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Latinoamérica


LOS ECOS DESDE LIMA: LA CABEZA DE JERONIMO
Y LA VISITA DE BUSH AL PERU

Rosa Montalvo
ALTERCOM

C
uentan las historias que BUSH ABUELO quiso hacer una demostración de audacia a los compañeros de su confraternidad estudiantil. La demostración consistió en robar la cabeza de Jerónimo, símbolo de las luchas de los indígenas norteamericanos, del cementerio indígena. La cabeza robada fue colocada en la habitación del futuro abuelo y padre de presidentes, representando el poder y la dominación sobre aquellos pueblos originarios y herederos de las tierras usurpadas por los colonos.
La cabeza de Jerónimo desapareció de las habitaciones de los Bush con el tiempo, hasta que en la última elección los indígenas norteamericanos que han logrado consolidar sus organizaciones y continúan luchando por sus derechos, exigieron al candidato presidenciable la devolución de la cabeza de su líder.

UNA NUEVA CABEZA INDIGENA

Este preámbulo viene a razón de la visita del presidente norteamericano, por primera vez (y última?) a Perú.
Una vez realizado el anuncio, los diarios y los informativos radiales y televisivos, los políticos de derecha y centro, empresarios, algunos ex izquierdistas funcionarios del gobierno aparecían regocijados por la noticia y también la gente común y corriente, que agradece a Dios por haber sido "elegidos por el hombre más poderoso de la tierra" .
Mientras tanto Toledo blande su espada y recita pausadamente su gran logro convenciendo a Tirios y Troyanos el "honor" del que ha sido merecedor el pueblo peruano por sus justas luchas democráticas y las grandes posibilidades de inversión que, supuestamente, acompañan a la visita. La gente sigue agradeciendo.
"El Cholo sabe", "los gringos lo quieren", "van a traer mucha plata", son algunas de las expresiones que se escuchan en lo cotidiano: en la combi, en la esquina, en las casas más pobres y esperanzadas en que Toledo cumpla su promesa de reactivar la economía y generar empleo.
La noticia trajo como valor agregado que la gran prensa desviara un poco la atención de los tejes y manejes, de las broncas, acusaciones, encadenamientos y luchas de poder que se venían dando en el partido de gobierno.
Pero de lo que muy pocos se atreven a hablar, salvo el tosudo y consecuente congresista de izquierda Javier Diez Canseco, es sobre cuál es la agenda oculta de la visita. Ya se dieron algunas luces al respecto, como el hecho de que Toledo invitó a la reunión a los presidentes de los países andinos: Colombia, Ecuador, y Bolivia, dejando de lado a Venezuela que hasta la fecha, a saber, formaba parte del grupo de países andinos. Fue una de las medidas tomadas para no molestar al señor Bush quien, como es de dominio público, esta profundamente disgustado con la política exterior venezolana que no favorece los planes norteamericanos en la región.
Es obvio que un presidente norteamericano no realiza una visita de esta naturaleza a un pobre país subdesarrollado sólo porque éste es el ejemplo de las luchas contra una dictadura.
Cabe más bien la pregunta si el señor Bush no quiso que el señor Toledo como presidente del Perú, país que ocupa una posición estratégica en relación al Plan Colombia, impulse en el área andina las posiciones estadounidenses no sólo frente al Plan Colombia, sino frente al ALCA y a Cuba.
Y si lo hace ¿Cuál será el costo para el Perú? ¿Serán capaces el movimiento social organizado y los sectores progresistas del país de denunciar las políticas represivas que conlleva el Plan Colombia y la imposición de bases militares en los países hermanos?
Bush nieto lleva, metafóricamente hablando, la cabeza de un descendiente indígena en sus manos, no para lucirla en una habitación de su college e impresionar a sus amigos. La tiene para ponerla de punta de lanza, -"en su delante" como decimos en Perú- en las inadmisibles y degradantes pretensiones de dominación norteamericana.
La situación no podría estar mejor pintada. Un presidente democráticamente elegido después de largas jornadas de lucha contra la dictadura y con cara de indio, hablando con las palabras del imperio sobre las bondades y beneficios que trae para el país compartir las posiciones norteamericanas. La credibilidad por lo menos en una primera fase está garantizada.
Cuando despertemos, ya a Bush nieto no le interesará la cabeza de Toledo: el Perú será más pobre porque las inversiones fueron capitales golondrinos, los militares habrán tenido una nueva excusa para continuar una carrera armamentista, los luchadores y las luchadoras populares estarán en las cárceles acusados y acusadas de terrorismo. Esperemos que este texto no sea premonitorio. No sólo depende de los peruanos y peruanas.