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Latinoamérica

4 de marzo del 2002

En el país de las FARC

Kintto Lucas

(El presente texto pertenece al libro "Plan Colombia. La paz armada", de Kintto Lucas, editado por el Grupo Editorial Planeta. Por informes a Librería Libri Mundi: librimundi@librimundi.com de Quito, Ecuador)
Desde 1998 las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Andrés Pastrana llevaron adelante los diálogos de paz en una zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros cuadrados cedida a la guerrilla y ubicada en el suroriente del país, cuya principal población es San Vicente del Caguán, en el departamento del Caquetá.


Un Estado dentro de otro

San Vicente del Caguán se caracteriza por sus bares oscuros donde los ganaderos vestidos al estilo de los vaqueros del lejano oeste toman cerveza y escuchan rancheras. En las calles y carretera se distinguen los camiones que transportan el ganado.
En el tiempo que los rebeldes están en San Vicente, este pueblo amazónico de 40.000 habitantes se constituyó en un experimento de convivencia pacífica. El gobierno y las FARC establecieron que la zona desmilitarizada para las conversaciones de paz sería administrada por la guerrilla y los municipios de la zona seguirían en manos de los alcaldes.
Para las labores ejecutivas conjuntas con la alcaldía, las FARC nombraron al comandante Mauricio García, quien se muestra orgulloso de haber asfaltado 75 calles en este lapso y tener todo listo para 40 más. ''En 60 años de administraciones tradicionales nunca se interesaron en asfaltar las calles. A pocos kilómetros hay una mina de asfalto y los costos para traerlo y colocarlo son mínimos. También se han hecho miles de metros en cunetas, zanjas de desagüe y otras obras civiles necesarias'', indica García. Jorge Angel, un ganadero de la zona, dijo que ''antes de que la guerrilla asumiera una administración conjunta con la alcaldía las calles de San Vicente eran de barro, pero ahora se puede caminar''.
García informó que las FARC han coordinado una serie de actividades sociales, económicas y culturales con el alcalde de San Vicente. ''Creamos, primero que todo, una cultura de convivencia, de integración y de participación de todos los sectores de la población. Hicimos una reunión, con todos los líderes sociales y barriales del municipio y creamos los comités de gestión'', declara el dirigente guerrillero. Luego de las reuniones se crearon los comités de precios, pesas y medidas, de tránsito y transporte, de salud, de seguridad y de cultura. ''El comité de precios se encarga de la defensa del consumidor, el de tránsito ha organizado el tránsito vehicular que era un caos porque el perímetro urbano es muy pequeño para la cantidad de autos, motos y carros con caballo que circulan diariamente'', señala García.
El comité de salud, con el apoyo de organizaciones sociales y religiosas, ha llevado a cabo jornadas de educación en salud y vacunación para prevenir enfermedades tropicales comunes en la región. El comité de cultura se encarga de promover actividades artísticas y culturales en el pueblo. ''En cada una de esas instancias que creamos desarrollamos un programa de acción con una serie de actividades dirigidas a buscarles solución a los problemas en esa área, y se nota una participación directa de la comunidad en la toma de decisiones'', dice García.
El comité de seguridad tiene a su cargo la policía civil, que está integrada por 30 personas propuestas por la Alcaldía y 30 por las FARC. ''Es una policía que ante todo tiene que respetar a las personas antes de reprender y eso ha quedado claro porque se ha dado una formación para eso. Pero al mismo tiempo se mantiene la seguridad de los habitantes'', indica García.
Una comerciante del pueblo destacó el asfaltado y la disminución de la delincuencia en un pueblo que era uno de los más violentos de Colombia. ''Antes mínimo había tres o cuatro asesinatos por semana, ahora en un año y medio se habrán dado cinco o seis. Eso se debe al respeto que hay en el pueblo hacia la guerrilla'', afirma.
Consultada sobre si se trata de respeto o de miedo, aseguró que ''es lo mismo, pero acá no se ha dado intimidación a la gente. Creo que ellos están experimentando de hacer un buen trabajo acá para que no creamos en lo que dicen las noticias sobre las muertes que causan''.
Según García, la policía civil constituye un mecanismo de convivencia pacífica. ''Para nosotros tiene un marcado contenido político porque se está mostrando en la vida práctica que es posible constituir un mecanismo con la participación del gobierno y la insurgencia armada, y convivir en un clima de tolerancia'', arguye.
Periodistas colombianos coinciden en que dentro de la zona desmilitarizada hay un clima de seguridad y distensión. ''Uno se siente como protegido por ellos (las FARC) que no quieren que pase nada porque los desprestigiaría. Uno siente mucho más temor viajando hacia San Vicente por tierra, por los retenes del ejército o la posibilidad de que aparezcan los paramilitares'', dice un periodista que prefiere el anonimato. ''Aunque todos sepan muy bien que uno es contrario a toda violencia, que rechaza el hecho de que las FARC secuestren personas y ataquen pueblos utilizando pipetas de gas, sólo con reconocer algo bueno puede estar en la mira de los paramilitares'', arguye el periodista.
La llegada de las FARC al pueblo creó temores que se fueron diluyendo con la convivencia. Según García, la forma de romper el hielo con los habitantes fue realizar reuniones en los barrios, ''escuchar los diferentes puntos de vista y pedir a la gente que cualquier procedimiento incorrecto de algún guerrillero lo denunciara para establecer responsabilidades y llamarlo al orden''.
Un transportista de la zona señaló que si bien la guerrilla había estado en las zonas aledañas durante mucho tiempo, ''otra cosa era tenerla en la ciudad y eso causó muchas dudas en los habitantes''. ''Durante este año y medio hemos aprendido a convivir con ellos y esta zona es una zona de paz donde no hay los enfrentamientos de otras partes. Ojalá algún día todo el país sea una zona de paz'', concluye. En junio de 2000 los rebeldes anunciaron la promulgación de la "Ley 003" que castiga con destitución, multas y hasta la expropiación de bienes a funcionarios corruptos.
A fines de abril, las FARC dieron a conocer otras dos leyes, una estableciendo el cobro de un impuesto a personas y empresas cuyo patrimonio supere 1 millón de dólares y otra que establece su propio sistema de justicia en los 130 municipios que controlan en el sur del país.
Según analistas, la promulgación de "leyes" es un esfuerzo de las FARC para que se les otorgue la categoría de "fuerza beligerante" que les permitiría tener el reconocimiento de otros Estados. Según voceros de las FARC, la medida se aplica no sólo a los funcionarios gubernamentales, sino también a quienes traten de sobornarlos. Según la organización no gubernamental Transparencia Internacional, que investiga y combate la corrupción a nivel mundial, Colombia es uno de los 20 países más corruptos del mundo.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia fueron fundadas en mayo de 1964, a partir de un foco guerrillero compuesto por campesinos asentados en la región de Marquetalia, departamento del Tolima. Luego de ser cercados y bombardeados por más de 10.000 soldados del ejército quedaron 48 rebeldes vivos bajo la dirección de Manuel Marulanda Vélez, en lo que se conoció como "la resistencia de Marquetalia", que serían los primeros integrantes de las FARC. En sus 36 años, esta fuerza guerrillera enfrentó distintos operativos militares que intentaron exterminarla, como la Operación Colombia, Operación Exterminio, Tenaza, Destructor, y otras que no lograron su objetivo. Aquellos 48 hombres hoy se han convertido en un articulado de 15.000 combatientes organizados en ocho bloques y sesenta frentes guerrilleros a lo largo de todo el país, con un armamento de punta, entre el que se cuenta un arsenal antiaéreo de misiles RPG y SA, de fabricación soviética, que podrían ser utilizados en caso que la guerra al sur lo exija.

Un "Poder Judicial" guerrillero

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia administran un peculiar poder judicial, con jurisdicción en la zona desmilitarizada para los diálogos de paz. La Oficina de Quejas y Reclamos de la guerrilla, que cubre la ausencia de magistrados, funciona de lunes a sábado en tiendas de campaña ubicadas en las cercanías de San Vicente del Caguán.
La oficina recibe por día entre 50 y 100 personas para intentar dirimir problemas linderos, repartición de bienes, cobrar deudas atrasadas y hasta resolver asesinatos.
Un ejemplo de ello es el caso de Julián González, un ganadero de 70 años, quien reclama la devolución de una propiedad que un juez de un municipio de otra zona le otorgó a un grupo de invasores calificados por él de ''banda de asesinos y ladrones''. ''Aunque la sentencia (de ese juez) luego fue anulada por la Suprema Corte de Justicia, nunca me devolvieron la finca porque no había nadie para hacer cumplir la orden'', narra.
''Ahora vengo a reclamar la devolución a esta oficina porque sé que ellos (los guerrilleros) pueden hacer algo y, si no, voy a donarla al ejército'', agrega.
Este es uno de los tantos ejemplos de gente que recurre a las FARC, en busca de una ''solución judicial'' a su problema, en una zona donde hasta hace un año y medio no existía ley alguna.
La oficina es dirigida por un comandante guerrillero con algunos ayudantes, personal que rota cada cuatro meses. El encargado hasta fines de agosto de 2000 fue Jair Pereira, quien asegura que se acostumbró a la tarea. ''La idea es ser lo más justo posible y para eso se intenta que las dos partes involucradas en el problema busquen una solución o un arreglo entre ellas mismas con nuestro arbitraje'', explica Pereira.
El comandante agregó que, si no llegan a un acuerdo, los encargados de la oficina presentan propuestas a las partes para intentar resolver la disputa. ''Nosotros miramos la situación presentada y tratamos de realizar propuestas que vayan en favor de ambos, porque las FARC deben marcar su imparcialidad'', señala. ''No podemos mirar caras sino acciones para que vaya en beneficio de las dos partes, y tampoco podemos involucrarnos en conflictos particulares'', comenta.
Pereira pone de ejemplo la repartición de una casa por la que había una deuda, un taxi y un terreno, luego de la separación de una pareja. ''Vinieron a la oficina y luego de conversar llegaron a un acuerdo de que la casa se la quedara la señora, mientras que el marido conservó el taxi, el terreno y pagaba la deuda de la vivienda. Además se comprometió a pasarle una pensión a sus hijos'', narra el guerrillero. María de Lourdes, una mujer que espera en la cola para ser recibida, comenta el caso de su nieta que había quedado embarazada de un joven del pueblo que, a su vez, tenía cinco hijos con otras tantas ex novias, pero no los había reconocido. ''Presenté la denuncia en la oficina y el joven enseguida asumió la paternidad, se casó con mi nieta y empezó a pasarle dinero (pensiones) a los hijos que tiene con las otras muchachas'', asegura la mujer.
Por su parte, Pereira comentó que algunas veces ''hay que buscar soluciones muy raras, pero siempre con el consentimiento de las dos partes, a no ser que el caso sea muy difícil como una muerte''. La solución es rápida cuando las personas llegan a la oficina con un arreglo previo, pese a lo cual cada caso tarda de una o dos horas. ''Depende de lo conflictivo que sean las personas, porque si son dos personas que ya vienen insultándose nunca llegan a un acuerdo'', arguye el guerrillero.
Pero este peculiar sistema judicial fue cuestionado severamente por el fiscal de la Nación, Alfonso Gómez, obispos y jefes militares, quienes acusan a la guerrilla de utilizar la zona para retener a personas secuestradas con el fin de pedir rescate. Gómez pidió que se revea el estatus jurídico de los 42.000 kilómetros cuadrados dispuestos para desarrollar el diálogo de paz entre la guerrilla y el gobierno, y que se le permita a él actuar judicialmente allí.

Las historias de Tirofijo

El jefe de las FARC, cuyo verdadero nombre es Pedro Antonio Marín, asumió la actual identidad de Manuel Marulanda Vélez en 1953 en homenaje a un líder obrero de Medellín asesinado en 1930 por agentes del Servicio de Inteligencia.
La propuesta de utilizar ese nombre se la hicieron integrantes del Partido Comunista en el que Marulanda militaba por esa época. ''El nombre me parece muy bueno, pero que lo pueda llevar yo... no sé, es demasiada responsabilidad. Sin embargo, con tal de que me quiten el apodo de Tirofijo...'', dice el líder guerrillero en esa oportunidad.
Desde ese momento su vida estuvo ligada a la actividad clandestina, y en 1964 fundó las FARC, que en la actualidad es el grupo guerrillero más importante de Colombia.
En 1983, las FARC, dirigidas entonces por Marulanda y Jacobo Arenas, establecieron negociaciones de paz con el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) y fundaron la Unión Patriótica como su expresión política.
Sin embargo, tras el asesinato de miles de integrantes y candidatos presidenciales y legislativos de ese grupo político legal por parte de los paramilitares, las tratativas fueron abandonadas y recrudecieron los enfrentamientos entre la guerrilla, el ejército y los paramilitares.
Ahora, 36 años después de la fundación de las FARC, y tras asumir Pastrana la Presidencia del país en 1998, Marulanda volvió a dialogar de paz y a participar en actos públicos dentro de la zona desmilitarizada. A sus 70 años, se ha convertido en el guerrillero más antiguo del mundo, sobreviviente a 50 años de enfrentamientos en uno de los países más violento de la tierra.
Según Marulanda, la guerrilla abandonará el diálogo con el gobierno sólo si sus posiciones en la zona desmilitarizada son atacadas. ''Tenemos voluntad de paz y sólo nos retiraremos de la mesa de diálogo cuando caigan las primeras bombas'', sentencia el líder de las FARC, en Los Pozos, pueblo de la Amazonía donde se llevan adelante los diálogos de paz.
También señaló que el proceso de paz ''se le volvió una papa caliente'' al presidente Andrés Pastrana, ''porque los altos mandos militares y el gobierno de Estados Unidos quieren la guerra''. ''Ayer fue el collar-bomba (mató una hacendada en junio de 2000 y habría sido colocado por los servicios de inteligencia con ayuda paramilitar), hoy son las acusaciones contra la zona desmilitarizada, mañana será otra cosa, ya que la presión de los militares y de Washington es muy fuerte'', comenta con énfasis. ''Entonces, Pastrana parece distanciarse de un proyecto político democrático'', arguyó el jefe de la guerrilla, conocido popularmente como Tirofijo.
El comandante en jefe del ejército, Jorge Mora Rangel, aseguró que la zona administrada por la guerrilla en el sur del país ''era un campo de concentración de secuestrados''.
Marulanda señala que las acusaciones forman parte de los tantos pretextos que se utilizan ''para clausurar la zona desmilitarizada y hasta el diálogo''.
El jefe guerrillero dice sentirse satisfecho por el apoyo que le brindan los habitantes del área a las FARC y puso como ejemplo el acto de lanzamiento del llamado Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, realizado el 29 de abril de 2000 en San Vicente del Caguán.
''Hicimos un acto político-cultural con participación de 40.000 personas que terminó en una tremenda rumba (baile) a la que no me dejaron ir por razones de seguridad, sin que se presentara una riña y ninguna persona saliera lesionada'', narra Marulanda, orgulloso del respaldo campesino. Además, comenta que tal vez dentro de algunos años, ''si existen condiciones para la actividad política abierta'', la guerrilla pueda realizar un acto en una ciudad grande. ''El reto será movilizar 100.000 personas'', aunque precisó que falta aún para ello. ''No es momento porque ni siquiera se ha evacuado el primer punto de la agenda común que tenemos con el gobierno, que corresponde al ''desarrollo económico y generación de empleo", arguye.
Para Marulanda, con respecto a los temas candentes como el cese al fuego el gobierno se está manejando con evasivas. "Por ejemplo, en este momento está prácticamente paralizada la Mesa y no es nuestra responsabilidad; estamos a la espera de propuestas sobre el canje de prisioneros y el cese de fuego. Los representantes oficiales siempre dicen que ya va a llegar un documento con las propuestas y que lo traerá Camilo Gómez, pero hasta el momento nada ha llegado. Vamos a ver si en las próximas reuniones previstas llegan las tan anunciadas propuestas", argumenta.
El jefe guerrillero cree que por el momento las posiciones en torno al cese al fuego son difíciles de conciliar, ''sobre todo cuando el gobierno no demuestra interés en abordar con seriedad el tema de los paramilitares''.
Marulanda expresa mucha inquietud por el tono de los comentarios de algunos generales colombianos luego de conocer que el llamado Plan Colombia, tenía el apoyo estadounidense. ''Me preocupa el lenguaje guerrerista de algunos. Si somos bandidos, bandoleros y secuestradores como dicen quienes nos atacan, ¿para qué dialogar con nosotros?'', afirmó.
Para Tirofijo, el Plan Colombia es un programa de guerra, porque impulsa una salida militar al conflicto, ''contraria de la que han pedido los países europeos que se pronunciaron en favor de una salida política mediante el diálogo''.
''En el gobierno pesa el hecho de que la paz no es gratis, ya que son necesarias reformas políticas y sociales que no quiere la clase dominante. En el interés del gran capital no está la democratización del país y mucho menos una apertura política y social'', sentencia.
Los cierto es que con la puesta en marcha del Plan Colombia los diálogos corren el riesgo de romperse definitivamente y la visión de Marulanda es un tanto pesimista. "Muy poco espacio le queda a la Mesa de Diálogo, porque cualquier pretensión de buscarle soluciones a los temas de la Agenda Común, choca con los propósitos guerreristas del Plan Colombia. A nadie le cabe ninguna duda que este plan es contrainsurgente y que a pocos kilómetros del Caguán está la base militar de Tres Esquinas, donde 12.000 soldados esperan acuartelados, para actuar no propiamente contra los cultivos ilícitos y el narcotráfico. El esfuerzo que hemos hecho se está perdiendo, porque una vez más la clase dominante colombiana se echa en brazos de la potencia norteamericana. Siempre los gringos han estado detrás de los obstáculos en los intentos para buscar la paz en Colombia", señala Marulanda.
Para el guerrillero, en las circunstancias actuales es muy poco lo que ofrece el Gobierno en la Mesa de Diálogo. "En estas condiciones qué modelo alternativo puede surgir de la Mesa y qué reformas avanzadas y progresistas le darán fuerza y perspectiva a la solución política del conflicto", concluye Tirofijo.

Preparados para la guerra

Raúl Reyes, está en la guerrilla hace más de treinta años y actualmente es integrante del Secretariado, máxima instancia de esa organización rebelde, portavoz de la misma y reconocido como la figura política más importante junto a Manuel Marulanda y Alfonso Cano.
El dirigente guerrillero expresa que las conversaciones con el gobierno sólo prosperarán si el presidente Andrés Pastrana impulsa cambios políticos, económicos y sociales.
''Este proceso tiene enemigos muy grandes, pero también enormes posibilidades en la medida que el gobierno colombiano tenga la decisión de resolver los problemas sociales que están en las raíces del conflicto'', expresó Al hablar de las posibilidades de que se llegue a un acuerdo de paz entre la guerrilla y el gobierno Reyes comenta: "Las conversaciones que venimos adelantando con el gobierno tienen inmensas posibilidades en la medida de que haya de parte de la clase política gobernante la decisión, no solamente de mantener los diálogos, sino de entrar a resolver los problemas que la gente reclama. Es decir, los problemas de la injusticia social, del desempleo, de la carencia de vivienda, de salud, educación, vías de comunicación. Que se haga una reforma agraria auténtica, no solamente para entregarle la tierra a los campesinos sino para prestarles asistencia técnica, darles créditos, y así se sientan estimulados para producir y trabajar en el campo. La paz es posible si logramos todo esto, y los diálogos van a ser un descanso para la gente en la medida que ayudan a solucionar su problemas".
Sin embargo, lograr ese objetivo se ve como bastante utópico si se tiene en cuenta que el gobierno de Andrés Pastrana no va modificar su política económica porque se lo pida la guerrilla. "Es verdad, y también hay otros aspectos como la represión indiscriminada contra todo el movimiento popular, por parte del ejército, la policía y el paramilitarismo -argumenta el guerrillero. Por eso tenemos más de 2 millones de desplazados internos y centenares de colombianos en el exilio porque están amenazados de muerte. Hay periodistas que estuvieron en esta zona informando sobre el estado de las conversaciones y por eso fueron sindicados de ser amigos de la guerrilla, por lo que recibieron amenazas y fueron obligados al exilio. En Colombia no hay libertades para que la gente pueda trabajar y mucho menos hacer oposición al régimen político. Y si no se resuelve eso no va a ser fácil alcanzar la paz".
El jefe de uno de lo retenes militares ubicados antes de llegar a la zona de distensión que pidió anonimato porque no tenía permiso para realizar declaraciones, dijo que la paz sólo llegará con el Plan Colombia porque ''la paz es cuestión de plata''. ''Con ese dinero nuestros soldados podrán tener mejores instrumentos, vestimentas y estarán más preparados para lograr la paz'', añadió el militar. Pero Raúl Reyes asegura que si el régimen del presidente Andrés Pastrana lleva adelante la idea militar del Plan Colombia, el país tendrá como respuesta el peor conflicto de su historia.
"Tendrán el peor conflicto que este país haya visto. Y nosotros estamos preparados para él, argumenta. Creen que el Plan acabará con nosotros, pero estamos luchando hace 36 años, y no van a derrotarnos. Quien está llamando a las partes para la confrontación, reduciendo el diálogo, es el gobierno, al negociar el Plan Colombia con Estados Unidos. La paz está en riesgo, y el gobierno no quiere la paz sino nuestra rendición. Están engañados si piensan que vamos a repetir lo que hizo el M19 (Movimiento 19 de Abril, grupo que entregó las armas en 1990). Las FARC están preparadas física, psicológica y moralmente para hacerle frente a cualquier ejército ajeno que pise nuestro suelo".
No obstante, admite que "es posible un acuerdo haciendo cesar los choques armados directos entre guerrilleros y soldados, por un plazo definido. Eso sería un paso hacia la paz, pero no significa paz. Para ello, el Gobierno debe renunciar al Plan Colombia y actuar radicalmente contra los paramilitares". "Los Estados Unidos dicen que el Plan Colombia fue creado para enfrentar el narcotráfico, pero en la realidad es una intervención gringa en América Latina. No se dirige contra las FARC, sino contra la soberanía de Colombia. Estamos avisando a todos los que viven cerca de cuarteles del Ejército y la Policía que se vayan a otros sitios, porque esos serán nuestros blancos prioritarios al iniciarse el Plan Colombia", alerta el dirigente guerrillero.
Por sus palabras, las FARC han asumido que con el Plan se viene una escalada del conflicto. "Independientemente del gobierno que tengamos en Colombia, nosotros apostamos a los diálogos porque entendemos que mediante ese mecanismo se puede conseguir la solución a los problemas de todos los colombianos -dice el comandante. Pero consideramos que si no hay de parte del gobierno el interés de invertir recursos en la paz, no vamos a avanzar mucho en ese objetivo. Colombia está en este momento ante dos alternativas, lograr la paz con justicia social, no la paz de la rendición o de la claudicación (porque las FARC no plantean ni la rendición ni la claudicación), o ir a una guerra de impredecibles consecuencias que es la que queremos evitar".
Sobre la posibilidad de que Estados Unidos aplique en Colombia una estrategia semejante a la empleada en Yugoslavia, utilizando su tecnología a partir de las bases norteamericanas en la región, Reyes comenta que "esa alta tecnología que nos muestran, puede que dé resultados en Kosovo, o en Panamá, pero en esta selva y estas montañas de los Andes pierde mucha efectividad, y cuando los combatientes se sienten seguros de la justeza, entonces la lucha es el camino, y no importa si nos empujan por el camino de las armas, a pesar de que quisiéramos que sea por el diálogo y los acuerdos nacionales como encontremos las soluciones".
Al consultarlo si las FARC siguen teniendo como su meta principal la conquista del socialismo, enseguida enfatiza que sí. "Pero nosotros de ninguna manera podemos pensar que eso se va a desarrollar ahora -comenta. Nosotros lo que planteamos, ante todo, es que haya espacios de participación, que la gente tenga el derecho a protestar, a reclamar por sus problemas, porque eso se podría llamar democracia. Pero hoy en Colombia hay democracia para los que tienen todo. Eso es lo que ellos llaman estado de derecho y defensa de la democracia, pero es la democracia de ellos, y lo que hay es la represión y la intolerancia hacia otros sectores. Lo primero es lograr la paz con justicia social, después vendrán otras etapas distintas. Estamos planteando participación, no para las FARC sino para el pueblo en general".
Con la aprobación del Plan Colombia parece que Estados Unidos no apuesta mucho a la paz y el discurso de la paz parece estar vacío de contenido cuando todos los hechos apuntan a la guerra. "Este es un plan de guerra, no contra las FARC, sino contra el pueblo colombiano -dice Reyes. Es que los campesinos que están en las regiones donde están las plantaciones de coca o amapola no son guerrilleros, ni narcotraficantes sino trabajadores de la tierra. Pero esos trabajadores que cultivan la coca o la amapola generan también trabajo. De ellos viven indirectamente mucha gente. Desde el dueño de la tienda, el dueño del almacén, el que vende la gasolina, el transportador. Producto de esos recursos educan a sus hijos, luego los maestros reciben pagos de ahí. La misma iglesia católica y otras iglesias de dónde cobran los diezmos o las limosnas, pues de los recursos de esos dineros. De dónde recibe el propio Estado, el propio gobierno el pago de los impuestos, de esos dineros. Entonces los planes de fumigación como están concebidos dentro del Plan vienen a destruir la economía del país, y provocar más necesidades a los trabajadores del campo, y a todas las personas que tienen pequeños negocios para subsistir en esas apartadas regiones del país. Rechazamos el Plan en la parte represiva, pero no estamos en contra de la parte social, y los recursos deberían asignarse a resolver los problemas sociales. En la medida que hay una mesa de diálogo, ésta debería ser la encargada de controlar los recursos de cualquier ayuda de la comunidad internacional. Así se evitaría que la mayoría de recursos vayan a fortalecer las operaciones militares del ejército contra el pueblo o al bolsillo de cuatro o cinco corruptos".
Hay una tesis según la cual la Base de Manta cumplirá un importante papel en la implementación del Plan Colombia con lo que puede convertirse en objetivo militar de las FARC. "En la parte represiva del Plan Colombia está contemplado todo eso que tiene que ver con agredir al pueblo colombiano, pero nosotros no nos vamos a quedar sentados -arguye el dirigente. En lo que tiene que ver con la Base de Manta, hace poco oíamos las declaraciones de representantes del gobierno ecuatoriano y de la misma embajadora de Estados Unidos en Ecuador diciendo que desde Manta no iban a realizar ningún tipo de operaciones contra la insurgencia colombiana. Sabemos que en Ecuador hay importantes sectores que se oponen a que su territorio sea utilizado por una potencia extranjera para agredir a un país hermano, y nosotros agradecemos muchos esa posición. Sabemos que la mayoría de los ecuatorianos como lo han demostrado las propias encuestas no está de acuerdo en que su país, que también tiene muchas necesidades producto del modelo neoliberal, la dolarización de la economía, la deuda externa, y las desigualdades sociales, se meta en un conflicto interno que no es de ellos sino de los colombianos".
Reyes descarta enfáticamente que su organización vaya a actuar militarmente en Ecuador y en cualquiera de los países vecinos, pero exige reciprocidad. "Las FARC tienen una política de fronteras que define la no intervención en territorios fuera de Colombia -enfatiza. En ese sentido hemos hablado con autoridades del Ecuador, de Venezuela y Panamá para informarles que no tenemos como política intervenir militarmente fuera de nuestro territorio. También se lo hicimos saber a peruanos y brasileños. Nuestro conflicto es interno, las FARC se alzaron contra el Estado colombiano y no contra otro Estado. Le hemos pedido a los gobiernos y pueblos vecinos de Colombia una reciprocidad en ese sentido, para que ellos tampoco intervengan con su fuerza en un problema de Colombia. Si lo hacen nos estarían obligando a actuar de otra manera y no tendría sentido".
La propuesta política inmediata de las FARC hacia los colombianos se resume en la organización del Movimiento Bolivariano. "Este tiene el fin de rescatar el pensamiento de Simón Bolívar en beneficio del pueblo colombiano -asegura. El pensamiento bolivariano tiene hoy plena vigencia, sobre todo en los países andinos. Nos estimula mucho lo que está pasando en Venezuela, que el presidente Chávez con un apoyo muy importante de su pueblo quiere también rescatar ese pensamiento. En el propio Ecuador hay unos patriotas muy interesados en continuar la obra bolivariana y ya lo han demostrado en el levantamiento de enero. En Bolivia lo mismo, en el propio Perú. En la medida que podamos desarrollar ese pensamiento y contribuir a concretarlo en organización y conducción, vamos a conseguir la integración y la emancipación de nuestros pueblos".
Al lanzamiento del Movimiento Bolivariano en San Vicente del Caguán concurrieron miles de personas de los alrededores e incluso de municipios situados fuera de la zona de despeje, pero el desafío mayor es la organización en el resto del país. "En su nacimiento los militantes deben ser clandestinos para que no sean víctimas del terrorismo de Estado y no ocurra lo que pasó con la Unión Patriótica, A Luchar, el Partido Comunista y tantas organizaciones sindicales y sociales - comenta. Pero el movimiento es público y busca disputarle en la plaza pública a los partidos Liberal y Conservador, el favor de las masas populares, y de la población colombiana en su conjunto. Intenta dar la posibilidad a los colombianos de que puedan pertenecer a una agrupación política distinta, comprometida con los cambios que requiere el país. En su parte inicial está creando las bases de apoyo, está estructurándose hasta que tenga tanta fuerza en las ciudades, en las universidades, en los centros de producción, en los sindicatos, en los no sindicalizados, en la docencia, para que en cierto momento pueda hacer una gran concentración en la capital de la república o en las principales ciudades del país, y a partir de ese momento deje de ser clandestino y se transforme en un movimiento político abierto, respetado por las autoridades colombianas y protegido por sus militantes y simpatizantes".
Desde esa perspectiva se podría pensar que existe la posibilidad de que las FARC participen en próximas elecciones. "En el futuro si existen las condiciones necesarias para que se participe en las elecciones, el Movimiento debe hacerlo porque eso es parte del trabajo político al lado de las luchas del pueblo colombiano", dice.
Pero Reyes asegura que la guerrilla no piensan diluirse en el Movimiento Bolivariano. "Las FARC como Ejército del Pueblo sigue siendo el ejército y lo que ha hecho es proponerle a los colombianos una opción organizativa mediante el Movimiento Bolivariano -señala. Hasta hoy el Movimiento tiene como su máxima dirigencia al Estado Mayor Central de las FARC, con el Secretariado a su cabeza. Y ha designado a uno de sus cuadros principales, Alfonso Cano, para que sea el coordinador. ¿Hasta cuándo? Hasta que el Movimiento sea tan grande y tenga tantos cuadros que pueda tener su propia dirección y pueda tener vida independiente".
Cayó el muro de Berlín y la mayoría de los Partidos Comunistas de América Latina se quebraron porque se terminó la Unión Soviética. Fue como si a los católicos se les terminara Dios y parecía entonces que ya no tenían razón de ser, pero Reyes señala que ese hecho no afectó a las FARC. "El muro de Berlín cayó y fracasó el modelo socialista soviético porque sus dirigentes lo traicionaron y los pueblos de allá no tuvieron la capacidad de levantarse a defender su obra -dice. Pero con ese derrumbe no desapareció el hambre, ni la miseria, ni la represión, ni el imperialismo que se hizo más violento porque se considera el rey y dueño del mundo e implanta por la fuerza, el modelo neoliberal que ha generado más pobreza. Las FARC han tenido desde el momento que surgen como organización política vida propia. No dependió de los soviéticos, ni de lo cubanos, ni de los vietnamitas, ni de los chinos. Ha ido creando en sus 36 años de existencia, sus propias condiciones de vida y construyó internamente todo lo que requiere una organización para la lucha revolucionaria. Por eso cuando se derrumba el campo socialista, las FARC continúan su lucha, y en la medida que el partido comunista tiene problemas porque dependía de los soviéticos, nosotros no los tenemos".
A pesar de los cambios producidos en el mundo, las FARC siguen reivindicándose marxistas y no se han planteado reformular esa definición. "Las FARC siguen siendo marxista-leninista pero tienen claro que esa definición no puede ser un dogma o una religión, sino una guía para la lucha, la acción y la organización del pueblo. Pero nosotros no copiamos ningún modelo porque Colombia no es Rusia, China, Vietnam o Cuba. Esas son experiencias completamente distintas, son otras historias, y se produjeron en otro momento histórico", comenta.
En otros procesos latinoamericanos se notaba una mayor vinculación entre la propuesta de la guerrilla y la de diferentes sectores sociales como los sindicatos por ejemplo. En Colombia no parece ser así, aunque tampoco el movimiento sindical y los movimientos sociales parecen tener importancia. "Se ha dado cierta manipulación a través de algunos medios de comunicación que quieren mostrarnos alejados del pueblo -arguye. Es innegable que el movimiento sindical colombiano atraviesa una crisis terrible, no está unificado, y en él se han apoltronado unos corruptos que han utilizado el movimiento sindical para subsistir. Aunque hay un sector importante de las bases que son luchadores y pelean por mejores condiciones de vida. Pero la demostración de la relación estrecha que mantenemos con la población colombiana se ha visto en las audiencias públicas convocadas para que brinden aportes a los temas discutidos por la mesa de diálogo. A las audiencia llega gente de todo los rincones del país: trabajadores sindicalizados y no sindicalizados, representantes del movimiento de mujeres, de los jóvenes, de las negritudes, de los campesinos. Llegan porque hay un poder de convocatoria de las FARC y encuentran en la mesa de las audiencias públicas un escenario para denunciar las políticas gubernamentales y hacer propuestas".
Según Raúl Reyes, las FARC no piensan a Colombia como una expresión aislada dentro de las luchas sociales y políticas de América Latina. "Hay una crisis muy grande en nuestros países como consecuencia de la aplicación del modelo neoliberal -dice. La famosa apertura económica ha hecho más difícil la vida de nuestros pueblos porque nos impusieron un modelo económico que no correspondía con nuestro desarrollo social. Dejamos de ser exportadores de nuestros productos y nos convertimos en importadores de lo que nosotros podemos producir. Pero ese hecho ha forzado la protesta. Es lo que se ve en los indígenas y otros sectores de Ecuador, en los campesinos de Brasil, en México y en otros países. En Venezuela la gente está muy esperanzada en lo que pueda hacer Chávez. En Uruguay se da un fenómeno importante con el Frente Amplio que ha podido nuclear a distintas tendencias progresistas y de izquierda. Son procesos que apuntan en dirección de una globalización de las luchas".
Aveces parece que las FARC no tienen en cuenta que las luchas sociales son diferentes de acuerdo a los países y se mezclan muchos factores. Parece que todo lo explicaran con la lucha de clases cuando los procesos sociales son mucho más ricos e influyen factores culturales, étnicos y otro tipo de hechos que no se pueden explicar tan linealmente... "Nosotros explicamos nuestra razón de ser dentro de la lucha de clases y tal vez hemos puesto demasiado énfasis en eso porque es el motor principal, pero eso no quiere decir que la lucha sea homogénea y que no tengamos en cuenta diversos factores que tienen mucho peso en la emancipación de un pueblo. También hay distintas maneras de luchar para alcanzar ese objetivo. En Colombia es decisivo lo que puede hacer el movimiento armado. Pero todas las formas de lucha son válidas y aunque somos un movimiento guerrillero, no podemos decirle a cada pueblo lo que tiene que hacer. Somos respetuosos de las formas que busquen para lograr los cambios. Cada pueblo hace su lucha de acuerdo a las condiciones que tiene, por eso nosotros no tenemos el interés de ahondar en los problemas particulares de cada país, pero sí podemos decir que en la crisis que hoy se vive, tarde o temprano se deben globalizar las luchas".
La dirigencia de las FARC ha señalado que podía aceptar que los jefes del ejército participaran en los diálogos aunque descartó la presencia del paramilitarismo. "Un elemento de la lucha de nuestro pueblos en esta nueva etapa es que ciertos sectores de los ejércitos de nuestros países van entendiendo que no pueden continuar siendo los verdugos de la población, que no pueden seguir defendiendo intereses de los corruptos o del Fondo Monetario Internacional y la banca mundial, o de los gringos -dice. Pero todavía es una minoría. En Colombia hay un sector pensante dentro del ejército que está cuestionando el papel que le han obligado a cumplir los altos mandos militares basados en la doctrina de la seguridad nacional. Esa tendencia se dio primero en Venezuela, pero también se dan expresiones de este pensamiento bolivariano en el Ecuador, en el Perú, en Bolivia, y aquí en Colombia. Lo que pasa es que les toca hacer un trabajo muy sesgado porque si los detectan, mínimo los acusan de traición a la patria y los obligan a salir del ejército".
La guerrilla ha sido acusada de haber secuestrado niños que supuestamente habrían permanecido retenidos en la zona de despeje, pero Reyes lo desmiente. "Las FARC no secuestran a niños -asegura. Cuando en alguna oportunidad fueron retenidos niños junto a sus padres, enseguida fueron liberados. Las retenciones, en la medida que avancemos hacia la paz y hacia un cese al fuego, tienen que terminarse".
Las FARC también fueron cuestionadas por la violación del derecho internacional humanitario, al utilizar tanques de gas en el ataque a cuarteles de policía y el ejército ubicados en zonas habitadas por población civil. "En la guerra a veces se cometen errores terribles como el que cometió la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cuando en su guerra de Kosovo disparó un misil contra un tren de civiles o la embajada China. Esa es la guerra, por eso tenemos que buscar de cualquier manera llegar a la paz. Solo así se puede terminar con los errores y lo horrores. Pero cuando nos cuestionan a nosotros, se olvidan de cuestionar las matanzas realizadas por los paramilitares con la participación del ejército, y esos no son errores sino hechos premeditados".

Recordando a Mohamed Alí

Con 51 años y 22 en la guerrilla, Alfonso Cano es considerado uno de los ideólogos de este movimiento insurgente colombiano. En una entrevista que le realizara el periodista venezolano Ruben Aharonián, para la revista Brecha de Uruguay, Cano analiza la estrategia de las FARC para mantenerse durante tantos años y crecer, comparando sus movimientos en el monte con los de Mohamed Alí en el ring. "Alí peleaba como una mariposa, pegaba y se iba, nuestra lucha se desarrolla en forma de guerra de guerrillas móviles; por lo tanto no nos podemos quedar quietos porque nos noquean".
Cuando se le pregunta si está cansado, enseguida responde que los revolucionarios no pueden cansarse, no podemos desfallecer. "Lo que sí está claro para uno es que la violencia que hay en Colombia, la confrontación, está muy costosa. Es mucho tiempo, pero eso ni por un momento nos lleva a vacilar en lo que estamos proponiendo que es precisamente liquidar esa situación. A través del Movimiento Bolivariano, diluidos en las organizaciones que trabajan en las próximas elecciones para alcaldes, vamos a manifestarnos electoralmente. Si eso puede cambiar posteriormente no lo sabemos. Ojalá llegue el momento en que seamos tantos y con tanta fuerza que podamos hacerlo garantizando que ya no va a pasar lo que pasó con la Unión Patriótica".
Cano asegura que las FARC siempre han reivindicado a Bolívar, pero que en los últimos tiempos eso se ha hecho con más fuerza. "Lo que estamos haciendo hoy es lo que hemos estado haciendo durante 34 años: darle mayor énfasis al comportamiento social y político de nuestro pueblo en el transcurso de toda su historia. Siempre hemos reivindicado a Bolívar y las luchas de nuestras naciones contra el imperio español. Lo que hemos hecho ahora es colocar eso como un elemento significativo de las propuestas que le estamos haciendo al país. Estamos por un solo camino y eso es lo que nos ha permitido sostenernos, luchar, desarrollarnos. Si por un solo instante hubiéramos torcido el camino, si nos hubiéramos abrumado porque se derrumbó el muro de Berlín o porque el señor (Francis) Fukuyama instrumentó teóricamente a la humanidad para decir que después de eso no habría nada, no existiríamos".
También argumenta que el Libertador venezolano, es patrimonio de todos los pueblos y cada pueblo, cada lugar, cada situación lo vive, lo siente, lo lee de acuerdo a sus propias condiciones y circunstancias. "A grosso modo quisiéramos rescatar de Bolívar su criterio de la unidad latinoamericana, su visión antiimperialista de defender por encima de todo la soberanía de nuestros pueblos, su visión de que la lucha para contribuir al desarrollo de nuestras naciones debe ser al lado de los pobres, y su desprendimiento personal".
Cuando se le interroga sobre los nexos de la guerrilla con el narcotráfico se sorprende pero no esquiva la pregunta y elabora una respuesta poniendo énfasis en que el tráfico de drogas es un problema social y estructural, del capitalismo. "No es como lo presentan los gringos, la legalización de la droga solucionaría el problema porque acabaría con las enormes cantidades de dinero que se mueven entre la venta del cultivador y el hombre que en Nueva York está metiéndose 'eso' por las narices. Nuestra propuesta pública es un plan piloto de sustitución de cultivos. Hay que tener en cuenta que el narcotráfico es un fenómeno nuevo, de tres o cuatro lustros y hay que aclarar que la guerrilla colombiana no se financia con el dinero del narcotráfico. Nos critican que no acabemos con eso sabiendo que es malo, pero nosotros no somos el Estado. Y, además, podríamos contribuir a la erradicación si pudiéramos ayudar al campesino a sembrar otra cosa. En esa relación que establecemos con los cultivadores, ellos nos ayudan... claro que sí. Pero el cultivador no es parte de la cadena del narcotráfico, que comienza a partir de los intermediarios que la hacen llegar a los países desarrollados. El cultivador es un campesino más, y eso es lo que se tiene que entender. Los indígenas cultivan la coca desde hace 500 años. ¿Vamos a decirles que son criminales?
En la actualidad son 103.500 hectáreas sembradas con hojas de coca, casi el triple de lo que había en 1992, y 6.500 hectáreas de amapola, de la que se extrae el látex de opio, en las que trabajan directamente 80 mil cultivadores, entre campesinos, colonos e indígenas y sirven de sustento indirecto a más de 500.000 personas".
Según Cano, Colombia no tiene otra opción para llegar a la paz que la de fortalecer el proceso de diálogo del Caguán, porque lo demás será el caos. El guerrillero asegura que las declaraciones del Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana conminando a las FARC a aceptar los términos del gobierno para un cese al fuego, porque sino los obligarían, son una provocación. "En 1978, durante el cuatrienio del doctor Turbay Ayala y el General Camacho Leyva, el país escuchó idéntico discurso como preludio de una generalizada y espantosa estrategia de muertes violentas, torturas, desapariciones y detenciones arbitrarias que catapultó el desangre nacional a niveles sin precedentes. Años más tarde, en 1992, y bajo el eslogan de la "guerra integral", César Gaviria y su flamante ministro Rafael Pardo prometieron liquidar la guerrilla en 18 meses: fue así como cancelaron los diálogos que se adelantaban para buscar la reconciliación nacional y lanzaron una ofensiva neoliberal total, es decir, económica, social, moral, política y militar, causa directa del colapso que tiene a Colombia al borde de la desintegración". Según el guerrillero, los militares no asimilaron las lecciones de la historia reciente y están muy equivocados si piensan que pueden derrotar a las FARC. "Es sabido que la insurgencia y el Estado mantenemos visiones muy diferentes sobre el cese del fuego, las hostilidades y la tregua. Los procesos durante los gobiernos de Betancur y Gaviria así lo demuestran. Pero, por Dios, se necesita cabeza fría aunque los corazones estén ardiendo dada la temperatura de la situación. Precisamente, las conversaciones en El Caguán buscan el encuentro. La tarea de los voceros en la mesa de diálogo es recortar distancias, hallar aproximaciones, descifrar la semántica política de las exposiciones, identificar intereses, disminuir tiempos y allanar caminos. Claro, siempre y cuando el gobierno no esté ganando tiempo mientras le llegan los dineros del Plan Colombia para intentar, una vez más, el infernal ciclo de la agresión militar que busque 'aplastar' a la guerrilla".
En la mesa de diálogo están las propuestas de cese al fuego del gobierno y de las FARC, y los voceros tienen la tarea de encontrar la metodología apropiada para un intercambio que conduzca a un acuerdo. "Es necesario prestar atención especial sobre el contexto político de coyuntura que la puede determinar negativamente si priman los intereses partidistas sobre los patrios porque, por desgracia, se avecinan las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de Norteamérica y las locales en nuestro país. Y en el contexto político de largo aliento debemos considerar el tema del Plan pues su aplicación va a determinar los rumbos del proceso de paz en nuestro país. De repente, nos hemos transformado en escenario diplomático de primera línea para la imperial Unión Americana: nos honran con su presencia permanente 300 oficiales de sus fuerzas armadas, semanalmente pasan revista de los cuarteles en Colombia sus más altos generales, quincenalmente nos visitan Secretarios y Subsecretarios del gobierno gringo, y para rematar, llegó la honrosa visita del Presidente Clinton. En sus alforjas trajo los dólares necesarios para que los colombianos nos sigamos matando indefinidamente y la decisión de aumentar progresivamente su intromisión militarista en nuestros asuntos internos".

Descubriendo la sociedad civil

Sobre cada punto de los que serán discutidos durante el diálogo entre el gobierno y las FARC, los distintos sectores de la sociedad pueden presentar propuestas directas vía fax, correo electrónico y carta o mediante la participación directa en las Audiencias Públicas convocadas por la Comisión Temática de apoyo a los diálogos, que se llevan a cabo en Los Pozos. El primer punto de la agenda de diálogo que se venía discutiendo hasta septiembre cuando los diálogos quedaron en suspenso, es ''Desarrollo económico y generación de empleo", sobre el que diferentes sectores están aportando propuestas en distintas audiencias. Participaron los trabajadores sindicalizados y empresarios, el movimiento indígena y afrocolombiano, los delegados internacionales que aportaron sobre el efecto de la substitución de las plantaciones de coca en el empleo, el movimiento de mujeres, la juventud y movimientos estudiantiles, el sector informal de la economía; el de la salud; empresarios y microempresarios que lograron sobrevivir a la crisis económica y los que quebraron, los trabajadores de la cultura, representantes del sector energético y minero y las Organizaciones No Gubernamentales. Todas las propuestas reunidas en las audiencia son analizadas y ordenadas por el Comité Temático, en el que participan diez representantes del gobierno y diez comandantes de la guerrilla, y son entregadas para que las discutan en la Mesa de Diálogo integrada por cinco miembros del Secretariado de las FARC y cinco gubernamentales. ''Todas las audiencias nos han aportado mucho y nos han demostrado que la sociedad colombiana quiere participar en los diálogos de paz para que después no les vendan una paz mentirosa'', asegura la comandante Mariana Páez, integrante del Comité Temático por la guerrilla. Una de las audiencias que tuvo mayor repercusión se realizó el 25 de junio con la participación del movimiento de mujeres de Colombia con representantes de organizaciones llegadas de todo el país lo que sorprendió a la guerrillera que no imaginaba la capacidad de organización del movimiento de mujeres colombiano.
''Fue la primera vez que nosotros tuvimos un vínculo directo con el movimiento de mujeres de Colombia y nos enseñó mucho, no solo por sus propuestas sino por la capacidad de respuesta que nos demostraron. Pero también ellas se sorprendieron ante nuestra apertura y todas nos dimos cuenta de que las organizaciones de mujeres había un desconocimiento mutuo, de ella que no imaginaban cómo éramos las mujeres guerrilleras, y de nosotras que tampoco habíamos dado importancia a ese movimiento'', comenta la comandante.
Para Páez un hecho importante de esa audiencia es haber permitido un acercamiento, un intercambio y un conocimiento mutuo. ''Creo que lo raro para ellas fue descubrir que detrás de este fusil, de estas fornituras, de este uniforme existe una mujer como cualquier otra, que sueña, que ama, que es vanidosa, que le gusta que la consientan, y que busca hacer escuchar su voz'', señala Páez.
También asegura que desde la guerrilla pudieron percibir que el movimiento de mujeres en Colombia es muy fuerte, que tiene raíces profundas en todas las regiones del país, y que es importante comenzar a crear más canales y vínculos, algo que no tenían claro hasta la audiencia. ''Es imprescindible crear puntos de acuerdo como se manifestaron en la audiencia, donde las mujeres nos comprometimos a fortalecer este proceso de diálogo, a escuchar nuestros puntos de vista, a luchar por conseguir la paz. De pronto muchas no están de acuerdo con la propuesta política total de las FARC, pero sí llegamos al acuerdo que por medio de la guerra no vamos a conseguir nada. Entonces nos comprometimos a crear desde las mujeres un ambiente más democrático en este país''.
Para Mariana Páez no deja de ser una novedad hablar de las cuestiones de género ya que recién ahora las FARC se están dando cuenta que las luchas sociales no se pueden reducir exclusivamente a la lucha de clases, sino que son mucho más complejas.
''Al interior de las FARC existe la formación general de los combatientes, que es política e ideológica, que busca crear mayor conciencia. Y en ese proceso se recalca mucho la igualdad en general, donde está la igualdad entre el hombre y la mujer. Aquí no se acepta ningún tipo de discriminación. En las filas nuestras hay indios, hay negros, hay bajitos, hay grandes, hay gordos, hay todo tipo de personas que pueden de pronto en la vida social normal ser víctimas de discriminación, pero en las FARC no'', asegura Páez.
La guerrillera asegura que la lucha específica del movimiento de mujeres no había sido tratada. ''Las luchas que se están llevando a nivel del sector de mujeres en lo que tiene que ver con las reivindicaciones de género nosotros en sí como tal no las hemos tratado porque toda lucha particular la tratamos desde la perspectiva de la lucha de clases. Entonces estas audiencias nos han enseñado mucho y nos han abierto la mirada. Por ejemplo, yo no estoy acostumbrada al nuevo vocabulario que hay como parte de la lucha de género, pero no quiere decir que esté cerrada a eso''.
A raíz de la audiencia, el Movimiento de Mujeres de Colombia creó una coordinación nacional que mantiene vinculadas a la gran mayoría de organizaciones y se estableció un compromiso de seguir aportando a los diálogos.
''Lo que se busca con las audiencias es la participación de la sociedad con sus propuestas. Por eso en el sector minero y energético la idea es que participen los representantes de las transnacionales, de las empresas estatales que todavía no han sido privatizadas y los trabajadores, para que cada sector presente propuestas'', argumenta Páez.
Para los integrantes del Comité Temático es fundamental ''que el gobierno ponga más empeño en brindar condiciones para que los representantes de distintos sectores que quieren participar en las audiencias puedan trasladarse a la región del Caguán y tengan condiciones para hospedarse. ''Nosotros creemos que el gobierno debe garantizar la participación de todos los sectores como se comprometió al iniciar el diálogo, porque nosotros no tenemos condiciones de correr con todos los gastos. Las FARC han brindado la alimentación pero es necesario que el gobierno aporte para el traslado de la gente porque los viajes desde distintos puntos del país hasta el Caguán cuestan dinero y mucha gente no tiene como pagárselos'', asegura la guerrillera.
Sobre el punto de ''Desarrollo económico y generación de empleo", las FARC también han presentado su propuesta para ser discutida que se resume en modificar el modelo económico con una mayor protección a la industria nacional frente a la competencia extranjera; revitalizar los sectores estratégicos de la economía con una mayor y mejor participación estatal; estimular a la pequeña y mediana industria con exoneración de impuestos y otras facilidades para generar empleo; y fortalecer el campo mediante una reforma agraria y crediticia para los campesinos.
Para Mariana Páez, de la participación de la sociedad dependerá el futuro de los diálogos. ''Estos van a prosperar en la medida que los sectores se vinculen con los mismos y participen para que ya no se puedan echar atrás. Pero si los sectores sociales no apoyan el proceso es muy fácil que se rompa porque tiene enemigos muy fuertes, empezando por Estados Unidos'', culminó diciendo.
Por su parte, los partidos políticos integrantes del Grupo de Apoyo a la Mesa de Negociación y Paz, reunidos el 3 de agosto de 2000 en San Vicente del Caguán defendieron el proceso de paz y respaldaron la solución política del conflicto. Participaron en la reunión Camilo Gómez Alzate, Alto Comisionado para la Paz; Horacio Serpa, del Partido Liberal; Noemí Sanín, del Movimiento Sí Colombia; Omar Yepes, del Partido Conservador; Jaime Caycedo, del Partido Comunista; los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, Mario Uribe y Basilio Villamizar; Manuel Marulanda Vélez, Iván Marquez y Raúl Reyes por las FARC; y Alfonso Cano, por el Movimiento Bolivariano.
En el comunicado emitido destacaron que coincidían en que "la solución política negociada es el camino adecuado para lograr la reconciliación de los colombianos y solucionar el conflicto que atraviesa el país desde hace más de tres décadas".
"En las etapas transcurridas en el actual proceso de diálogos y negociaciones se han logrado avances como la consolidación de la confianza entre las partes; la definición de una agenda; la vinculación de la comunidad internacional, que ha dado su pleno respaldo al proceso; los acuerdos sobre la metodología para avanzar en la negociación y el fortalecimiento de la participación ciudadana en el proceso a través de las audiencias públicas", dijeron.
También acordaron que estas reuniones se siguieran realizando periódicamente en el futuro para seguir fortaleciendo el proceso de paz. Coincidieron, ante la situación social y económica por la que atraviesa el país, en la importancia de alcanzar acuerdos concretos acerca de los temas que se encuentran en estudio por parte de la Mesa de Negociación y Diálogo como son el crecimiento económico y empleo, el análisis de las propuestas sobre cese de fuegos y hostilidades y en la generación de los hechos de paz que los colombianos anhelan.
Los máximos dirigentes de las distintas fuerzas políticas de Colombia afirmaron, además, que es de la mayor importancia avanzar en los compromisos y acuerdos que permitan el respeto al Derecho Internacional Humanitario y a los Derechos Humanos.
Se ratificó el respaldo a los diferentes mecanismos de participación creados por la Mesa de Negociación y Diálogo para impulsar el concurso de los colombianos en el proceso de paz. Así mismo se ratificó el respaldo a los acuerdos que sobre diferentes temas ha suscrito la Mesa en la búsqueda de soluciones al conflicto. Coincidieron en que pese a las dificultades y problemas, era necesario "construir un futuro en el que quepa la esperanza de una Colombia en paz con justicia social". Los colombianos esperan que de las palabras se pase a las acciones concretas para lograr la paz.
En julio de 2000, en el diario El Mundo de Madrid, el sociólogo y politólogo estadounidense James Petras, hizo un análisis muy peculiar al comparar los procesos de paz que se dieron en Centroamérica en la década del 90 y el que se lleva a cabo entre el gobierno de Colombia y las FARC. "La historia de los anteriores programas militares norteamericanos en América Central pone de manifiesto unas pautas de intervención destructiva generalizada, seguida del abandono político -dice Petras. En América Central, Washington ha volcado más de 15.000 millones de dólares de ayuda militar en favor de la Contra de Nicaragua y de los ejércitos guatemalteco y salvadoreño, que han asesinado a más de 75.000 salvadoreños, 50.000 nicaragüenses y 200.000 guatemaltecos. Posteriormente, con los así denominados 'Acuerdos de Paz', estos países devastados se transformaron en paraíso de especuladores, los pobres campesinos se quedaron sin tierras, los que atropellaban los derechos humanos se mantuvieron en el poder y los oligarcas volvieron a reclamar sus propiedades desde Miami".
Petras también ironiza sobre la posición asumida por la dirigencia guerrillera centroamericana en la nueva coyuntura. "Los antiguos comandantes guerrilleros se adaptaron sin gran esfuerzo a sus nuevos cargos en el Parlamento, llegaban a acuerdos con los políticos de la derecha, se sacaban unos sueldos sustanciosos, vivían protegidos por las alambradas de espino y los altos muros de sus villas, mientras las clases populares se abstienen de participar en los procesos electorales (más del 65 por ciento en las recientes elecciones salvadoreñas). La estrategia centroamericana de guerra destructiva, organizaciones guerrilleras y acuerdos de paz que protegen el statu quo neoliberal es el objetivo estratégico de Washington detrás del acuerdo de paz para Colombia. El único problema es que el grupo guerrillero más importante, las FARC, no es un socio complaciente en una solución 'centroamericana' orquestada por Washington", argumenta el investigador.
James Petras explica esa actitud de la guerrilla colombiana en que ha colocado los temas socioeconómicos como centrales de las negociaciones, entre ellos la reforma agraria; y que ya tienen la experiencia de un acuerdo de paz fallido en la etapa 1984-1990, cuando más de 5.000 activistas y tres candidatos presidenciales de la Unión Patriótica, a la que respaldaban, fueron asesinados. También cree que "los cabecillas de las FARC y, en particular, su secretario general, Manuel Marulanda, son campesinos (y no profesionales dispuestos a ascender en la escala social, como fue el caso de América Central) y no es probable que se avengan a un arreglo cualquiera que dé continuidad al programa neoliberal de Pastrana respaldado por Washington".
Además argumenta que las FARC han convertido la región desmilitarizada en la que se celebran las negociaciones de paz en un foro público que no tiene precedentes, "con el fin de debatir las grandes cuestiones socioeconómicas, políticas y culturales que nunca se someten a discusión en el Parlamento colombiano o en el norteamericano". Los foros de las FARC han atraído a dirigentes sindicales y campesinos, a expertos en banca de inversiones de Wall Street, a diplomáticos de Bruselas y a periodistas de todos los rincones del mundo. "¿Estarían Washington y Pastrana dispuestos a permitir un debate abierto sobre las conexiones de importantes banqueros y traficantes de drogas con la financiación de campañas electorales al Senado norteamericano o al colombiano, en el que pudieran participar representantes de las FARC, activistas de Seattle y organizaciones no gubernamentales de Europa? Una de las grandes paradojas es que, a medida que las FARC se disponen a un mayor diálogo político y se debaten públicamente nuevas alternativas al neoliberalismo y a la hegemonía de los Estados Unidos, y a medida que estas ideas se difunden más profusamente por toda Colombia, Pastrana y Washington aceleran y profundizan la militarización de la política pública", afirma Petras.
En cuanto al Plan Colombia, dice que a diferencia de anteriores intervenciones estadounidenses en Latinoamérica, ésta no pretende pasar por una operación encubierta sino que "es un intento militar, público y flagrante, de destruir el diálogo", para concluir: "Esperemos que la colaboración de los europeos no consista en pasar la fregona al suelo después del baño de sangre".

A ritmo de vallenato

La creación cultural vinculada a la guerrilla de Colombia aparece con fuerza a partir de la difusión lograda desde enero de 1999, cuando comenzaron las negociaciones de paz entre el gobierno y las FARC.
Un ejemplo de ello es el grupo de vallenato de Julián Conrado, que consiguió destacarse en diversos actos públicos realizados por las FARC.
Una de las actuaciones más conocidas de este conjunto de música típica colombiana fue en la audiencia pública realizada por la guerrilla con representantes del arte y la cultura a fines de agosto. Conrado es comandantes de las FARC y participa en el Comité Temático, conformado por ambas partes para sistematizar las propuestas tratadas en la mesa de diálogo y organizar las audiencias públicas con distintos sectores de la sociedad civil.
El músico guerrillero tiene el acento típico de los pobladores de la Sierra Nevada de Santa Marta, conocida en el mundo gracias a las canciones de Carlos Vives, y antes de ingresar a las FARC en 1983 ya era un reconocido compositor de vallenatos.
Los comienzos de su carrera musical se remontan a los festivales de vallenato que se realizaban en Colombia en la década de los 70, luego de ello se dedicó a componer para cantantes famosos además de grabar cuatro discos. Desde que está en la guerrilla, Conrado produjo otros siete discos, que ahora comienzan a tener mayor difusión.
''Tengo influencia de la música vallenata y de la caribeña, por haber nacido en un puertito que está cerquitica de Cartagena, donde llegaba mucha música de Puerto Rico y Cuba'', comenta Conrado. Sin embargo, ahora compone utilizando los ritmos de todas las regiones colombianas. ''Puedo salir con un paseo vallenato o un pasaje llanero o una guaina, pero también hago una guajira o un son cubano'', explica el guerrillero. Pero, además de la música de Conrado, la producción cultural difundida por las FARC también incluye obras de narradores guerrilleros.
Al respecto, Conrado señala que "no hay una cultura que esté por encima del bien y del mal". "La cultura de la violencia que hoy existe en Colombia es impuesta y nosotros apostamos a una de paz que vaya al rescate de los sectores populares, por eso presentamos propuestas culturales en ese sentido'', comenta. En el marco de la audiencia pública con representantes del arte y la cultura colombiana se presentó el libro de cuentos "La luna del forense", del comandante guerrillero Gabriel Angel, quien asegura que el mensaje debe estar acompañado de la calidad literaria porque sino no es literatura.
Angel explica que ''la literatura política a veces es panfletaria o fría y cuando comencé a escribir caía en eso, pero me daba cuenta que no estaba haciendo literatura". "Un día que estaba de guardia esbocé la estructura de un cuento, que escribí al otro día de un tirón, y vi que se acercaba a lo que yo quería'', comenta.
El escritor señaló que, si bien algunos de sus relatos se desarrollan en la vida guerrillera, incursiona en distintas temáticas. ''Obviamente que yo reivindico una lucha y una posición política, por algo estoy aquí, pero al momento de escribir el narrador está por encima del guerrillero'', afirma.
Por su parte, Julián Conrado recuerda que Jacobo Arenas, uno de los fundadores de las FARC junto al actual jefe del grupo, Manuel Marulanda, ponía énfasis en la necesidad de una propuesta cultural desde la guerrilla.
''Arenas me llamó un día a su caleta, abrió una botella de vino y me preguntó qué hacia yo en la guerrilla. 'Aquí cualquiera se tira un discurso político y tenemos guerrilleros pa' que echen plomo a la lata, pero tú debes irte a grabar canciones', me dijo'', recuerda el músico.
También dice que en principio se sorprendió por las palabras de Arenas, pero luego se dio cuenta del sentido y ahora cree que el trabajo cultural acerca la guerrilla a la población y ayuda a construir una identidad.
''La rica identidad cultural de nuestra nación es el mayor alimento para que Colombia entera pueda pararse con dignidad ante el mundo y dejar de ser la tierra del dolor'', indica Conrado. El rebelde entiende que ''la cultura debe democratizarse y masificarse para dejar de ser patrimonio exclusivo de una elite". Añade que invertir en cultura tiene consecuencias económicas favorables y ''permite dignificar la labor de tantos colombianos talentosos que hoy trabajan con mucho esfuerzo sin ningún apoyo''.
Conrado cuenta que está vinculado a sectores de izquierda desde 1965, cuando mataron en combate al sacerdote católico Camilo Torres, co-fundador del Ejército de Liberación Nacional (ELN), segunda fuerza guerrillera de Colombia.
''Mi mamá me hablaba mucho de él, y antes de Eliecer Gaitán, líder liberal de los años 50. Cuando mataron a Camilo tenía unos 12 años, pero ya pensaba cosas sobre la injusticia'', asegura. En 1984, Conrado fue destacado por las FARC para ''trabajar políticamente con la Unión Patriótica en la costa del caribe colombiano'', mientras se desarrollaba el diálogo de paz entre la guerrilla y el gobierno de Belisario Betancur.
''Ahí vi nuevamente a mi mamá y ella me echó un cuento diciendo que sabía que yo iba a ser de izquierda porque cuando estaba en la barriga siempre me acomodaba del lado izquierdo y cuando nací solo mamaba de la teta izquierda'', cuenta el guerrillero.
Justifica su participación en la guerrilla asegurando que en Colombia ''para la izquierda no hay otra opción''.
''Tomé el camino hacia la guerrilla cuando empezaron a matar a los compañeros que me habían acompañado en unas luchas por meras reivindicaciones sociales. Entonces llegué a la conclusión de que en Colombia es más fácil organizar una guerrilla que una junta de acción comunal'', concluye Conrado.