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Latinoamérica

3 de agosto del 2002

¿Uruguay hacia el Estado de excepción?

Andrés Capelán
Servicio Informativo "Alai-amlatina"

Montevideo. Pese al intenso patrullaje policial y militar, por segundo día consecutivo continúan produciéndose saqueos en los barrios marginales de Montevideo. Una y otra vez se repiten las mismas escenas: cientos de desplazados arrasando con comercios y secuestrando camiones con alimentos. Mientras en el centro de la ciudad, en este tercer día de veda bancaria, la única nota distinta la dan las largas colas frente a los cajeros automáticos, en los suburbios se vive un virtual Estado de Guerra. Los helicópteros de la Fuerza Aérea patrullan en el aire, y en tierra cientos de policías intentan sin éxito poner coto al desenfreno popular a palazo limpio y balazo sucio. La situación ha llegado al punto que se han suspendido los espectáculos deportivos, tanto por la imposibilidad de brindar la usual cobertura policial, como por el temor a que la gran concentración de personas propicie actos vandálicos.
En el medio de todo este panorama, el ministro del Interior, el escribano Guillermo Stirling, atribuye lo que está sucediendo a una conspiración contra las instituciones, la propiedad privada y el "estilo de vida" de los uruguayos. En la noche de ayer, expresó su firme convicción de que estos hechos fueron "planeados y organizados", aunque dijo no saber por "quien o quiénes," y afirmó que estas acciones buscan "desestabilizar" y "romper el estilo de vida uruguayo." Aseguró que es falso que la gente se esté alzando por causa del hambre, ya que "el Estado y muchas organizaciones religiosas están dando miles de platos de comida," precisamente en las zonas donde se están produciendo los saqueos. En el día de hoy, el ministro sigue insistiendo en la hipótesis conspirativa, explicando que "Se trata de una estrategia bien marcada que hizo surgir esos focos a la vez en diversos lugares de la ciudad, y con la misma metodología."
Sin duda que el escribano Stirling tiene razón. Aquí hay quienes desde hace años están conspirando contra las instituciones, el estilo de vida, y ahora la propiedad privada de los uruguayos. Sus nombres son: Fondo Monetario Internacional, Departamento del Tesoro de los EEUU, Partido Colorado, y Partido Nacional. Los cuatro han venido uniendo esfuerzos durante décadas para llevar al país a la actual situación, de la que únicamente saldrá beneficiada la banca internacional, el capital extranjero, y sus amanuenses vernáculos.
Semanas atrás, el presidente Batlle acusaba de "mirar demasiada televisión argentina" a quienes advertían sobre la posibilidad de que sucediera lo que hoy está sucediendo ("corralito" y saqueos). Los hechos, SUS hechos, han llevado a que los informativos argentinos de hace seis meses se vean ahora como un telescopio futurista hacia este presente uruguayo. La televisión ha estado transmitiendo en directo, y con un énfasis poco usual, varios de los saqueos y su correspondiente represión. Del mismo modo en que los saqueos y la represión que provocaron la caída del presidente De La Rúa en Argentina fueron incentivados por la derecha peronista, es hipotéticamente posible que también aquí pueda haber algún operador político detrás de los saqueos.
Varios operadores de la coalición de gobierno están dando a entender que es la izquierda radical la que promueve las acciones directas de los marginalizados. Sin embargo, el rédito que podrían cobrar los radicales por impulsar los saqueos, no se vé por ningún lado. Por el contrario, la izquierda radical y la oposición en general, pueden ser los más perjudicados por las consecuencias de esta rebelión anárquica de pobres contra pobres. Los mismos operadores del oficialismo ya han comenzado a hacer circular el rumor de que el gobierno está estudiando decretar "Medidas Prontas de Seguridad", un estado de excepción que limita sustancialmente las libertades públicas, y un recurso ampliamente utilizado por el último gobierno del Partido Colorado anterior a la Dictadura para reprimir las protestas de los trabajadores.
Es que las últimas medidas tomadas por el gobierno de coalición a instancias del FMI (devaluación y "corralito"), y las que se tomarán en breve (Rendición de Cuentas leonina y Ley de Estabilidad Financiera) tendrán terribles consecuencias para el ingreso y la calidad de vida de los uruguayos, y desde ya se puede anticipar que generarán una fuerte resistencia en lo que queda de la clase trabajadora. Todo indica que se incrementarán la recesión, la inflación y el desempleo, y por ello es dable esperar que en los próximos meses la sociedad se conmueva hasta los cimientos. ¿Qué mejor entonces que anticiparse a los acontecimientos y tener ya decretado el Estado de Excepción para cuando estallen las contradicciones?