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Latinoamérica

26 de marzo del 2002

Venezuela: Neofascismo Neoliberal

Jerónimo Carrera

La verdad es que todavía no son muchas las gentes, especialmente fuera de las fronteras de Estados Unidos, que han podido entender a cabalidad lo que está pasando en ese país. Para decirlo con toda claridad: allí se ha apoderado el gobierno un grupo fascista bajo cobertura neoliberal.
En general se piensa que los fascistas tienen necesariamente que vestir camisas negras como las de Mussolini o pardas como portaban los seguidores de Hitler. Sólo que no es así, pues el fascismo más que algo físico o material, es un producto ideológico, proveniente de una ética irracional generada por la desesperación ante ciertas situaciones adversas, en cuyo basamento siempre se encuentran unos factores económicos.
Prácticamente durante todo el último siglo ha habido grupos de mentalidad fascista en Estados Unidos, activos en particular por los años treinta y cincuenta, en períodos de crisis económica. Y encontraban un terreno abonado tanto en los prejuicios racistas, que en esa sociedad son endémicos, como en el anticomunismo más rancio que allí ha persistido desde la revolución bolchevique de 1917 en Rusia hasta el día de hoy.
Pero ese "fascismo a la americana" era relativamente marginal, y encontraba refugio en el ala derecha de los partidos políticos etiquetados como "democráticos", sobre todo en el que se hace llamar "republicano" para poder distinguirse en algo de su rival "demócrata" y así montar el tinglado electoral sin mayores problemas. Así fue hasta hace poco más de un año, o sea hasta el descarado fraude de La Florida, con el cual la pandilla fascista agrupada alrededor del clan Bush logró tomar el control de Washington. Ese día de noviembre, y no el 11 de septiembre posterior, sí empezó a cambiar el mundo, sin duda, si se entiende por tal nuestro continente.
Esto explica la credulidad que estos países del "patio trasero" encontró el primer momento, propagada por la fascistoide información al estilo CNN, ese cuento para niños de unas torres neoyorquinas que supuestamente derribó un jeque árabe desde su escondite montañoso en Afganistán.
Han transcurrido ya seis meses y el tal jeque terrorista no aparece por ninguna parte, aunque no es descartable la posibilidad de que el señor Ben Laden esté ahora oculto bajo la protección de sus jefes de la CIA. Exactamente igual al caso de Vladimiro Montesinos, el agente peruano que esa misma CIA envió a Venezuela con fines de desacreditar internacionalmente a Hugo Chávez.
Son métodos copiados de la Alemania nazi, donde también se produjo el incendio del Reichstag en Berlín para inculpar como terroristas a los comunistas. El mundo no se daba cuenta, al principio, de que los verdaderos terroristas habían tomado el gobierno en Alemania un poco antes, igual a como ha sucedido en los Estados Unidos unas siete décadas más tarde. Y después dicen algunos que la historia no se repite. Así sea como farsa, según observó Marx, gusta de volver sobre sus pasos. Por lo que la humanidad entera deberá estar muy alerta, para que esa farsa no se convierta en tragedia.
Alguien me objetará, sin embargo, que el enemigo actual no es otro que el llamado neoliberalismo, el cual nada de nuevo ha creado ni en lo teórico ni en la práctica, puesto que representa simplemente algo ya conocido hace dos siglos, el liberalismo manchesteriano más puro. A lo cual respondo que Hitler y su ministro de finanzas Schacht, en materia económica fueron keynesianos, igual que Franklin Roosevelt. También, en tanto le convenga, el neofascismo de George Bush y su pandilla puede perfectamente ser neoliberal.
Jerónimo Carrera