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Medio Oriente

23 de mayo de 2002

Enrique Morente: «Es horrible que se atropelle a Palestina con el consentimiento del mundo millonario»

La verdad

«No sabemos ya quiénes son los terroristas y de quién debemos defendernos», se lamenta el artista

La Verdad, (22-5-2002) Qué envidia provoca Enrique Morente (Granada, 1942), porque habla por teléfono con la vista de la Alhambra al fondo, desplegándose sobre el cantaor como un manto protector. Maestro del flamenco, experimentador y cantor de García Lorca, el sábado actuará en el festival Murcia Tres Culturas (judía, árabe y cristiana). «Cantaré en Murcia a favor de la paz, no hay causa más importante a la que se pueda entregar un artista», dice.

-Mal está el patio: Israel y Palestina se alejan de la paz y se devoran. ¿Cómo vive usted esta octava plaga bíblica que es la guerra?

-Estoy muy angustiado, porque se pasa la vida y veo que todas las esperanzas e ilusiones puestas en que mejore el ser humano, en que podamos convivir en paz, a veces parecen utopías imposibles y te vienes abajo. Que en pleno año 2002 se cometan estos atropellos con Palestina, con el consentimiento, o por lo menos con la vista gorda, del mundo millonario, pudiente, es horrible. No sabemos ya quiénes son los terroristas y de quién debemos defendernos.

-Del mundo millonario que usted cita formamos parte todos nosotros, y tampoco es que nos quite mucho el sueño este conflicto.

-Menos aún se lo quita a quienes tienen más responsabilidad y medios que nosotros, que es la gente de los altos poderes, llenos de ambición y de soberbia y agarrados al poder a costa de lo que sea. Estos sinvergüenzas se sirven de todo, incluso de la religión. Yo, que soy un amante del arte y la cultura religiosos, detesto que se engañe al pueblo en nombre de cualquier Dios. La gente de la calle no tiene las herramientas para luchar y, por otra parte, es cierto que no nos acordamos de que peligramos todos hasta que no nos ponen la bomba en nuestra cocina. Se unen el hambre y las ganas de comer: unos, para tener todo el oro del petróleo para ellos, utilizan a Alá; y los otros, para tener más terreno que no es suyo en Palestina, van avanzando y arrasando hacia Ramala y hacia donde haga falta sin ninguna compasión.

-¿Qué solución propone usted?

-Yo creo que los altos mandos de la OTAN y de EE UU tienen una enorme responsabilidad en este tema, porque los pueblos que disfrutan de tranquilidad y quieren la paz seguro que los van a secundar si utilizan su poder en favor de la justicia. Lo que pasa es que ya no sabe uno si lo que se quiere es la guerra para vender armas o yo qué sé. Estamos vivos de milagro.

-¿Vivos de milagro y obsesionados con el dinero?

-Locos por el dinero. Los españoles pertenecemos ya al mundo millonario, y la mayoría vivimos bien, ¿qué más queremos? Qué tristeza que tanta gente con la vida resuelta, entre la que me incluyo, esté un poco cruzada de brazos. Yo intento descargar mi conciencia, pero seguramente lo que hago no es suficiente.

-¿Se refiere a su participación en conciertos como los organizados por la asociación Contra la Europa del capital?

-Sí, colaboraré siempre a favor de los desprotegidos, y estoy dispuesto a trabajar para buenas causas siempre que vea claro a qué se destina el dinero. Quiero colaborar, ayudar, yo tengo ya suficiente.

Despreciables

-¿Qué opina de quienes critican y tachan de ingenuos a la gente que lucha en los movimientos antiglobalización?

-A mí me parece despreciable tratar de desmoralizar y de atacar los sentimientos de la única gente que quiere hacer algo por los demás. Ahora se está hablando de si Manu Chao hace demagogia o no. ¡Hombre!, todo el que se moja y critica a los poderosos corre el riesgo de caer en la demagogia, pero la pregunta es, ¿qué necesidad tiene Manu Chao de implicarse a favor del movimiento antiglobalización? Ninguna. A la gente que hace algo por cambiar el mundo hay que estimularla, no machacarla.

-Dice usted que no le gustaría meter la pata, ¿lo ha hecho muchas veces?

-Sí, he metido la pata muchas veces, para qué decir lo contrario. Unas veces he metido la pata hasta el fondo, y muchas otras he puesto toda la ilusión en cosas que al final no han salido como esperaba. Estoy contento con pocas cosas, aunque a veces llegan recompensas y respiro.

-¿La vanidad no le tienta?

-Cuando lo hace la echo a patadas. Me parece de tontos estar mirándose el ombligo y celebrando lo simpático que es uno.

-Dicen los críticos que hace mucho tiempo que está usted por encima del bien y del mal.

-Qué voy a decir yo a eso, sólo que tengo que aprender muchísimo, y lo digo de verdad.

-Lo cierto es que usted es considerado el maestro cuando se habla de experimentar con el flamenco.

-No tengo yo conciencia de maestro, quizá porque pienso que todo lo que he hecho en mi carrera es poco y que es más lo que debería haber hecho. Bueno, lo haré, tengo que trabajar más y mejor, no he llegado a ningún sitio.

-En Omega, su trabajo junto a Lagartija Nick, mezcla rock y flamenco. ¿Dónde poner el límite a la experimentación?

-No debe haber límite, aunque tampoco es una obligación experimentar. El artista no debe sentirse obligado a experimentar, ni a resultar interesante, ni a ser oportuno. El artista está obligado a hacer lo que sienta. Es una cuestión de sentimiento, no de imaginación.

-La Paquera recordaba en estas páginas lo que ha cambiado el panorama del flamenco en unos años. De casi tener que pedir perdón por cantar, algunos cantaores, como ella, ahora están tratados como auténticas glorias.

-La Paquera se lo merece todo, porque es una barbaridad, la primerísima voz flamenca que tenemos hoy en España. El camino ha sido áspero, pero ha llegado el momento de la gracia. Yo se lo digo a mi hija Estrella y a los que vienen, que sean conscientes del momento que les ha tocado y que lo aprovechen.