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26 de marzo del 2002
Chile: Comandante en jefe del ejército
es un violador de los DD.HH.
Sergio Ramírez
Chile está convertido en un país de fantasía. Los medios
de comunicación controlados por los partidos del sistema y los grupos
económicos fabrican una "realidad virtual". Violadores de los DD.HH.
son convertidos en demócratas. Juan Emilio Cheyre, el nuevo Comandante
en Jefe del Ejército es un ejemplo de tal falacia. Se le destaca como
continuador de la "doctrina Izurieta" y la "modernización institucional".
Sin embargo, se ocultan denuncias sobre su participación en violaciones
a los DD.HH.
Cheyre es hijo de la dictadura. En 1981, Cheyre fue enviado a Sudáfrica
para su perfeccionamiento profesional. Las relaciones con ese país donde
imperaba el apartheid eran fluídas. Allí se daba preparación
represiva a agentes de la dictadura chilena. Muchos torturadores y asesinos
de la DINA y CNI mejoraron sus técnicas y conocimientos represivos gracias
a tal colaboración. El apoyo de Pinochet no termina ahí. En 1988,
antes del plebiscito, lo nombra Intendente en la III Región. Su compromiso
con el dictador era evidente. Cheyre diría: "El triunfo del SI debiera
ser una constante en todos los sectores. (...) Una victoria del NO es una hipótesis
no factible. Los chilenos no somos locos". En cambio, hoy aparece "comprometido
con la democracia", gracias al aparato propagandístico del sistema. Posteriormente,
el dictador lo designa al mando de los regimientos de Rancagua y Copiapó,
director de la Academia de Guerra y del Comando de Institutos Militares. Posteriormente,
comienzan sus vinculaciones con las cúpulas política. En la década
de los 90, fue agregado militar en España y en diciembre de 2000 pasó
al Estado Mayor. Izurieta lo designa como su representante en Londres durante
la detención y proceso a Pinochet. Además, ha sido defensor destacado
del tirano. Así, por ejemplo,. Izurieta y Cheyre se entrevistaron con
Pinochet en enero de 2001. El ex dictador se negaba a realizarse exámenes
médicos. Sabía que no sería declarado loco. Ambos le garantizaron
que su caso se resolvería por esa vía. El ex dictador aceptó.
Gracias a la presión castrense y la inconsecuencia del gobierno y la
justicia fue sobreseído.
¿Por qué decidió Lagos nombrar a Cheyre? Los voceros del oficialismo
dan razones que ocultan la verdad. Dicen que es por su formación intelectual
y carácter profesional. Agregan que al nombrarlo, Lagos hacía
un gesto de gratitud hacia Izurieta. Indudablemente, Cheyre es también
"favorito" de Lagos. En efecto, después de recibir de Izurieta la nómina
de la que debía salir su sucesor, el presidente ordenó a su ministro
de Defensa, Mario Fernández (DC), resolver de acuerdo a ella. Lagos decía
al respecto: "Esta decisión significa en lo esencial… el reconocimiento
a los méritos militares e intelectuales del general Cheyre… ". La derecha
coincide con sus palabras y aplaude con entusismo. Lagos enfatiza que así
"se asegura la continuidad en las tareas profesionales que son indispensables
para el fortalecimiento de la institución y, por ende, del país".
Con ello trata de oculta la realidad determinada por una Constitución
dictatorial y el pasado de violaciones de los DD.HH del nuevo jefe castrense.
¿Los argumentos citados son las razones reales de su nombramiento?. Algunos
antecedentes para determinar una respuesta. La relación de Lagos-Cheyre
data desde hace tiempo. Se estableció y consolidó cuando este
último cumplió una misión ordenada por Pinochet. Organizó
con el embajador Alvaro Briones (PS), utilizando como "pantalla" un seminario
de la Fundación Ortega y Gasset ("Las FF.AA. y la transición a
la democracia. Los casos de España y Chile"), un encuentro entre la cúpula
del PS y una delegación castrense (30.05-86), en el Hotel Victoria Palace
de El Escorial (Madrid). Todos asistían para "descongelar" relaciones.
A los socialistas les interesaba generar puentes de entendimiento con los militares.
Para lo cual, Lagos, entonces ministro de Obras Públicas, llega a acuerdos
con los representantes del dictador: el asesor de Pinochet, Sergio Rillón;
el ex canciller Hernán Felipe Errázuriz; Fernando Moreno, hombre
de confianza del Vaticano,el coronel Carlos Molina Johnson; el director de la
Academia de Guerra, coronel Jaime García; y el comandante del Regimiento
Maipo, coronel José Piuzzi. En efecto, se proyectaron procesos sobre
la sucesión de Pinochet y de las violaciones a los DD.HH. Tras ellos
estaba el principal objetivo de Lagos y de sus "camaradas" que le acompañaban
(Camilo Escalona, Enrique Correa y Jaime Gazmuri): un "punto final"al veto castrense
al PS. Por lo cual, la cita la consideraron como un hito clave para sus planes
políticas de poder. Quedaba pendiente retribuir a Cheyre por su contribución.
Ello sería obra del tiempo. Desde el encuentro en El Escorial, Lagos
y Cheyre continuaron sus "carreras", con un objetivo común: llegar a
los más altos cargos en sus respectivos ámbitos. Lo han logrado.
Una mutua colaboración ha facilitado sus realizaciones personales. Los
favores se pagan con favores.
PARTE DEL PRONTUARIO DE UN VIOLADOR DE LOS DD.HH
Las alabanzas no logran ocultar el pasado de Cheyre. Pesan sobre él
graves acusaciones de violar los DD.HH. Se destacan, aparte de los asesintos
de la Caravana de la Muerte en La Serena, su participación en Consejos
de Guerra, actos represivos, violaciones y en la exhumación en 1978 de
osamentas de detenidos desaparecidos. Cheyre y el subdirector de la CNI, Fernando
Arancibia, hermano del ex almirante y actual senador UDI, Jorge Arancibia, fueron
los "coordinadores" de tal operativo. Además, en 1985, Cheyre se negó
a entregar la nómina de oficiales integrantes de la CNI al juez que investigaba
el asesinato de Paulina Aguirre Tobar (militante del MIR). A la vez, fue encubridor
de torturas cuando era Intendente de la III Región (1988) y está
citado como "inculpado" en la querella por el asesinato de dos niños
(Coquimbo,1973).
Cheyre rechaza su vinculación con el asesinato de dos niños en
la IV Región (diciembre de 1973). La querella fue interpuesta por los
familiares de Rodrigo Palma Moraga y Jimmy Christie Bossy, de 8 y 9 años
de edad respectivamente. Los menores fueron fusilados por una patrulla militar
que custodiaba unos gaseoductos en una población del sector La Herradura
(Coquimbo). Se cita en calidad de inculpados, a Ariosto Lapostol, comandante
del Regimiento Arica, Juan Emilio Cheyre Espinoza, ayudante de Lapostol, y contra
Pinochet. El ministro Guzmán hasta hoy no ha citado a nadie a declarar
en el proceso.
El 24.12.73, los menores jugaban en las cercanías de los gaseoductos.
No regresaron a sus hogares. Los vecinos iniciaron la búsqueda. Los padres
de los niños llegaron hasta la portería de los estanques. Comprobaron
que no había guardia. Los estanques eran custodiados permanentemente
por los militares. Fueron detenidos por una patrulla del regimiento Arica y
amenazados de muerte. Posteriormente eran periódicamente torturados en
el regimiento. En agosto de 1978, fueron encontraron los restos de los niños.
Estaban sepultados cerca de los gaseoductos, lugar que había sido rastreados
en varias oportunidades. Los cadáveres habían sido colocados posteriormente.
Los peritajes, según se informara a sus padres, indicaban como causal
de muerte impactos de bala de grueso calibre y que los proyectiles eran usados
sólo por el ejército. Pero, en el certificado se establece: causa
de muerte indeterminada. Los médicos se negaron a indicar la verdad.
El ex oficial de Ejército, Pedro Rodríguez Bustos, en declaraciones
judiciales ha entregado antecedentes sobre las violaciones a los DD-HH cometidas
por Cheyre. En el caso de José Rodríguez Torres y su hijo, José
Rodríguez Acosta, ejecutados el 1 y 8 de noviembre de 1973, respectivamente,
afirma sobre Rodríguez Acosta: "este joven fue interrogado y ejecutado
en el regimiento Arica, y se dio como explicación que en un traslado
interno dentro de la unidad intentó fugarse, ante lo cual se le dio muerte
en su huida, al tratar de recapturarle, hecho que no fue así… los traslados
de las personas detenidas que me tocó presenciar o custodiar como oficial
de guardia de la época lo hacían con la vista vendada y manos
atadas... ". Mientras que José Rodríguez Acosta, su padre, fue
al regimiento para saber lo ocurrido con su hijo. Fue detenido y ejecutado al
día siguiente. Juan Emilio Cheyre era ayudante de Lapostol. No puede
alegar desconocimiento de estos asesinatos. Las revelaciones continúan.
Rodríguez denuncia lo ocurrido con Bernardo Lejderman Konoyoica (argentino)
y María Avalos Castañeda (mexicana) Dice: "Un informante llegó
hasta la unidad de Inteligencia del regimiento Arica de La Serena, manifestando
que esta pareja portaba armas y explosivos con los que pretendían abandonar
el país.(…). "Se supo que sin mediar enfrentamiento alguno fueron ejecutados.
Lo que se le manifestó a la opinión pública fue que se
habían suicidado".Y, agrega: "Estos hechos deben haber estado en conocimiento
del comandante del regimiento, Ariosto Lapostol, ya que todos los movimientos
de esta unidad y órdenes a cumplir eran privativos de él". El
ayudante del comandante Lapostol era el teniente Juan Emilio Cheyre, hoy comandante
en Jefe del Ejército, por lo cual disponía de similar información.
VINCULACION CON OTROS CRIMENES EN LA SERENA
Sobre la participación de Cheyre en los crímenes de la Caravana
de la Muerte existen antecedentes y pruebas irrefutables. El ex oficial Rodríguez
Bustos, en declaración al juez Juan Guzmán (26/12/1999), lo acusa.
En su testimonio, dice que dos de sus compañeros, los subtenientes Guillermo
Raby Arancibia y Julio Lafourcade, le contaron cómo el grupo de oficiales
que viajaba en el helicóptero Puma fusiló, por órdenes
del general (R) Sergio Arellano Stark a un grupo de 15 personas que estaban
detenidas en la cárcel de La Serena. El arribo del helicóptero
en que viajaba el general Arellano junto a Pedro Espinoza, Armando Fernández
Larios, Marcelo Moren Brito, Sergio Arredondo y el mayor Juan Chiminelli, se
produjo a principios de octubre de 1973. Además, Rodríguez dice
que Arellano se reunió con el comandante del Regimiento Arica de La Serena,
Ariosto Lapostol Orrego y que "… Arellano había ordenado revisar inmediatamente
los procesos de los que, a su juicio, eran los más pesados". Se obedeció
su orden. El fiscal militar, "un mayor de Carabineros de apellido Cazanga",
entregó los antecedentes a Arellano Stark. Este se reunió con
el comandante Lapostol, sus ayudantes directos y los integrantes de la Caravana
y determinaron traer desde la cárcel de La Serena a 15 presos políticos.
"Luego de eso fueron llevados al polígono de tiro de pistola, ubicado
en el faldeo del cerro, a los pies de la sala de banda". En ese lugar, Arellano
Stark citó a todos los oficiales del regimiento, junto a los miembros
de su comitiva. Estos últimos fueron "quienes oficiaron como pelotón
de fusilamiento, ejecutando a los 15 detenidos", asevera el ex oficial. "Sin
embargo, dice Rodríguez, Arellano Stark inmediatamente ordenó
a los oficiales del regimiento concurrir al lado del ejecutado para descerrajarle
un tiro de gracia si era necesario, ante lo cual así ocurrió".
Concluye nombrando a varios de los oficiales que debieron dar el tiro de gracia,
entre ellos Juan Emilio Cheyre Espinoza.
Tales acusaciones son ratificadas y complementadas por el periodista Jorge Escalante
Arellano. En su libro "La misión era matar. El juicio a la Caravana Pinochet-Arellano"
(Editorial LOM, agosto de 2000) se lee: "Ariosto Lapostol condujo al general
Arellano a la pequeña oficina en que cumplía su labor el fiscal
militar, mayor de Carabineros Manuel Cazanga Pereira. (...) Se instalaron en
la oficina del comandante con los antecedentes de los detenidos. Junto a ellos
ingresaron el fiscal Cazanga, el ayudante del comandante Lapostol, teniente
Juan Emilio Cheyre Espinoza, y el mayor Marcelo Moren Brito...". Es decir todos
los nombrados elaboraron la lista de quienes serían posteriormente fusilados.
Además, sostiene que: "El general Sergio Arellano fue quien ordenó
a los oficiales del regimiento para que dieran el tiro de gracia. Se supo que
el capitán Mario Vargas fue muy mal tratado por el general Arellano Stark,
porque se negó a dispararle al prisionero que le correspondía
rematar. (...) Los oficiales que participaron en estos hechos son los siguientes:
capitán Mario Vargas Maguiles, teniente Juan Emilio Cheyre Espinoza,
teniente Jaime Ojeda Torrent, subteniente Hernán Valdebenito Bugman,
subteniente Mario Larenas Carmona, subteniente Guillermo Raby Arancibia, subteniente
Julio Lafourcade Jiménez, mayor en retiro de apellido Délano,
y el mayor de sanidad Guido Díaz Pacci...". Y, eliminando toda duda sobre
la vinculación de Cheyre en tales asesinatos, agrega: "A su ayudante,
el teniente Juan Emilio Cheyre Espinoza, el comandante Lapostol le ordenó
que fuera al diario local El Día y avisara que en la primera página
del día siguiente miércoles 17 de octubre debería ser publicado
un bando que se entregaría para informar de la muerte de los 15 prisioneros
'por fusilamiento'. Consumado los crímenes, procedieron a la sepultación
de las víctimas. Escalante escribe: "… aquel martes 16 de octubre de
1973, un camión militar y un piquete de soldados al mando del capitán
Vargas entró al cementerio para cumplir las órdenes impartidas
por el comandante Lapostol (….) los quince cuerpos fueron echados a una fosa…
.Encima de los cuerpos vaciaron sacos de cal...".
Pero, las violaciones a los DD.HH por parte de Cheyre no terminan. Dos ejemplos
más. Uno, Escalante afirma: "Cuatro días antes de ser asesinado
en la cancha de tiro del regimiento Arica, el 12 de octubre de 1973 un Consejo
de Guerra dictó en La Serena en la causa rol 4-73, una sentencia de 20
años de presidio en contra del secretario regional de la CUT y militante
del MAPU, Carlos Alcayaga Varela (…). El Consejo lo presidió el comandante
Ariosto Lapostol, y lo integraron además el comandante Oscar Arraigada,
el mayor Tomás Manríquez, el capitán Mario Vargas Maguiles,
el teniente Juan Emilio Cheyre Espinoza, y los auditores Francisco Alvarez y
Florencio Bonilla...". El segundo, Eliana Rodríguez Dubó fue detenida
el 06.10.73 por el entonces teniente Cheyre, dos oficiales y un piquete de soldados
que allanó su casa, la tomó prisionera y, luego, en el Regimiento
Arica de La Serena la torturó y, según su declaración (El
Siglo No 1080), denuncia: ".... Me violaron y aplicaron corriente en partes
de mi cuerpo por casi un me (….) Las personas que me torturaron eran las mismas
que 'asaltaron y rompieron' mi casa y me detuvieron. Ellos integraban el grupo
de tortura: Cheyre, Polanco, Ojeda y Pincetti Gac…". Y, ante la pregunta del
periodista Arnaldo Pérez del semanario indicado: ¿Que opina de que Cheyre
sea hoy el nuevo comandante en Jefe del Ejército?, responde: "A mi me
parece realmente horroroso que un ser tan siniestro como él sea capaz
de dirigir el Ejército de Chile. Es cierto que Pinochet ya lo hizo, por
lo que no es extraño. Es asqueroso. No sé cuando el Ejército
va a lograr sacar a todos esos criminales.(…). El destruyó nuestras vidas".