19 de agosto del 2002
José Vicente Rangel vicepresidente de Venezuela
"No habrá más golpes"
El País
El vicepresidente de Venezuela, el periodista de 73 años José
Vicente Rangel, sostiene que es imposible un nuevo golpe de Estado en su país
porque la oposición perdió fuerza después del registrado
el 11 de abril, una huelga indefinida no sería secundada y la mayoría
de los militares y Estados Unidos rechazan una nueva aventura. 'La estructura
golpista quedó desmantelada'. ¿Y un Gobierno de coalición para
salir de la crisis? 'No está planteado, entre otras cosas, porque aquí
tenemos una oposición deplorable, pura chatarra', responde en una entrevista
con EL PAÍS el hombre más influyente del Gobierno del presidente
Hugo Chávez. Al comentar el fallo del Tribunal Supremo que absolvió
a cuatro jefes militares del golpe del 11 de abril, dijo Rangel:
'Algunos pretenden ahora continuar el golpe a través de la Administración
de justicia, que es lo más perverso que puede manifestarse en una nación'.
Rangel acompañó a Chávez durante la campaña previa
a su victoria en las presidenciales de diciembre de 1998 y ha sido ministro
de Relaciones Exteriores y de Defensa. Ocupando esta cartera, permaneció
detenido durante las 48 horas en que se constituyó en Venezuela un Gobierno
de facto bajo la presidencia del empresario Pedro Carmona. 'Creo que
hemos avanzado bastante en el diálogo', dice Rangel. No lo suficiente,
a juzgar por la polarización, violenta a veces, observada en su país.
Quienes más aborrecen a Chávez no creen en la conciliación
y reclaman su destitución. Según Rangel, 'la oposición
no tiene fuerza propia y pide que los militares les resuelvan el problema, pero
no habrá más golpes, aunque ellos viven de la ilusión del
golpe'.
Los grupos económicos que, en su opinión, lo alentaron hace cuatro
meses manifiestan ahora un activismo 'con menor intensidad. Hay sectores más
sensatos que se dan cuenta de que no pueden seguir sometiendo al país
a esta tensión, y ellos están perdiendo mucho dinero en cada paro.
Tienen una visión más racional'. El Gobierno, agrega Rangel, les
ha ofrecido concesiones y salvaguardas: 'Las compras del Estado se van a hacer
en Venezuela, articular la producción, créditos al campo, a la
industria automotor'.
Pregunta. ¿Estudia un Gobierno de coalición?
Respuesta. No está planteado. Entre otras cosas, porque aquí
tenemos una oposición deplorable. A manera de chiste, pero que no es
chiste, podría decir que si el Gobierno es malo, la oposición
es peor. Es un saco de gatos, peleándose todo el día, porque están
pensando quién va a ser candidato. Ojalá tuviéramos una
oposición con sentido de la responsabilidad.
P. ¿Quiere decir que no tienen interlocutores?
R. No los tenemos. Es uno de los dramas de este país. Un Gobierno
sin interlocutores. Están convencidos de que Chávez se va a caer
al día siguiente.
P. La reconciliación, a juzgar por la nueva confrontación,
parece imposible.
R. Yo tengo otra visión. Entiendo que para los medios de comunicación
la noticia es el enfrentamiento, no el diálogo. Y tenemos que asumir
esa realidad, pero yo creo que hemos avanzado bastante en el diálogo
con los diferentes sectores sociales y económicos a través de
la Comisión Presidencial para el Diálogo.
P. Los titulares de los sindicatos de empresarios y trabajadores no acuden
a sus reuniones.
R. No asisten las cúpulas. Por debajo, están asistiendo.
P. ¿Hay divisiones entre las dos centrales?
R. Sí, verticales y horizontales. ¿Qué es lo que indica?
¿Por qué ellos no van a un nuevo paro? No tienen fuerza. Si no, lo hubieran
hecho. Han perdido impulso. Se nota en las manifestaciones. Han fatigado a la
gente. No tienen salida, no tienen alternativa. Y sus líderes son mediáticos.
P. Dicen que la solución pasa por la salida de Chávez.
R. La única consigna es salir de [el régimen de] Chávez,
y ésa no es un programa.
P. Buena parte de la oposición pide la intervención de
las Fuerzas Armadas.
R. Eso indica desesperación, que no tienen fuerza propia, y creen
que los militares les van a resolver el problema. Y ya los militares escarmentaron
con el golpe del 11 de abril.
P. ¿Seguro?
R. Yo he hablado con muchos militares que estuvieron comprometidos con
el golpe. No olvide que yo era ministro de Defensa. Me dicen que no se vuelven
a embarcar en una aventura de ese tipo, en la que se juegan sus carreras, para
que los civiles, después, se vayan al exterior, como el caso de Carmona.
P. ¿No se viene otro golpe?
R. Puede escribirlo: no habrá más golpes.
P. ¿Qué garantías tiene?
R. Primero, no tienen apoyo militar. La estructura golpista quedó
desmantelada. Segundo, no tienen fuerza popular, y en tercer lugar, un elemento
clave para un golpe en la región, que es el apoyo de Estados Unidos,
tampoco lo tienen. Estados Unidos ha hecho reiteradas declaraciones de apoyo
a la democracia venezolana y ha alertado contra cualquier golpe.
P. Antes del 11 de abril también lo hicieron.
R. Pero ahora lo hacen de manera más concreta. Y el Departamento
de Estado le canceló la visa a Carmona.
P. Pareciera entonces, según su análisis, que la oposición
perdió casi todo.
R. A la oposición le queda una proyección mediática,
que es la que incide en este momento, porque algunas televisiones y algunos
diarios están en una postura prácticamente irracional, delirante.
Hay muchos factores que lo explican; entre ellos, factores económicos.
P. ¿No habrá actuado el Gobierno contra las empresas editoras?
R. En absoluto, pero sí contra negocios particulares de dueños
de medios. Si se trata de la libertad de expresión, no creo que haya
en la Tierra un país con más libertad de expresión que
éste.
P. Usted ha hablado de agendas secretas. ¿A qué se refiere?
R. Es la agenda del magnicidio, la agenda del golpe, de provocar conflictividad
en la calle. Todo el mundo los conoce.
P. ¿Y la Iglesia católica?
R. Ha bajado bastante el tono y ha hecho algunas reflexiones importantes.
P. ¿Qué le pareció la posición del Gobierno español
durante el golpe?
R. Fue muy ambigua. Extremadamente ambigua.
P. ¿Tendrá repercusiones?
R. No. No queremos tener problemas con ningún país por
eso. Le damos una calificación benigna y comprensiva.
P. El ex presidente Carlos Andrés Pérez anticipa un violento
golpe.
R. Pérez no cuenta. Más bien, la oposición se molesta
cada vez que él declara. Es un cadáver político, un fantasma
que aleja a la gente