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QUE DISCUTEN HOY LAS ASAMBLEAS
INICIADAS CON LOS CACEROLAZOS
Un menú bien bien variado
La marcha de los viernes a Plaza de Mayo dejó de ser la única y principal actividad de las asambleas barriales. Ya discuten en detalle sobre educación, salud, cultura, ahorros y seguridad, y comienzan a ampliar las acciones concretas más allá de la discusión de cada tema.
Por Irina Hauser
"Esto es un genocidio planificado", irrumpió a los gritos
un grupo de cien vecinos en medio de una reunión de jefes y directores
del Hospital Durand. La frase había germinado en las asambleas barriales
de la zona, y fue acompañada con una advertencia: nadie toleraría
que los médicos y enfermeros siguieran atendiendo emergencias con guantes
de cocina o las manos al descubierto y que los enfermos no tuvieran alimento
endovenoso. La asamblea de Corrientes y Medrano formó una red de electricistas,
gasistas, ingenieros y obreros calificados que oficiarán de reconectores
de servicios públicos cortados en el barrio. En Saavedra hay maestros
que ofrecen clases de apoyo escolar todos los sábados a la tarde. Los
caceroleros de Villa Crespo están en pleno armado de una canasta de útiles
escolares económica para las familias de la zona. Los de Parque Rivadavia
impulsan la fabricación de medicamentos genéricos. La Asamblea
del Cid Campeador instaló una huerta orgánica.
Llevar del dicho al hecho las mociones que se votan en los encuentros barriales
no parece una tarea fácil, pero da señales de querer concretarse.
La educación, la salud, el trabajo, los ahorros y la seguridad de los
propios asambleístas, son algunos de los temas centrales que empiezan
a cobrar sentido en acciones puntuales. Las asambleas comenzaron estableciendo
proclamas y consignas de impacto nacional –desde el rechazo al ajuste, el no
pago de la deuda, que renuncie la Corte, la renovación de la dirigencia
política hasta la elección popular de los jueces– y ahora también
se vuelcan con fuerza a resolver necesidades del barrio. Esa conjunción
de lo nacional con lo local es hacia dónde evolucionaron las asambleas
en sus dos meses de existencia.
Los caceroleros que arremetieron en el hospital de Parque Centenario planteando
la falta de insumos soportaron que algunos directores les gritaran "subversivos"
en la cara, pero a los pocos días recibieron la noticia de que su reclamo
había surtido efecto. Desde entonces siguen colaborando y participando
de las asambleas de los profesionales de la institución. "Así
nos fuimos enterando, entre otros temas, que a los médicos los amenazan
a través de volantes donde les advierten ‘cuide su fuente de trabajo’.
Nosotros trataremos de mejorar todo eso", relató Romina, de 25 años,
estudiante de sociología y desocupada, de la asamblea de avenida San
Martín y Gaona.
Otras asambleas barriales trabajan en el mismo sentido, cada una con el hospital
más cercano. La salud ocupa un lugar clave en sus agendas. La Multisectorial
Vecinos de San Cristóbal invitó al director del Hospital Ramos
Mejía a una asamblea dedicada exclusivamente a la salud en la que podría,
además de responder preguntas, escuchar el testimonio de pacientes, médicos
y enfermeras. En la asamblea de Corrientes y Medrano un grupo está avocado
a redactar un proyecto de ley de emergencia sanitaria y mantiene reuniones periódicas
en la Legislatura Porteña. Los vecinos de Rodríguez Peña
debaten la idea de no pagar Alumbrado, Barrido y Limpieza y destinar una cuota
similar a los hospitales. Los vecinos de Flores Sur fogonearon un escrache al
ex ministro de Salud Héctor Lombardo, quien se reincorporó al
Hospital Piñero en diciembre como jefe de servicio e inmediatamente se
tomó licencia, pero cobra un sueldo de 3.200 pesos. La iniciativa fue
apoyada por la asamblea interbarrial de Parque Centenario y será este
jueves.
Ya hay cientos de asambleas en todo el país, y cada una es un mundo.
Todos quieren hablar, proponer, opinar, explorar una forma de participación
para muchos hasta ahora desconocida y al final de las largas horas de reunión
el listado de propuestas es inmenso. Para amortiguar y resumir las discusiones,
la asamblea de Saavedra, por ejemplo, creó una comisión de reflexión
"para limar asperezas", explica Jorge Cappas, uno de sus integrantes.
En algunos grupos surge a la vez cierta preocupaciónsobre cómo
hacer para no perder el nivel de convocatoria, e incluso aumentarla.
La división en comisiones les ayuda a organizarse y atender cuestiones
urgentes que surgen de las mociones elegidas. Las dificultades económicas
se afrontan con todo tipo de tácticas de supervivencia. El reclamo contra
el corralito, escraches a los bancos mediante, no es todo. Los vecinos del Cid
Campeador, por ejemplo, van todas las semanas al Mercado Central y compran alimentos
a bajo costo para todos los asambleístas, están armando una bolsa
de trabajo y un relevamiento de los desocupados del barrio. La asamblea de Saavedra
exige la entrada gratuita al Parque Sarmiento todos los domingos a la mañana
en la puerta del predio. Las autodenominadas "ovejas descarriadas"
de Longchamps acordaron movilizarse contra la privatización del alumbrado,
y lograron que se suspendiera el proceso; están también en plena
conformación de cooperativas de trabajo y proyectan una huerta comunitaria.
El rechazo al corte del suministro de servicios públicos y el reclamo
de reducción de tarifas, son axiomas básicos de muchas asambleas.
Los escraches a las privatizadas también. Algunos vecinos de Almagro
le buscaron una vuelta más al tema: están formando una especie
de equipo de rescate –formado por desocupados o subocupados– destinado a reponer,
ante todo, electricidad y agua. Una imagen que recuerda al personaje que interpretaba
Robert De Niro en la película "Brazil". Paralelamente los mismos
vecinos montaron una red solidaria que junta leche, alimentos no perecederos
y ropa "para los excluidos del barrio", explican, y para un comedor
de chicos. La asamblea de Caballito-Primera Junta es bastante nueva, pero ya
acordó crear su propio comedor para niños y jubilados. Los clubes
de trueque, donde se intercambian bienes y servicios, son otra constante en
decenas de asambleas. Y los vecinos de Parque Rivadavia están analizando
en comisiones un proyecto revolucionario: la posible creación de un banco
de los vecinos "para ahorrar con seguridad", explican. La entidad
sería manejada por la asamblea de vecinos-clientes, tendría estructura
horizontal, y el manejo de los fondos sería totalmente público.
Detrás de todo el inmenso espectro de mociones que surgen parece haber,
sin embargo, una idea tácita que las reúne: "ocupar y ocupar
espacios públicos", traduce Ayelén, de Flores, con musculosa
de hilo clarita y jeans ajustados. "Y recuperar la solidaridad y el sentido
de pertenencia", le apunta una de sus compañeras. Cada acción
de las asambleas contiene una búsqueda que Octavio, 35 años y
analista de sistemas, define como "qué clase de país queremos".