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16 de abril del 2002
Guatemala, la utopía de la justicia
Antonio Cuesta Marín 
  
  
  El pasado 22 de marzo, un grupo de 17 organizaciones de derechos humanos 
  y movimientos sociales de Guatemala presentaron ante el Vicepresidente de la 
  República y Coordinador del Gabinete de Seguridad, Juan Francisco Reyes 
  López, un manifiesto (La seguridad no se negocia) en el que expresaban 
  su preocupación sobre el clima de inseguridad y el deterioro del respeto 
  de los derechos humanos en Guatemala. 
  En el documento se denunciaba el aumento de la represión, con métodos 
  típicos de la contrainsurgencia de los años de la dictadura, y 
  el cierre de los espacios para el diálogo y, en consecuencia, para el 
  avance de la democracia en Guatemala. 
  Desde la firma de los acuerdos de paz, en diciembre de 1996, la sociedad guatemalteca 
  ha visto truncadas todas sus esperanzas de ver llevado a cabo un cambio político 
  y social. El aumento de la violencia, la corrupción política y 
  las desigualdades sociales y económicas han generado hasta el momento 
  una gran frustración y una creciente falta de confianza en las instituciones 
  y en los partidos políticos. De hecho para el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), 
  Guatemala ha sido durante el año 2001 "el país mas violento e 
  inseguro del continente americano" . Los hechos de violencia y las vulneraciones 
  de derechos humanos han aumentado un 25% con respecto al año anterior 
  y casi un 40% si se compara con 1999. En concreto durante el pasado año, 
  el GAM ha contabilizado más de dos mil casos de violencia política 
  y social, de los cuales, algo más de la mitad, tuvieron como resultado 
  la muerte de una o varias personas. 
  Ataques y amenazas  
  Uno a uno, todos los sectores sociales organizados han sido víctimas 
  de amenazas o de ataques. 
  Desde comunidades campesinas, grupos de derechos humanos, organizaciones feministas, 
  sindicales y estudiantiles hasta equipos de trabajo que realizaban exhumaciones, 
  pasando por congregaciones religiosas, grupos de homosexuales y periodistas, 
  entre otros. 
  Dos días antes de la presentación del documento (La seguridad 
  no se negocia) las oficinas de una de las organizaciones firmantes del mismo, 
  la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales de Guatemala (AVANCSO), 
  fueron asaltadas de madrugada. Los atacantes, tras golpear y amenazar con una 
  pistola al vigilante, procedieron a destrozar el mobiliario de las oficinas 
  donde se estaban trabajando temas relativos al campesinado y medios de comunicación. 
  Curiosamente estas oficinas se encuentran a escasa distancia del Palacio Nacional, 
  la Casa Presidencial y el Estado Mayor de la Presidencia. AVANCSO es uno de 
  los grupos objeto de reiterados ataques y amenazas a lo largo de los años 
  por parte de los grupos clandestinos vinculados al poder. 
  Estos hechos fueron denunciados públicamente y ante los organismos del 
  Estado pero hasta el momento la investigación policial no ha obtenido 
  ningún resultado. 
  El último informe sobre la situación de Derechos Humanos de la 
  Misión de Naciones Unidas en Guatemala (MINUGUA) señala claramente 
  la existencia de cuerpos de seguridad ilegales y aparatos clandestinos que actúan 
  con impunidad en la comisión de los delitos. Igualmente "finqueros" y 
  terratenientes que en el pasado financiaron e incluso participaron en diferentes 
  "escuadrones de la muerte", continúan con vínculos dentro del 
  ejército y han constituido nuevas guardias privadas para actuar contra 
  dirigentes indígenas o campesinos. Estos hechos han ocurrido con especial 
  alevosía en la costa sur, donde muchos campesinos han sido brutalmente 
  asesinados durante el pasado año. En muchos casos los agresores han sido 
  identificados como miembros de la G2 (inteligencia militar). 
  Se han documentado 24 casos que pueden ser calificados como ejecuciones extrajudiciales. 
  Si no hubo bastante con los 45 mil desaparecidos, a manos de militares y escuadrones 
  de la muerte durante los 28 años de terrorismo institucionalizado, ahora 
  esta antigua "técnica" de contrainsurgencia ha vuelto a ser puesta en 
  práctica. Desde octubre de 1993 las organizaciones de derechos humanos 
  no habían registrado ningún caso de desaparición forzada, 
  pero con la llegada al poder del ultraderechista Frente Republicano Guatemalteco 
  (FRG), en 1999, han comenzado a contabilizarse. El primero de ellos fue la desaparición 
  de la catedrática universitaria Mayra Gutiérrez. Esta caso no 
  está siendo investigado y los funcionarios gubernamentales no sólo 
  han restado importancia al asunto sino que incluso han hecho declaraciones difamando 
  y calumniando a la víctima. Durante el pasado año, 3 nuevos casos 
  se han añadido a la lista. 
  Deterioro social y económico  
  Para las organizaciones sociales guatemaltecas el año 2001 se caracterizó 
  por la agudización de la crisis en el terreno político, social 
  y económico. Por primera vez en la historia del país centroamericano 
  ha surgido el peligro de que un número indeterminado de personas mueran 
  por inanición. Al menos dos municipios ya están padeciendo hambruna 
  (Jocotán y Camotán en el departamento de Chiquimula al oriente 
  del país) y 100 más se encuentran en peligro de enfrentarla en 
  los primeros meses del 2002. El creciente desempleo, la injusta distribución 
  de la riqueza , la grave crisis económica que vive el país, la 
  caída de los precios del café en el mercado internacional y una 
  aguda sequía han sido los principales causantes de una hambruna que amenaza 
  con extenderse por otras zonas de Guatemala, sin que hasta el momento se hayan 
  creado planes que tiendan a impedir que se dé una situación de 
  esa naturaleza. 
  En el índice de desarrollo humano, Guatemala ha pasado de ocupar el puesto 
  112, en 1999, a situarse en el 120 durante el año 2001. Lo que denota 
  el claro retroceso en el que se encuentra. 
  La creciente militarización  
  El documento presentado hace hincapié en que los cuerpos de seguridad 
  ilegales y los aparatos clandestinos no pueden funcionar sin la aquiescencia 
  del Estado. En muchos casos existen evidencias de que la actuación policial 
  encubre el delito y la inacción del ministerio público garantiza 
  la impunidad. Ante estas denuncias, el Ministerio de Gobernación siempre 
  ha asegurado desconocer la existencia de estos grupos o encontrarse los mismos 
  fuera de su control. A pesar de las medidas cautelares de protección 
  solicitadas a instancia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 
  o de la Representante Especial para Defensores de Derechos Humanos de la ONU, 
  el mismo ministerio no ha mantenido acciones continuadas de seguridad hacia 
  las personas u organizaciones amenazadas. 
  Otra acusación grave contra el gobierno guatemalteco es la que hace referencia 
  a los distintos nombramientos para cargos públicos de ex-militares. Constituyendo 
  esta circunstancia una clara violación de los Acuerdos de Paz y afectando 
  directamente al deterioro del respeto de los derechos humanos en el país. 
  
  La institución militar ha recuperado en los dos últimos años 
  parte de la influencia política que desde la firma de la paz había 
  ido perdiendo (muy a su pesar) en beneficio de las instituciones civiles. Durante 
  el pasado año, consiguió duplicar de "facto" el presupuesto consignado 
  al ejército, aprovechándose para ello de transferencias "secretas" 
  provenientes de otros departamentos ministeriales, y de ese modo pasar de los 
  836 millones de quetzales que tenía asignados a 1,546 millones. Quebrando 
  con ello el Acuerdo de fortalecimiento del poder civil y función del 
  ejército en una sociedad democrática, que establece una reducción 
  presupuestaria de por lo menos 33% con relación al PIB, tomando como 
  referencia el presupuesto de 1995. 
  Peticiones al gobierno  
  Las organizaciones firmantes del documento consideran que los ciudadanos guatemaltecos 
  tienen la legítima aspiración a un estado de derecho en el que 
  todos los ciudadanos y ciudadanas puedan organizarse y desarrollar sus actividades 
  sin riesgo para su vida. Esta es "una garantía reconocida por el Estado 
  de Guatemala en los Acuerdos de Paz, el ejercicio de la promoción y la 
  defensa de los derechos humanos". Sin embargo, desde abril del 2000, las mismas 
  organizaciones han evidenciado un deterioro acusado de las condiciones de seguridad, 
  para poder llevar a cabo sus tareas. 
  Por último demandan del gobierno guatemalteco la desarticulación 
  de los cuerpos de seguridad ilegales y los aparatos clandestinos. Exigen que 
  se dé marcha atrás en los nombramientos de militares para los 
  puestos del ejecutivo que están destinados a civiles y que se reduzca 
  el presupuesto militar, al tiempo que piden explicaciones de lo gastado al momento. 
  
  Antonio Cuesta Marín 
  El Manifiesto, La seguridad no se negocia, esta firmado por las organizaciones: 
  Alianza contra la Impunidad, Asociación Feminista La Cuerda, Asociación 
  para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala, Casa Alianza, Casa de 
  Desarrollo Comunitario, Centro de Acción Legal en Derechos Humanos, Centro 
  de Análisis Forenses y Ciencias Aplicadas, Centro de Estudios, Información 
  y Bases para la Acción, Coalición Guatemalteca por la Corte Penal 
  Internacional, Coordinadora Nacional de Derechos Humanos de Guatemala, Coordinadora 
  Nacional de Organizaciones Campesinas, Familiares de Detenidos Desaparecidos 
  de Guatemala, Fundación Myrna Mack, Fundación Rigoberta Menchú 
  Tum, Grupo de Apoyo Mutuo, Instituto de Derechos Humanos de la USAC, Movimiento 
  Social por los Derechos de la Niñez y la Juventud, Oficina de Derechos 
  Humanos del Arzobispado.