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17 de abril del 2002
Por qué el voto contra Cuba es condena
Martín Granovsky
  Página 12 
  
  México giró en contra de Cuba en una vuelta histórica 
  de su diplomacia y la movida dejó a Fidel Castro ante una situación 
  inédita. El viernes, en la Comisión de Derechos Humanos de las 
  Naciones Unidas, una mayoría latinoamericana cuestionará a Cuba 
  por la situación de los derechos civiles y políticos, mientras 
  una solitaria Venezuela votará a favor de La Habana y un solitario Brasil 
  se abstendrá, salvo que a último momento Ecuador lo acompañe. 
  Más allá de cualquier argumentación de cualquiera de las 
  cancillerías, la conclusión es una sola: incluso con una declaración 
  más suave que en años anteriores, Cuba integrará la estrecha 
  lista de los países sospechosos para la comunidad internacional. Por 
  eso es una condena aunque la palabra condena no figure. 
  La decisión mexicana suma al régimen de Vicente Fox y su canciller 
  Jorge Castañeda a un pelotón americano que ya integraban desde 
  la semana pasada Canadá, Uruguay, la Argentina, Perú, Costa Rica, 
  Guatemala y, desde el lunes último, Chile. 
  Todos votarán un proyecto de resolución de cinco puntos. 
  El primero reconoce los "esfuerzos" (es decir, no los resultados) hechos por 
  Cuba para la "realización de los derechos sociales de la población" 
  y consigna un "entorno internacional adverso" (que podría interpretarse 
  como la baja de precios de algunas materias primas y no como una alusión 
  al embargo). Tras ese reconocimiento, el texto "invita al gobierno de Cuba a 
  realizar esfuerzos para obtener similares avances en el campo de los derechos 
  humanos, civiles y políticos". 
  El segundo pide la adhesión cubana al Pacto de Derechos Civiles y Políticos 
  y al Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. 
  El tercer punto pide el envío de una inspección por cuenta de 
  la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Mary Robinson, una propuesta 
  más suave que la instauración de un relator especial. 
  El cuarto exhorta a los cubanos a arreglar los detalles de la visita. 
  Y el quinto compromete a los países de la comisión a seguir analizando 
  el tema en la próxima sesión, la número 59 del 2003. 
  La comisión está compuesta por 53 miembros. Con el vuelco colectivo 
  de América latina, parece difícil que Cuba escape de una censura. 
  El probable resultado será leído como un triunfo por los Estados 
  Unidos, que por curiosidades propias de la Comisión de Derechos Humanos, 
  un organismo que varía sus miembros año a año, esta vez 
  no integra el lote de los 53. Como este año la República Checa 
  no quiso patrocinar un proyecto de resolución anticubano, y como Washington 
  no sería de la partida, el Departamento de Estado operó en favor 
  de que América latina asumiera como suyas las críticas a Cuba. 
  
  Ese es, justamente, el tipo de discurso que prima estos días en el continente, 
  con las obvias y diferenciadas excepciones de Cuba, Venezuela y Brasil. 
  *** 
  "México vota a favor de causas, no en contra de países", dijo 
  Fox en una declaración. La canciller chilena, Soledad Alvear, dijo que 
  con ese texto se evita el tradicional voto de condena a la isla y se proponen 
  medidas concretas para promover las libertades públicas e individuales. 
  
  En Chile, dicho sea de paso, la decisión oficial de votar contra Cuba 
  fue cuestionada por el Partido Socialista. La oposición de derecha también 
  criticó la iniciativa, pero por supuesta tibieza. En la Argentina, se 
  sabe, el Presidente Eduardo Duhalde, que el viernes tuvo extraordinarios reflejos 
  al condenar el golpe en Venezuela, fue encontra de su propio electorado: las 
  dos cámaras del Congreso llamaron a votar por la abstención, junto 
  con Brasil. 
  La realidad, pese a los argumentos de Vivanco y de las cancillerías de 
  México y Chile es que el objetivo de los Estados Unidos para Cuba consiste 
  en mantener el caso dentro de lo que en la jerga de la Comisión de Derechos 
  Humanos se conoce como "Tema 9". En esa categoría figuran los países 
  sospechados de violaciones sistemáticas a los derechos humanos. Además 
  de Cuba están, por ejemplo, Irak y la República Democrática 
  del Congo. Y no están, por ejemplo, Pakistán y China. 
  Si este año no hubiera proyecto de resolución sobre Cuba, así 
  se tratara de un texto para decir que Fidel Castro es el adalid de los derechos 
  humanos pero por qué, comandante, no es usted aún más extraordinario, 
  Cuba desaparecería como caso. Entonces, el año que viene habría 
  que reponerlo, y eso cuesta más. De este modo, en cambio, quedó 
  asegurado el mantenimiento. Por eso, la presunta suavidad es algo secundario.