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29 de abril del 2002
Lo que no dicen la CNN, Telenoche, Clarin, Haddad y demás imperios de la desinformación
Desde Argentina: La verdad sobre Venezuela 
  Enrique Ortega Salinas
  Resumen Latinoamericano 
  He vivido un año en Venezuela; de no haber sido así, jamás 
  escribiría esto. La información que nos llega sobre ese país 
  está tan distorsionada que muchos ven a Chávez como un tirano. 
  No me gustan los militares en el poder, por lo que llegué a Caracas pensando 
  lo peor del Presidente; pero hay que estar allí para entender y conocer 
  la verdad. 
  Se dice que no hay libertad de prensa; pero cualquiera puede decir lo que quiera 
  y cuando quiera contra el Presidente y ningún medio ha sido clausurado 
  en este país que hace tiempo está en guerra; una guerra de información, 
  desinformación y manipulación desesperada. De un lado se encuentra 
  la burguesía neoliberal, globalizadora, que añora los tiempos 
  en que Venezuela mantenía relaciones carnales en calidad de sujeto pasivo 
  con los amos del Norte; del otro, la revolución chavista, que aspira 
  a disminuir las diferencias sociales, imponer un concepto solidario hacia los 
  más necesitados e independizarse de los EE.UU. Por eso, FEDECAMARAS, 
  principal organización patronal, promovió un paro contra el Presidente, 
  el cual expresó: "No hay mejor aval para un revolucionario que el que 
  los patronos le monten un paro", logrando el aplauso fervoroso de millares de 
  campesinos. 
  No asombra que FEDECAMARAS prometa el oro y el moro a la Iglesia y a los militares 
  rebeldes. Militares sólo han conseguido cuatro hasta ahora, pero al largarlos 
  de a uno a los medios de comunicación, han dado la impresión de 
  ser cientos. Por el contrario, las Fuerzas Armadas han emitido un comunicado 
  oficial respaldando al Presidente, detalle éste que el New York Times 
  "olvidó" mencionar en su informe semanal. 
  Tampoco asombra la oposición de la CTV, principal organización 
  de trabajadores, dominada por adecos y copellanos; aunque sus convocatorias 
  no han contado con sólido respaldo, ya que la mayoría de la clase 
  trabajadora continúa apoyando al gobierno. 
  Chávez frenó en un año el crecimiento de la pobreza, que 
  venía en ascenso desde hacía tres décadas. En septiembre 
  del 2001 inauguró 700 escuelas bolivarianas. Sin embargo, la Iglesia 
  Católica se le opone por haber recortado los subsidios que le otorgaba 
  el Estado. En materia de viviendas, los gobiernos anteriores las entregaban 
  con 27 metros cuadrados; Chávez las entrega con 72 metros cuadrados. 
  En menos de tres años, prácticamente ha duplicado el presupuesto 
  de la enseñanza: de un 3 que destinaba el gobierno anterior a un 5.8 
  %. En el 2001 el PBI tuvo un crecimiento del 3, 2 por ciento y la inflación 
  fue llevada a un 13, 4 %, la más baja en más de una década; 
  sin embargo, el descenso del precio del petróleo, obligó a ajustar 
  el presupuesto del 2002 y liberalizar el valor del bolívar, lo cual, 
  generó un descontento que capitalizó la oposición. 
  Con todo, el bolívar salió fortalecido. La macroeconomía 
  creció durante dos años consecutivos en una región donde 
  varios países se han desplomado (aun cuando contaban con las mágicas 
  recetas del FMI). 
  Las reservas internacionales llegan a 20 millardos de dólares; salvo 
  en el arroz, aumentó la superficie cultivada; el consumo de automóviles 
  subió un 39%, la exportación de bienes no tradicionales un 25%; 
  la inversión extranjera aumentó un 24,9% y el sector de la minería 
  un 13%. 
  La tasa de asistencia a la educación básica se incrementó 
  de 76% a 91%, tras eliminarse el pago de matrícula. La mortalidad infantil 
  pasó de 21 por 1000 en 1998 a 17 por 1000 en el 2000, logro debido a 
  la atención de enfermedades respiratorias agudas, principal causa de 
  muerte. La atención de diabéticos pasó de 10.000 en 1998 
  a 62.000 en el 2000. El desempleo disminuyó un 2%. Millares de damnificados 
  tras la tragedia de Vargas tienen ahora viviendas nuevas. 
  Habla mucho; es cierto. Habla más que Fidel y con Fidel. Los EE.UU ponen 
  el grito en el cielo cuando además se reúne con Hussein y con 
  Gaddafi, sin pedir permiso a los amos del Norte y causando pavor entre millones 
  de venezolanos yanquilómanos. Cuando barcos norteamericanos ingresan 
  en aguas venezolanas a realizar maniobras sin autorización... manda aviones 
  de guerra al lugar y les da dos horas para hacerse humo. Yankees go home. Y 
  al pronunciarse contra los atentados del 11 de septiembre, tiene la osadía 
  de recordar los actos de terrorismo de EEUU en Afganistán, por lo que 
  se excluye a Venezuela de la zona de comercio preferencial con la zona andina. 
  
  El New York Times especula sobre cómo domar al díscolo, manifestando 
  sin tapujos ni pudores que hay que hacer algo contra el caribeño, ya 
  que para ellos es inconcebible que un presidente no se subordine al imperio. 
  Lo malo es que muchos venezolanos tampoco lo entienden, y tiemblan ante la posibilidad 
  de que el gigante se enoje. Y ese gigante afirma que no desea entrometerse en 
  asuntos internos de otro país; pero larga al New York Times, al Financial 
  Times, al Miami Herald, al Washington Post y a la misma embajadora en Caracas 
  con la misión de hacer caer al rebelde. Y éste saluda al Papa 
  palmeándole el hombro, como a un amigo, como a cualquier mortal, sin 
  arrodillarse, horrorizando a los católicos, que pretenden que se arrodille 
  como el centurión Cornelio, olvidando que el mismo Pedro dijo al romano: 
  "Levántate; yo también soy hombre". 
  Los poderosos que dominan los medios de comunicación y añoran 
  a adecos y copellanos, han hecho alianza con la prensa imperialista en una campaña 
  de desprestigio que asombra. Escucho a Chávez y luego reviso la prensa: 
  frases fuera de contexto, cuando no totalmente inventadas, deforman por completo 
  el mensaje de aquel. En el extranjero, se le ve como un déspota; la campaña 
  va dando sus frutos. Sin embargo, gobierna con la Constitución en la 
  mano. 
  "Ante cualquier duda ha convocado a l pueblo, el cual se ha expresado en las 
  urnas", me ha dicho el ex Vicepresidente. El problema es que con él no 
  se pueden hacer negociados, como con los anteriores gobiernos; sólo negocios. 
  Para colmo, denuncia públicamente, en una de sus cadenas, a los dueños 
  de un canal por evadir impuestos mediante la presentación de una declaración 
  fraudulenta. Desnuda la maniobra, muestra una calculadora, dice lo que deben; 
  señala lo que cuesta una escuela, hace una rápida división 
  y muestra el resultado a la pantalla: "Estas son las escuelas que podríamos 
  construir si pagaran lo que corresponde. Si no lo hacen, los meto presos". 
  Chávez patea demasiados traseros. Habla de la integración latinoamericana, 
  de Bolívar, del amor, de la solidaridad, de dejar de buscar la luz en 
  el Norte... y a Cuba le vende petróleo a precio de regalo, ignorando 
  la norteamericanísima ley Helmes-Burton. No cobra sueldo; dice que lo 
  que recibe como militar retirado le alcanza, así que lo destina a ocho 
  estudiantes de modestos recursos, con la única exigencia de obtener buenas 
  calificaciones. 
  Mediante una Ley Habilitante aprobada democráticamente por la Asamblea 
  Nacional, promulgó 49 leyes, cinco de las cuales encendieron los ánimos 
  de sus opositores: 
  a) La Ley de Tierras, que combate el latifundio. "O termino con el latifundio 
  o me muero", aseguró en la campaña electoral. 
  b) La Ley de Hidrocarburos, que intenta controlar la asociación por parte 
  de la industria petrolera con capitales privados, promovida por el anterior 
  gobierno, aumentando las regalías que el Estado cobrará a los 
  posibles socios (del 16,7 % lo lleva al 30 %), manteniendo para sí el 
  control mayoritario de la sociedad. 
  c) La Ley de Educación, que aumenta el control sobre la educación 
  privada, incluyendo la religiosa, limita los subsidios a la misma y favorece 
  a la pública. 
  d) La ley de Costas, que asegura para el Estado la propiedad de las tierras 
  costeras. 
  e) La ley de Pesca, que regula dicha acti vidad industrial para defender el 
  ecosistema. 
  "Estas leyes tocan los intereses de quienes han sido los dueños tradicionales 
  de Venezuela", comenta su impulsor, mientras augura tiempos difíciles, 
  ya que "la oposición se ha reagrupado y busca por todos los medios, debilitar 
  el proceso revolucionario". También critica a los "mercaderes de la vida", 
  y envía a millares de enfermos a curarse a Cuba, trayendo médicos 
  cubanos para cubrir zonas que los venezolanos no quieren atender. 
  Con la Iglesia, la oligarquía (dueña de la prensa) y los EE.UU 
  en contra, la herencia de un 80 por ciento de la población sumida en 
  la pobreza y un 60 en la economía informal, más altos índices 
  de delincuencia (también heredados y agravados por una amnistía 
  a presos comunes otorgada por el anterior gobierno de Calderas) y una corrupción 
  enquistada desde hace décadas en los organismos oficiales, la tarea de 
  Chávez se convierte en titánica. 
  Se opone al ALCA, al neoliberalismo y al Plan Colombia; ergo: lo acusarán 
  de corrupto por algo (ya se les ocurrirá ese algo), financiarán 
  a algunos militares, aumentarán el riesgo país mediante la campaña 
  en el extranjero, desequilibrarán el mercado financiero y provocarán 
  la fuga de capitales, a la espera que Chávez, como todos los patriotas 
  que ha tenido América Latina (caso de Tupac Amaruc y Artigas), termine 
  mal, lo peor posible. 
  "No vamos a eliminar la propiedad privada, vamos a aplicar una ley para que 
  haya justicia y los campesinos tengan tierras suficientes para sembrar y desarrollar 
  una verdadera revolución agraria". 
  "Voy a seguir impulsando una revolución pacífica; pero no se equivoquen: 
  esta no es una revolución desarmada". "La Argentina cayó por una 
  sobredosis de neoliberalismo". Presidente Hugo Chávez Frías.