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25 de marzo del 2002
Situación de los presos políticos del Perú
Comite de Solidaridad Internacionalista de Zaragoza
"Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía,
hemos peleado como hombres, y algunas veces como gigantes, estamos
atravesando aquél período de reposo turbulento, lleno de gérmenes
de
revuelta... tenemos que batallar para conquistar la libertad"
(José Martí)
La conciencia política de una nación no se apaga encarcelando
a los cultores del sueño a una sociedad justa, sin diferencias, donde
los gobiernos no conculquen los derechos a pensar, a elegir a ser solidarios
y tener ilusiones a un mundo sin amos, ni alguacil con prácticas de inquisidor
moderno.
Perú: país de eterna resistencia contra la violencia de estado
construyó esta cultura desde tiempos inmemoriales: colonia, virreinato,
república y contra las dictaduras que impusieron la corrupción
y abuso del poder como norma legal.
En este contexto, desde que la violencia se intensificó en el Perú,
ésta ha tenido distintas manifestaciones y nos remitimos a las décadas
del 60 y 70. El descontento se expresó en bloqueos de carreteras, toma
de fábricas, movilizaciones estudiantiles, tomas de tierras, paros nacionales
y otras formas de resistencia contra regímenes cada vez más des-legitimados
y anti-populares. Era la lucha del pueblo por mejores condiciones de vida y
por una real y auténtica democracia.
Siempre la respuesta fue la represión indiscriminada contra los luchadores
sociales, dirigentes gremiales, estudiantiles y militantes de la izquierda que
fueron vinculados directamente con la resistencia a las dictaduras de entonces
que desarticularon las incipientes organizaciones armadas que insurgieron para
exigir soluciones a las justas demandas de las necesidades básicas del
pueblo.
En la década del 80 un grupo más numeroso de peruanos insurgen
con un nuevo referente de insurrección armada para tratar de construir
una alternativa de sociedad diferente. Existió una respuesta integral
que implicó iniciativas de carácter legal.
Penalizando y tipificando las acciones armadas como delitos de terrorismo, implementando
también acciones de carácter asistencial en las zonas donde actuaban
las organizaciones alzadas en armas. La represión se intensificó
declarando vastas zonas del territorio peruano en estado de emergencia, controlados
por las FFAA. Las torturas, las violaciones a los derechos humanos fueron en
aumento: comunidades campesinas arrasadas, matanza de periodistas que buscaban
la verdad de la escalada de violencia de las FFAA. Las torturas, fosas con los
cadáveres de los detenidos desaparecidos, las ejecuciones extrajudiciales
y las desapariciones se fueron dando como parte de la estrategia contra la subversión.
Esta llamada democracia del conservador Fernando Belaúnde Terry (AP.
1980-1985) salpicado de sangre y demagogia terminó sin resolver las graves
denuncias de abuso de poder y violación a los derechos humanos por parte
del comando conjunto de las FFAA. y FFPP.
Luego dejó el poder al populista socialdemócrata Alan García
Pérez (APRA 1985-1990) sanguinario "demócrata" que ordena a las
FF.AA. el aniquilamiento en una emboscada por aire y tierra a una columna guerrillera
en Molinos-Jauja (Junio-1987) y la masacre en los penales de Santa Bárbara,
Lurigancho y El Frontón durante el congreso socialista en Lima (1986).
Más de 300 muertos fue el saldo en este ataque de la "democracia" contra
los presos políticos. Las violaciones a los derechos humanos y el abuso
de poder se dieron en todas las capas sociales y políticas del país.
La corrupción se agudizó y la situación económica
se reflejó en una traumática recesión económica
y una inflación del 3000%. Entre el caos y la desesperanza de las mayorías
terminó su período el 28 de julio de 1990.
En la década pasada (90) con Alberto Fujimori como presidente, se esperaba
un acercamiento a las organizaciones alzadas en armas para la conformación
de una mesa de diálogo, de acuerdo a lo prometido durante la campaña
electoral también ofreció no aplicar el shock económico
por la crisis económica que afecta a la gran mayoría del país.
Pero ante el estupor del pueblo en agosto de 1990 aplica el shock económico
contra las grandes mayorías, los efectos de esta medida fueron catastróficos.
La economía cayó en un 400% y las pequeñas y medianas empresas
cerraron sus puertas con el consiguiente aumento de la desocupación y
pérdida de la capacidad adquisitiva. La pobreza aumentaba con más
dureza contra la gruesa capa social del pueblo y el descontento se generalizó
en todo el país.
Ante la creciente ola de protestas y la aguda crisis política el 5 de
abril de 1992 con el respaldo de las FF.AA, toma por asalto el congreso, el
ministerio público. Declara en reorganización el poder judicial
y el estado de emergencia bajo el nombre de gobierno de reconstrucción
nacional. Cerrado el congreso de la república y suspendida la carta magna,
sometidos los poderes de estado, a partir de esa fecha el país sería
gobernado por decretos firmados por Fujimori nuevo dictador y respaldados por
el consejo de ministros.
El endurecimiento del sistema carcelario contra los presos políticos,
implementando el régimen especial cerrado de aislamiento y aniquilamiento
sistemático, tanto físico como psicológico y moral provocó
una reacción de rechazo y protestas por parte de los presos políticos
del penal Miguel Castro Castro, la respuesta fue una intervención armada
a cargo de la marina y las fuerzas policiales, que atacaron con artillería
pesada los días 7, 8 y 9 de mayo de 1992; el resultado: 65 muertos y
desaparecidos según el propio Fujimori. Todo esto en el marco global
de una estrategia antiterrorista que Fujimori establecía en alianza con
las FF.AA. y los organismos financieros internacionales, para implementar sus
políticas económicas neoliberales, que requería de un gobierno
autoritario y un estado dictatorial que militarizara la sociedad peruana usando
como mecanismo formal el estado de emergencia y la total suspensión de
garantías constitucionales.
Fue así que, la clase dominante no tuvo mayores reparos en que se violentara
la legalidad burguesa, si de esa forma se garantizaban sus intereses y su propia
sobrevivencia como clase. La dictadura cívico-militar que dirigió
Fujimori implementó un conjunto de medidas de carácter político-represivos,
en su afán de acabar con el problema de la violencia política
que era un factor importante de la inestabilidad política-económica.
El gobierno dictatorial enquistado en el poder priorizó la salida y el
tratamiento militar a la existencia de la subversión, dejando de lado
los problemas sociales para hacer más grande la brecha existente entre
pobres y ricos.
El argumento de Fujimori para el auto golpe del 5 de abril fue la agudización
y la generalización de la guerra interna, la poca ayuda y comprensión
del congreso para enfrentar la cuasi guerra civil que se vivía en el
Perú. La dictadura decretó un conjunto de leyes y normas (DL.
25475 y 25659) violatorios a los principios básicos y jurídicos.
Amparados bajo el gobierno de reconstrucción nacional, diseña
toda una política para derrotar a las organizaciones alzadas en armas
y quebrar moralmente a los presos políticos. En este marco se constituyen
los tribunales militares sin rostro y la figura jurídica de traición
a la patria penalizada con cadena perpetua. El 28 de julio de 1995 entra en
vigencia la constitución política elaborada por el CCD de (1993).
Y se restituye el estado de derecho. Sin embargo, para los miles de presos políticos
no se restituyen los derechos establecidos en la carta magna convirtiendo las
prisiones en zonas extraterritoriales en donde no se aplica la constitución
de la república, ni tampoco el código de ejecución penal,
de esta manera se viola flagrantemente el artículo 1 de la constitución
y los incisos 1.2 y 1.5 del código de ejecución penal, es letra
muerta en sus artículos tres, cuatro, titulo 1, artículo 1.
Las causas reales que provocaron la violencia política se dan por la
falta de soluciones a la miseria y pobreza degradante que sufren millones de
peruanos, a la justicia parcializada sólo para los grupos de poder, la
falta de atención a las necesidades básicas del pueblo, trabajo,
salud, educación.
En este marco de análisis político, social y económico,
exigimos se nos restituyan nuestros legítimos derechos conculcados con
leyes de venganza, aislamiento, de exterminio sistemático los presos
políticos asumimos nuestra lucha activa y pasiva, agitaciones, huelgas
de hambre coordinadas: nuestros familiares se constituyeron en pilares de apoyo
por nuestra lucha, informando y denunciando a los organismos internacionales
de los DD.HH. a los medios de información, realizando diferentes manifestaciones
en las plazas, locales públicos. En esta etapa de resistencia a los objetivos
de aniquilamiento, estuvimos solos, los organismos nacionales de DD.HH. fueron
casi indiferentes a nuestros reclamos, mas bien sugirieron acogernos a la ley
de arrepentimiento y buscar así la flexibilización carcelaria,
los medios deinformación casi todos chantajeados y manipulados por el
SIN. Nunca recepcionaron la lucha por nuestras reivindicaciones. Ha sido nuestra
lucha, nuestros esfuerzos, la entrega de nuestros familiares y el debilitamiento
creciente de la dictadura, lo que provocó finalmente la conquista de
espacios, podríamos afirmar que fue la primera gran derrota que tuvo
la mafia con su secuela de corrupción que se apoderó del país.
Hoy en día la situación a cambiado, tenemos un contexto político
diferente y se han formalizado un conjunto de conquistas obtenidas por los presos
políticos. Pero aún quedan otras demandas pendientes de solución,
entonces la lucha de los Presos Políticos, no ha terminado por lo que
hoy iniciamos la Huelga de Hambre como forma de lucha para la conquista de nuestros
derechos así como también para la solución a nuestras demandas,
expresadas en nuestra plataforma:
1º. Juicio y sanción a Fujimori, Montesinos y Hermoza por el asesinato
de guerrilleros rendidos en la Embajada de Japón.
El asesinato de los militantes del MRTA. en la residencia japonesa tiene que
ser aclarada y hacerse justicia; en esta acción se denunció ante
la prensa mundial la miseria que provoca el modelo neoliberal, el sistema inhumano
de aislamiento y exterminio al que estaban sometidos los presos políticos
y la corrupción que el narco estado creó en toda la clase política.
Durante la toma de la residencia Japonesa se demostró el respeto irrestricto
por la integridad y la vida de los rehenes, la moral revolucionaria, anteponiéndose
la grandeza espiritual que caracteriza a los revolucionarios.
2º. Exigimos el cese de la represión y los traslados de castigo en los
penales, el retorno de las compañeras Nancy Gilvonio y Lori Berenson
a Chorrillos. Renuncia del Ministro de Justicia Fernando Olivera.
3º. Cierre de los penales de máxima seguridad y de altura: la de la Base
Naval, Challapalca y Yanamayo.
4º. Derogatoria de las leyes terroristas anticonstitucionales de la dictadura.
Nuevos juicios con nuevas leyes. ¡Abajo la cadena perpetua, restitución
de beneficios penitenciarios!
5º. Reubicación de los presos políticos a penales cercanos de
sus familiares.
6º. Exigimos se busque realmente la verdad. Los prisioneros políticos
no somos terroristas, somos revolucionarios que luchamos por nuestro pueblo
y nuestra patria. Sanción para todos los criminales de guerra. Que se
diga dónde están los desaparecidos: No habrá reconciliación
mientras haya presos políticos, desaparecidos, perseguidos e impunidad
para los crímenes.
7º. Apoyo a las luchas de nuestro pueblo por sus derechos. ¡Abajo la continuación
de la política neoliberal de la dictadura.