Fran Schor Counterpunch Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Durante los últimos meses han aparecido con relativa frecuencia
en los medios convencionales algunas informaciones sobre los planes de la administración
Bush para invadir a Irak y derrocar a Sadam Husein. Sin embargo, con muy pocas
excepciones, esos informes han subrayado o que son planes para una contingencia
que no han sido hechos operacionales o que la fecha fijada ha sido postergada
hasta el próximo año. A la luz de reciente evidencia circunstancial
y de señales dadas sobre lo que está sucediendo desde la Casa Blanca,
sobre todo el último material publicado en el New York Times, parece ahora
que es desinformación por parte del Pentágono. La invasión
del Irak puede ocurrir antes de lo que nos quiere hacer creer la máquina
de propaganda.
Entre las señales más significativas que aún no han discutido
los medios convencionales está la revelación de que varias unidades
MASH [Hospitales quirúrgicos móviles del Ejército, N.d.T.]
han sido llamadas a presentarse al servicio activo en julio. Estas mismas unidades
deberán servir hasta 6 meses desde la fecha en julio, es decir, más
allá de las elecciones al Congreso. Hay que agregar a esto el creciente
llamado a las filas de tropas y el despliegue de más barcos de guerra en
la región, incluyendo las maniobras con India en las próximas semanas.
Más evidencia de un intento de una invasión a fines del verano o
a principios de otoño, es la producción en cadena de armas, incluyendo
la llamada bomba nuclear de baja potencia para la destrucción de búnkeres.
Ya que la Casa Blanca sigue públicamente comprometida a un "cambio de régimen"
en el Irak, ¿cabe alguna duda de que la Administración Bush no ha sido
disuadida por la falta de apoyo en ninguna parte de la comunidad internacional
para una guerra contra Irak? Incluso el gobierno de Blair, con posibles problemas
con los diputados sin cargos específicos en el gobierno o la oposición,
está nervioso ante la posibilidad de una guerra con Irak, especialmente
porque no ha podido generar ninguna evidencia tangible de la complicidad de Sadam
Husein con las redes de al-Qaeda. Considerando el continuo unilateralismo de la
Administración Bush, no hay motivos para pensar que el Pentágono
no haya recibido la luz verde para sus planes de invasión.
Desde luego, el conflicto en Israel/Palestina puede ser considerando como un factor
que complica las cosas. Por cierto, Arabia Saudita, Egipto, y Jordania, todos
firmes aliados de EE.UU., han criticado enérgicamente el gobierno de Sharon
y señalado que es preciso hallar un arreglo justo para los palestinos.
Sin embargo, numerosos factores se han sumado para subrayar la renuencia de la
Administración Bush a empujar a Israel a aceptar la proposición
de paz de Arabia Saudita y de la Liga Árabe. Entre estos factores se encuentran
los partidarios de la línea dura a favor de Israel en el Congreso y la
Resolución Conjunta del Congreso a favor de Sharon que acaba de ser completada.
Además, los halcones del Pentágono consideran que Israel es un aliado
clave en la guerra del terror en el Oriente Próximo. Por ello, es igualmente
probable que la visita de Sharon a Washington considerará el papel de Israel
en la invasión de Irak, ya que el poder militar de Israel puede ser requerido
para mantener ocupados a los estados árabes durante un ataque declarado
de EE.UU. contra el Irak. En realidad, un artículo recientemente publicado
por un analista militar israelí sugiere que Sharon trataría de aprovechar
la guerra contra Irak para ajustar cuentas con otros estados árabes e incluso
para comenzar una horrenda "transferencia" de palestinos a Jordania.
Mientras Colin Powell y el Departamento de Estado hacen ruidos respecto a una
cumbre internacional sobre el Oriente Próximo, considerando la intransigencia
del gobierno de Sharon, es posible que una cumbre semejante presentaría
un foro conveniente para presentar dramática nueva "evidencia" de alguna
violación por Sadam Husein que justificaría una respuesta militar
de EE.UU. Considerando la reciente participación de EE.UU. en el intento
de golpe contra el gobierno de Chávez en Venezuela, ¿no es también
probable que un pretexto para invadir Irak podría ser fabricado con la
ayuda clandestina de agentes de EE.UU.? Este pretexto también suministraría
una cobertura bajo la "guerra contra el terrorismo" para burlar el necesario debate
en el Congreso y una declaración de guerra. (¡Considerando las cobardes
reacciones del Congreso en este terreno, es difícil imaginar que podría
haber una mayoría para oponerse a una tal guerra!) Las consecuencias internas
de una guerra contra el Irak, a fines de verano o a principios de otoño
serían el uso renovado de los tambores del ciego militarismo y del patriotismo
punitivo para dominar la agenda política y ahogar cualquier sonido de disenso.
Considerando que algunos demócratas están comenzando a criticar
a la Administración Bush por la política interior, si logra distraer
la atención agitando banderas ésta podría silenciar eficazmente
a los demócratas y suministrar a los republicanos en bancarrota política
el único foro con el cual podrían intentar efectivamente marginar
a la oposición electoral. Desde luego, una tal guerra también tendría
el potencial para criminalizar a los disidentes y a un movimiento por la paz en
ciernes. Por cierto, la Ley Patriota ha ultimado todos los instrumentos represivos
para castigar a cualquiera que coopere con presuntos terroristas.
Aunque nadie puede predecir ningún escenario con una certeza absoluta,
hay que tener en claro el por qué esta Administración está
empeñada en realizar una guerra contra el Irak. Más allá
de la transferencia de masivas sumas de dinero de los contribuyentes a los ricos,
la única política real sustancialmente imperativa que impulsa a
la Administración Bush es la expansión de los militares y continuar
construyendo el papel de la hegemonía de EE.UU. en todas las áreas
del mundo donde el petróleo es un recurso fundamental. Como tantos miembros
de la Casa Blanca de Bush están sumergidos en la política del petróleo
(George W., Cheney, Rice, etc.), existe ciertamente un interés económico
en la eliminación de Sadam Husein y la instalación en el poder de
un régimen más flexible, como en Afganistán. Además,
considerando los conflictos de interés dentro de la Administración
con el complejo militar-industrial (por ejemplo la conexión Rumsfeld- Carlucci-Carlyle),
hay un impulso abrumador a favor del despliegue de más y más armas
y tropas en todo el mundo.
Desde luego, no hay que tener ilusiones de que una invasión del Irak podría
ser una "victoria" fácil. Un estudio del Pentágono indicaba que
una cifra de muertes "aceptable" sería de 20.000 a 30.000 soldados de EE.UU.
La arrogancia de tales escalofriantes perspectivas, es exacerbada ulteriormente
por la falta de cálculos del número "aceptable" de muertes iraquíes.
Considerando que ésta y la anterior Administración han estado dispuestas
a conllevar la muerte de cientos de miles de civiles iraquíes por la retención
de vitales medicinas y materiales, ¿qué cantidad de muertes causadas por
misiles, bombas, e incluso armas nucleares de baja potencia consentiría
la Administración Bush? ¿Cuánto trastorno del Oriente Próximo
y qué posibles secuelas de una tal guerra serían tolerables? Considerando
el fervor casi religioso de los halcones del Pentágono y el ardor evangélico
del propio Bush en la ejecución de su destino de librar al mundo de una
de las bases del "eje del mal," no es difícil de imaginar la ceguera moral
y la cuasi-demencia de semejantes responsables políticos en su impulso
bélico contra Irak.
La pregunta final sigue siendo si los ciudadanos de Estados Unidos tolerarían
una guerra tan maníaca realizada en su nombre. Es seguro que las pasiones
del Oriente Próximo se inflamarían. No cabe duda de que lo que queda
de izquierda en Europa se alzará contra una invasión del Irak. La
rapidez y efectividad de la movilización de una oposición en EE.UU.
determinará, hasta cierto punto, el grado homicida de la Administración
Bush en su guerra. Por desgracia, a menos que haya algunas circunstancias totalmente
imprevistas, habrá una invasión del Irak, más temprano que
más tarde. Y mientras antes planifiquemos el cómo tratar de detener
la guerra, o, por lo menos, evitar los peores estragos de una tal guerra, mejor
para todos los afectados. 6 de mayo de 2002
Fran Shor enseña en Wayne State University en Detroit. Es un activista
contra la guerra y miembro de la Coalición de los Derechos Humanos de Michigan.
Su correo es: f.shor@wayne.edu