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Latinoamérica

El conflicto de Argentina con GB, el más grave error de la dictadura: ex combatiente
En la soledad, sobrevivientes de la guerra de las Malvinas recordarán a las víctimas

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos A ires, 1o. de abril. A 20 años de aquel 2 de abril de 1982 cuando soldados argentinos desembarcaron en las australes islas Malvinas ocupadas por Gran Bretaña desde 1833, sobrevivientes de esa operación dirigida por la más cruel dictadura que haya vivido Argentina (1976-1983) se preparan para recordar a las víctimas.
En las conmemoraciones que se celebrarán mañana con un acto central en Usuahia, la ciudad más austral del mundo, este lunes se efectuó en la capital porteña un singular escrache (señalamiento público) ante la casa del ex general Leopoldo Fortunato Galtieri, quien desde su despacho decidió el desembarco.
Como cada año, a la conmemoración seguirá el debate. Aunque todos destacan la justificación histórica del reclamo argentino, muchos no olvidan que Galtieri ?el dictador que atendía siempre con whisky a la mano? decidió el desembarco apenas 48 horas después de que se registró la hasta entonces mayor protesta callejera contra el régimen militar.
Así comenzó un periodo confuso, en el cual centenares de detenidos en la protesta del 30 de marzo por reclamar a una dictadura que había dejado 30 mil desaparecidos "pan y trabajo" fueron liberados en medio de festejos por la "recuperación" de las Malvinas. Muchos creyeron ver cómo una causa justa caía en manos espurias, que buscaban tapar las protestas y perpetuarse en el poder.
Pero la junta militar no pensó que Gran Bretaña respondería con todo su poder ni que su estrecha colaboración ''anticomunista'' con Washington careciera de peso. Tras 74 días de conflicto, que dejaron un millar de muertos, la mayoría argentinos -entre ellos los jóvenes que viajaban en el crucero General Belgrano, hundido fuera de la zona de conflicto-, la guerra llegó a su fin.
Aunque muchos sostenían entonces que las islas no eran más que un montón de piedras, alguna vez el escritor y periodista Rodolfo Walsh -desaparecido por la dictadura militar- enmarcó la actitud británica de mantener esas lejanas islas más pobladas por ovejas que por súbditos, en enormes intereses estratégicos y de reservas petroleras, que aún hoy no han sido explotadas.
La verdad a la luz del tiempo
Ahora, 20 años después, salen a la luz documentos que revelan el entramado de intereses y traiciones de esa guerra, que es para los ex combatientes el recuerdo de un horror del que muchos no han podido escapar aún.
El periodista y ex combatiente Edgardo Esteban, quien publicó recientemente Malvinas: diario de un regreso, con la colaboración de Gustavo Romero Borril, intenta resumir su sentimiento ante una nueva conmemoración: "Hay quienes actúan ante una suerte de símbolos, así como por ejemplo adoran a (Diego) Maradona y otros personajes similares. Están detrás del símbolo. Hay otros sectores de la política y los negocios que ven desde una perspectiva propia, y están aquellos para los que se trató de un reclamo de soberanía auténtico".
Esteban no exige un lugar de héroes para los sobrevivientes, pero destaca el olvido en que se les ha dejado, cuando muchos no tienen trabajo ni fueron atendidos por las secuelas físicas o sicológicas. Su libro, dice, no es simplemente un testimonio de "una guerra en la que nunca soñé estar, ni la muerte que tanto esperé, ni el dolor que tanto me torturó, ni el miedo que no me dejaba crecer, ni la indiferencia que padecimos después, ni la marginación que aún continúa, ni el silencio prudente que me aconsejaron guardar, ni la posguerra que no nos supo entender, puesto que ninguna de esas cosas me hizo perder el amor a la vida".
Luego de hablar con La Jornada, Esteban se dirigirá al escrache a Galtieri, porque para él la guerra de las Malvinas fue parte de la dictadura, "el más grave de sus errores en todo caso".
Y un error en el que no contaron con sus aliados de la coordinadora represiva del Cono Sur. Así, la detención del ex dictador de Chile Augusto Pinochet, en Londres, en 1998, sacó a la luz testimonios de quienes reconocieron la ayuda de ese país a Gran Bretaña en su guerra contra Argentina. También aparecieron documentos desclasificados en los cuales el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner solicita a Washington el derrocamiento de su par Galtieri para "evitar el fracaso de la lucha anticomunista".
Estos documentos, citados por el diario Clarín, transcriben los informes enviados por la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires al gobierno de Ronald Reagan entre abril y junio de 1982. Allí se advierte el temor de Washington de que el régimen militar argentino diera un hipotético giro "pro soviético".
Galtieri era un aliado clave para Washington en su guerra contra la Nicaragua sandinista. "Un golpe contra Galtieri y la junta (militar) es, como hemos hecho notar, una clara posibilidad luego de una derrota argentina", sostiene un cable enviado por Harry Shlaudeman, jefe de la misión estadunidense en Buenos Aires. "Al largo plazo los argentinos pueden girar hacia la Unión Soviética en busca de armas", añadía.
Las cartas entre el funcionario y el entonces secretario de Estado Alexander Haig, más otros documentos, dan cuenta de las luchas internas entre los militares argentinos, que si bien eran aliados especiales de Washington, también se habían negado ?después de la intervención soviética en Afganistán? a sancionar a la entonces Unión Soviética, a quien Argentina vendía cereales, recuerdan analistas de Clarín.
Lo cierto es que Reagan se alineó rápidamente con su amiga Margaret Thatcher, como era previsible. Otras revelaciones llegan desde Londres, donde el ex secretario de Defensa británico, John Nott, adelantó recientemente parte de sus memorias al periódico The Daily Telegraph. Allí sostuvo que Francia fue un aliado incondicional de Gran Bretaña mediante el envío de información que permitió sabotear los misiles argentinos, y "nos permitió el acceso a los aviones que abastecían a la Argentina para que los pilotos de (aviones) Harrier se pudieran entrenar contra ellos".
Nott sostiene, sin embargo, que Reagan intentó salvar "la cara" de su aliado Galtieri, y presionó a Londres para que se negociara con Argentina: "No podían entender que para nosotros cualquier acuerdo negociador era como una derrota".
Esta coalición contra Argentina, la superioridad militar británica, más soldados argentinos improvisados atrapados en aquellas islas, dan ahora cuenta de la derrota que muchos prefieren olvidar. Pero no los ex combatientes, muchos de los cuales vieron morir a compañeros en un intento por recuperar un territorio "arrebatado".
"Se diga lo que se diga era una causa justa", pero bastardeada por los que la comandaban, señalan algunos, que reclaman contra quienes los han dejado en "soledad" y convocan a la memoria y a la justicia, "ambas siempre ausentes" aquí.