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10 de marzo del 2002
Colombia y Afganistán: Esas extrañas coincidencias
Antonio Loaysa
ALTERCOM
Parece que los aviones, pájaros de acero como decían nuestros
indígenas en años recientes, son los detonantes de la muerte en
este siglo de la oscuridad, recién inaugurado.
Fueron 4 ¿o cinco? aviones los que le dieron el pretexto al dueño del
planeta para iniciar su masturbación de violencia, llamada guerra, contra
el pueblo de Afganistán. Fue un avión de "Aires" el que ha dado
paso para iniciar el ataque contra el territorio colombiano.
Allá como acá, en la cercana Colombia, hizo su aparición
la bandera de tiras y estrellas inmediatamente empezado el bombardeo, así
nos los dejó ver el noticiero de la CBS la noche de ayer. Allá
lograron que la Alianza del Norte les abra camino, acá mandaron en primera
instancia al ejército regular, muy bien apertrechado y apoyado desde
la Base de Tres Esquinas, para que les despeje la zona. Después, posiblemente
le seguirán los paramilitares para realizar el trabajo "sucio", el de
la limpieza ideológica entre la población civil.
No son gratuitas las declaraciones realizadas el 3 de Enero por Carlos Castaño,
líder de las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia cuando decía:"
La guerra en Colombia se acerca a su fin por una razón: Estados Unidos
no tolerará más ese tipo de conflicto, el único en Latinoamérica
que potencia el terrorismo nacional e internacional"... "habrá sorpresas
para las FARC".
Allá en Afganistán se preparó la conciencia del público
previamente al igual que acá: fueron las mujeres y los niños las
víctimas principales de la situación. Allá nos mostraban
la segregación y consecuente trato brutal al que estaban expuestas por
el fundamentalismo instaurado y sostenido por los propios Estados Unidos en
un comienzo; acá nos decían que eran reclutadas a la fuerza para
ser esclavas sexuales (siempre me cuestionó esa afirmación cuando
a la par que la hacía nos enseñaban fotos de las mujeres sonrientes
y hasta desafiantes y con una arma al brazo).
En Afganistán y en Colombia fue necesario buscar motivos para que el
calificativo de "terroristas" calce en cada organización. El problema
es que en Colombia, el presidente justifica este adjetivo con fotos de carreteras,
puentes y centros de acopio comunal construidos por la FARC y las comunidades
de los municipios para el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes
de esos municipios como lo comprobaron los cientos de periodistas que visitaron
la zona desmilitarizada durante estos tres años y cuyos reportajes recorrieron
el mundo.
Allá nos decían que se traficaba con heroína, acá
con cocaína. No se qué dijeron sobre el asunto los Talibanes;
acá las FARC-EP dice en su último comunicado que:"se nos responsabiliza
de vínculos con el narcotráfico cuando el país y la comunidad
internacional conocieron en eventos como la audiencia pública internacional
sobre cultivos ilícitos y medio ambiente y en discusiones de la mesa,
que dichos cultivos pertenecen a los campesinos pobres quienes, olvidados históricamente
por el Estado, han tenido que recurrir a esta práctica como medio de
subsistencia. Deliberadamente se ignora la propuesta hecha por las FARC-EP sobre
sustitución de cultivos ilícitos presentada en la audiencia internacional".
Y siguen las coincidencias, mientras bombardean arrojan volantes alentando a
la deserción. El diario la Jornada de México nos cuenta en la
edición del viernes 22 de febrero que junto a las bombas caen papelitos
que dicen "bienvenidos a la libertad" dedicados a los guerrilleros.
Pero tanto allá como en Colombia, el fondo del ataque tiene color negro.
Abrir un callejón para extraer el petróleo en Oriente Medio y
extraer tranquilamente el petróleo del suelo colombiano. Vale la pena
recordar las declaraciones de Ann Paterson, embajadora estadounidense en Colombia
cuando dijo que ha solicitado al Congreso Norteamericano la aprobación
de 98 millones de dólares para la Brigada XVIII con el fin de "defender
los intereses de los Estados Unidos en Colombia" en clara alusión a la
protección que debe entregarse al oleoducto Caño Limón-Coveñas,
convirtiendo a las Fuerzas Armadas de ese país en guardias privadas al
servicio de la OXY.
Allá está Pakistán cediendo soberanía, acá
está Ecuador entregando parte de su territorio en la base de Manta al
gobierno estadounidense. Allá están gobiernos "terroristas" a
los que también atacará Estados Unidos, según los dijo
el presidente Bush; acá esta Venezuela con Chávez a la cabeza,
al que muy pronto, sino dan resultados las estrategias desestabilizadoras impulsadas
desde el norte, también se lo declarará enemigo de los Estados
Unidos. Vale la pena recordar a Tenet, director de la CIA que, "coincidencialmente",
un día antes de la rebelión del Coronel Soto, dijo en su alocución
ante el Congreso Norteamericano que: "estoy particularmente preocupado por Venezuela,
nuestro tercer proveedor de petróleo. La insatisfacción doméstica
con la revolución bolivariana del Presidente Chávez está
creciendo y la atmósfera de crisis probablemente va a empeorar…"
Similares estrategias para desatar los conflictos pero opositores diametralmente
distintos. En Afganistán está Al-Qaeda, ejército mercenario
formado por los propios Estados Unidos para luchar contra un gobierno progresista
que pretendía instaurarse en ese país. En Colombia están
las FARC que tienen 40 años en la montaña y 3 de diálogo
sostenido, con propuestas, con ideología definida como lo ha dicho varias
veces el embajador francés Parfait, y con voluntad de arreglar el conflicto
a través de la negociación, como lo dijo James Lemoyne, representante
de Naciones Unidas, luchando contra un Estado al que las propias Naciones Unidas
le ha llamado la atención por las continuas violaciones a los Derechos
Humanos.
Allá no pueden terminar su guerra: "Será larga" dijo algún
vocero estadounidense. Acá será más larga. Y es que el
contexto geopolítico que rodea a Colombia está agitado. Desde
Argentina suben las protestas, el hambre instaurada por el fracaso del modelo
neoliberal se hace presente y agita a los pueblos. De hecho ya comenzaron a
llegar correos electrónicos con la leyenda "Yankee no te olvides de Vietnam,
en Colombia resiste América"; la corrupción arrasa con la credibilidad,
la llamada posibilidad de gobernabilidad y también la paciencia. No se
salva ningún país. Todos están asfixiados por la deuda
externa, todos alzan a ver al norte y el imperio tambalea en esta parte que
constituye estratégicamente su retaguardia.
Será posible entonces que no nos demos cuenta y sigamos repitiendo el
"guión" entregado desde los Estados Unidos sin entender que estamos comenzando
el tiempo de sangre y horror, ahora, en esta América nuestra. Que las
voces no acallen, que el miedo no paralice, que la vida triunfe.
Esas extrañas coincidencias deben servirnos para iluminar nuestro camino.