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Latinoamérica

Los Bancos están timbeando en la cubierta del Titanic.

Reportaje

Eric Calcagno es columnista económico de Le Monde Diplomatique. Graduado en la Escuela Nacional de Administración de Francia, considera que la crisis que hoy vive el país es la consecuencia de haber confundido, interesadamente y durante 25 años, el ³mercado² con los intereses de los bancos. Y considera que la prioridad debe ser recuperar la capacidad de consumo de la gente para reactivar la economía. Y un juicio de Nuremberg para los responsables de la crisis.

-¿Hay un plan económico? ¿O sólo están tratando de tapar agujeros?
­Si uno dice que no tiene un plan, lo está condenando de entrada al ministro. Creo que hubo un punto de partida interesante. Pero ahora el asunto es reactivar rápidamente para que esto no se convierta en una catástrofe.

-¿Qué significa ³catástrofe²?
­No era cuestión de decidir si se podía y si se debía o no devaluar, sino en qué condiciones. Sobre todo, definir bien quién va a pagar el costo de la devaluación. El sistema de convertibilidad uno a uno ya no era una opción. Los principales centros económicos del mundo advertían que con ese cambio no se podía seguir. Pero cuando uno devalúa, tiene que saber lo que viene después: la devaluación, por sí sola, no soluciona nada.

-¿Ofrece ventajas devaluar?
­Por lo pronto, es un instrumento de política económica. Tenemos que decidir qué hacer para que nos sirva como les sirvió a Chile y a Brasil: como palanca de desarrollo. En ese sentido, tener un plan significa tener clara la respuesta a dos preguntas: quién paga los costos y cómo se reactiva.

-Es una cuestión grave. ¿Usted ya vislumbra las respuestas?
-Y... hay que ser pacientes unos días más. Sólo unos días, porque estas son cuestiones que deben dirimirse muy rápidamente. El cambio a 1,40 es interesante como una forma de frenar una subida desmesurada del dólar. También es interesante que el Banco Central recupere atribuciones para hacer política monetaria. Ahora hay que usar los instrumentos.

-¿Cómo evalúa la pesificación?
-Deberían haber pesificado todo, para evitar interesadas confusiones.

-¿Qué va a pasar con el ³corralito²?
­Ahí vemos una paradoja. Es una herencia de la era Cavallo, contra la que todo el mundo protesta, y con justicia. Pero es algo que sirve a los bancos, porque los salva de la quiebra; y al gobierno, porque impide que la gente saque el dinero para comprar dólares. Pero como el dólar sube, se señala que los bancos están vendiendo.

-¿Qué pasa, entonces?
­Que los bancos están timbeando en la cubierta del Titanic.
No ya ³bailando², sino ganando mucho y por cualquier medio, cuando lo que hay que discutir es la arquitectura financiera que queremos en la Argentina. Y la verdad es que no parece que la gente vaya a tener confianza en los bancos por mucho tiempo.

-¿Se puede salir del ³corralito²?
­En tanto y en cuanto haya reactivación. Si no, será tremendamente difícil. Los monetaristas creen que, en esencia, lo que determina la inflación es la cantidad de moneda que hay en la sociedad. No se trata sólo de la cantidad de moneda sino quién la tiene y cómo la usa. Si le damos moneda al que va a ir a comprar dólares, la consecuencia va a ser una presión especulativa brutal e inmanejable. Si le damos moneda a quienes van a ir a comprar alimentos, medicamentos o cualquier producto de primera necesidad, estoy reemplazando moneda de especulación por moneda de transacción. Con una capacidad industrial ociosa enorme, podemos hacer distribución del ingreso sin producir un efecto inflacionario importante. Las empresas, para responder a esa creciente demanda, van a tener que traer capital de giro. Y ahí podemos empezar a recuperar dólares.

-¿Esa es la posición del gobierno?
­El gobierno está en una morsa. Por un lado, los bancos que lo presionan y del otro lado, los cacerolazos.

-¿Qué pasa si el gobierno garantiza los bancos del Estado y deja a los otros que se arreglen como puedan?
­Estamos en una situación bien a la argentina, en donde el Estado es el instrumento que se quiere usar en provecho propio. De todos modos, es más legítimo el interés de los ³caceroleantes² que el del sector financiero.

-¿La plata está o no está?
­Ningún sistema bancario resiste una corrida masiva. La plata de los ahorros no está en una caja a nombre del que la depositó, obviamente. Esta es la consecuencia de la mentalidad pre-económica que cundió durante el cavallismo. Y en ese lapso, las grandes empresas y el sector financiero hicieron lo que quisieron. Cuando la gente fue a buscar la plata le dijeron: ³No. No hay más². Un desfalco interesantísimo.

-¿Cuánta plata se fue?
­De enero del 2001 a hoy, las reservas cayeron de 33 mil millones a 14 mil millones, sin contar las ayudas del Fondo que hubo en el medio. La sangría de fondos fue inmensa.

-¿Se fue dinero de las reservas o de los depósitos?
­En parte, sacaban depósitos en pesos, los cambiaban en dólares y los sacaban. Uno a uno se vendía, empezando por los amigos. Ahí queda en claro a quién respondía el anterior régimen.

-¿Cree que la plata se fue en camiones por Ezeiza?
­Estamos en una época turbia, que abona los rumores. A mi me parece un poco fantasioso. Pero es una forma de señalar una verdad: se llevaron la plata.

-Lo real, contante y sonante, es que se fueron veinte mil millones de dólares...
­Pero eso se fue a través de transacciones electrónicas.

­Pero hubo vaciamiento...
­Vaciaron a la Argentina. Un vaciamiento económico, político y moral. ¿Qué nos identifica a los argentinos? ¿Qué nos hace estar juntos, fuera de la selección? Es la hora de pensar en un modelo de país, más acorde con nuestra historia.

-¿Qué va a pasar con las provincias?
­Depende de la respuesta que demos a la pregunta sobre el modelo de país. Si la Argentina responde a su historia, las provincias existen, las economías regionales son importantes y el mercado interno está en alguna parte. Esta es una decisión política y una urgencia económica. Esto es lo terrible: el vaciamiento hace que el país se caiga a pedazos. La cuestión es cómo lo volvemos a armar. Lo imprescindible es reincorporar a la gente al circuito formal de trabajo. Chile, al regresar a la democracia, distribuye ingresos ­como el Brasil de 1999, tras la crisis del real- pero no aumenta salarios. Traen al sector formal a los que están en la marginalidad. Eso es lo que les permite recuperar la demanda interna. En función de eso, uno puede presentarse al mundo para dar a conocer estos ejes de acción. Y creo que debe haber buena recepción, sobre todo si observamos las críticas del gobierno de EE.UU. al FMI. Y creo que Estados Unidos nos puede ayudar a negociar una moratoria. Es muy importante sentarnos a arreglar con Brasil. Si los intereses que se defienden y los que se perjudican son los mismos que con Cavallo, acá no hay salida.

-¿Cuánto tiempo tiene el gobierno?
-No me gusta la futurología. Pero si no hay planes inmediatos de empleo, de vivienda, de ayuda social, es decir, de mínima distribución del ingreso... Los dos polvorines: la clase media por el corralito, y los marginales por el trabajo, van a estallar.

-¿Por dónde empezamos?
­Por la reactivación, por los marginales... y por un gran juicio de Nuremberg a los responsables del modelo argentino anterior. ¿Dónde está el dinero? Yo no sé si se lo llevaron en los 358 camiones de caudales. Me suena a rumor... aunque esta Argentina se parece mucho a Macondo. Lo cierto y concreto: los 120 mil millones de dólares de los argentinos afuera del país; los dueños del 60% de la deuda externa, que también son argentinos: esos son los que deben pagar. Ese sería el cambio de modelo.

-¿Una revolución?
­Una revolución burguesa: crear un mercado, con consumidores, productores, salario, beneficio... No tener más renta. Extirpar la renta de la Argentina es privilegiar el beneficio empresario y el salario del trabajador. Para el capitalismo, no hay otra receta.

­O sea: la economía de mercado termina en una negación del capitalismo...

­Pero ¿de qué mercado hablamos?. De un mercado financiero, rentista, oligopólico. No de un mercado de productores y consumidores. Esto fue renta pura. Miremos a Brasil y veremos cómo funciona el capitalismo.
Si queremos instaurar el capitalismo, tenemos que empezar por distribuir salario. Porque el mercado somos nosotros, no los bancos. ¿No será la hora de volver a los fundamentos básicos de la economía de los países desarrollados?. La integración entre la industria y la agricultura, con un Estado que sirva al ciudadano y que permita el desarrollo del mercado. El Estado al servicio del sector financiero es esto que hoy estamos viendo ... y padeciendo.-


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