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29 de
enero del 2002
La
hora de un "cartel de deudores" ha llegado
¿Dos, tres, muchas Argentinas?
Jeremy Brecher,
Tim Costello y Brendan Smith
Masiosare
La crisis argentina ha revitalizado la idea de que un frente común
de países deudores puede propiciar un cambio de fondo que evite que
el hambre y la desesperanza se adueñen aún más de los
países cumplidores de sus compromisos internacionales. La sola amenaza
de un incumplimiento concertado, sostienen los autores, es una bomba atómica
financiera, y blandirla podría cambiar por completo la dinámica
de las relaciones financieras globales Los inversionistas internacionales
imponen su voluntad en el mundo a través de un "cartel de acreedores"
-en la forma del FMI, el Banco Mundial, el G7-8, y sus criaturas y aliados-.
Imponen crueles y destructivas políticas a los pueblos de los países
deudores.
Las elites que controlan a la mayoría de gobiernos deudores a menudo
cooperan con los inversionistas extranjeros y se enriquecen. Ahora el pueblo
de Argentina dijo: "¡Ya basta!" Mientras los argentinos actúen solos,
el cartel de los acreedores tendrá el poder de imponerles mayores crueldades
-y se está preparando para hacerlo-. Pero hay una estrategia para darle
la vuelta a la tortilla.
Las organizaciones populares de todo el mundo se van a juntar a finales de
enero en Porto Alegre, Brasil. Tienen la oportunidad de impulsar(de manera
no violenta) un disparo que se escuche en todo el mundo: el lanzamiento de
una campaña global para la creación de un cartel de deudores.
Es del conocimiento común entre los prestamistas -pero se mantiene
secreto para los que piden prestado- que los acreedores dependen de sus mayores
deudores para su bienestar. Si los deudores no pueden o no quieren pagar los
servicios de sus deudas, los que otorgan crédito se quedan con la bolsa
vacía en la mano.
Pero la única manera en que los países deudores de hoy pueden
aprovechar tal dependencia es rompiendo con la estructura actual en la que
cada país deudor se aproxima a sus problemas de manera separada, como
un asunto entre él y el cartel de los acreedores.
Así como un trabajador individual carece de poder ante un jefe pero
es fuerte en un sindicato con otros trabajadores, los países deudores
de hoy necesitan trabajar unidos para limitar el dominio que ejercen los acreedores
internacionales. Una vez que los países deudores comiencen a negociar
de manera colectiva con sus acreedores -resumido en la expresión "cartel
de deudores"- el resultado podría ser un cambio radical en la configuración
del poder global.
La amenaza de una moratoria colectiva en el pago de la deuda es el equivalente
a una huelga.
Brinda una vía para bloquear las represalias del cartel de acreedores,
como con las que ahora amenaza a Argentina.
Por supuesto que los gobiernos deudores y las elites que los controlan difícilmente
pondrán en práctica una estrategia como ésta bajo su
propia iniciativa. Pero el surgimiento de un movimiento global de justicia,
combinado con el creciente rechazo hacia el neoliberalismo entre los pueblos
de los países deudores, abre nuevas posibilidades para presionarlos
a que lo hagan -o para sustituirlos por otros que sí lo hagan-.
He aquí una resolución que da forma a esa estrategia y que todos
están invitados a tomar prestada o adaptar.
Resolvemos que:
1. Los inversionistas internacionales cooperan a través de un frente
unido -el FMI, el Banco Mundial, el G7-8, y sus funcionarios subordinados-.
Pero solicitan a los países deudores que negocien con ellos de uno
en uno.
2. El resultado es un dramático desequilibrio de poder que devasta
tanto a los países pobres como a los que están en vías
de industrialización.
3. Si bien los gobiernos de los países deudores y sus elites han cooperado
muy seguido con los inversionistas extranjeros para su propio enriquecimiento,
Argentina muestra que los movimientos populares pueden forzar a que cambien
las políticas. Pero los gobiernos que abandonan las políticas
neoliberales se enfrentan a la amenaza de revanchas devastadoras de parte
del cartel de los acreedores. La solución es la solidaridad entre los
deudores.
4. Demandamos que los acreedores y aquellos que los representan, incluyendo
el FMI, el Banco Mundial y el G7-8, estén de acuerdo en negociar colectivamente
con los países deudores.
5. Llevaremos a cabo una campaña para que los países deudores
creen un frente unido que incluya a los gobiernos y a los movimientos populares.
6. Realizaremos una campaña para que ellos respalden esta demanda con
la amenaza de una moratoria común en el pago de la deuda. Tal moratoria
debe continuar hasta que los acreedores y sus representantes estén
de acuerdo en negociar con las naciones deudoras, en consulta con los representantes
populares, con una agenda que incluya lo siguiente:
* Limitar el porcentaje de ganancias de exportación que pueden ser
solicitadas para el servicio de la deuda. En esencia, esta es una manera de
resistirse a que el funcionamiento de las economías de los países
deudores se oriente al servicio de la deuda en vez de cubrir las necesidades
de su pueblo.
* Eliminar las condiciones de los préstamos que hacen que los países
no puedan expandir sus mercados domésticos, otorgar crédito
a sus campesinos y sus negocios, y usar los recursos que tengan para desarrollar
su propia economía en vez de pagar intereses a los ricos globales.
* Cancelar la deuda de los países más pobres.
* Proveer de apoyo internacional a los "controles de capitales" impuestos
a nivel nacional que limitan el flujo del capital especulativo que entra y
sale de los países.
* Reducir el poder del FMI y de otras instituciones financieras internacionales.
* Sustituir las "operaciones de rescate" del FMI con un mecanismo de no solvencia
para los países endeudados, con paneles de arbitraje que representen
tanto a los deudores como a los acreedores, los cuales toma-rían en
cuenta la necesidad de redes de seguridad social para proteger un mínimo
de dignidad humana de los pobres.
* Poner en marcha el "impuesto Tobin" internacional sobre los flujos de "dinero
caliente", especulativo, para reducir la volatilidad financiera internacional
y proveer de recursos a los países más pobres.
Tal idea ya sopla en el viento, promovida por grupos como Jubilee South, cuya
Declaración en la Cumbre Sur-Sur enfatizaba "la necesidad de acción
colectiva en el Sur" y la formación de una alianza estratégica
para unirse en torno a temas como "el repudio a la deuda". De la misma manera,
los representantes de organizaciones populares de 13 países africanos
que se reunieron en Lusaka, Zambia, llamaron a "un repudio colectivo al ilegítimo
pago de la deuda externa" y a "entrelazar nuestros brazos más allá
de las fronteras" para ejercer "presión sobre nuestros líderes
y establecer un Cartel de Deudores". La idea también ha sido ampliamente
discutida en el PT, el partido brasileño cuyo líder más
visible, Lula, es el actual candidato en la entrante elección presidencial.
Los próximos pasos pueden ser tan sencillos como incluir el tema de
la cooperación entre países deudores en los programas locales
y nacionales de los movimientos, incluirlo en las demandas de acciones masivas
contra el ajuste estructural, e inyectarlo en las campañas electorales
y demandar que los partidos que dicen oponerse a las políticas del
FMI se comprometan dicha cooperación internacional.
Tal acercamiento también provee un vínculo natural a los trabajadores
en el norte. Las condiciones del FMI hacen que países como Corea del
Sur, Brasil y Rusia exporten bienes manufacturados a precios de ganga, basados
en salarios de la época de la depresión. Esto ha contribuido
sustancialmente a despidos y desempleo masivo, principalmente en la industria
manufacturera estadunidense. Un ataque conjunto a las políticas de
ajuste estructural y un apoyo al crecimiento que parta de la demanda interna
de los países del Tercer Mundo podría servir como base para
una poderosa alianza entre la fuerza de trabajo del Primer Mundo y una amplia
gama de fuerzas en el Tercer Mundo.
Hasta la amenaza de un incumplimiento concertado es una bomba atómica
financiera, blandirla podría cambiar por completo la dinámica
de las relaciones financieras globales.* (Traducción: Tania Molina
Ramírez)
*Jeremy Brecher, Tim Costello y Brendan Smith son los autores de Globalization
from Below: The Power of Solidarity (Editorial South End) y los productores
del documental Global Village or Global Pillage?