19 de diciembre del 2002
La multinacional exige una indemnización por la nacionalización de una sociedad en 1975
El Pais
Nestlé, el primer grupo alimentario del mundo, no perdona deudas.
Su filial alemana (Nestlé Deutschland AG), reclama seis millones de dólares,
equivalentes al 0,007% de sus ingresos anuales, a las autoridades de Etiopía,
país que afronta una gran hambruna, azotado por la sequía y por
la crisis del mercado del café.
El grupo suizo quiere ser compensado por la nacionalización, en febrero
de 1975, de la sociedad Ethiopian Livestock Development Company (ELIDCO), que
se produjo a raíz del golpe militar de septiembre de 1974 que llevó
al poder al coronel Mengistu Haile Mariam en el país, que hoy registra
la renta per cápita más baja del mundo (100 dólares). La
compensación se exige porque, posteriormente a esa fecha, Nestlé
se hizo con el grupo alimentario del industrial alemán Schweisfurth,
el mayor accionista, con participación directa e indirecta, de ELIDCO.
Un portavoz de Nestlé en Suiza declinó confirmar la información
ni pronunciarse al respecto, alegando que "la compañía no hace
declaraciones si hay litigios en curso". Pero la vieja reclamación de
la compañía consta en una carta, fechada a 6 de julio de 2001,
dirigida al Ministerio de Finanzas de Etiopía por el Organismo Multilateral
de Garantía de Inversiones (MIGA), un organismo del Banco Mundial que
ejerce sus buenos oficios en litigios entre inversores y gobiernos. La reclamación,
confirmada a este diario por el MIGA, también consta en otra carta enviada
por el Ministerio de Finanzas etíope el pasado 29 de noviembre a la ONG
OXFAM International Etiopía. "Estamos ante una lucha entre David y Goliath",
sostiene esta ONG. "Éticamente, Nestlé debería prescindir
de un dinero vital para Etiopía", subraya Paloma Escudero, coordinadora
de la campaña de café que lleva a cabo Intermón OXFAM.
El Gobierno etíope, encabezado por el socialista Meles Zenawi, está
dispuesto a rascarse el bolsillo, porque llevar colgado el cartel de moroso
le cierra el grifo de los préstamos de los organismos internacionales
y provoca la huida de cualquier inversor extranjero. Pero Zenawi sólo
ofrece 12.417.888 birr (la moneda nacional), incluido un 6% de interés
compuesto, según el jefe del Departamento de Negociación y Estudios
de Compensación del Ministerio de Finanzas etíope, Ademnur Juhar.
Esta cantidad equivale a 1,5 millones de dólares al tipo de cambio actual
entre el dólar de EE UU y la moneda local. Pero, en las citadas cartas,
consta que Nestlé insiste en que la cantidad reclamada debe pagarse al
cambio con el dólar de 1975, cuando se produjo la nacionalización
de la sociedad ELIDCO. Es decir, 2,07 birr por cada dólar estadounidense.
La moneda etíope ha sufrido una fuerte devaluación y, hoy, cada
dólar equivale a ocho birr.
Pese al poder de Nestlé -cuya facturación (en 2001, 118.577 millones
de euros) es unas 13 veces el producto nacional bruto (PNB) de Etiopía-,
no es el único frente abierto del Gobierno Zenawi, a resultas de las
nacionalizaciones y expropiaciones de bancos, seguros e industrias de capital
extranjero que llevó a cabo el Gobierno de Mengistu tras el golpe de
1974 y tras un breve paréntesis bajo el mando un comité coordinador
de las Fuerzas Armadas.
Esta herencia le fue legada al actual Gobierno etíope, cuya hambruna
de 1984 movilizó 100 millones de dólares de ayuda internacional.
Entre 1998 y 2001, Etiopía pagó 536 millones de dólares
a sus acreedores internacionales. 177 millones de dólares en 1992 a 693
millones en 2000.
Hoy, Nestlé aparte, el Gobierno etíope se enfrenta a 42 reclamaciones
por expropiaciones de inversiones realizadas en el país, por un valor
cercano a los 500 millones de dólares, según el MIGA. Un 80% de
este dinero corresponde a herederos particulares de nacionalidad griega que
vivían en Etiopía, habían invertido en moneda local dinero
ganado en ese país y que en muchos casos ya han fallecido. El Banco Mundial,
que empezó a trabajar sobre el problema de Etiopía hace cuatro
años, ha podido encarrilar cinco acuerdos.