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Latinoamérica

UN GUIÑO DE O’NEILL "PINCHO" EL DOLAR EN BRASIL
Balón de oxígeno para el real

Paul O’Neill, el polémico secretario del Tesoro estadounidense, llevó a Brasil al infierno el último fin de semana, y ayer le dio un respiro al hacer un intento por desandar ese camino. Dijo que el equipo económico brasileño realizó un "trabajo remarcable", manteniendo políticas monetarias y fiscales "sanas". Los dichos de O’Neill se sucedieron a otra manifestación del FMI sobre que negocia con Brasil de manera "urgente" un entendimiento hasta el 2003. Las declaraciones fueron interpretadas como indicio de que el Fondo Monetario no le soltará la mano a Brasil, lo que provocó una fuerte revalorización del real. La moneda brasileña cerró en 3,15 por dólar, contra los 3,46 del miércoles, y el Banco Central de Brasil habría vendido 400 millones de dólares.
No bien empezó la jornada financiera, el dólar parecía disparado hacia un nuevo record. A media mañana, la cotización se ubicaba en 3,50 reales por dólar. Primero las declaraciones de Thomas Dawson, vocero del FMI, y luego las pronunciadas por el propio O’Neill, desinflaron a la moneda estadounidense. Cuando Dawson señaló que las negociaciones eran "urgentes", diferenciando la situación brasileña con la argentina, el dólar bajó en minutos de 3,50 a 3,28. Y acentuó la tendencia, tocando un mínimo de 3,12, después del guiño de O’Neill. El cierre fue a 3,15 reales por dólar.
"Tengo el mayor respeto por el pueblo brasileño y su lugar en la economía mundial", sostuvo el secretario estadounidense desde Washington. Las declaraciones deben contextualizarse en el viaje que O’Neill iniciará pasado mañana hacia Brasil, Uruguay y la Argentina. Y ayudaron a descomprimir un incidente provocado por el propio funcionario el último fin de semana, cuando dio a entender que no habría ayuda financiera extraordinaria para esos países porque existía el riesgo de que el dinero se desviara hacia cuentas bancarias en Suiza. La respuesta del gobierno brasileño fue durísima, al punto tal de convocar a la embajadora estadounidense en Brasilia para pedir explicaciones formales y exigir disculpas, requerimiento que la Administración Bush cumplió anteayer.
Durante la conferencia de prensa brindada en Washington, O’Neill fue tan benevolente con Brasil que se negó a brindar una opinión sobre la abultada deuda pública. Fue cuando uno de los periodistas le preguntó si Brasil deberá reestructurar la deuda, tal como empezó a hacerlo la Argentina. "No tengo una visión independiente sobre el tema", dijo a modo de disculpas. La deuda del país vecino asciende a 377.000 millones de dólares y los financistas sostienen que podría caer en default como ya lo hizo la Argentina si el dólar sigue escalando: la mayor parte de esos pasivos se encuentran atados a la suerte de la divisa.
En lo que resta del año, Brasil debe pagar vencimientos por unos 70 mil millones de reales, que se suman a 13.300 millones de dólares que debe encarar el sector privado. Precisamente, esta circunstancia presionó sobre el tipo de cambio en los últimos días y posiblemente lo hará en los próximos: cortado el crédito externo para refinanciar los vencimientos, las empresas y bancos se lanzaron a comprar dólares en el mercado con sus excedentes en reales para poder cumplir con sus acreedores