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2 de marzo del 2002
Ecuador: Arde el norte por huelga y represión
Kintto Lucas
IPS
Una alcaldesa del norte de Ecuador lanzó un angustioso pedido
de auxilio ante la sangrienta represión militar de una huelga causada
por el tendido de un oleoducto en la selva amazónica.
"Por favor, ayúdenos, por favor, ayúdenos, siguen baleando mi
ciudad. Ahí cayó herido un compañero de la alcaldía",
gritó a través del teléfono Guadalupe Llori, alcaldesa
de Coca, capital de la nororiental provincia de Orellana.
La conversación de Llori con IPS era elocuente, pero se interrumpió
unos minutos. Al restablecerse, la alcaldesa informó que los pobladores,
enardecidos por la represión militar, habían incendiado las oficinas
de la Empresa Eléctrica de la localidad.
Dos niños y dos adultos murieron entre el martes y este jueves por la
represión, según versiones extraoficiales. Unas 40 personas fueron
detenidas por el ejército, mientras que en diferentes centros de salud
de Orellana han sido atendidas más de 300 personas heridas por los militares.
El Ministro de Gobierno (Interior), Marcelo Merlo, negó que la represión
haya producido muertos y acusó a los gobiernos locales y organizaciones
que realizan la protesta de chantajistas por exigir compensaciones a OCP Limited.
"Hay civiles heridos de bala. Los helicópteros lanzan bombas lacrimógenas
contra la población. La provocación está indignando a la
gente que había salido a protestar en forma pacífica. Es necesario
que la gente en Quito sepa la verdad de lo que está pasando acá",
afirmó Llori.
Orellana y la provincia de Sucumbíos, fronteriza con Colombia, exigen
al gobierno de Gustavo Noboa que presione a la empresa OCP Limited, constructora
del Oleoducto de Crudos Pesados, para que entregue 10 millones de dólares
con el fin de destinarlos a obras sociales como compensación por los
daños que causará la obra.
Los pobladores han cortado carreteras, tomaron pozos petroleros y ocuparon el
aeropuerto de Coca, capital de Orellana, y oficinas de la empresa aérea
TAME en Nueva Loja, capital de Sucumbíos.
Según información gubernamental, la protesta causó la suspensión
de operaciones de 62 pozos petroleros y una refinería, lo cual ocasionó
2,21 millones de dólares de pérdida a las compañías
petroleras.
El gobierno ecuatoriano declaró estado de emergencia el 22 de este mes
en Sucumbíos y el día 23 en Orellana, cuando la protesta acababa
de comenzar, con la excusa de proteger la frontera luego de la ruptura del diálogo
de paz entre el gobierno colombiano y las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia.
Sin embargo, Noboa afirmó el 25 de este mes que la declaración
de emergencia respondía a la huelga.
Llori explicó que los gobiernos locales y organizaciones de la sociedad
civil que realizan las protestas están abiertos al diálogo pero
exigen que antes se levante el estado de emergencia y la represión.
"No podemos dialogar mientras nos están cayendo las bombas encima y quieren
llevar presos a las autoridades locales que participamos en el paro", dijo la
alcaldesa, sobre quien pesa una orden de captura impartida por el comandante
de la IV División del Ejercito Amazonas, general Jorge Miño, a
cargo de los operativos.
Los intentos de los organizadores de la protesta para dialogar con Miño
el miércoles y este jueves fueron infructuosos, aseguró Luis Bermeo,
prefecto (gobernante provincial) de Sucumbíos. Mientras, la presencia
militar en Orellana aumentó este jueves.
El militar también ordenó la detención de varios periodistas
y ordenó la clausura de la radioemisora La Jungla, a la que acusó
de incitar la protesta.
Otras tres radioemisoras locales, Stereo Cumandá, Alegría y Municipal,
fueron obligadas por los militares a no divulgar información sobre la
represión, afirmó la presidenta de la Comisión Ecuménica
de Derechos Humanos, Elsie Monge.
En febrero del año pasado, pobladores, indígenas, campesinos,
comerciantes y autoridades locales de Orellana y Sucumbíos realizaron
una huelga similar para exigir obras de vialidad y electrificación, pues
muchas carreteras carecen de asfalto y la distribución de energía
está restringida a ocho horas diarias.
El gobierno se comprometió a realizar en tres meses las obras necesarias
para solucionar los problemas de ambas provincias, de las cuales se ha extraído
en 20 años 60.000 millones de dólares de petróleo, según
cifras oficiales, y donde 90 por ciento de los habitantes viven en condiciones
de pobreza.
Pero ha pasado un año y el gobierno no cumplió sus compromisos.
Los representantes provinciales anunciaron una nueva huelga con las mismas exigencias
y en apoyo a los pequeños y medianos agricultores que fueron afectados
por la caída del precio del café.
"Estamos exigiendo que cumplan con los compromisos asumidos el año anterior
y fomenten la producción en la provincia", dijo a radio La Luna de Quito
el prefecto Bermeo.
El gobernante de Sucumbíos afirmó que, mientras las promesas siguen
sin cumplirse, se permite la construcción de un oleoducto que causará
graves daños ambientales y dará miles de millones de dólares
de ganancia a las compañías petroleras, sin que exista una mínima
compensación.
"La situación de los campesinos es angustiosa. La mayoría son
pequeños productores de café que ha disminuido abruptamente su
precio, y no reciben subsidios para comprar fertilizantes o créditos
que los apoyen mejorar la producción", afirmó el gobernante.
Los campesinos de Orellana luchan para mejorar su producción y no verse
obligados a cultivar coca, dijo a IPS Pedro García, un agricultor de
la provincia.
"Queremos seguir plantando café o algún otro producto rentable,
pero para eso necesitamos créditos, subsidios, carreteras para sacar
la producción. Si no, terminaremos plantado coca", como ha ocurrido en
Colombia, Perú y Bolivia, sostuvo.
García explicó que se acercaron "personas extrañas" que
pagan por la coca cinco a seis veces más que lo que obtienen por el café.
"La coca es un cultivo más resistente, nos dan todo lo necesario para
plantar, nos pagan cinco a seis veces más que el café, retiran
la producción de nuestras fincas. Si el gobierno no nos ayuda, nos está
empujando a plantar coca", aseguró García.
Muchos campesinos de Sucumbíos instalados junto a la frontera con Colombia
perdieron su producción porque sus cultivos resultaron afectados por
la fumigación de plantaciones de coca en territorio colombiano con el
químico glifosato.
Los organizadores de la huelga propusieron que una comisión integrada
por diputados de diversos partidos, quienes ya se reunieron con el presidente
Noboa, constaten en persona la situación en Orellana y Sucumbíos
y abran el diálogo con el gobierno, que se niega a negociar.
La diputada Nina Pacari, integrante de la comisión, sostuvo que la represión
ordenada por el gobierno y las declaraciones agresivas de funcionarios como
el ministro Merlo solo provocan más resentimiento.
"No es posible que se tilde de chantajistas a pobladores de dos de las provincias
que contribuyen desde hace años con un alto porcentaje del presupuesto
del Estado, mientras su gente vive en la pobreza. Las declaraciones del gobierno
son injustas e inhumanas", concluyó Pacari.
Las dos provincias permanecen bajo estado de sitio y toque de queda y quienes
violen las restricciones son sometidos al Código Penal Militar.