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16 de abril del 2002
Colombia: Cómo se feria la central hidroelectrica de Caldas (CHEC)
Jorge Enrique Robledo Castillo
  http://www.moir.org.co 
  
  Es muy probable que el próximo 10 de abril -cuando, luego de un 
  proceso secreto, la banca de inversión Rodthchil le fije precio a la 
  Chec- se dé inicio a la definitiva pérdida para los caldenses 
  de lo que hasta hoy es su principal patrimonio, el cual se construyó 
  con el esfuerzo de los habitantes de la región por más de medio 
  siglo. Porque es un secreto a voces que el 56 por ciento de la empresa se feriará 
  por una suma bajísima y que la participación accionaria de Manizales 
  y Caldas se reducirá a menos de la mitad de lo que hoy tienen, porcentaje 
  que, además, "quedará valiendo una suma pírrica", como 
  lo señaló Néstor Buitrago Trujillo. 
  El pretexto del gobierno nacional para malvender la mayoría de la Chec 
  son sus problemas financieros, dificultades que tienen como responsable principal 
  al propio gobierno, pues éste se ha negado a pagar los 220 mil millones 
  de pesos que le adeuda a la empresa por subsidios y tampoco ha querido asumir 
  el costo del desmonte del contrato con Termodorada, contrato leonino que ya 
  le ha significado a la Chec botar más de 96 mil millones de pesos. Y 
  el contrato de PPA con Termodorada tiene como primer culpable al gobierno porque 
  éste no lo avaló, como sí lo hizo con los similares de 
  las otras electrificadoras regionales, y porque Planeación Nacional embaucó 
  a la junta directiva de la Chec con el supuesto crecimiento de la demanda de 
  energía, cuando ya estaba claro que las políticas neoliberales 
  producirían el desastre que produjeron. Es obvio que si estos dos problemas 
  se resolvieran desaparecería cualquier disculpa sobre la necesidad de 
  vender parte de la Central Hidroeléctrica de Caldas. 
  La otra razón por la que la Chec se pondrá en venta por una suma 
  bajísima, puede calificarse de negociado "con base científica". 
  Éste consiste en que los neoliberales no valoran las empresas del Estado 
  por sus activos sino por sus flujos de caja, los cuales relacionan con las tasas 
  que se les antoje ganar a los inversionistas, porcentajes que siempre son muy 
  altos y que solo pueden aparecer bajando al mínimo el precio de venta 
  de las empresas. El cuadro se completa cuando se sabe que la enajenación 
  de las electrificadores regionales no es una opción sino una obligación 
  impuesta por el Fondo Monetario Internacional. Empresas empujadas hacia su quiebra, 
  ventas obligadas y ganancias exorbitantes conforman el trípode en el 
  que se para la privatización. 
  El tercer aspecto que ha colocado a los caldenses, en lo que a las decisiones 
  legales respecta, como simples observadores de cualquier ocurrencia del gobierno 
  nacional en su contra, es imputable a decisiones del orden local. Hasta el año 
  pasado, los estatutos de la Chec le daban poder de veto al representante de 
  las acciones de Caldas en la junta directiva de la empresa. Pero en un pésimo 
  día para los intereses regionales y nacionales, el gobernador de Caldas, 
  con el respaldo del alcalde Manizales, decidió ceder de manera graciosa 
  dicha garantía, con lo que le concedió al ministerio de Hacienda 
  la posición absolutamente dominante de la que hoy disfruta. 
  Pero no obstante las evidentes dificultades para defender los intereses de Caldas 
  y Colombia en la Chec, todavía es tiempo de impedir que el gobierno nacional 
  malbarate sus acciones y facilite mayores alzas en las tarifas de la electricidad. 
  Si todos los caldenses nos unimos en contra de esa decisión, no habrá 
  poder capaz de imponerla. 
  Coletilla: sirva esta columna, que aspiro no desaparezca bajo el peso de mis 
  nuevos deberes, para agradecerles a quienes me eligieron como senador de la 
  República, y especialmente al puñado de patriotas que se echó 
  sobre sus hombros la responsabilidad de vencer en una batalla en extremo desigual. 
  Y no sobra contar que de lo que gane en el Congreso solo tomaré para 
  mí una suma que me permita seguir viviendo como vivo; el resto, se destinará 
  a las causas políticas y sociales que busquen el progreso de la nación. 
  
  Manizales, 5 de abril de 2002.