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26 de abril del 2002
Hay que ir a fondo
Adolfo Pérez Esquivel
Servicio Informativo "alai-amlatina"
La Nación vive momentos difíciles y de suma gravedad. Se
necesita mucha serenidad y coraje para asegurar que los próximos pasos
del gobierno, como del Congreso, de los gobernadores, los grupos económicos,
los bancos, las fuerzas de seguridad, aporten a la rectificación del
rumbo y al respeto pleno a los derechos humanos de toda la población.
El pueblo sufre niveles de hambre y empobrecimiento como nunca en su historia,
producto de las políticas aplicadas desde hace más de una década
por exigencia del Fondo Monetario Internacional. Políticas que han tenido
como objetivo prioritario el servicio de una deuda externa caracterizada por
la propia Justicia argentina como ilegítima, la desindustrialización
y desnacionalización de la economía y la concentración
de la riqueza en cada vez menos manos. Sufre además las terribles consecuencias
culturales y políticas de esta receta neoliberal, entre ellas la entrega
de la soberanía, el vaciamiento de la política y la institucionalidad
democrática y una fuerte crisis de identidad y de valores.
En el tiempo que lleva el actual presidente no ha modificado esas políticas,
por más que han demostrado su rotundo fracaso y pese a que el pueblo
le sigue diciendo ¡BASTA!. Hasta el momento no ha tratado de buscar alternativas
genuinas sino implementar medidas de contención que llevan a la incertidumbre
y agudización de los conflictos y no a la solución de los problemas
que el pueblo espera y necesita con urgencia.
Para abrir una puerta a la esperanza, es necesario cambiar de rumbo. Seguir
gobernando para el Fondo Monetario Internacional, los grandes centros de poder
económico y militar que representa y sus aliados criollos, o privilegiar
los derechos del pueblo al empleo y un salario digno, a la educación,
la salud, el desarrollo cultural y democrático y a su libertad y auto-
determinación.
El pueblo se rebela porque está harto de tantas claudicaciones, de la
corrupción y el saqueo sin piedad. Se moviliza de mil maneras porque
sabe que otro país es posible y está empeñado en construirlo.
Estamos a tiempo todavía para rescatar la dignidad y el futuro de nuestro
país. Sólo falta la decisión política de dejar de
lado las pretensiones imperiales de EE.UU., el Fondo y sus cómplices
locales e iniciar los cambios de fondo que aseguren el respeto por la Vida y
la dignidad de toda la población.