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Argentina

DESPUES DE LOS PIQUETES , LAS CACEROLAS
Y LAS ASAMBLEAS

Por Luis Mattini

"Para calmar las ansias de un lejano futuro,
ocúpate aquí y ahora"
Goethe

S
e ha abierto un debate un tanto angustiante acerca de lo que va a pasar después que se agoten las cacerolas.
Después implica futuro. O sea que se debate sobre un futuro.
Hasta el 20 de diciembre se debatía sobre el pasado. Y el 21 de diciembre ya se escarbaba en las raíces del pasado para poder explicar lo que estaba pasando en el presente..
Interesante.
Para unos el fenómeno tiene su origen en las puebladas de santiagueñazo y cutralcazo.
Se menciona el 23 y 24 de marzo de 1994. Un momento de ruptura.
Para otros en las guerrillas de los setentas
Para muchos más en el cordobazo
El mayo francés, desde luego.
No faltó quien lo retrotrajera a la resistencia peronista.
El 17 de octubre de 1945 fue ineludible, indiscutible.
Semana trágica, Patagonia rebelde y alzamientos radicales
Las montoneras y las guerras civiles hasta la revolución de mayo.
Desde luego, la comuna de París más ineludible aun.
El diario La Nación previno con el ejemplo de los Soviets
Terragneo recordó la revolución francesa.
Las invasiones inglesas y la huida del Virrey Sobremonte es equiparada a la fuga del Jefe de Gobierno de la ciudad Autónoma.
Hubo uno que se refirió a Espartaco

Y de ahí hacia el futuro, temporal y espacial. La pueblada de los indígenas en Quito, Seatte, Génova, Gotemburgo, Foro de San Pablo, Attac o el subcomandante Marcos.
En medio se intercalan los peros…
"Esto esta muy bien pero si no se dirige hacia una acumulación no tiene sentido." Supongo que esta frase la pueden suscribir la mayor parte de quienes están leyendo esto.
"Si no ponemos organización y dirección será todo en balde" supongo que más acuerdo todavía.
También se hicieron insufribles análisis sociológicos. "La clase media". Todos nombran clase media, nadie la define, le pone los parámetros. Nadie puede decirme dónde empieza y dónde termina. "Clase media" anatema insulto, descalificación. Nadie se asume como tal, sin embargo a veces se huele un secreto orgullo de pertenecer a ella. Clase "egoísta que sólo se mueve por interesas materiales". Ahora soy yo quien no supone sino debo deducir que, por oposición lógica a este enunciado , las demás clases se moverían por intereses ideales. "Ahora comprendo a los piqueteros" dicen que dijo una señora del Barrio Norte afectada por el corralito. La memoria se me dispara: "Ahora comprendo a los bolivianos", recuerdo que le oí decir yo a un obrero cordobés exiliado en España y calificado de "sudaca". "Me sentí un cabecita", dijo un argentino orgulloso de su origen "europeo" en Holanda. "Estos atorrantes que cortan las rutas" le escuché a un tornero ocupado en Dalmine-Siderca en Campana, mientras pagaba con tarjeta de crédito la nafta de su modesto fiat . El que esté libre de prejuicios que arroje la primera piedra.
Bien, pero cambiemos de rumbo, por el lado de este tipo de historicismo y sociología no llegamos a ninguna parte.

El aquí y ahora

De una manera u otra la angustia por el futuro y ese empedernido revolver en el pasado sin asumirlo impiden vivir el presente con la intensidad de lo sorprendente y la belleza de lo creativo. Sufrimos en el pasado y sufriremos en el futuro y ambos sufrimientos nos impiden gozar este aquí y ahora.
Por saber lo qué va a pasar cuando declinen los cacerolazos, no los veo. Parodiando la frase remanida, ahora es el bosque el que no me deja ver el árbol.
Por obsesionarme qué va a pasar cuando declinen las asambleas, nos privamos de vivirlas en plenitud. ¡Oh! paradoja, gastamos más energías en discutir, especular, planificar, prejuiciar cómo participar en esos extraños concilios que en la intervención vivencial en ellos .
Hablamos de "crisis de representatividad" y nos desesperamos por reconstruirla. Es como si dijéramos crisis capitalista y nos preocupáramos por solucionarla cambiando de capitalistas.
Me permito una broma: ¿Será un reflejo de la cultura del fútbol? En la mesa del café, en el taller , en el parque, en el tren, discutiendo cómo debería ser el partido o como debería haber sido sin jugarlo.
Bromas aparte, hace mucho tiempo que la militancia se ha convertido más en comentarista que en deportista.
Ya que estamos aprovechemos la metáfora: La asamblea de hoy es a la política lo que era el viejo fútbol, sin técnicos ni comentaristas y, desde luego, sin "representantes" o managers

Veamos un poco los temas más discutidos.

¿Crisis de representatividad o crisis de representantes?

Todos hablamos de crisis de representatividad. Pero parece ser que mucha gente considera que se trata de crisis de "representantes" Estoy convenido que este es uno de los puntos nodales del debate
A nadie escapa la diferencia. El problema es que si hablamos de crisis de representantes sólo nos podemos atener a explicaciones de pura moralidad. Simplemente serían malas personas cambiables por buenas Saquemos a Duhalde y pongamos a Zamora. Pero, qué raro, Zamora no quiere. Tito Cossa dijo que lo hace de astuto. Bueno, Tito es el mejor dramaturgo argentino pero no es infalible, en este caso es injusto y quizás le quepa el consejo de Lenin a Máximo Gorki. Porque Zamora ha sido claro. Demostró la impotencia de la representatividad con su propio ejemplo. No hay lugar a astucias, es crisis de representatividad nomás..
Y aquí sí nos sirve la historia aunque cada uno agarre sólo un pedacito de ella. Un número muy grande de los "políticos" que nos han "traicionado", nuestros "representantes", número amargamente elevado por cierto, pertenecen al activo de la generación de los setenta. Recordemos que el astuto Menen nutrió sus cuadros orgánicos de dos de las mejores fuentes intelectuales del peronismo: Guardia de Hierro y …Montoneros. Por su parte el FREPASO estaba compuesto también en su mayoría por militancia setentista, innumerables militantes del PC y de otros grupos de izquierda incluido el peronismo revolucionario y hasta algunos perretianos. Todos pasaron por lavandina sus viejas identidades para autodefinirse como "progresismo" . Se fascinaron por la sociología norteamericana, trocaron la subversión como interpelación a la política por la "gestión". Fueron a seducir y salieron seducidos. No puedo nombrarlos porque son tantos que de hacerlo cometería injusticia por omisión, pero en todo caso lo importante es la pregunta: ¿Podemos pensar en una sociedad de miles de "traidores"? ¿Cómo es posible que la misma persona que ingresó embarazada clandestinamente al país durante la dictadura para continuar el combate hoy es modelo de saltibanqui del oportunismo político?.
No debería ser necesario aclarar que esta constatación no significa olvidar los miles de compañeros que se mantienen fieles a su convicciones o el escaso número de representantes que no se dejaron seducir. Con el legítimo regocijo que podemos sentir por este acerto, no nos sirve para entender el problema: Seguimos como en una contienda entre buenos y malos con la complicación que muchos malos fueron antes buenos y más de un malo de antes ha devenido bueno ahora.
La hipótesis a discutir es, entonces, que hay algo inherente de la representatividad que produce seducción, incompetencia, impotencia o corrupción de los representantes. Ese algo es el agotamiento de la racionalidad de la sociedad industrial. .Todas las sociedades han tenido su racionalidad - sin que por ello hayan sido justas - y, precisamente, el agotamiento de esa racionalidad indicaba que las condiciones para el cambio estaban dadas. El sistema representativo que hemos conocido, el que con distintas variables se aplica desde el parlamento hasta en las instituciones, incluidas las populares y de clase como los sindicatos, se correspondió a la etapa racional de la sociedad capitalista. Como suele decirse, fue "funcional al sistema".
Si la representación está en crisis ¿Habrá que pensar en una nueva forma de representación o un modo de sociedad sin representación? ¿Ha existido vez alguna la vida social sin representación?
Una buena pregunta para encauzar el debate que no pretendo contestar aquí. Sólo puedo adelantar que antes de decir "no", estudiemos esa parte de la historia de la que no se ocupó Hegel, la parte no "civilizada" o los llamados "pueblos sin historia".
Pero antes de entrar en eso, considero que es difícil pensar en representatividad u otros vínculos sociales si aun no conocemos la nueva racionalidad que se está forjando en la práctica de los piquetes, las asambleas y los cacerolazos y otras formas de vida social y política al margen del estado. Y, si pretendemos comprender a las asambleas y estas inéditas formas de movilización desde afuera, repetiremos el criterio más caro del método científico de la modernidad: El sujeto analizante (el militante) que no se involucra con el objeto de análisis (la asamblea) Insisto en este punto: "desde afuera" significa ir a la asamblea con "posición tomada", no estar abierto a pensar con el colectivo. Subestimar la opinión de la señora que atiende el kiosko porque no tiene formación marxista y es la primera vez que se asoma a la política. No entender que la sencillez del "que se vayan todos" expresa un repudio que excede la corrupción en el sentido de venalidad. Se está diciendo: "para hacer lo que hacen, lo hacemos nosotros, más barato y mejor" La gente está diciendo no es que haya profesionales buenos o malos, cuestionamos las propias profesiones, en primer lugar la profesionalidad política, pero también a economistas, politólogos, sociólogos y un larga lista logos que queman presupuestos para demostrar que la leche de madre es lo mejor para el bebé o que andar en bicicleta es bueno para la salud. . En este cuestionamiento que pudiera parecer irracional, prejurídico y precientífico, se expresa la crisis del conocimiento como parte de la crisis de la racionalidad capitalista. De otra manera no podría explicarse la confabulación de la corrupción con la ineptitud. Y claro que no se trata de que una asamblea pueda saber técnicamente como debe funcionar un hospital del mismo modo que no sabrá calcular el gálibo de la estación ferroviaria. Para esos están los especialistas. Pero es seguro que sabrá cómo debe funcionar social y "económicamente" y a dónde deben ir los trenes.
Ese ¿qué va a pasar? dependerá del "qué está pasando" y eso sólo se lo puede pensar dentro de la experimentación cotidiana de las asambleas y todas estas novedosas formas de movilización.

Acumulación

El otro gran problema es la cuestión es la acumulación. Las actuales formas desordenadas de acción de multitudes parecerían no producir acumulación. Creo que lo que no alcanzamos a ver - precisamente porque obedece a la nueva racionalidad en desarrollo - es que toda acumulación es situacional. La acumulación, tal como la hemos concebido hasta ahora, se correspondió a la teoría del progreso lineal y no nos ha explicado ni los "retrocesos" de la conciencia ni su contrario, la esencia de las rupturas. La trillada metáfora de la gota que rebasa el vaso muestra la permanencia de un pensamiento que se corresponde a una linealidad según la cual se acumula y se acumula hasta que algo rebasa. La ruptura se la teoriza sobre la base de la ley de la transformación de la cantidad en calidad. En casos extremos justifica aquello de: "cuanto peor es mejor". Cuanto más hambre se acumula más potencialidad revolucionaria se concentra. La historia ha negado tenazmente este criterio. En cambio, la misma historia muestra que en toda situación hay un elemento indecible, imprevisible, que no es la "gota más", sino una "gota especial", por así decirlo que precipita la ruptura. El problema para nuestra impotente racionalidad cartesiana es que no se lo puede prever.
Empero es razonable pensar que los hechos del 19 y 20 de diciembre son la resultante de una acumulación que arranca al menos de las puebladas mencionadas. Yo ensayaría decir una articulación de situaciones más que un "proceso" de acumulación. También es real que el movimiento piquetero, particularmente el iniciado en Salta y las prácticas sociales de lugares como Lanús y Solano han sido la avanzada de la ruptura. No se pueden negar tampoco factores fortuitos que produjeron situaciones inesperadas, como por ejemplo las provocaciones que fomentaron algunos sospechosos saqueos en el Gran buenos Aires el dia 18 y que, paradójicamente, precipitaron los hechos. Pero si pensamos en acumulación lineal, la "gota que rebasa el vaso" debería haber sido un gigantesco piquete o una pueblada del mismo contenido. En cambio fue una "gota" diferente y sobre todo inesperada. Y el asunto, amigos míos, es que más estudiamos la historia de las revueltas y más constatamos que siempre han sido inesperadas.
Por eso es que no es tan importante lo que van a dejar o no dejar los cortes de ruta, los cacerolazos a las asambleas, como lo que está pasando dentro de ellas, de la misma manera que en un viaje no es tan importante la posada como el camino.

Organización

Palabra clave, palabra mágica, palabra todopoderosa, palabra calificante, jerarquizante. El problema no es con la palabra sino con lo que se entiende de ella. Y hasta ahora hemos entendido la organización que ha correspondido a la racionalidad de la sociedad que hoy está en crisis. No es fortuito que las formas de organización que hemos conocido muestran hoy su impotencia. Esto no significa que todas deban ser descartadas a priori, sino que hay que revisarlas, mandar al museo de los recuerdos las que son evidentemente obsoletas y sobre todo detectar cómo y por dónde vienen los nuevos contenidos. Esto no está en los libros sino en la vida misma o sea en la calle y en las plazas, en el desorden que estamos viviendo. Después alguien se encargará de clasificarlas y asentarlas en los disquetes Escribas habrá siempre y cumplen su función.
Sumérjase Ud las últimas demostraciones de multitudes compuestas por los que nunca salieron. Siga en detalle los enfrentamientos que no tuvieron como protagonistas principales a las fuerzas "organizadas" ciertamente, las que, por el contrario, además de escasas los días 19 y 20 por haber sido sorprendidas, quizás a pesar de su voluntad o decisión, giraron en la periferia de los centros críticos. Sienta en la piel, en el estómago y en el corazón las consignas de una creatividad sorprendente "Nuestros sueños son sus pesadillas" "Nos están meando y el periodismo dice que llueve" Vea la descomunal desventaja de miles de personas, gordos, flacos, morenos, rubios, con muletas o sillón de ruedas, a cara descubierta y a mano limpia sin amedrentarse frente a potentes fuerzas de seguridad, bien pertrechadas, un tanto desorientadas, pero mortíferamente eficaces al fin y al cabo. Desde luego, el peso del aparato represivo podrá barrernos en cualquier momento, pero cabe una pregunta ¿Cómo habrán de seleccionar la represión fina que impida continuos resurgimientos tal cual hicieron durante la dictadura de Videla? Miles de detenidos ante los interrogatorios se parecerán a Polífemo respondiendo a los gigantes quién le había herido. Nadie. Sólo que no será la astucia de Ulises ni la preparación conspirativa del militante sino el anonimato de la multitud.
Observe ahora una marchita de alguna de las orgas de la izquierda: O también de cualquier sindicato tradicional. Un más o menos ordenado grupo con banderas y estandartes y, en algunos casos gorritos modelo yanqui, que tapan a las personas. Rostros tensos, puños cerrados y bombos robados al peronismo. Consignas impostoras, trasladadas de otras situaciones y ya gastadas. Una caricatura de las pinturas de Carpani. Garrotes para enfrentar los FAL de la gendarmería. Recuerdan la bizarra caballería polaca atacando con sus lanzas a los panzer germánicos en 1939. Con la diferencia que aquellos románticos polacos lo hicieron en serio. A eso le llaman "organización"
En los piquetes, los cacerolazos y las asambleas el contenido rebasa la forma; en las escuadras sindicales, partidarias y afines la forma rebasa el contenido.
¿Es que todavía no hemos comprendido que organización no es "orden"? ¿Que organización no es administración, del mismo modo que política no es gestión? ¿Todavía no hemos asumido que el culto al orden por el orden mismo es patrimonio del poder, contrario a la libertad y la creatividad? ¿Que precisamente por ser reflejo del poder todas las formas organizativas desde que existe la sociedad industrial han sido el espejo invertido de ese poder? ¿Que cuando la forma rebasa el contenido la organización se transforma un fin en sí mismo y por lo tanto ha dejado de tener razón de ser que no sea su propia sobrevivencia?
La organización no es un modo de ordenar, alinear o dirigir los seres humanos sino la conformación de la subjetividad común de la multiplicidad de deseos de una clase o comunidad, del mismo modo que el poder no es el aparato coercitivo del estado sino una relación social. Sobre esa base subjetiva, que ha dado llamarse ideología, voluntad nacional única, imaginario colectivo, sentimiento popular, etc. se desprenderán las formas "materiales" de acción, por así hablar y en todos los casos en forma situacional.
Esa falta de situacionalidad, es entre otras importantes cosas, el drama de la izquierda en todos sus matices. Se "organizan" alineándose de la misma forma para ir a una huelga, realizar un petitorio, demostrar solidaridad con algo, realizar una fiesta, ganar posiciones electorales, o asaltar el poder por medio de la insurrección. Por eso el secretario general tiene que ser economista, filosofo, sociólogo, sindicalista, diplomático, comandante, candidato a concejal, diputado, presidente y, por supuesto, "político".
En una época se decía: "organización es un problema de cuadros" Y era una definición acertada para la situación. En un partido de cuadros, organización significaba en primer lugar formación de cuadros, de la misma manera que en una escuela el aspecto esencial de la organización no es la administración sino la formación de los docentes.
Pero en la actual situación de ruptura epitesmológica, la organización es una cuestión de autoafirmación de una subjetividad colectiva para la cual carecemos de saberes previos seguros. La experimentación, la investigación en la propia práctica, las superación de la división entre teoría y práctica en un hacer común es el camino que se visualiza como apuesta posible.
En el mismo sentido se orienta el asunto de la unidad. El 18 de enero, con la marcha piquetera hacia el centro de la ciudad de Buenos Aires, se estableció una unidad de hecho entre piqueteros caceroleros y asambleístas, dicho así para simplificar la exposición y sin desmedro de otros sectores sociales, como los sindicatos que se están poniendo las pilas que corresponden a las nuevas situaciones. Afianzar esa unidad no puede ser más, como en el pasado, convocar a grandes eventos, aparatosos encuentros, en donde cada "sector" llevaría sus "posiciones" y allí se discutiría para luego negociar sin que nadie haya modificado su práctica. Dicho de otra manera sin que ningún sector haya producido una modificación interna en el otro para una mejor sustancia común. De persistir en esas prácticas que, insisto, son el reflejo de la disciplina de la sociedad industrial, reproduciríamos las misma superestructura que ya no se correspondería a esa estructura y de allí su inevitable burocratización. Parodia de aquella organización social sectorial y corporativa cuyos conflictos se suponían dirimidos en el Parlamento.
Hoy de lo que se trata es de que cada uno de los sectores participe de las experiencias, las vivencias de los otros. No es una suma, no es una yuxtaposición de fuerzas para lograr una especie de "homogeneidad" promedio; es la integración de los diverso Los asambleístas podrían llevar frescos aires democráticos a los otros y a la vez recibir de ellos formas concretas de resolver problemas de la vida cotidiana. Por eso no sirven las grandes "mesas" nacionales, provinciales, internacionales o planetarias con nuevos caudillos que devendrán "representantes", saturadas de pancartas, papeles y programas, sino miles de pequeñas mesas de cocina con pan, mate o vino en donde compartir la vida consustanciándose unos de otros, articulando la diversidad de lo múltiple. En esas mesas compartidas en que todos somos iguales y diferentes, el peón, la médica, la maestra y el kioskero, se puede visualizar la "formación" de los cuadros en distintas ocupaciones para la administración de la comunidad y en donde desaparecerán los "políticos profesionales" porque la política la lleva adelante el colectivo.