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Medio Oriente

8 de abril del 2002

Editorial de Liberación
La valiente y solitaria resistencia palestina

Liberación
Esta semana Colin Powell secretario de Estado norteamericano, (que se las veía en figurillas para responder la andanada de preguntas de los periodistas que le inquirían sobre la pasividad de Estados Unidos para detener la masacre de Sharon a los palestinos y en especial a Ramala), dijo que el premier israelí hasta ahora había cumplido "su compromiso de no matar a Arafat", dando a entender que si éstos quieren exiliarle sería una decisión en la que Estados Unidos no se va a meter.
Mientras tanto el resto de los gobiernos "aliados y amigos" de Estados Unidos, como gustan llamarse desde que después del 11 de setiembre Bush les apretó las clavijas y les dijo "o están con nosotros o contra nosotros", se mantienen inmovilizados y cómplices de lo que está sucediendo tras la guerra total de Sharon contra el pueblo palestino. En una posición que en el caso de los miembros de la Unión Europea habla a las claras del grado de dependencia al que Estados Unidos los tiene sometidos. Y siguen sin entender que el autonombrado "mediador" norteamericano en el conflicto, por el contrario, es aliado e incendiario y por tanto es iluso creer que se le podrá ver alguna vez asumiendo el papel de bombero. A este panorama de fariseísmo e hipocresía, se suman desgraciadamente también muchos países árabes desarmados moral, política y militarmente para enfrentar la barbarie.
La exigencia tanto de Sharon como de Bush -a la que se pliegan con frecuencia los pequeños ladridos de primeros mandatarios y ministros de exteriores europeos- de que Arafat detenga los atentados suicidas en las ciudades y asentamientos israelíes es pura pantalla. Eso les permite seguir la escalada de provocación, salvaje destrucción, cerco y masacre de la población palestina, y del más simbólico que real aparato de gobierno de la Autoridad Palestina con el propio Arafat virtualmente preso en su cuartel general de Ramala.
Para Sharon la pavorosa situación generada no es un problema, sino un triunfo. Porque al fin de todo el resultado de lo que hoy se está viviendo, comenzó con la provocación que el obeso general genocida y terrorista protagonizó en persona tiempo atrás en Jerusalén cuando profanó el sector palestino, que activó una nueva intifada abriendo una larga serie de otras provocaciones israelíes con la lógica y desesperada respuesta de los sectores palestinos más fanáticos y radicales. Ariel Sharon, sin ninguna oposición política en el gobierno, enancado en la guerra contra el terrorismo que lanzó Bush hijo, cree poder consumar ahora su venganza histórica contra los palestinos y contra Arafat a quien considera su enemigo jurado.
El escritor nigeriano y premio Nobel Wole Soyinka, que acaba de visitar el convulsionado escenario visitando al cercado Arafat, decía que a los palestinos les han robado su tierra, y humillado para poder reducirles mejor: "En algunas ciudades que son verdaderas cárceles, eso funciona. Lo hemos visto… En Ramala vi a mujeres mayores y vi niños… Pero ellos no se rinden." dijo.
Las imágenes de la televisión que vemos por estos días confirman el testimonio de Soyinka, patentizan el heroísmo del pueblo palestino y su tenaz resistencia. Enfrentado valientemente en desigual combate contra aviones F16, helicópteros proporcionados también por el Tío Sam, tanques, blindados, armas pesadas que llegan hasta sus barrios, casas, escuelas, hospitales, en esa guerra criminal y racista que un poderoso Estado ha lanzado para destruirle.
Por eso los palestinos merecen todo nuestro mayor respeto y solidaridad, algo que los gobiernos elegidos por nosotros mismos no tienen la honradez de brindarles.