7 de diciembre del 2002
La guerra
no declarada de Washington
contra las "Víctimas de Sadam"
Las zonas de no vuelo sobre Irak
Jeremy Scahill
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Bagdad – Es una escena familiar para todo el que vuela a menudo. El zumbido
de los aviones podría ser el puente aéreo de Delta desde Reagan
National al aeropuerto Kennedy; el olor de los mediocres refrigerios, almacenados
en compactos contenedores de metal, inunda la cabina; resuena la música
en conservas mientras las azafatas saludan a los pasajeros y les muestran sus
asientos. Elegantes hombres de negocios leen los matutinos o revisan los documentos
en sus maletines.
Pero este avión se encuentra lejos de Washington.
Hay considerable tensión a bordo y no es por temor a secuestros o al
terrorismo –por lo menos al terrorismo tal como lo define la administración
Bush.
¡Alá u'akbar! .. ¡Alá u'akbar! ... ¡Alá u'akbar! ...
Dios es grande. Las palabras del piloto son repetidas metódicamente por
sobre el crepitar de los destartalados altavoces mientras el avión de
línea hecho en EE.UU. se desplaza por la pista. Son las 8.30 de la mañana
y el avión diario de Iraqi Airways está a punto de iniciar su
vuelo desde el Aeropuerto Internacional Sadam a su destino final, la ciudad
portuaria de Basra, pasando por la zona de no vuelo impuesta por EE.UU. en el
Irak meridional.
Mientras el avión inicia su ascenso, los pasajeros tienen una poco común
vista aérea de un país encerrado, en el que la toma de fotos es
extremadamente restringida.
Suena la habitual campanilla, informando a los pasajeros de que ahora pueden
moverse libremente por la cabina. Un poco más tarde, el avión
de la mañana a Basra cruza el 33 paralelo y entra en lo que Washington
ha declarado "zona de no vuelo" del sur. El jefe de los auxiliares a bordo,
un kurdo llamado Riyadh, avanza por el pasillo. Dice que los aviones de guerra
de EE.UU. a menudo se ponen en contacto con los pilotos iraquíes y los
acosan o amenazan. "Generalmente, les decimos que se callen," dice.
Después que cerraron Iraqi Airways después de la Guerra del Golfo,
Riyadh trabajó como operador internacional de teléfonos en el
"Centro de Negocios" en Saddoun Street en Bagdad. Después de 1991, muchas
oficinas de Iraqi Airways fueron convertidas en centros que albergan múltiples
líneas telefónicas internacionales y máquinas de fax. Durante
gran parte de la década pasada, los pilotos, los auxiliares de vuelo
y los mecánicos iraquíes han estado sentados durante horas interminables
marcando a mano llamados internacionales para los clientes. Debido al sistema
telefónico internacional severamente debilitado del país, un solo
llamado puede tomar hasta 2 horas para lograr una conexión lo que a menudo
significa que hay que marcar el mismo número cientos de veces. Los recibos
para estos llamados son impresos en tarjetas de equipaje de Iraqi Airways y
en formularios de cupones de hoteles que sobraron de los años 80.
Aunque Riyahd sigue trabajando como operador telefónico casi todos los
días, hoy sonríe. Una vez más puede ponerse su uniforme
de Iraqi Airways. "Es bueno volver a volar y espero que pueda hacer de nuevo
vuelos internacionales con Iraqi Airways. Es nuestro objetivo y espero que será
muy pronto." En cuando a la presencia de aviones de guerra estadounidenses y
británicos, Riyahd dice, "Tenemos que volar. Tenemos que entrar a estas
zonas. Es nuestro país, sabe."
Para la mayoría de los iraquíes, volar –incluso dentro de su propio
país—se ha convertido en algo poco común, en el mejor de los casos.
Un pasaje para un viaje a Basra cuesta unos 18.000 dinares iraquíes,
o sea 9 dólares, aproximadamente el equivalente de un salario mensual
promedio en Irak. Pero, durante la última década, lo que ha impedido
que los iraquíes vuelen no ha sido el precio.
RETORNO A CIELOS NO DEMASIADO AMISTOSOS
Después de la Guerra del Golfo de 1991, se interrumpió el tráfico
aéreo civil de Irak. EE.UU. y Gran Bretaña impusieron unilateralmente
las llamadas zonas de no vuelo, supuestamente para proteger a los kurdos en
el norte y a los chiítas en el sur contra las fuerzas de Sadam Husein.
Según la interpretación de Washington, las sanciones prohibieron
los vuelos internacionales hacia y desde Irak. Hasta hoy, los pasajeros que
llegan al Aeropuerto Reina Alia en Amán, Jordania, ven varios aviones
de Iraqi Airways que han estado estacionados en tierra sobre la pista desde
1991.
Recién el 26 de diciembre de 1998 Irak declaró en forma muy pública
que tenía la intención de defender su espacio aéreo nacional
contra los aviones invasores. La declaración de Bagdad ocurrió
sólo unos días después del fin de la Operación "Zorro
del Desierto" –cuatro días de masivos bombardeos por la administración
Clinton del 16 al 19 de diciembre de 1998.
El anuncio iraquí fue precedido por el retiro total de Francia de la
participación en los ataques en las zonas de no vuelo, después
de Zorro del Desierto. Los franceses habían cesado de participar en la
Operación "Vigilancia del norte" en 1996 y ahora se habían retirado
de los ataques en el sur, dejando que Washington y Londres "impusieran" solos,
lo que los funcionarios de EE.UU. definen como la "voluntad de la comunidad
internacional". Al escribir estas líneas, sin embargo, la página
web del Pentágono sobre las zonas de no vuelo, continúa mencionando
como participante a Francia.
A fines del año 2000, cuando las sanciones dirigidas por EE.UU. culminaban
una década de sufrimientos sin precedentes de los 23 millones de ciudadanos
de Irak, los gobiernos extranjeros comenzaron a romper filas respecto a la política
dirigida por Washington. En agosto de 2000, el presidente venezolano Hugo Chávez
fue el primer jefe de estado elegido extranjero que visitó Bagdad desde
1990. Esto preparó la escena para el primer vuelo a Irak que rompió
las sanciones –un avión ruso que aterrizó en el recién
reconstruido Aeropuerto Internacional Sadam el 17 de agosto de 2000. Lo importante
fue que Moscú no solicitó permiso para el vuelo ante el comité
de sanciones dominado por EE.UU. en la ONU. EE.UU. y Gran Bretaña objetaron
al vuelo, pero no sirvió para nada. El embajador de Francis. Jean-David
Levitte dijo, "Ya hace muchos años, que consideramos que no existe un
embargo contra los vuelos a Irak."
Esta apertura condujo a una avalancha de vuelos extranjeros hacia Bagdad, llevando
medicinas, alimentos y bienes humanitarios, junto con dignatarios extranjeros,
todos expresándose contra la prohibición de los vuelos y las sanciones.
Esto también dio un impulso extraordinario al exitoso esfuerzo diplomático
de Irak para renovar sus relaciones y el comercio con sus vecinos.
Fortalecido por este desafío internacional a la política de Washington,
Bagdad anunció que reanudaría los vuelos interiores de Iraqi Airways
desde el 5 de noviembre de 2000. Poco después de que despegara el primer
vuelo, el Ministro de Información de Irak Mohammed Al Sahaf dijo, "Estos
vuelos continuarán a pesar de las amenazas, su objetivo es derrotar los
actos criminales de estadounidenses y británicos al imponer ilegales
zonas de no vuelo."
En la actualidad, Iraqi Airways realiza un promedio de 4 vuelos diarios entre
Bagdad, Mosul y Basra. Las rutas regulares de líneas extranjeras como
Royal Jordanian incluyen Amán, Moscú y Damasco. Pero no se puede
decir que los cielos iraquíes sean amistosos.
"LA GENTE SE MUERE".
A pesar del desafío optimista de las tripulaciones de Iraqi Airways al
volar de nuevo por su país, en tierra, en ciudades como Basra, se vive
la dura realidad. Sin declaración de guerra, los aviones de guerra estadounidenses
y británicos bombardean Irak en promedio 3 a 4 veces por semana. Bagdad
dice que durante la década pasada, más de 1.400 civiles han sido
matados en ataques en los ataques de EE.UU. y Gran Bretaña en las zonas
de no vuelo. Aunque esto no puede ser verificado independientemente, las estadísticas
de la ONU dicen que más de 300 civiles han sido matados en los ataques
desde diciembre de 1998.
"Si se quiere ser muy cínico se diría que lo que ha resultado
en realidad de esas zonas es la muerte y la destrucción, dice Hans von
Sponeck, el coordinador del Programa Humanitario de la ONU de 1998 a 2000. "En
promedio, durante el tiempo que estuve en Irak, hubo incidentes de bombardeo
cada 3 días. Las víctimas ocurrían precisamente en las
áreas en las que supuestamente las zonas de no vuelo habían sido
establecidas para proteger a la gente. ¿Cómo se puede proteger a una
población chiíta, desde una altura de 10.000 metros? Es una fantasía.
La cruel realidad es que la gente está muriendo como resultado de esas
zonas de no vuelo."
En 199, von Sponeck comenzó a compilar lo que llamaba "Informes de ataques
aéreos" sobre los ataques de EE.UU. y Gran Bretaña. Sometía
esos informes cada tres meses al Consejo de Seguridad y al Secretario General
Kofi Annan. Dice que sólo en 1999, hubo 132 bombardeos que causaron "víctimas"
civiles.
"La cantidad de gente matada, fue de 120, la de gente herida, 442," dijo von
Sponeck. "Y eso es sólo en el año 1999."
"Fui muy severamente criticado, sobre todo por las autoridades británicas,
por haberme 'desviado' de mi mandato," dice. "Los informes mostraban la destrucción
de propiedad privada en áreas donde, para comenzar, no debería
haberse establecido una zona aérea extranjera."
Esas zonas cubren un trozo extenso de territorio iraquí (más de
un 60% de Irak), desde el paralelo 36 en el norte y desde el paralelo 33 en
el sur (en 1996 la zona sureña fue expandida desde el paralelo 32). Desde
1991, EE.UU. ha hecho un promedio de más de 34.000 misiones de combate
por año sobre Irak, según el Instituto de Política del
Oriente Próximo de Washington. Los bombardeos de la zona de no vuelo
representan la campaña continua de bombardeos más prolongada de
EE.UU. desde la Guerra de Vietnam. El Pentágono calcula que realiza un
promedio de 12 "misiones" por mes en Irak. (otras fuentes mencionan una cifra
más elevada) a un costo de 750.000 dólares por misión.
En el año 2000, se calcula que el costo anual para EE.UU. sólo
para la "zona" sur es de 1.400 millones de dólares.
Desde que la actual administración Bush llegó al poder en Washington,
ha habido un aumento importante en la frecuencia y la intensidad de los bombardeos,
particularmente en el sur del país. Durante el último año,
la administración Bush ha utilizado las zonas para deteriorar preventivamente
la capacidad ya limitada de Irak de defenderse contra un ataque en gran escala
de EE.UU., sin citar ni un solo incidente de intento de represión de
poblaciones chiítas o kurdas como posible justificación.
JUEGOS BÉLICOS Y OPERACIONES SICOLÓGICAS
La administración Bush presenta ahora los ataques en las zonas como reacciones
ante la localización por radares iraquíes de los aviones de EE.UU.
o Gran Bretaña o ante fuego antiaéreo. En general, Washington
deja la historia de las justificaciones humanitarias a los medios serviciales,
que continúan diciendo que los ataques son particularmente motivados
por la preocupación por los derechos de chiítas y kurdos.
Testimoniando ante el Congreso en 2001, el general Tommy Franks, comandante
del Comando Central de EE.UU. dijo que el propósito de las zonas es demostrar
una "presencia continua e importante de tropas para reforzar la prevención
y mostrar el compromiso de Estados Unidos de obligar a Sadam a cumplir con las
sanciones y las inspecciones de armas de destrucción masiva." Dijo que
las zonas fueron creadas para "asegurar el acceso y la interacción con
los gobiernos del Golfo; asegurar que Irak no pueda reparar y mejorar fácilmente
sus capacidades antiaéreas dentro de las zonas de no vuelo; y, asegurar
las rutas de ingreso y egreso que serían necesarias para mantener una
guerra dilatada contra Irak suficientemente libre de sistemas de misiles tierra-aire
avanzados."
La explicación de Franks es muy diferente de los supuestos fines humanitarios
de las zonas. Mientras Washington continúa acumulando tropas en la región,
el Pentágono está utilizando las zonas de no vuelo para adiestrar
pilotos de combate para un ataque en gran escala contra Irak. Eliot Cohen, que
dirigió el estudio de la Fuerza Aérea de la campaña de
bombardeo de la Guerra del Golfo Pérsico dijo recientemente que las zonas
de no vuelo "tienen un beneficio agregado en inteligencia y entrenamiento."
Un despacho de AP del 12 de noviembre, desde el navío Abraham
Lincoln dice: "En días tranquilos, cuando los iraquíes no disparan
contra los cazas de EE.UU., los pilotos practican la localización de
objetivos de ataque, como aeropuertos. Es una experiencia que 'hace que cualquier
acción potencial sea infinitamente más fácil... volar sobre
el mismo territorio que se va a atacar, es un verdadero lujo," dijo el capitán
Kevin C. Albright, comandante del equipo aéreo del USS Abraham Lincoln.
Cuando los iraquíes disparan –lo que es cada vez más frecuente—termina
la simulación y comienzan los bombardeos reales.
"Pero en lugar de dar en las baterías antiaéreas y de misiles
–los objetivos usuales en una década de patrullas de la coalición-
los pilotos ahora alcanzan los búnkeres de comando iraquíes, las
estaciones de comunicación y el radar que dirige la defensa.
Estas instalaciones costosas, difíciles de reparar, son esenciales para
la defensa aérea de Irak."
El contralmirante David Gove, director adjunto del Estado Mayor Conjunto, dijo
el 20 de noviembre que los pilotos de EE.UU. y Gran Bretaña estaban "realizando
esencialmente misiones de combate... Toda oportunidad que tienen de comprender
las capacidades y el trazado de los sistemas de armas de la defensa aérea
iraquí, es útil para su propia experiencia."
The Associated Press informó a mediados de noviembre que el Pentágono
ha cambiado también sus objetivos en las zonas de no vuelo en los últimos
meses: "no necesariamente replicar el fuego contra las instalaciones desde las
que se originan las hostilidades, sino más bien planeando ataques que
hagan el mayor daño posible para invalidar las defensas aéreas
de Irak."
Una simple mirada a un mapa de Irak nos dice mucho sobre los supuestos motivos
humanitarios de Washington. La zona norte de no vuelo comienza en el paralelo
36 y incluye la tercera ciudad en tamaño de Irak, Mosul, que sigue bajo
el control del gobierno iraquí. Pero casi la mitad de la población
de la Región Autónoma de Kurdistán (que no está
bajo el control de Bagdad) vive por debajo del paralelo 36 y por ello "fuera"
de la "protección" de los aviones de guerra de EE.UU. y Gran Bretaña.
En por lo menos cinco ocasiones desde el 3 de octubre de 2002, los aviones de
EE.UU. han lanzado cientos de miles de panfletos de propaganda sobre áreas
en el sur de Irak. A fines de noviembre, el Pentágono dijo que en una
sola misión, los aviones de guerra habían lanzado 360.000 panfletos
diciendo que las zonas de no vuelo "protegen al pueblo iraquí".
"Las amenazas contra estos aviones de la coalición tienen consecuencias.
Los ataques pueden destruirlo a usted o cualquier sitio que sea escogido por
la coalición. ¿Será usted o su hermano? Decida usted," dice una
traducción de los panfletos distribuidos por el Comando Central.
"El Poder Aéreo de la Coalición puede atacar cuando quiera. En
todo momento, en cualquier sitio," agrega la advertencia. Varias versiones de
los panfletos han sido lanzadas sobre áreas del sur de Irak. Una versión
diferente lanzada anteriormente dice, "Antes de que usted entable combate con
los aviones de la coalición, piense en las consecuencias." El panfleto
tiene un dibujo de una gran nube de humo causada por una masiva explosión.
Hay escombros por todas partes. Lo que parece ser la cara de un soldado iraquí
está superpuesta sobre la escena. En la parte inferior del panfleto hay
un cuadro de una mujer iraquí con vestidos tradicionales encuclillada,
y un hombre iraquí sosteniendo lo que parece ser un niño. "Piense
en su familia. Haga lo necesario para sobrevivir," dice.
Otro folleto dice: "las destrucciones vividas por sus colegas en otras instalaciones
de defensa aérea son una reacción a su continua agresión
con los aviones de las fuerzas de la coalición. No se tolerará
ni la localización ni los disparos contra esos aviones. La próxima
vez le podrá tocar a usted."
Después de los primeros informes sobre lanzamiento de panfletos a principios
de octubre, el portavoz del Pentágono teniente de la Marina Dan Hetlage,
declaró al Servicio de Prensa de las Fuerzas de EE.UU., "Queremos que
se den cuenta, '¡eh!, por eso seguimos dándoles."
¿'RESPUESTA CONMENSURADA' O 'TERRORISMO DE ESTADO'?
Durante gran parte de la década pasada, los ataques de EE.UU. y británicos
en las zonas de no vuelo han provocado sólo un interés superficial
en los principales medios de información corporativos, si es que los
mencionan. La información, generalmente fechada en Washington, dice casi
siempre lo mismo: "Aviones de EE.UU. bombardearon un comando y puesto de control
iraquí en el sur de Irak después que el radar iraquí captó
aviones aliados patrullando la Zona de No Vuelo, según una declaración
del Comando Central de EE.UU." El artículo casi siempre explica que "los
pilotos regresaron sin novedad a su base." Luego, por cierto, señala
que las zonas fueron "establecidas después de la Guerra del Golfo de
1991 para proteger a las minorías de kurdos y chiítas contra Sadam."
Recientemente, con el aumento de la histeria bélica, esos ataques están
recibiendo más atención en los medios. Pero sobre todo desde el
punto de vista del "desafío iraquí". La administración
Bush afirmó que los disparos de Irak contra los aviones de EE.UU. que
penetran el espacio aéreo iraquí constituyen un "incumplimiento
material" de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU del 8 de
noviembre sobre Irak. La acusación fue rápida, aunque diplomáticamente,
rechazada por el Secretario General Kofi Annan y por varios gobiernos extranjeros,
incluyendo a China, miembro permanente del Consejo de Seguridad. No hay resoluciones
de la ONU que prohíban que Irak mantenga sus fuerzas armadas o que entre
en acción para defender su territorio.
Hans von Sponeck, un experto con 32 años en las Naciones Unidas y ex
Secretario General adjunto, se burla de la caracterización de esas zonas
por los medios y por funcionarios gubernamentales de EE.UU. como si estuvieran
basadas en la carta de la ONU o en resoluciones del Consejo de Seguridad.
"Es totalmente inexacto," dice. "No existe un mandato de la ONU para el establecimiento
de esas dos zonas de no vuelo. Siempre hacen referencia a la resolución
688, que incluye un llamado al Secretario General para que asegure la protección
de las minorías en Irak. No es, por más que se esfuerce la imaginación,
un acuerdo para que un país pueda establecer, en algún otro país,
un espacio aéreo que sólo le pertenece y que está bloqueado
a la aviación nacional. Es el establecimiento ilegal de una zona en función
de los intereses bilaterales de EE.UU. y de Gran Bretaña." Pero a pesar
de las protestas públicas presentadas por von Sponeck y por un puñado
de otros funcionarios de la ONU, Washington continúa recibiendo apoyo
de la ONU, ya que ésta guarda silencio.
Bagdad ha criticado consecuentemente la Misión de Observación
Iraquí-Kuwaití de la ONU (UNIKOM, por sus siglas en inglés),
que controla la zona desmilitarizada en la frontera entre Irak y Kuwait, por
negarse a documentar las violaciones de la soberanía de Irak por los
aviones de guerra de EE.UU. y Gran Bretaña y de nombrar adecuadamente
a los que penetran la zona desmilitarizada. En sus informes, UNIKOM se refiere
a los aviones de guerra como "aviones no identificados".
A principios de diciembre, el Ministro del Exterior de Irak, Naji Sabri, escribió
una carta al Secretario General de la ONU Kofi Annan, acusando a los gobiernos
de EE.UU. y Gran Bretaña de practicar un "flagrante terrorismo de estado"
al bombardear objetivos civiles en Irak. Sabri dijo que desde el 18 de octubre
al 17 de noviembre de 2002, los bombardeos en las zonas de no vuelo han matado
a 10 personas y herido a otras siete. Dijo que Irak se reserva el derecho de
"legítima autodefensa según la Carta de la ONU y el derecho internacional".
Después de que se publicó la carta, el Presidente Bush respondió.
"Un régimen que dispara contra pilotos estadounidenses y británicos
no está tomando el camino del cumplimiento". Un régimen que envía
cartas llenas de protestas y falsedades no toma el camino del cumplimiento."
Poco después de un incidente a mediados de noviembre en el que fuerzas
iraquíes dispararon contra aviones de guerra estadounidenses que habían
penetrado el espacio aéreo del país, el Secretario de Guerra de
EE.UU. Donald Rumsfeld calificó las acciones de Irak de "inaceptables"
y afirmó que Irak es el "único sitio sobre la faz de la tierra
en el que se dispara contra nuestras fuerzas y la respuesta es conmensurada."
"JAMÁS LO OLVIDÉ"
Para los civiles que viven dentro de las zonas, las acciones de Washington en
Irak no parecen tan conmensuradas. En todo el sur del país, los residentes
informan que casi a diario hay vuelos de los aviones de guerra de EE.UU. Muchos
dicen que el constante estruendo de los aviones y las sirenas de ataque aéreo
están causando problemas psicológicos, sobre todo entre las mujeres
y los niños. Casi todos conocen a alguien que ha sido matado, herido
o afectado por los aviones de guerra extranjeros durante la pasada década.
Lejos de sentirse tranquilizados por los aviones, los residentes dicen que están
aterrorizados.
"Al principio [cuando recién establecieron las zonas], dijeron que no
bombardearían a los civiles y lo aceptamos," dice Ikbar Fartus, profesora
de inglés en una escuela primaria en Basra. "Íbamos a la escuela,
al mercado, porque estábamos seguros de que el Presidente [de EE.UU.]
no mentía o algo así. Pero desde entonces, las cosas demostraron
que no decían la verdad."
Fartus se basa en su propia experiencia.
Entre las curvas calles y callejas del vecindario pobre de Basra, Al Jummhurriya,
se encuentra una calle conocida ahora como la Calle de los Misiles. Recibió
su nombre después de un mortífero bombardeo de EE.UU. en la zona
de no vuelo el 25 de enero de 1999. Según informes de la ONU de la época,
un misil crucero AGM-130 cayó en medio del barrio residencial matando
a 17 civiles, por lo menos 4 de ellos niños pequeños que jugaban
en las calles. Entre los niños se encontraba uno de 6 años llamado
Haider.
Ikbar Fartus era su madre.
Hasta hoy, usa el nombre de su hijo muerto. En la cultura iraquí, una
mujer toma el nombre de su primogénito y es conocida para siempre como
la madre de ese niño. Fartus es conocida por todos como Um Haider, la
madre de Haider. Vive cada día de su vida perseguida por esa mañana
de enero cuando los misiles de EE.UU. le arrebataron a su hijo. Se desconsuela
cada vez que cuenta la historia, pero dice que quiere que se conozca. "Hasta
hoy, no he olvidado lo que sucedió ese día. A las 9.30 de la mañana
estábamos sentados y yo estaba enseñando a mis niños,"
recuerda. Escucharon el ruido sordo de los aviones, "entonces vino una bomba
inmensa. Los cristales de las ventanas y los platos, las tazas, los vasos en
la cocina, todo se cayó y se quebró. Nuestras caras estaban llenas
de sangre por todo el vidrio [que voló por los aires, roto]. Dos de mis
niños estaban conmigo, Hindu y Hamza. Pero Haider y mi otro hijo, Mustafa,
estaban afuera en la calle."
Como devota musulmana, recuerda haberse puesto su hiyab antes de salir corriendo
rápidamente de la casa. "Vi la calle llena de humo y de polvo y era como
medianoche. Entonces, me apuré y llamé a mis niños 'Haider,
Mustafa, Haider, Mustafa.' No los encontré." Comienza a llorar, pero
sigue contando su historia a través de sus lágrimas. "Por fin
vi un pequeño montículo de madera quebrada y hierro y montones
de polvo y entonces vi a mi hijo mayor, Haider, lleno de sangre, su cara –la
sangre cubría su rostro y su cuerpo. Su cabeza y el charco de sangre
en el suelo bajo ella. Nunca lo olvidaré. Nunca."
Recobró la compostura. "Cerró sus ojos. Entonces lo llamé,
lo toqué, lo moví. No me respondió."
Entonces escuchó a su otro hijo, Mustafa, llamando débilmente
"mamá, mamá."
"Lo vi, sus ojos inyectados de sangre y toda su cara y cabeza llenas de heridas
y sangre," dice. "Traté de llevarlos a los dos, pero no pude."
Consciente de que su hijo primogénito, Haider, estaba muerto, tomó
a Mustafa en sus brazos, corrió a la calle principal y tomó un
taxi al hospital. Mustafa sobrevivió. Perdió dos dedos y vive
con metralla en su hígado.
Trágicamente, la historia de Um Haider no es rara entre la población
chiíta del Sur de Irak. Y estas historias no pueden ser ignoradas cuando
el Presidente George W. Bush o miembros de su administración hablan del
potencial de la rebelión chiíta contra Sadam en relación
con un ataque dirigido por EE.UU. Tampoco puede dejarse de lado el historial
de Washington o el pasado de la familia Bush en su relación con los chiítas
iraquíes.
PROYECTO CANCELADO
El 2 de agosto de 1990, las fuerzas iraquíes penetraron y ocuparon rápidamente
el vecino Kuwait, una acción que condujo en última instancia a
la Guerra del Golfo. El ejército iraquí de invasión estaba
compuesto en gran parte de conscriptos chiítas y kurdos. Al comenzar
la ofensiva terrestre de los aliados, muchos de ellos desertaron de inmediato;
otros lo hicieron después que Sadam ordenó la retirada de Kuwait.
No dispuestos a morir por Sadam por un lado, y por haber sido enviados a una
guerra imposible de ganar por otro, los soldados en retirada eran excelentes
candidatos para una rebelión contra el gobierno. Si se agrega a esto
la represión, la miseria y los sufrimientos vividos en todo el sur de
Irak, el terreno era propicio para un levantamiento.
El 15 de febrero de 1991, en una declaración cuidadosamente preparada
y muy divulgada, el Presidente de aquel entonces, George HW Bush, llamó
a "los militares iraquíes y al pueblo iraquí a tomar las cosas
en sus propias manos –para obligar a Sadam Husein, el dictador, a que renuncie."
Para subrayar ese punto, Bush lo repitió textualmente en otro discurso
ese mismo día. A principios de marzo de 1991, una masiva rebelión
chiíta se desató en Irak meridional desde Basra a las ciudades
santas de Najaf y Kerbala. Numerosos baasistas fueron torturados y ejecutados
en todo el sur, cuadros y retratos de Sadam fueron destruidos. A mediados de
marzo, el gobierno de Irak perdió el control en 14 de las 18 provincias
del país. Al extenderse la rebelión, representantes más
destacados del clero chiíta en Irak trataron de ponerse en contacto con
las fuerzas estadounidenses que ocupaban partes de Irak, para evaluar el apoyo
de Washington. El Comandante de EE.UU. en la región, el General Norman
Schwarzkopf se negó a reunirse con ellos. Las fuerzas aliadas, estadounidenses
y otras, mientras tanto, destruyeron y confiscaron las municiones iraquíes
que hubieran podido ser utilizadas por la rebelión. Pero el golpe mortal
al levantamiento ocurrió cuando EE.UU. levantó la prohibición
de sobrevuelo para los aviones iraquíes, permitiendo que el gobierno
iraquí enviara helicópteros de ataque para aplastar implacablemente
la rebelión a fines de marzo. Además, unidades de elite de la
Guardia Republicana a las que el General Schwarzkopf había permitido
que se retiraran a Bagdad al final de la guerra, dirigieron la contraofensiva
terrestre contra la rebelión.
Es una historia que no olvidan en el sur de Irak cuando el Presidente George
W. Bush, el hijo, habla del potencial rebelde en el Sur. Además, Basra
y otras ciudades y aldeas sureñas han sido víctimas en primera
línea de 12 años de las sanciones económicas y de la contaminación
por el intensivo uso de municiones de uranio empobrecido por las fuerzas de
EE.UU. y Gran Bretaña durante la Guerra del Golfo. El suministro de alimentos
ha sido emponzoñado y los casos de cáncer están fuera de
control. Los hospitales del Sur parecen morgues repletas de niños con
cáncer y defectos indescriptibles al nacer. La gente viven con las sirenas
de ataques aéreos, los aviones de guerra estadounidenses y británicos
y sistemáticos bombardeos. El sufrimiento a manos de Sadam ha sido eclipsado
por el terror de la política dirigida por Washington. Tal vez debería
decirse que muchos, si no la mayoría de los iraquíes del Sur odian
a Sadam Husein. ¿Pero se atrevería el Presidente Bush a adivinar lo que
piensan de él o de su padre?
'BUSH CHICO NO TIENE UN "KUWAIT"'
Hoy, 12 años después de la Guerra del Golfo, los expertos y los
funcionarios en Washington hablan de que el Ejército de Irak se torne
contra Sadam y de que una fuerza al estilo de la Alianza del Norte, compuesta
de chiítas, kurdos y sunitas disidentes se rebele contra Bagdad. Prefieren
ignorar la historia. Irak, como Irán, es un país predominantemente
chiíta. El Sur de Irak es chiíta en su inmensa mayoría
y su gente luchó del lado de Sadam Husein durante la sangrienta guerra
entre Irán e Irak.
El levantamiento en 1991 fue reforzado por decenas de miles de iraquíes
que habían sido enviados a Kuwait a combatir en una guerra de ocupación
imposible de ganar. Desde entonces, la política de EE.UU. se ha basado
en la idea de que hambrear, privar y bombardear a 23 millones de iraquíes
llevará a una rebelión contra el gobierno. Esa política
ha sido un fracaso total que sólo ha fortalecido a Sadam Husein y su
control del poder. Irak ha sido crucificado en el Oriente Próximo, pero
la culpa por este sufrimiento sin precedentes no ha recaído en Sadam.
Como lo dijera recientemente un funcionario iraquí "este Bush no tiene
un Kuwait. 1990 no es 2002," dijo Saeed Al Musawi, Ministro adjunto de Relaciones
de Exteriores de Irak. "Sí, tropas iraquíes penetraron en Kuwait.
Sí, fue un uso de fuerza contra un país soberano. La situación
ha sido rectificada e Irak pagó un precio enorme. Ahora dicen 'queremos
cambiar el gobierno. No nos gusta el presidente.' Somos una nación con
7.000 años de civilización. Esa forma de hablar no constituye
sólo un insulto para nosotros sino para la dignidad de todos los seres
humanos."
En todo Irak, y sin importar las opiniones políticas sobre el gobierno,
la gente se prepara para una invasión de EE.UU. Más de 500 clérigos
chiítas, incluyendo a los Imanes de los santuarios sagrados en Najaf
y Kerbala (después de la Meca, los sitios más sagrados del Islam
chiíta) publicaron recientemente una fatwa, un decreto religioso, exhortando
a todos los creyentes –iraquíes y no iraquíes—a desatar una yihád
contra toda fuerza invasora estadounidense.
En los últimos meses, Sadam Husein ha realizado varias acciones que parecen
tener la intención de mostrar a Bush que el gobierno de Irak es estable
y que no le preocupan los conflictos internos. Virtualmente vació las
prisiones del país, liberando incluso a los prisioneros políticos.
Están distribuyendo armas en áreas en todo el país, aunque
la mayoría de los iraquíes ya posee algún tipo de arma.
Claramente, existe el poder de fuego para un levantamiento y el gobierno en
Bagdad parece increíblemente despreocupado por el tema. Lo que está
en claro es que Sadam Husein se basa en la premisa de que los iraquíes
desprecian a Bush y a su "ejército de cruzados" más de lo que
odian a Sadam.
Como ningún otro pueblo en la historia reciente, los iraquíes
saben lo que significa sufrir. Lo que una vez fuera una gran civilización
ha sido reducida a lo que Denis Halliday, un ex Coordinador Humanitario de la
ONU en Irak, calificó de sociedad de dádivas. Sus rostros colectivos
han sido aplastados en el lodo y han sido arrastrados allí durante 12
años ante los ojos del mundo. Como una plaga, la política extranjera
de EE.UU. ha barrido por los hogares de todos los iraquíes ordinarios,
dejando al gobierno firmemente en el poder. Ningún asesinato o golpe,
o invasión, va a borrar esto de los corazones y las mentes y las memorias
de decenas de miles de niños iraquíes que han crecido en la miseria
total, viendo a sus padres humillados, destruidos, matados. Mucho después
de que Sadam Husein haya desaparecido, no importa cómo desaparezca, EE.UU.
enfrentará a los niños de Irak durante generaciones. Entre ellos
estará Mustafa y sus vástagos, cuyo hermano de 6 años,
Haider, fue matado por un misil crucero guiado por láser de EE.UU. durante
la guerra no declarada de Washington contra Irak.
Jeremy Scahill es un periodista independiente. Informa para los programas
con audiencia nacional Democracy Now! y Free Speech Radio News. Informa frecuentemente
desde Irak, donde él y el cineasta independiente Jacquie Soohen coordinan
http://www.iraqjournal.org, el único sitio de la web que suministra información
independiente desde Irak. Su correo es: jeremybgd@yahoo.com.