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Latinoamérica

Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea del Poder Popular de Cuba
Estados Unidos evita el aburguesamiento
de la revolución cubana

Guillermina Alvarez, David Brooks y L. Navarro/II / La Jornada

Estados Unidos no tiene autoridad moral para acusar a Cuba de violar los derechos humanos, afirma Ricardo Alarcón, pero al mismo tiempo agradeció a Washington, ya que sus políticas contra la isla evitan el "aburguesamiento" de la revolución cubana.
En amplia entrevista, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular tocó los temas de la transición en Cuba, los problemas de la prostitución y de la homofobia, y ofreció un panorama del debate político y social en su país.
"Las calumnias contra Cuba se fundamentan, a mi juicio, en tres razones fundamentales: un operativo de Estados Unidos para denigrar a Cuba, para calumniarla, que lo concreta en este ejercicio anual de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra", sostiene el también ex canciller, y explica que la Casa Blanca trata así de "justificar su política contra Cuba (bloqueo, entre otras cosas); en segundo lugar le resulta muy conveniente como centro del poder, de la globalización neoliberal, le es muy conveniente desviar la atención universal al tema de los derechos humanos contra un país u otro, para que nadie hable de cómo le arrebatan derechos a la gente en una democracia liberal, el derecho del trabajador a organizarse, la pérdida de la capacidad negociadora de los trabajadores organizados porque su trabajo se mueve a otro continente. Esas son violaciones de los derechos fundamentales de la gente en el mundo".
Con un hablar pausado y fumando, Alarcón pregunta al referirse a la actual campaña contra el terrorismo internacional que impulsa Estados Unidos: "¿cuántas personas están presas en este momento en varios países occidentales, empezando por Estados Unidos?, ¿cuántas personas llevan seis meses presas, sin que ninguno de ustedes pueda dar siquiera el nombre de uno solo, ni los cargos presentados en contra esa persona? El principio de habeas corpus apareció por primera vez en el siglo XIII en la Carta Magna de Inglaterra, desapareció al inicio del siglo XXI sin siquiera un debate parlamentario.
"Y eso todo vinculado con la noble lucha contra el terrorismo internacional... De derechos humanos en el mundo mucho habría que hablar. Y esto a lo que me he referido es sólo lo más reciente, ¿qué cosa mejor para los yanquis que se hable de la falta de libertades en Cuba?"
Pregunta. Pero esas existen, hay restricciones a la expresión, a la libertad de la palabra, de organizarse políticamente al margen de las instituciones existentes...
Respuesta. Todo eso que acaba de decir se puede aplicar a casi todos los demás países del planeta. Restricciones al derecho de asociación, restricciones a la libertad de expresión...
P. Pero en otros países hay libertad de formar partidos políticos...
R. Bueno, ¿dónde está el loco que se le ocurre decir soy candidato a senador de Estados Unidos...
P. Ross Perot lo hizo...
R. Pero lo que Perot dijo al mismo tiempo fue: aquí pongo 60 millones de dólares míos. El puede hacerlo, pero la sirvienta de la casa de Ross Perot por supuesto que no.
Vivir fuera del neoliberalismo
Cuba, sostiene Alarcón, enfrentó una crisis como el resto de los países en la última década pasada. Pero sostiene que la isla no tuvo que pagar los mismos costos sociales al no aceptar la receta neoliberal.
"En este mundo globalizado todos los días se toman decisiones que afectan la vida de la gente, en todo el mundo, menos en Cuba. En el país hemos tenido una tremenda crisis ec
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onómica, que se enfrentó y que en gran medida se ha superado aplicando un procedimiento que es totalmente inusual y que es verdaderamente democrático", dice enfático.
Esto, afirma, lo debió reconocer hasta el Banco Mundial y la CEPAL, que subrayaron el contraste entre los costos sociales de esta crisis en Cuba con el resto de América Latina, sobre todo en educación y salud, entre otros indicadores. Y esto, dice orgulloso Alarcón, fue resultado de un proceso democrático.
"Tuvo lugar en un entorno social solidario -explica-. Se discutió en todos los sitios del país, en todas las granjas, fábricas, barrios, con toda la gente que opinó, votó desde la teoría general de cómo enfrentar la crisis hasta decisiones concretas para ver si cerramos la fábrica, cómo la cerramos, si tenemos que reducir el personal, quiénes pasan a perder el empleo. Yo sé todos los días de cierres de fábricas, de pérdidas de empleo, pero no sale nunca de ningún país democrático que eso haya sido asunto puesto a discusión.
P. ¿Eso es menos capacidad de asociación y de libertad de expresión?, ¿o es llevarla a un plano desconocido en el mundo occidental?
R. Qué cosa es la democracia, no es la ficción de la representación. Eso es lo que no hay en Cuba. A diferencia de otros trabajadores, el cubano tiene el derecho individual a discutir, opinar, votar sobre la política económica desde su taller hasta su nación...
P. ¿Pero no tiene derecho de tener una prensa diferente a la oficial y eso establece una diferencia...? ¿Cuál diferencia...?
R. La diferencia de que en el ámbito del trabajo pueda expresar este punto de vista y otra es que en asociación con otros, que piensen de la misma manera, pueda construir un medio para darlo a conocer...
"¿Y hacer qué? Digamos, un trabajador en México con voz y voto disfruta de un derecho de ir a la sociedad o a los diversos partidos políticos o diversas publicaciones que tienen diferentes puntos de vista, pero a la hora de acabar con su empleo, a la hora de reprimir su capacidad de compra, cuando se vaya a encarecer la vida, qué puede hacer. Contentarse con el hecho de que sólo pueda expresar que no tiene trabajo, pero ni siquiera tiene dinero para comprar un diario. Entonces, ¿qué cosa es lo más importante?, ¿qué es lo que debe estar en la base de la democracia?, ¿la ficción de la representación? o ¿la solución del viejo problema que decía Rousseau: lograr la igualdad entre la gente? Sólo así uno puede pensar en un sistema de representación legítima."
Pericles en La Habana
El dirigente cubano disfrutó jugar con los entrevistadores al ofrecer una definición poco usual de la democracia en la isla.
"En el fondo de todo, en lo más antiguo de la humanidad -afirmó-, hay una idea, una forma de traducir la idea de la democracia con el amparo de los enormes recursos con que cuenta el imperio para la publicidad, para la propaganda. Se convierte en un producto de la sociedad de consumo y se crea un mecanismo reflejo en la gente, que traduce eso como democracia.
"Yo prefiero los clásicos. Pericles tiene tipos para hablar de democracia y definirla. Hace 25 siglos Pericles definió por qué la sociedad ateniense era democrática, una definición que durante mucho tiempo se ha olvidado: en primer lugar porque es nuestra, ha surgido de Atenas, retiene los intereses de Atenas, no la hemos copiado de ninguna otra parte. Este para él es el punto fundamental, ¿por qué era la sociedad ateniense la sociedad democrática?, porque era de ellos no copiaron a ninguna otra. Y el segundo es en beneficio de la mayoría."
Y la cubana, sostiene con una sonrisa, "me parece que es obvio que no la estamos copiando de nadie y creo que podemos decir que está beneficiando a la mayoría".
Pero tiene fallas, se le indica. Lo admite y afirma en tono burlón: "sería aburridísimo si fuera perfecta". Indicó que su país tiene limitaciones geográficas, climáticas y de recursos. "Tiene que depender inevitablemente del comercio exterior. Siempre ha sido así y siempre será así. Los cubanos no tenemos capacidad de autosuficiencia. Y enfrentamos una guerra de política económica que no tiene ningún otro país en este momento. Cuba tiene que enfrentar las limitaciones.
"Debemos enfrentar nuestro subdesarrollo en condiciones de aislamiento y hostilidad externa. Creo que frente a eso, si vamos a hacer un balance, no estamos tan mal. Pero inevitablemente uno tiene un alto costo que se refleja en la vida cotidiana, por el dichoso bloqueo. Cuba es el único país de la tierra que cuando está negociando con otros actores está negociando con gente que sabe que es un país excluido y combatido por la mayor economía del planeta."
Eso, señaló Alarcón, implica que ninguna otra nación paga más en costos al participar en la economía mundial. "Le cuesta más todo, desde los créditos a las importaciones", afirma, y agrega: "comparado con lo que enfrentamos hace 10 años, con el derrumbe del campo socialista, en el periodo especial, no estamos tan mal".
P. Pero sí hay problemas que no se imponen por limitaciones objetivas, como la prostitución.
R. -Soy habanero, tengo más años que los deseables y recuerdo perfectamente cómo era la ciudad de La Habana (antes de la revolución). Francamente, lo que uno puede ver ahora no tiene nada que ver con lo que nosotros conocíamos como prostitución. En primer lugar las personas que hacen eso no lo hacen por hambre, por desesperación.
P. Entonces, ¿por qué lo hacen?
R. Es difícil explicarlo. Yo sé como era antes, tengo una respuesta más clara del fenómeno de la prostitución en La Habana. Hasta 1958 golpeaba y tenía un carácter masivo. Ahora las mujeres y hombres que practican la prostitución tienen un nivel universitario. Es una mezcla... no para comer sino por la tendencia de la gente de tener algo mejor. Hay gente que se prostituye por querer tener algo que para ellos es mejor que lo que tienen. Por eso hay cierto grado de prostitución en el país, pero la inmensa mayoría de las muchachas cubanas no están en eso, están en las universidades. Hay una corrupción asociada al turismo y a la crisis económica. Pero al mejorar la situación económica hay cada vez menos ese problema.
En torno a otra crítica del manejo de su gobierno hacia otro tema controvertido, Alarcón reconoció que existió una política viciada por la homofobia durante un periodo, pero asegura que eso ha cambiado y que hoy se vive en ese terreno "más libertad que nunca". Subrayó en ese sentido el premio que hace poco recibió un escritor quien abiertamente defiende su homosexualidad.
Las críticas recibidas por la homofobia son legítimas, admitió. "Reconozco que en un periodo sí hubo actitudes discriminatorias con relación a los homosexuales y con relación a los practicantes religiosos. Nunca contra la mujer y contra los negros, en eso desde el principio, la revolución fue liberadora, pero reconocemos que ha habido insuficiencia en ambos terrenos. En cuanto a los homosexuales ha habido errores y en cuanto a la religión, sectarismo".