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Latinoamérica

12 de abril del 2002

Gustavo Noboa, presidente de Ecuador

Jugando a reivindicarse

En Marcha
El Presidente ha tomado la decisión de dar marcha atrás en el incremento de tarifas, sin embargo las condiciones de vida de los ecuatorianos continúan insostenibles.
A su regreso de otro de sus viajes, Gustavo Noboa dejó sin efecto tres medidas económicas que afectan más al bolsillo de los ecuatorianos: el alza de las tarifas telefónicas y eléctricas y el precio del tanque de gas de uso doméstico.
Múltiples han sido las reacciones frente a esta situación. La primera es que la denuncia realizada por el Frente Popular sobre el incremento de tarifas fue cierta y que los mentirosos y manipuladores de la opinión pública fueron precisamente aquellos que, por todos los medios, trataron de ocultar aquellas alzas hasta que el mismo presidente dijo lo contrario.
Baja de la inflación
Para justificar la adopción de los incrementos siempre se dijo que su impacto en la inflación era reducido o inexistente. Ahora resulta que el impacto si es alto y que la "sensibilidad social" de Noboa hicieron que no la tome. Lo cierto es que la inflación no se reducirá por esta medida, mantendrá su tendencia que llevará a que termine en valores superiores a un dígito, que es la esperanza del gobierno.
Lo que se evitó, con el paso atrás de Noboa, es eliminar la aceleración de la inflación que garantizaba alejarse de las metas económicas gubernamentales.
Sensibilidad Social
No se puede dejar de cuestionar el supuesto interés en el bienestar popular tiene Gustavo Noboa al evitar estos incrementos. Desde el mismo inicio de su mandato, después de la caída de Mahuad, incluyendo la decisión de mantener la dolarización, este gobierno se ha caracterizado por su total acuerdo con los intereses de la burguesía ecuatoriana. La intransigencia en la venta de las eléctricas es sólo un ejemplo de ello donde se pretende que las tarifas no contribuirán a la valoración de las empresas y se vuelve a la política de desprestigio del servicio.
La medida dispuesta a su retorno tiene, más bien, que ver con otros factores entre los que se cuentan su imagen bonachona de abuelo al que se le "chispotea", que le puede servir para sus intereses políticos personales actuales o futuros, lo cual implica el no hacerse "mala sangre" tomando medidas, cuyos réditos, no beneficiarán a su gobierno y menos a su posible candidatura que promociona con cheques cada vez que visita cantones.
También tiene relación con la posibilidad económica de hacerlo. Petróleo al alza con valor superior al presupuestado y la tendencia, en el corto plazo, a que ese precio se mantenga y, por tanto, presupuesto financiado e incluso la posibilidad de cumplir la exigencia del FMI de culminar el año con superávit. Esto a su vez pudo granjear la aceptación del FMI a la eliminación de los incrementos, aunque, ellos conocen, los precios de estos servicios, que pagamos los ecuatorianos, están a nivel internacional y, en algunos casos, los superan.
Descontento social
Si bien es cierto que la reacción de los pueblos del Ecuador, frente al anuncio de los incrementos, no fue todo lo importante que se esperaba, no es menos cierto que ésta se encuentra en aumento. Tal situación, en año electoral, podría significar eventos que se podrían salirse de control. Los partidos de derecha, en condiciones normales, tienen tomado el pulso a la reacción de los ecuatorianos en las urnas. Si la campaña electoral fuese en condiciones de protesta, de profunda inconformidad seguramente los resultados serían otros.
En la presente coyuntura, las movilizaciones para exigir que no se incrementen las tarifas, pierden su capacidad de convocatoria pero no se puede olvidar que el llamado a la protesta también tiene que ver con la no venta de las eléctricas en cuyo intento el CONAM insiste; en defensa de la Educación fiscal, laica, gratuita y de calidad que está atentada nuevamente por una propuesta de ley trasnochada; la expulsión de las bases norteamericanas en territorio ecuatoriano.
Las tarifas, tal cual han quedado, no satisfacen a nadie. No hay salario que perciban los ecuatorianos trabajadores que alcance a cubrir sus costos. El descontento social continúa y, por tanto, las banderas de lucha que persiguen tarifas y precios adecuados a los servicios no han dejado de ser justas y oportunas. La lucha continúa.




Hablan las cifras
* Más de 300 mil ecuatorianos han salido con visa a trabajar fuera del país en la última década, según la información oficial.
* De ellos 200 mil lo hicieron entre 1998 y 2000.
* 120 mil lo hicieron en el 2001 lo que equivale al 2% de la población econó-micamente activa del Ecuador.
* De ellos un porcentaje cada vez alto, en el 2000 el 40%, son ecuatorianos con importantes niveles de conocimiento que van a aportar al desarrollo de otros paises. Las políticas estatales de los gobiernos burgueses ecuatorianos no han logrado brindar posibilidades de desarrollo profesional y personal a los ecuatorianos.