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10 de abril del 2002
El 
  Plan Colombia y el ALCA. 
Manuel Salgado Tamayo
  Secretario General del Partido Socialista-Frente Amplio del Ecuador. 
   
  ANTECEDENTES.  
  
  Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, 
  ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite 
  que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles y determinados 
  a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos 
  poder, ligadas por el comercio libre y útil con los pueblos europeos, para ajustar 
  una liga contra Europa, y cerrar tratos contra el resto del mundo. De la tiranía 
  de España supo salvarse la América Española; y ahora, después de ver con ojos 
  judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque 
  es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su 
  segunda independencia...escribía, tenso y visionario, José Martí, al comentar 
  el Congreso al que Estados Unidos convocaran a los países latinoamericanos en 
  1888. Pese a su clara advertencia ese fue el punto de partida del panamericanismo 
  y la OEA que tantos males causaron a nuestros pueblos.  
  
  
  
A más de un siglo de la ejemplar batalla martiana el poderoso 
  Imperio nos convoca, nuevamente, a la formación del Mercado Común de las Américas, 
  ALCA, que no es sólo el diseño de una zona de libre comercio que vaya desde 
  Alaska hasta la Patagonia, sino que implica, sobre todo, la ejecución definitiva 
  del viejo proyecto de la coyunda colonial sobre los pueblos y naciones de nuestra 
  América.  
  Los orígenes de la actual política norteamericana hacia América Latina hay que 
  rastrearlos en el Mensaje al Congreso del Presidente James Monroe, el 2 de diciembre 
  de 1823, cuyos siguientes párrafos son conocidos como la Doctrina Monroe:  
  "Los continentes americanos, por la libre e independiente condición 
  que han asumido y que mantienen, no deberán ser considerados ya como susceptibles 
  de futura colonización por cualquiera de las potencias europeas".  
  "La sinceridad y relaciones amistosas que existen entre los Estados Unidos 
  y aquellas potencias, nos obligan a declarar que consideraríamos peligroso para 
  nuestra paz y seguridad cualquier tentativa de parte de ellas que tenga por 
  objeto extender su sistema a una porción de este hemisferio, sea cual fuere. 
  No hemos intervenido ni intervendremos en las colonias o dependencias de cualquier 
  potencia europea: pero cuando se trate de gobiernos que hayan declarado y mantenido 
  su independencia, y que después de madura consideración, y de acuerdo con justos 
  principios, hayan sido reconocidos como independientes por el gobierno de los 
  Estados Unidos, cualquiera intervención de una potencia europea, con el objeto 
  de oprimirlos o de dirigir de alguna manera sus destinos, no podrá ser vista 
  por nosotros sino como la manifestación de una disposición hostil hacia los 
  Estados Unidos".  
  Como lo han demostrado todos los hechos posteriores, la doctrina no implicaba 
  una política defensiva frente a Europa, sino que era una amenaza contra cualquier 
  pretensión de cerrar el paso a la expansionismo norteamericano. En 1823 casi 
  todas las colonias de España en América se habían independizado. Uno de los 
  grandes artífices de ese proceso, Bolívar, había empezado a trabajar en el sueño 
  de la unidad de las repúblicas latinoamericanas. Integración en la libertad, 
  era su ideal. En diciembre de 1824 Bolívar firma la carta de invitación al Congreso 
  que se lleva a cabo, en circunstancias muy adversas, en 1826. Por un lado varios 
  gobiernos de la región no entienden la necesidad e importancia de la Confederación, 
  por otro lado, Francisco de Paula Santander, contrariando las instrucciones 
  del Libertador invita al Congreso a los Estados Unidos de América. Con la muerte 
  del Libertador se interrumpe su sueño de la Patria grande.  
  En 1846 Estados Unidos inician la guerra contra México. Como resultado de esta 
  agresión se apodera de Texas y dos años después, en 1848, desatan una nueva 
  guerra que les permite apoderarse de Arizona, Nuevo México, California, Nevada, 
  Utah y parte de Wyoming.  
  En 1898 se da inicio a la Guerra Hispano Norteamericana que le permite a los 
  Estados Unidos apoderarse de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. El secretario 
  de Estado John Hay dirá que había sido una "espléndida pequeña guerra", 
  pues al precio de 289 heridos y/o muertos en combate se apoderaron de cuatro 
  naciones.  
  En 1903 imponen el Tratado Hay-Bunau Varilla por el que cercenan la provincia 
  de Panamá a Colombia, fraguan una independencia espúrea y ceden la zona sobre 
  la que se construirá el Canal que, al decir del General Omar Torrijos, "será 
  como un puñal clavado en el corazón de la dignidad del pueblo panameño." 
   
  En el mensaje anual de 1904 el Presidente Teodoro Roosevelt completó la 
  doctrina Monroe formulando el siguiente corolario:  
  "Si una nación demuestra que sabe actuar con una eficacia razonable 
  y con el sentido de las conveniencias en materia social y política, si mantiene 
  el orden y respeta sus obligaciones, no tiene porque temer una intervención 
  de los Estados Unidos. La injusticia crónica o la importancia que resultan de 
  un relajamiento general de las reglas de una sociedad civilizada pueden exigir 
  a fin de cuentas, en América o fuera de ella, la intervención de una nación 
  civilizada y, en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos 
  a la doctrina de Monroe puede obligar a los Estados Unidos, aunque en contra 
  de sus deseos, en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, a ejercer 
  un poder de policía internacional".  
  El nuevo gendarme del mundo, armado de un grueso bastón, ha intervenido 
  desde entonces cuantas veces ha necesitado en América Latina y en el Mundo. 
  Un investigador acucioso, Gregorio Selser, contabiliza más de 10.000 ocupaciones, 
  agresiones y desembarcos, desde el siglo XIX hasta hoy, sólo en la región latinoamericana. 
  Cambiaron los estilos y las máscaras, pero, en esencia, la política estuvo determinada 
  por la doctrina Monroe y el Corolario de Roosevelt. De la Unión Panamericana, 
  definida en 1910, pasamos al idealismo de Wilson y la diplomacia del dólar. 
  El otro Roosevelt, el bueno, para enfrentar los desafíos de la II Guerra Mundial, 
  armó la política del Buen Vecino que fue muy útil para implementar la OEA y 
  el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR. Así nació el interamericanismo 
  que ha sido desde entonces, en forma más clara e institucional, la pantalla 
  del expansionismo norteamericano.  
  Lo que podría denominarse la política más inteligente para América Latina la 
  diseñó John F. Kennedy, con su Alianza para el Progreso, aunque su muerte violenta 
  y prematura no le dio tiempo de implementarla.  
  Nixon y su Secretario de Estado Henry Kissinger serán recordados como los mentalizadores 
  del asesinato de Allende y el Plan Cóndor.  
  Ronald Reagan como el gran matarife de los años 80 en el Cono Sur y Centro América. 
  Bush padre como el mentalizador del Mercado Común de las Américas, pero además, 
  junto a Bill Clinton, por su guerra contra las drogas y la aplicación del Consenso 
  de Washington que resume la propuesta neoliberal más extrema.  
  ¿ Es el ALCA un nuevo capítulo de los procesos de integración de América Latina? 
  La respuesta es no. Los procesos de integración de América Latina, iniciados 
  en 1960, con la firma del Tratado de Montevideo que dio paso a la Asociación 
  Latinoamericana de Libre Comercio, ALALC, y, del Tratado de Managua que postuló 
  la creación de un Mercado Común Centroamericano, fueron empresas colectivas, 
  nacidas en buena medida desde el pensamiento de Raúl Prebich y la CEPAL, que 
  buscaron comprometer a los gobiernos y los pueblos que tenían afinidades de 
  origen y perspectiva histórica, que buscaban, en cierto modo, la unidad para 
  enfrentar a las grandes potencias. La integración latinoamericana que, prosiguió 
  con el Acuerdo de Cartagena de 1969, abogaba por una industrialización sustitutiva 
  de importaciones, desde una fuerte intervención del Estado, con una regulación 
  estricta de la inversión extranjera, en un proceso deliberado y planificado 
  que se "convirtió en un factor de enfrentamiento con los Estados Unidos, 
  opuesto a este tipo de políticas, percibidas como una restricción al libre flujo 
  de sus mercancías y capitales". La integración latinoamericana que 
  siguió adelante en 1973 con el Tratado de la Comunidad del Caribe(CARICOM); 
  en 1980 con la Asociación Latinoamericana de Integración, ALADI, y en 1991 con 
  el Tratado de Asunción que dio paso al Mercado Común del Sur, MERCOSUR, han 
  sido, pese a todas sus limitaciones, iniciativas pensadas desde nuestras propias 
  demandas. De los procesos mencionados, cinco sobreviven, "cada uno de 
  ellos asociado a una forma de integración económica diferente, la cual, a su 
  vez, responde tanto a características de los países participantes y de sus relaciones 
  recíprocas, como a los alcances del acuerdo político previo que le sirve de 
  supuesto" Esos procesos vigentes son:  
  1. El Mercado Común Centro Americano formado por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, 
  Honduras y Nicaragua.  
  2. La Comunidad Andina de Naciones, la CAN, formado por Bolivia, Perú, Ecuador, 
  Colombia y Venezuela.  
  3. La Comunidad del Caribe, CARICOM, integrada por Antigua y Barbuda, Bahamas, 
  Barbados, Bélice, Dominica, Granada, Guyana , Jamaica, Montserrat, San Cristóbal-Nieves, 
  Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y Trinidad Tobago.  
  4. La Asociación Latinoamericana de Integración, ALADI, de la que forman parte 
  Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, 
  Uruguay y Venezuela.  
  5. y el Mercado Común del Sur, MERCOSUR, constituido por Brasil, Argentina, 
  Uruguay y Paraguay.  
  El ALCA tiene que ser entendido como la continuación de las políticas norteamericanas 
  para América Latina que se fueron gestando desde el siglo XIX, pero también 
  como un instrumento de profundización de las políticas de apertura unilateral 
  impulsadas, en las dos últimas décadas del siglo XX, por la tríada institucional 
  del poder mundial integrada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial 
  y la Organización Mundial de Comercio.  
  Más de dos décadas de aplicación de las políticas de libre comercio y su profundización 
  por los acuerdos de acceso al GATT-OMC nos llevan a constatar que, el llamado 
  libre comercio no existe, que, una buena parte de lo que se denomina libre comercio 
  son, en realidad, operaciones intra firma entre las grandes empresas transnacionales; 
  que, por otro lado, un segmento importante del comercio mundial se realiza entre 
  los tres grandes bloques del poder planetario, como comercio regulado: el Nafta, 
  la Unión Europea y el Japón y los Tigres Asiáticos. Los países del sur que fueron 
  sorprendidos en Marrakech, en 1994, por una arquitectura del comercio mundial 
  que no entendieron, han ido asimilando de a poco y dolorosamente que, una es 
  la propuesta ideal, escrita en los principios del GATT- OMC; y, otra la dialéctica 
  real del sistema mundial de comercio. Las vigorosas luchas que libran los movimientos 
  sociales del mundo contra esa parte diabólica de la globalización neoliberal 
  atestiguan la necesidad de buscar una nueva arquitectura del comercio internacional, 
  más justa y equitativa.  
  El proyecto norteamericano del ALCA parece no estar enterado de las consecuencias 
  nefastas que ha tenido el libre comercio entre las naciones y los pueblos pobres 
  del orbe, sólo así puede entenderse que insistan en imponer a los pueblos del 
  continente una copia de las estipulaciones de la Organización Mundial del Comercio, 
  las imposiciones del fallido Acuerdo Multilateral de Inversiones y la reedición 
  de las fracasadas políticas del NAFTA que llevaron a una descomunal quiebra 
  de inicio de la economía mexicana.  
  GENESIS DEL ALCA.  
  La iniciativa de formar el Mercado Común de las Américas( ALCA) corresponde 
  al Presidente George Bush, padre, que convocó a la Primera Cumbre de las Américas, 
  en Miami, en diciembre de 1994. Los 34 jefes de Estado y de Gobierno de la región, 
  menos que Cuba que, fue excluida en forma deliberada, aceptaron la propuesta 
  norteamericana de establecer un área de libre comercio, en la que se irían eliminando 
  en forma progresiva las barreras al comercio y a la inversión. Durante la fase 
  preparatoria del proceso del ALCA se efectuaron cuatro reuniones ministeriales, 
  la primera en junio de 1995, en Denver, USA; la segunda en Cartagena de Indias, 
  Colombia, en 1996; la tercera en 1997 Belo Horizonte, Brasil; y, la cuarta en 
  San José de Costa Rica, en 1998. En ésta última reunión los Ministros recomendaron 
  dar inicio a las negociaciones y establecieron la estructura, los principios 
  y los objetivos para desarrollarlas.  
  La Segunda Cumbre de las Américas efectuada en Santiago de Chile en abril de 
  1998 dio inicio formalmente a las negociaciones.  
  La quinta reunión Ministerial tuvo lugar en Toronto, Canadá, en noviembre de 
  1999. Aquí se instruyó a los grupos de negociación preparar un texto de borrador 
  del proyecto el mismo que fue presentado a la sexta reunión ministerial efectuada 
  en Buenos Aires en abril del 2001.  
  En la tercera Cumbre de las Américas, tuvo lugar en Québec, Canadá, en abril 
  del 2001. Los jefes de Estado y de Gobierno que habían orientado las negociaciones 
  en medio de un total hermetismo, presionados por la opinión pública internacional, 
  decidieron hacer público el borrador del Acuerdo del ALCA. En esta reunión fracasó 
  el intento del Gobierno de George Bush hijo de acelerar las negociaciones para 
  culminarlas en el 2003 y se acordó que las mismas deberían estar terminadas 
  hasta enero del 2005 y entrarían en vigencia en diciembre del mismo año.  
  Adicionalmente, se recomendó elaborar una segunda versión del Acuerdo del ALCA 
  la misma que deberá ser presentada en la séptima reunión ministerial a efectuarse 
  en Quito, en octubre del 2002.  
  DOCUMENTOS FUNDAMENTALES.  
  En la Cumbre de Miami, en 1994, se aprobó la Declaración de Principios y el 
  Plan de Acción, dos documentos que, aunque retóricos y ampulosos, merecen revisarse 
  en sus ácapites esenciales:  
  DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS.  
  Se define al compromiso asumido entre los Jefes de Estado y de Gobierno como 
  un pacto para el desarrollo y la prosperidad, la democracia, el libre comercio 
  y el desarrollo sostenible. Se afirma que: "Por primera vez en la historia, 
  las Américas son una comunidad de sociedades democráticas". No sabemos 
  si la afirmación es un elogio, una crítica o una autocrítica, proveniente de 
  los Estados Unidos que han sido- y siguen siendo- los peores enemigos de la 
  consolidación democrática en América Latina, como lo estamos viendo ahora mismo 
  en que se han propuesto derrocar al Presidente Hugo Chávez de Venezuela que 
  ha ganado siete procesos electorales consecutivos. En todo caso habría también 
  que ponerse a reflexionar si merecen el calificado de democráticos los gobiernos 
  que suscribieron la Cumbre de Miami: Alberto Fujimori, en el Perú, era un dictador 
  civil en 1994. Carlos Saúl Menem de Argentina, debería continuar en la cárcel 
  por tráfico de drogas, armas y saqueo del país. Para sólo hablar de los más 
  notorios.  
  Se reitera la adhesión a los principios del derecho internacional y las Cartas 
  de las Naciones Unidas y la OEA, incluidos la igualdad soberana de los Estados, 
  la no intervención, la autodeterminación y la solución pacífica de las controversias. 
  Si tomamos en cuenta que: La política exterior de los Estados Unidos ha sido, 
  sobre todo en éstas dos últimas décadas, como dice Antonio Caballero, la de 
  "someter al resto del planeta a sus intereses egoístas e inmediatos, 
  por las buenas o por las malas, por la amenaza militar, por la presión comercial, 
  por la manipulación de los organismos internacionales, por el juego de dados 
  cargados de la diplomacia". Sería bueno saber si con la vigencia del 
  ALCA esas prácticas serán dejadas al pasado por un milagroso acto de contrición. 
   
  Se insiste en la necesidad de consolidar las democracias constitucionales de 
  conformidad con la Carta de la OEA. Señalando que la democracia se fortalece 
  a través de la modernización del Estado, el combate a la corrupción, la lucha 
  contra el narcotráfico, el tráfico ilícito de armas y el combate al terrorismo. 
  De lo que hemos aprendido en las dos últimas décadas de la historia de América 
  Latina la modernización del Estado es la aplicación del recetario neoliberal 
  que empieza por las privatizaciones, sigue con la desregulación laboral, continua 
  con la liberalización financiera y culmina con el saqueo de la hacienda pública 
  por gobernantes delincuentes. Este es el principal factor que ha llevado a un 
  agotamiento y desprestigio, sin precedentes, del actual modelo democrático. 
  En cuanto a la lucha contra el narcotráfico y el combate al terrorismo ya hemos 
  visto que los Estados Unidos son el principal mercado de consumo de drogas y 
  el practicante más fanático y cruel del terrorismo de Estado en el mundo. Si 
  el ALCA va a ser además un instrumento de combate al terrorismo, Dios nos salve 
  y proteja.  
  Repitiendo el credo de la globalización neoliberal se afirma que: "Una 
  clave para la prosperidad es el comercio sin barreras, sin subsidios, sin practicas 
  desleales y con un creciente flujo de inversiones productivas... por lo que 
  hay que eliminar de inmediato las barreras al comercio y la inversión. La 
  experiencia de México en el NAFTA que "la apertura comercial respecto a 
  un país más desarrollado provoca reprimarización de la economía, liquidación 
  de amplios sectores de la agricultura tradicional, crecimiento del desempleo, 
  entre otras nefastas consecuencias."  
  Se asume el compromiso de erradicar la pobreza, mejorar el acceso a la educación 
  de calidad, así como la atención primaria en materia de salud. Lamentablemente, 
  la profundización de las políticas de ajuste, el debilitamiento del sector público 
  y la creencia ciega en la empresa privada desmejoran esos servicios y los transforman 
  en negocios a los que pueden acceder, de modo exclusivo, los que puedan pagarlos. 
   
  Algo similar ocurre con el compromiso de promover el desarrollo sostenible y 
  la conservación del medio ambiente que aparecen como meros enunciados en una 
  economía guiada por el afán de lucro, la maximización de las ganancias, el egoísmo 
  y el culto a la opulencia que no dejan espacios para otras preocupaciones más 
  nobles.  
  PLAN DE ACCION.  
  Los grandes objetivos del ALCA, contenidos en su Declaración de Principios, 
  están en la base del Plan de Acción que busca:
  I.- La preservación y el fortalecimiento de la comunidad de democracias de las 
  Américas:
  Apoyando las iniciativas de la OEA, la protección de los derechos humanos, la 
  participación comunitaria, la promoción de valores, la lucha contra la corrupción, 
  las drogas y el terrorismo.  
  II.- La promoción de la prosperidad mediante la integración y el libre comercio, 
  la liberalización de los mercados de capital, la creación de una infraestructura 
  hemisférica, la cooperación energética, el desarrollo de las telecomunicaciones 
  y la información, la cooperación en ciencia y tecnología y el turismo.  
  III.- La erradicación de la pobreza y la discriminación mediante el acceso a 
  la educación, la salud. El fortalecimiento del papel de la mujer, el fomento 
  de las microempresas, la organización de los cascos blancos.  
  IV.- La garantía del desarrollo sostenible forjando una alianza para la biodiversidad, 
  la prevención de la contaminación.  
  En el apéndice final se enfatiza que la ejecución de este Plan de Acción recae 
  en los gobiernos y que la OEA desempeñará un papel primordial en el seguimiento 
  de las diferentes decisiones. En las 23 páginas de este documento no constan 
  los mecanismos concretos para ejecutar el Plan de Acción por lo que semeja una 
  lista de buenos deseos.  
  PRINCIPIOS RECTORES DE LAS NEGOCIACIONES.  
  Se han adoptado varios principios rectores del proceso de las negociaciones, 
  entre los que destacan los siguientes:  
  · Las decisiones se adoptarán por consenso.  
  · El ALCA será congruente con las reglas y disciplinas de la OMC.  
  · El ALCA puede coexistir con otros acuerdos bilaterales y subregionales.  
  · El ALCA constituirá un compromiso único.  
  · Se prestará atención a las economías más pequeñas.  
  ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN DE LAS NEGOCIACIONES.  
  La Presidencia y la Sede del proceso de negociaciones son rotativas.  
  Los Ministros de Comercio tienen a su cargo la supervisión final de las negociaciones. 
   
  Los Viceministros de Comercio tienen un papel central en la administración de 
  las negociaciones.  
  Existen nueve grupos de negociación:
  - Acceso a mercados;  
  - Servicios;  
  - Inversión;  
  - Compras del sector público;  
  - Solución de controversias;  
  - Agricultura;  
  - Derechos de propiedad intelectual;  
  - Subsidios, antidumping y derechos compensatorios; y  
  - Política de competencia.  
  APOYO TÉCNICO Y ANALÍTICO:  
  El Banco Interamericano de Desarrollo(BID), la Organización de Estados Americanos(OEA) 
  y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas(CEPAL) 
  brindan apoyo técnico, analítico y financiero. Ah, también mantienen la página 
  web oficial del ALCA.  
  EL NAFTA O TLC, EL ANTECEDENTE MAS INMEDIATO.  
  La experiencia más cercana de un acuerdo similar es el NAFTA( por sus siglas 
  en inglés) o Tratado de Libre Comercio, TLC, suscrito en 1994 entre Estados 
  Unidos, Canadá y México. La invasión de mercaderías procedentes de los Estados 
  Unidos determinó la devaluación del peso mexicano, la caída de los salarios 
  por debajo del mínimo vital para un millón de trabajadores, la incorporación 
  adicional de ocho millones de familias a los cinturones de pobreza, el cierre 
  de 28.000 pymes, el incremento de la contaminación ambiental y 10 meses después 
  la caída estrepitosa de la economía que arruinó millones de vidas. Podemos comprender 
  lo que puede ocurrir al vincular, sin ningún mecanismo de tratamiento preferencial, 
  las dos poderosas economías de Estados Unidos y Canadá que representan el 80 
  % de todo el peso económico del continente contra el 20 % para el conjunto de 
  América Latina. Para que se entienda mejor, sólo Estados Unidos representa el 
  71 % del PIB del hemisferio. Pero, de los 800 millones de habitantes que tiene 
  el continente, 500 millones sobreviven en América Latina. Estados Unidos y Canadá 
  controlan casi la totalidad del capital, la tecnología y las patentes, en cambio, 
  América Latina, carece mayoritariamente de esos recursos y tiene una deuda externa 
  de 792.000 millones de dólares. Como consecuencia de lo anterior la renta per 
  cápita registra contrastes brutales: La de Estados Unidos oscila en 30.600 dólares. 
  La de un nicaragüense en 430 dólares y la de un haitiano en 100 dólares anuales. 
  Por decir estas verdades elementales el Presidente de Venezuela Hugo Chávez 
  ha sido calificado como un demente y un extremista: No podemos hablar de 
  un acuerdo de libre comercio tabla rasa, donde nos midan a todos por igual. 
  ¿ Cómo se podría comparar Haití con Estados Unidos?, para poner el caso más 
  extremo - se preguntó. Esa es una reserva que nosotros tenemos sobre la declaración, 
  ya veremos si la mantenemos o no. Yo no puedo comprometerme para que el 3 de 
  diciembre del 2005 entre el ALCA en vigencia en Venezuela".  
  ¿ Qué pueden esperar en esas condiciones los 224 millones de pobres de América 
  Latina? ¿ Qué futuro se abre para los 90 millones de indigentes de la América 
  Meridional, como la llamaba Bolívar?  
  UNA NECESIDAD ESTRATEGICA DE LOS ESTADOS UNIDOS.  
  Después de los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001 el Comité de Medios 
  y Arbitros de la Cámara de Representantes aprobó el fast-track. ¿ Por qué tanta 
  urgencia? Podríamos decir. En el discurso oficial, las razones parecen, como 
  siempre, idealistas y hasta filantrópicas; en la realidad, los problemas y necesidades 
  de América Latina no cuentan a la hora del balance de los grandes intereses 
  de la superpotencia. La premura se explica porque Estados Unidos necesita descargar 
  el peso de su propia crisis sobre los hombros de América Latina. El ALCA nació 
  en otro contexto histórico, en 1994, en plena onda expansiva de la euforia del 
  capital.  
  Ahora el sistema muestra síntomas de agotamiento. No es sólo un problema que 
  afecta a los Estados Unidos de América. Japón se sumió en 1992 en una crisis 
  del sector inmobiliario que se contagió a las finanzas y, desde entonces, la 
  segunda economía mundial no termina de levantarse. México se derrumbó en 1994, 
  los Tigres Asiáticos en 1997, Rusia en 1998, Brasil en 1999 y Argentina, el 
  modelo de Washington, vive el peor momento de su historia. En los propios Estados 
  Unidos "caen el PIB, la producción industrial, las inversiones, la confianza 
  del consumidor, las ventas, las ganancias empresariales y la Bolsa. Aumentan 
  el desempleo, el déficit externo y el pánico." Estados Unidos busca 
  consolidar América Latina como su región exclusiva de dominio, frente a la competencia 
  Europea y Asiática, aprovechando los recursos naturales y la fuerza de trabajo 
  barata de la región, desbaratando los avances productivos que habían logrado 
  históricamente para convertirlos en un mercado de importación y consumo.  
  LA ARTICULACIÓN DEL PLAN COLOMBIA CON EL ALCA.  
  En las preocupaciones norteamericanas, expresadas en el borrador del ALCA, ocupan 
  un importante espacio los problemas de seguridad. La agenda es explícita, el 
  ALCA busca combatir el narcotráfico, el tráfico de armas, la corrupción, las 
  migraciones, el terrorismo. La forma en que darán ese combate es mediante la 
  creciente militarización de la sociedad que, tarde o temprano, desemboca en 
  una guerra de baja intensidad contra los enemigos que ha elegido unilateralmente 
  el poderoso imperio. Ahora mismo, a fines de febrero del 2002, luego de más 
  de tres años de combate a las drogas en Colombia, las caretas ruedan por el 
  suelo, los gestos de Pastrana se parecen cada vez más a los de su homólogo norteamericano 
  y el lenguaje de las bombas y los fusiles se impone sobre los que soñaron en 
  la posibilidad de una paz negociada y pacífica. El ALCA, entonces, no puede 
  prescindir de un elemento central de la actual estrategia de dominación norteamericana 
  para América Latina: la guerra contra la cocaína. Pues la guerra contra las 
  drogas: "Al criminalizar todo el proceso... permite que desaparezcan 
  todas las tensiones estructurales, se despoliticen y vacíen de contenido 
  el problema de la injusticia, el desarraigo, la falta de oportunidades, la miseria, 
  los privilegios, etc., mientras se ofrece la oportunidad de reforzar los sectores 
  militares brindándoles una relación privilegiada con Estados Unidos, permitiendo 
  la unificación de los ejércitos en su fase de formación, en el desarrollo de 
  las operaciones, compartiendo los mismos ideales, objetivos, preceptos morales". 
   
  EL APOYO DE LAS CLASES DOMINANTES LATINOAMERICANAS.  
  El agotamiento del modelo desarrollista de la CEPAL en los años 70, la explosión 
  de la deuda externa en los 80 y la imposición del Consenso de Washington en 
  los 90, han determinado un debilitamiento extremo de los mínimos resquicios 
  de autonomía que, en otros momentos, demostraron algunos sectores de la clase 
  dominante Latinoamericana. En la actualidad, las diversas fracciones de la burguesía 
  del continente, han optado, como mecanismos de vida, por el malinchismo y la 
  sumisión de Felipillo. La hoja de parra que cubre sus miserias es la globalización, 
  pero, en el fondo, saben que sus últimas boyas se juegan en la completa identidad 
  con las imposiciones y los intereses de la burguesía metropolitana, esa es la 
  raíz del apoyo a los procesos de dolarización, al Plan Colombia y la Iniciativa 
  Radical Andina, al Mercado Común de las Américas. Lo hemos dicho en otros ácapites 
  de este libro, las excepciones honrosas, son la Cuba de Fidel Castro, el Presidente 
  Hugo Chávez de Venezuela y Fernando Enrique Cardoso del Brasil que han advertido 
  que, si se mantiene el actual esquema del ALCA, Brasil no participará.  
  Los otros grupos de apoyo al actual esquema del ALCA son las grandes empresas 
  transnacionales y la burguesía monopolista norteamericana que serían las principales 
  beneficiarias del mercado ampliado.  
  LAS DIFICULTADES DEL ALCA.  
  Pese al total hermetismo con el que se llevaron a cabo las negociaciones hasta 
  el 2001 es evidente que, algunos sectores vinculados al Partido Demócrata de 
  los Estados Unidos bajaron el pie del acelerador durante la administración del 
  Presidente Clinton. Habría que investigar más a fondo cuáles fueron las razones 
  por las que el Congreso norteamericano negó durante ocho años el fast track 
  o procedimiento de negociación rápida para avanzar en el ALCA. Lo evidente es 
  que los poderosos sindicatos agrupados en la AFL-CIO tienen cuestionamientos 
  severos al ALCA. Sus consignas demuestran las preocupaciones de un movimiento 
  sindical nacionalista, completamente ajeno a las demandas de sus similares en 
  América Latina: "Fast track to unsafe foods( Procedimiento rápido 
  = inseguridad alimentaria); Fast track to more drugs in our schools( 
  Procedimiento rápido = más droga en nuestras escuelas); Fast track to unsafe 
  highwey( Procedimiento rápido = inseguridad en las autopistas).  
  Otro sector económico de los Estados Unidos que entraría en dificultades en 
  una economía sin barreras es el agrícola que, no podría competir con América 
  Latina, para ellos Estados Unidos ha exigido una excepción que le permitirá 
  seguir entregando un subsidio anual calculado en 80.000 millones de dólares. 
   
  El segundo bloque de dificultades para el ALCA provienen de las objeciones críticas 
  que han formulado los jefes de gobierno de dos Estados poderosos de América 
  Latina: Brasil y Venezuela, a los que hay que sumar, por su enorme autoridad 
  moral, la crítica sistemática, apasionada y lúcida organizada por el gobierno 
  y los académicos cubanos para contribuir a una toma de conciencia de los pueblos 
  latinoamericanos. Por ahora podemos decir que el contenido del ALCA ha dejado 
  de ser un secreto y que los movimientos de resistencia crecen y se multiplican. 
   
  Pasemos revista, nuevamente, a los grandes objetivos y al plan de acción del 
  ALCA, para ver si encontramos algunos aspectos que pueden ser favorables a los 
  intereses de nuestros pueblos:  
  ¿ PUEDE FORTALECER LA DEMOCRACIA EL ALCA?  
  Al señalar que la democracia será fortalecida desde la OEA y la Carta Democrática 
  Interamericana, adoptada en Lima, el 11 de septiembre del 2001, que ignora la 
  soberanía de los pueblos y pretende arrogarse el derecho de calificar la legitimidad 
  democrática de un gobierno, vemos que, lo que Estados Unidos pretende, es resucitar 
  a su viejo y desprestigiado "Ministerio de colonias" que justificó 
  todos los crímenes, las dictaduras sangrientas y las intervenciones del Imperio 
  en América Latina. Los Estados Unidos buscan consolidar un nuevo modelo de democracia 
  autoritaria y excluyente, como en Colombia que es, de lejos, el mayor violador 
  del mundo de los derechos humanos, y que, por lo mismo, tiene el privilegio 
  de recibir la mayor ayuda militar y económica del gobierno de los Estados Unidos. 
  El ALCA significará la postergación de la democracia participativa y el respeto 
  a los derechos humanos por el que vienen luchando, denodadamente, nuestros pueblos. 
   
  ¿ ES EL ALCA UN ACUERDO DE LIBRE COMERCIO?  
  La apertura y el libre comercio son los principios esenciales del GATT-OMC y 
  ahora también del ALCA. Los partidarios del libre comercio argumentan, de modo 
  simplista, que el libre comercio alienta la expansión comercial y ésta a su 
  vez el crecimiento económico. La experiencia mundial, en la segunda mitad del 
  siglo XX, demuestra que el crecimiento económico impulsó la expansión comercial, 
  pese a las barreras arancelarias y otros métodos de proteccionismo vigentes, 
  casi hasta el final de la época dorada del capitalismo. En los años 70, cuando 
  se inicia la crisis, pese a la vigencia del libre comercio, el crecimiento comercial 
  cayó en un 7 %.  
  El segundo argumento que esgrimen los defensores del libre comercio es el teorema 
  de que: "las pérdidas que se ocasionan a los consumidores a causa de 
  los aranceles son mayores que la suma de los beneficios que obtienen los productores 
  protegidos y el Estado merced al cobro de derechos"El teorema se basa 
  en una competencia perfecta que no existe en la realidad, pero, además, la historia 
  económica demuestra que son mayores los beneficios que se obtienen con el incremento 
  de la producción que los que se logran con la ventaja competitiva. La historia 
  también enseña que los precios relativos de las mercancías están determinados 
  por las condiciones sociales, más allá de la oferta y la demanda. De modo que 
  las verdades descubiertas por Prebich respecto al deterioro de los términos 
  de intercambio entre el centro y la periferia se agudizan en el contexto de 
  la polarización capitalista extrema que caracteriza hoy al sistema mundial. 
   
  De otro lado, Noam Chomsky ha recordado que en el debate sobre el ALCA: "No 
  se trata de un área de libre comercio. Los que se hallan enfrascados en su diseño 
  no están a favor del libre comercio. Si lo estuvieran, todo se pudiera recoger 
  en un documento de una sola página. Sin embargo, de lo que se trata es de una 
  serie de documentos muy detallados que son una combinación de liberalización 
  con el proteccionismo, que de hecho en su mayor parte no se refieren a nada 
  que pueda considerarse comercio". Chomsky sabe perfectamente la forma 
  en que concibe el comercio la elite del poder norteamericano: Libre comercio 
  para América Latina, proteccionismo y comercio regulado para norte América. 
  Lo que en realidad se está buscando es el control dictatorial y monopolista 
  de aquellos sectores de la economía y la sociedad que le permitan a Estados 
  Unidos superar la crisis, apoderarse de un mercado exclusivo y crear las condiciones 
  para la expansión de los conglomerados transnacionales.  
  ¿ PUEDE EL ALCA SER UN MECANISMO PARA ERRADICAR LA POBREZA?  
  Durante dos décadas se nos ha repetido que no existe instrumento más idóneo 
  para redistribuir la riqueza que el mercado y lo que hemos visto es un proceso 
  regresivo mundial que ha llevado, según el historiador liberal norteamericano 
  Paúl Kennedy a una centralización y concentración del capital, de la riqueza, 
  del conocimiento, del poder político y militar, sin precedentes en la historia 
  de la humanidad, que beneficia a menos del 20 % de la población mundial, mientras 
  excluye, rebaja y degrada al 80 % restante. El ALCA esta concebido en las mismas 
  ideas económicas aplicadas por imposición del Fondo Monetario Internacional 
  y el Banco Mundial, más aún el ALCA pretende impulsar las negociaciones comerciales 
  a una fase de profundización de los esquemas vigentes en la OMC, imponiendo 
  disposiciones mucho más radicales que las contenidas en el Acuerdo Multinacional 
  de Inversiones que fue derrotado por la movilización popular en Seattle en noviembre 
  de 1999. Resumiendo el intento una periodista francesa ha dicho que el ALCA 
  busca "hacer entrar por la ventana lo que no ha podido entrar por la 
  puerta; dicho de otra manera, realizar a escala regional lo que no pudo hacerse 
  a escala mundial".  
  ¿ PODRA EL ALCA GARANTIZAR EL DESARROLLO SOSTENIBLE?  
  El gran dilema de la globalización neoliberal, en el que se inscribe el ALCA, 
  es como impulsar un agresivo crecimiento económico, basado en la alianza entre 
  los poderosos Estados nacionales y las Empresas Multinacionales y en la sobreexplotación 
  de los recursos naturales y, simultáneamente, reducir los impactos ambientales. 
  Los Estados Unidos de América, particularmente, se han ido ganando la fama de 
  un Estado ilegal que se niega a apoyar y cumplir las más elementales disposiciones 
  de la comunidad internacional en materia ambiental, como sucede por ejemplo 
  con las resoluciones de la Convención de Kyoto que, el Presidente Bush, se ha 
  negado a respetar.  
  Desde la experiencia inmediata de nuestros días, ¿puede alguien creer que los 
  Estados Unidos esté preocupado por la preservación de la biodiversidad en América 
  Latina, cuando simultáneamente sigue los procesos de fumigación, altamente destructivos 
  de la biodiversidad, en diversos puntos de los delicados ecosistemas amazónicos 
  y andinos?  
  Si el desarrollo sostenible incluye además preocupaciones sobre el destino de 
  los seres humanos hay que señalar que América Latina se ha transformado en la 
  región del mundo con la más injusta distribución del ingreso y, por tanto, con 
  los peores espectáculos de inequidad e injusticia.  
  Paradójicamente, un derecho que los Estados Unidos ha exigido que se respete 
  es el de propiedad intelectual, a fin de mantener el monopolio de las tecnologías 
  de punta y profundizar la enorme brecha existente en ese campo.  
  ¿ PODRA EL ALCA ELIMINAR LA DISCRIMINACIÓN?  
  Los Estados Unidos y el panamericanismo de la OEA no tienen ninguna autoridad 
  moral para orientar un proceso de transformación social que liquide las diversas 
  formas de discriminación. Si bien Estados Unidos son un Estado de inmigrantes 
  cuya caracterización étnica se va oscureciendo como consecuencia del incremento 
  de la población negra, la hispana y otras minorías, el racismo, la xenofobia, 
  la intolerancia, el dogmatismo siguen siendo alarmantes entre un pueblo que 
  aparece, por desgracia, deformado por la visión imperial del mundo.  
  Históricamente, desde la época de la colonia, América Latina ha sido más tolerante 
  y democrática. Ello ayuda a comprender la fuerza del mestizaje que, se ha transformado, 
  en el rasgo dominante de la mayoría de los Estados nacionales de la subregión. 
  Hay, desde luego, ciudadelas de intolerancia en América Latina, constituidas 
  por las minoritarias elites gobernantes que sueñan con el diseño de territorios 
  exclusivos de blancos, copiados de su modelo norteamericano.  
  ¿ QUE PUEDEN ESPERAR LOS JÓVENES DEL ALCA?  
  "De concretarse el proyecto del ALCA no significaría la entrada libre 
  y ascendente de mercancías latinoamericanas en el mercado norteamericano... 
  sino por el contrario una nueva avalancha de productos provenientes de Estados 
  Unidos que arrasarán lo poco que todavía queda en pié de los tejidos productivos 
  nacionales. La miseria latinoamericana contribuiría a paliar la crisis imperialista". 
  En un contexto así lo que la juventud puede esperar es el incremento del 
  desempleo y el subempleo, la ampliación de los flujos migratorios, la educación 
  transformada en un negocio que abatiría los sistemas de educación pública, la 
  salud estatal diezmada, en consecuencia, la multiplicación de la pobreza y el 
  hambre como horizontes amargos de un destino destrozado.  
  Hace más de un siglo, frente a la invitación de los Estados Unidos de América 
  ha crear una unión monetaria entre las Repúblicas de América, José Martí, hizo 
  una advertencia que mantiene total actualidad:  
  "Cuando un pueblo es invitado a unión por otro, podría hacerlo con prisa 
  el estadista ignorante y deslumbrado, podrá celebrarlo sin juicio la juventud 
  prendada de las bellas ideas, podrá recibirlo como una merced el político venal 
  o demente, y glorificarlo con palabras serviles; pero el que siente en su corazón 
  la angustia de la patria, el que vigila y preve, ha de inquirir y ha de decir 
  qué elementos componen el carácter del pueblo que convida y el del convidado, 
  y si están predispuestos a la obra común por antecedentes y hábitos comunes, 
  y si es probable o no que los elementos temibles del pueblo invitante se desarrollen 
  en la unión que pretende, con peligro del invitado; ha de inquirir cuáles son 
  las fuerzas políticas del país que le convida, y los intereses de sus partidos, 
  y los intereses de sus hombres, en el momento de la invitación. Y el que resuelva 
  sin investigar, o desee la unión sin conocer, o la recomiende por mera frase 
  y deslumbramiento, o la defienda por la la poquedad del alma aldeana, hará mal 
  a América".