Ha muerto Antonio Mas Mas
De pie: ha caído un combatiente
RODELU / Carlos Revello
Golpea, la noticia, que nos llega en una carta. Mas Mas, el "gallego",
ya no está más entre nosotros. Su corazón no aguantó
los medicamentos.
Habría que escribir con letras de poema "avisa a todos los compañeros,
pronto, avisa a todos los compañeros".
Fue, Mas Mas, mano humilde del pueblo, profeta armado, ajusticiador de torturadores.
Fue de los que tomó sobre sí la responsabilidad de hacer justicia
-aquí y ahora- contra los mandones y los cobardes de la prepotencia.
Golpeó con mano firme que le daba su conciencia. Al verdugo Morán
Charquero y al verdugo Dan Mitrione. No fue tarea escasa. Cuántos Mas
Mas nos faltan para hacer justicia con los Pinochet, con los Videla, con los
Gavazzo!!!
No saben las nuevas generaciones acostumbradas a oír las protestas de
las Madres de Plaza de Mayo y las reclamaciones de justicia que los gobiernos
desoyen, que al lado de los gemidos de las víctimas, de los que eran
torturados y muertos de la manera más cruel e inhumana había hombres
y mujeres dispuestos a devolver golpe por golpe. Fue por la acción de
esos hombres y mujeres que en las cuevas donde las bestias daban rienda suelta
a sus sadismos, también los rodeaba el temor. Torturaban a combatientes
inermes, cuando estaban heridos, maniatados y además los habían
cegado con la capucha. De las "leyes de la guerra", de las Convenciones,
se habían olvidado. "Estaban" –lo dice el antiguo canciller
Blanco- "en la Tercera Guerra Mundial". No sabe el antiguo
canciller –uno de los tantos voceros de la sinrazón, hay otros- que justifica
lo injustificable. Que los que les daban la orden los catalogaban de paranoicos
a los que había que convencer que "una tercera gran guerra no
es deseable".
Pero en el caso uruguayo, el ajusticiamiento de Dan Mitrione, destapó
la punta de quién es el real instigador de la tortura en América
Latina. Quien envía sus expertos del terror científico,
quien recorre todas las capitales al Sur del Rio Bravo, entrenando oficiales
del Ejercito, de la Inteligencia y de los Servicios policiales, en el arte de
cómo despanzurrar otros seres humanos.
Los envía el Imperio. Dan Mitrione con carnet del FBI –y aquí
cada detalle cuenta- porque, para comenzar el FBI es supuestamente una agencia
interior norteamericana, no es la CIA, pero tiene agentes especializados
en obtener confesiones bajo tortura. Dan Mitrione cuando llegó a Uruguay
había hecho ya un largo periplo latinoamericano. Había estado
en Brasil, antes aún, había estado en América Central.
En todos lados este "consejero" había dado sus clases
de tortura.
En Uruguay, las "clases" se iniciaron secuestrando desocupados sin
parientes que los pudieran reclamar. A esos "bichicomes" totalmente
inocentes, indefensos, los utilizaban de "conejillos de Indias" los
torturaban y los mataban después. Fueron hombres y mujeres, atención.
También, posteriormente los "desaparecían".
Todo esto se hizo antes de la "ofensiva militar" decretada
después del 14 de Abril. De esto participaron padres de familia y respetables,
oficiales del Ejército uruguayo que no eran ignorantes, que dicen –cuando
les conviene- que tienen sentimientos de "honor" , que son
inclusive "cristianos". A ninguno se le ocurrió elevar su denuncia,
presentar la baja, denunciar ante el superior lo que estaba sucediendo. Y las
clases se daban con dineros del pueblo uruguayo, en locales alquilados por el
Ministerio del Interior, con la anuencia de ministros como cierto "de Cultura",
Acosta y Lara que tambien era miembro integrante del "Escuadrón
de la Muerte" y por ello, también lo alcanzó la justicia
sumaria del pueblo.
Escribían en documento que después decidieron "que la izquierda
conociera", ciertos pomposamente autodenomiandos "Tenientes de...
Artigas" (límpiénse bien la boca, antes de siquiera mencionarlo!!!)
que lo que "hicieron" (y lo aclaran en un numeral) "Lo hicimos
con la plena convicción de que, dadas las circunstancias que vivíamos
y la información que manejábamos cada uno, estábamos actuando
por desinteresados motivos patrióticos" y agregaban como corolario
"que todos los que arriesgaron o dieron su vida, sea cual fuere el bando
en el cual actuaban, lo hicieron con el más honesto convencimiento personal
de que estaban luchando por intereses superiores".
Se olvidan los tenientes de que entre orientales la máxima de "Clemencia
para los vencidos" introdujo en los albores de nuestra historia como pueblo
libre el sentimiento de elemental respeto a la integridad física de los
antagonistas vencidos.
Que el entonces capitán Swayer, en San Ramón, 1969, ya le anunciaba
a dos detenidos de entonces (éramos uno de ellos) que ya habían
hecho "boletas". (Está además registrado perfectamente
bien en el acta parlamentaria que dió origen a la primera Comisión
de Tortura en el Uruguay, y fuimos los declarantees).
La historia de como a espaldas de los poderes públicos del estado, en
el seno de la democracia liberal representativa, algunos gobernantes dieron
rienda suelta a la tortura, a la práctica de ajusticiar vencidos es la
historia de porqué hubo en Uruguay una oposición popular armada.
Pero para gloria de los civiles armados, no puede decir ni la burguesía
uruguaya, ni los tenientes, que los civiles armados practicaran la tortura contra
sus detenidos. Todos aquellos que fueron capturados, inclusive los que en los
operativos fueron heridos, fueron atendidos, curados y ninguno de ellos fue
jamás torturado. Fue Mas Mas uno de esos humildes soldados que, sin escuela
militar, nunca jamás se mancharon las manos en sevicias. Gloria eterna,
entre los hombres y mujeres del pueblo humilde y trabajador uruguayo a su nombre!!!
Conocimos a Mas Mas en Punta de Rieles. Nos hicimos aparceros del "trille"
y jugábamos al ajedrez. Ayerra, con su sonrisa bondadosa, vigilaba nuestros
desprogresos. A veces se dignaba a señalarnos las bestialiades magistrales
que cometíamos. El "gallego" y yo nos apresurábamos
a intentar corregir las desprolijidades más garrafales.
Después lo volvimos a ver en Estocolmo. Estaba ya enfermo y sabía
que sólo la medicina le prolongaba cortos periodos de paz para su mente
herida. Sabía que lo suyo, no tenía cura ni remedio. Pero tuvo
siempre la mirada alerta, el brillo alegre en los ojos, la memoria impecable.
Sin decirlo, estaba pensando "Que me quiten lo bailao".
Era el hombre, el combatiente, el compañero, que en sus ataques de extravío,
nunca arrancó para el lado de los compañeros en el Penal de Libertad.
Arrancó siempre para el lado de "verdes" de los "escopeteros"
para gritarles su legítimo encono y todo el odio que justificadamente
les teniamos todos. Eso, lo recuerdan muchos compañeros.
Todos aquellos que en Uruguay han sido torturados, presos, humillados. Todas
las mujeres violadas, todas las embarazadas sumergidas en la cloacas con una
granada en la vagina para que se infectaran. Todos, los vivos y los muertos,
tienen en Mas Mas un vengador justiciero, un espejo de altivez en el cual mirarse,
un ejemplo de combatiente a seguir.
Inclinemos nuestras banderas por el hombre y el compañero del pueblo
en armas que fue Mas Mas. Y entonemos por él los versos nuestros "No
me pregunten quien soy, / ni si mi habian conocido / Los sueños en los
que vivo / seguirán aunque no estoy. / ...y sepan "que sólo
muero, / si ustedes van "aflojando".
Que en paz descanses, compañero, combatiente, hermano.
Carlos Revello
carlos.revello@chello.se