de los oprimidos en la guerra de clases.
La Loya Jirga fue en realidad un ejercicio dictatorial en nombre de la democracia. Todos los discursos y actividades fueron realizados sobre la base de guiones e instrucciones falsos de los agentes de EE.UU. presentes.
Por otro lado, el imperialismo de EE.UU. gastó una suma de 5.000 millones de dólares para comprar la lealtad de los señores de la guerra y de los seudo delegados para realizar la Jirga e instalar su régimen títere. El tráfico oculto de dinero fue mayor que el monto total prometido por los países occidentales (4.500 millones de dólares) para el desarrollo social y económico de Afganistán. Y hay más por venir. Las posibilidades de su entrega se están haciendo más remotas con cada día que pasa.
Después de 6 meses de ocupación imperialista y de la desaparición de los talibán hacia el interior de Afganistán, un 62% de la población afgana sigue languideciendo en condiciones de semi inanición. Los fondos de la mayor parte de las agencias de ayuda de la ONU se están acabando. La mayor parte de los 1.700 soldados británicos está partiendo. Sólo queda una presencia estadounidense muy limitada y estratégica. Y eso sobre todo desde el aire. Osama aún no ha sido capturado. El mulah Omar anda libre por Afganistán. Y ¿qué pasará con Karzai cuando partan sus amos imperialistas? ¿Quién lo salvará? ¡Teme no sólo que los talibán se vuelvan a desplegar en las escabrosas montañas, sino también a los señores de la guerra de su propio gabinete!
El conflicto entre los señores de la guerra Atta Mohammad y Dostum en el Norte ha vuelto a estallar. En el Sur y en el Este, los señores de la guerra pastunes se están enfrentando entre ellos y contra los tayikos. Aumentan los conflictos étnicos armados.
La así llamada "democracia" fabricada mediante el obsoleto instrumento de la Loya Jirga no tiene muchas posibilidades de éxito. Es inevitable que en Afganistán vuelvan a estallar la agitación y la conflagración.
Los lazos históricos, sociales, culturales y económicos con Pakistán se han fortalecido durante todo este episodio. Sus destinos están ligados más estrechamente ahora que nunca antes. Al- Qaeda y los talibán tienen sus relaciones y partidarios en Pakistán y ¿si los reaccionarios pueden construir este apoyo y relación por qué no lo van a hacer los revolucionarios?
Los activistas del Khalq, del Partido Popular Democrático de Afganistán y los otros partidos, grupos e individuos de izquierda encontrarán muchos camaradas en Pakistán. Pero su unidad y coordinación sólo podrá ser lograda sobre la base de un análisis marxista de la revolución afgana de 1978, y de perspectivas revolucionarias internacionalistas basadas en la lucha de clases.
Una reunión revolucionaria semejante puede abrir el camino para una revolución socialista en esta región. Una revolución socialista en Afganistán no sólo se extenderá al resto de Asia del Sur, sino que derrotará decisivamente al imperialismo occidental y destruirá la base del fundamentalismo islámico y de otras fuerzas oscuras del pasado.
julio de 2002