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9 de abril del 2002
Chile: Identificadas osamentas de asesinados en La Moneda
Sergio Ramírez 
  
  La ministra Amanda Valdovinos envió a la Corte Suprema antecedentes 
  de las identidades de 8 detenidos desaparecidos que se encontraban en el Palacio 
  de La Moneda al momento del golpe militar (11.09.73), logradas en base a analisis 
  de fragmentos óseos encontrados en el Fuerte Arteaga. Lugar en que fueron 
  inhumados algunos de los cuerpos. Mientras que Pinochet, el responsable de sus 
  asesinatos, presenciaba las torturas a que fueron sometidos. 
  
  La ministra en visita Amanda Valdovinos, encargada de verificar la 
  información emanada de la Mesa de Diálogo, sobre la ubicación 
  de osamentas de detenidos desaparecidos en el Regimiento Arteaga, avanza en 
  sus investigaciones, provocando un vuelco espectacular que ha hecho enmudecer 
  a los partidario de la impunidad de dentro y fuera de Concertación. 
  La labor judicial de la jueza Valdovinos se inició a partir del informe 
  de las FF.AA sobre el destino de 20 desaparecidos; sin embargo, los hallazgos 
  de la jueza no corresponden al lugar indicado por el Ejército en ese 
  informe. El último informe de la ministra a la Corte Suprema confirma, 
  además, los errores en el informe entregado por el Ejército a 
  la Mesa de Diálogo, ya que el lugar donde se encontraron las osamentas 
  fue localizado gracias a testimonios de lugareños y ex uniformados que 
  se han colaborado voluntariamente en la invetigación. 
  La investigaciones y excavaciones ordenadas a partir de tales informaciones 
  permitió descubrir en terrenos de esa unidad castrense un pozo de 15 
  metros de profundidad donde fueron inhumados clandestinamente los cuerpos de 
  20 detenidos desaparecidos que se encontraban en La Moneda, tras el golpe militar 
  del 11 de septiembre de 1973. En efecto, en los terrenos (donados por la Iglesia 
  Católica a la institución castrense antes del golpe militar), 
  se descubrieron más de 400 fragmentos óseos. Los fragmentos, entre 
  los que se cuentan cráneos, falanges, vértebras, dientes y arcadas, 
  pertenecen a los cuerpos de 20 detenidos desaparecidos, arrojados a la fosa 
  después de ser fusilados y destrozados sus cadáveres con cargas 
  de dinamitas y granadas. Tales restos corresponden a los dejados tras la remoción 
  de las osamentas a finales de la década del '70. Los especialistas afirman 
  que por su ubicación fueron arrastrados desde uno de los extremos del 
  foso mediante una retroexcavadora, plenamente identificada en el proceso en 
  cuanto a sus características técnicas y propietario. No se descarta 
  que en próximas excavaciones se produzcan hallazgos de osamentas de mayor 
  tamaño. 
  LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS DE LA MONEDA 
  Los ocho detenidos desaparecidos identificados, cuyos restos fueron sepultados 
  clandestinamente en el Fuerte Arteaga se encontraban en La Moneda al instante 
  de la asonada castrense. En efecto, luego del bombardeo a La Moneda, ordenado 
  directamente por Pinochet, decenas de prisioneros tomados dentro del palacio 
  fueron llevados, según se afirma en el Informe Rettig, al Regimiento 
  Tacna, comandado por el coronel Joaquín Ramírez Pineda. Entre 
  ellos, 10 asesores de Allende y 13 miembros del GAP (Grupo de Amigos Personales 
  del Presidente, su guardia personal). Posteriormente fueron trasladados a Peldehue 
  para ser ejecutados y sus cuerpos dinamitados. 
  Según el Informe Rettig, 21 fueron los detenidos de La Moneda que terminaron 
  trágicamente en Colina. Los asesores del Presidente Allende: Eduardo 
  Paredes, ex director de Investigaciones; Enrique París, Jaime Barrios, 
  gerente general del Banco Central; Sergio Contreras, Daniel Escobar, Enrique 
  Huerta, Claudio Jimeno, doctor Georges Klein, Héctor Pincheira y Arsenio 
  Poupin, subsecretario General de Gobierno. Los miembros del GAP José 
  Freire, Daniel Gutiérrez, Oscar Lagos, Juan Montiglio Murúa, Julio 
  Moreno, Luis Rodríguez, Jaime Sotelo. Julio Tapia, Héctor Urrutia, 
  Oscar Valladares, Juan Vargas y Oscar Luis Avilés. 
  Las identificaciones, producto de las investigaciones ordenadas por la jueza 
  Valdovinos, eran de conocimiento público. El periódico La Voz 
  había informado en diciembre pasado al respecto. Un silencio cómplice 
  de los demás medios de información controlados por la reacción, 
  los grupos económicos y el oficialismo contribuyó a minimizar 
  estas violaciones a los DD.HH. Entre las víctimas individualizadas se 
  contarían el ex intendente de palacio Enrique Huerta y el ex miembro 
  de la guardia presidencial de Allende (GAP) Domingo Blanco. Además, no 
  se descarta que, gracias a la minuciosa investigación de la ministra 
  en visita Amanda Valdovinos, los cerca de 400 fragmentos óseos pueden 
  servir para la identificación de algunos de los siete GAP y seis asesores 
  de Allende detenidos en La Moneda que aún permanecen desaparecidos. 
  Los "prisioneros de guerra"detenidos en La Moneda fueron asesinados y enterrados. 
  Pero en 1979 sus restos eran removidos, al igual como ocurrió en distintas 
  partes del país luego que a fines de 1978 aparecieran 15 cadáveres 
  de asesinados en los hornos de Lonquén. Tales remociones, para ocultar 
  los alevosos crímenes ordenados por la camarilla golpista comandada por 
  Pinoche, se realizaron en todo el país, siendo el actual Comandante en 
  Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre uno de los "coordinadores" de tal 
  bestial operación. 
  LIMPIANDO LAS FOSA CLANDESTINAS 
  De la remoción realizada en el Fuerte Arteaga existen testimonios 
  y pruebas irrefutables. Uno de sus testigos presenciales es el capitán 
  Pedro Rodríguez Bustos. Su declaración al juez Juan Guzmán, 
  registrada en el "cuaderno secreto" del proceso "Caravana de la Muerte", fue 
  conocida públicamente al filtrarse su contenido a la prensa. Así, 
  en su testimonio Rodríguez dice que a fines de los años 70 "se 
  recibió una orden secreta" para reunir a todos los oficiales y suboficiales 
  que participaron en las ejecuciones y el entierro clandestino de los prisioneros 
  en Peldehue. Agrega que "esto era para que se dieran datos de dónde se 
  había enterrado a los ejecutados, porque la orden era limpiar el sector"; 
  que la información recabada fue "enviada a la Comandancia de Guarnición 
  de Santiago"; que tuvo la misión de "limpiar la franja y sacar los cuerpos". 
  Y, concluye afirmando: "Luego con helicópteros del Comando de Aviación 
  del Ejército los botaron al mar envueltos". 
  El hallazgo de osamentas en el Fuerte Arteaga ratifica que los antecedentes 
  de la ubicación de los cadáveres de los detenidos desaparecidos 
  dados a conocer por el presidente Lagos, de acuerdo al informe de las FF.AA 
  en la Mesa de Diálogo, eran fraudulentos y plenas de cinismo las alabanzas 
  que prodigara en esa oportunidad a los "hombres" de Pinochet. Tales antecedente 
  falsos se suman a la identificación de los restos de Juan Luis Rivera 
  Matus, quien aparecía en el informe de la Mesa de Diálogo entre 
  los lanzados al mar frente a San Antonio y cuyos fragmentos óseos fueron 
  encontrados en el mismo recinto militar de Peldehue. Además, los del 
  restos del ex director de Investigaciones Eduardo Paredes, y a Enrique París, 
  detenidos en La Moneda el 11 de septiembre de 1973 fueron desenterrados a comienzos 
  de los años 90 de una fosa del Patio 29 del Cementerio General de Santiago. 
  
  GOZABA PRESENCIANDO LAS TORTURAS 
  Augusto Pinochet no sólo daba las órdenes de asesinar y torturar 
  a quienes se oponían a su régimen dictatorial. Cual émulo 
  de los bestiales asesinos de las hordas hitlerianas gozaba con el dolor de sus 
  víctimas. Para ello disfrutaba observando las torturas que sus secuaces 
  aplicaba obedeciendo sus órdenes. Son actitudes de perversidad que reflejan 
  fielmente a un degenerado asesino que goza de impunidad gracias a los gobiernos 
  inconsecuentes de la Concertación, de los partidos de la derecha, a un 
  poder judicial corrupto y a la defensa corporativa de unas FF.AA manchadas con 
  la sangre de miles de chilenos. 
  El mayor (R) Enrique Cruz Loyer, ex comandante de la Unidad de Artillería 
  del Regimiento Tacna y actual encargado de seguridad del Senado, vió 
  a Pinochet en un sector del regimiento nombrado, semioculto tras las barandas 
  hechas con cañones antiguos de carabinas, observando como sus esbirros 
  torturaban a los integrantes del GAP y a los colaboradores de Allende que habían 
  sido detenidos en La Moneda. Cruz Loger relató tal canibalesco acto al 
  mayor (R) Fernando Reveco Valenzuela, quien posteriormente lo denunció 
  bajo firma al juez Juan Guzmán. Los hechos relatados están consignados 
  en los documentos del proceso "Caravana de la Muerte". 
  Todos los antecedentes reunidos por la ministra Amanda Valdovinos serán 
  remitidos posteriormente a los Tribunales del Crimen y/o Tribunales militares 
  que correspondan para determinar los responsables de los homicidios y las inhumaciones 
  y exhumaciones ilegales acreditadas en la investigación y sus correspondientes 
  sanciones por los crímenes cometidos. Esto sería lo lógico, 
  normal y de justicia en una sociedad democrática. Pero, los delitos de 
  lesa humanidad cometidos en dictadura no sólo gozan de impunidad en Chile, 
  sino que además, los defensores de asesinos y torturadores controlan 
  el poder forma y real, que utilizan para impedir se haga justicia en las violaciones 
  a los DD.HH. Mientras tanto, los personeros de gobierno y de las cúpulas 
  políticas del sistema mantienen un cómplice silencio sobre la 
  identificación y antecedentes de la investigación de la jueza 
  Valdovinos. Tratan de cubrir con un manto de silencio y olvido tales crímenes.