"La derecha tiene una soberbia que no le ha permitido reconocer que el neoliberalismo es un fracaso rotundo"
LA REPUBLICA/URUGUAY
Cree en la solidaridad. Domina al detalle la realidad montevideana. Es uno
de los ediles que ha jerarquizado con su trabajo al legislativo montevideano.
Entiende que llegó la hora de centrar las acciones de la IMM en las zonas
carenciadas. Hablamos del presidente de la Junta Departamental de Montevideo,
el asambleísta Carlos Varela. La entrevista completa va hoy a las 22
horas por 1410 AM LIBRE.
RAUL LEGNANI
--Siempre se ha dicho que las intendencias y las juntas departamentales son
las instituciones que tienen un contacto más epidérmico con la
sociedad real. ¿Ustedes tenían definidos como barrios preocupantes a
estos donde han ocurrido hechos de violencia?
--Sí, es así. Cuando asumí la presidencia de la Junta propuse
declarar a Montevideo como ciudad en emergencia, debido a que hay zonas en profunda
crisis. Por eso propusimos que se diagnosticara rápidamente la situación
y que se empezaran a tomar medidas en el corto plazo. Hoy esa situación
ha estallado. Ahora tenemos que enfrentar esta crisis con medidas audaces, con
mucha imaginación y, lamentablemente, con muy escasos recursos.
--¿Qué papel están jugando los Centros Comunales y la descentralización
en el conocimiento de esta realidad y qué pueden hacer para encauzar
políticas hacia esos barrios?
--La descentralización ha empezado a jugar, hace ya un tiempo largo,
un papel fundamental. De alguna manera ha empezado a sustituir al entramado
político tradicional que los partidos tenían en los barrios, a
través de los clubes políticos o de los comités de base.
Las juntas locales, los concejos vecinales, los centros comunales zonales, están
jugando un papel fundamental, pasando a ser los interlocutores privilegiados
con los vecinos. Para los ediles departamentales la descentralización
ha pasado a ser una herramienta fundamental para desarrollar nuestro trabajo,
porque esos organismos son los que toman la temperatura de lo que ocurre en
cada zona.
--¿Estamos ante movimientos organizados o ante expresiones espontáneas?
--Es probable que haya grupos organizados. Pero lo que no podemos desconocer
es que hay una realidad que alimenta el posible nivel de organización.
Hay una situación dramática vivida por una enorme cantidad de
gente que vive en este departamento, que hoy estalla a través de saqueos.
Estas energías hay que canalizarlas positivamente, para que reivindique
y geste nuevas situaciones sociales, porque el saqueo no resuelve absolutamente
nada. Hoy, otra vez, se plantea la pelea de pobres contra pobres. Es gente humilde
saqueando comercios humildes y quienes reprimen también es gente humilde.
--¿Cómo se sale de esta trilogía terrible?
--Hay que intervenir ya, hay que saber que se terminó la hora del diagnóstico.
La derecha tiene la dificultad de admitir que este sistema ha fracasado, que
este modelo ya no va más. La izquierda ha tenido que asumir sus fracasos
ideológicos de sus proyectos históricos, pero la derecha tiene
una soberbia que no le ha permitido reconocer que esta etapa del capitalismo,
el neoliberalismo, es un fracaso rotundo como sistema económico y social,
con todas sus ramificaciones en el sistema político.
--¿Qué se hace?
--Hay que actuar de inmediato y coordinadamente entre distintas esferas del
Estado --la IMM, el gobierno central, las ONG, la sociedad que se moviliza--,
para concentrar esfuerzos en aquellas zonas que sufren las consecuencias más
inmediatas de la aplicación del modelo. La idea es llevar adelante planes
impacto desde el punto de vista social.
--¿Qué quiere decir con planes?
--No estamos solamente ante un problema económico, porque hay sectores
de la sociedad que ya están por fuera del sistema. No son ni siquiera
ciudadanos. Hay gente que no tiene cédula de identidad, ni partida de
nacimiento, que no vota, que no espera una jubilación, que no aporta.
Y son miles, son miles que presentan otras conductas sociales. En algunos barrios
se hablan lenguajes diferentes a otros, a pesar de que Montevideo es un barrio
más pequeño. Por eso hay mensajes que nosotros emitimos que no
son decodificados por estos uruguayos, debido a que están en otra dimensión
cultural. Por eso el Estado debe reinstalarse en esos lugares, debido a que
hoy está ausente. Por eso cuando hablo de planes de impacto social, no
sólo pienso en recursos materiales, que son imprescindibles, sino también
de reinstalación institucional, de planes de educación, de trabajo,
de apoyos familiares, para que estos vecinos vuelvan a sentirse parte de un
proyecto nacional. Cuando hablo de reinstalar el Estado también hablo
de reinstalar la cultura, es fuerzo que hemos hecho a través de la carpa,
lo hacen las comisiones culturales de los consejos vecinales. Hoy yo no siento
en el Ministerio de Educación y Cultura que haya ningún esfuerzo
en ese sentido.
--¿Eso no pasa por mezquindad política, porque la IMM está
en manos del EP-FA?
--No, creo que es porque somos dos proyectos de país. A alguna gente
la globalización le ha ganado tanto la cabeza, que la lleva a no valorar
elementos de la identidad nacional. Para nosotros la cultura, en un país
como Uruguay, adquiere un valor sustancial y constitutivo de la razón
de ser como país.
--¿Hay que instalar un comité de crisis social?
--Lo primero que hay que hacer es admitir que estamos en crisis y en emergencia.
Y así como hay Comité de Crisis por causa de desastres naturales,
debería de haber un Comité de Crisis para atender estos fenómenos
sociales.
--¿La IMM y la Junta Departamental de Montevideo tienen experiencia en desarrollar
esas política de impacto?
--La Intendencia desarrolló planes impacto en el primer gobierno de Mariano
Arana, cuando concentró en determinado tiempo y con determinada cantidad
de recursos, a ciertos servicios en una zona determinada. Esto permitió
mejorar la calidad de vida de los vecinos. La otra experiencia ha sido el plan
Frío Polar, que con muy pocos recursos, pero con un muy buen manejo de
ellos, logró resultados excelentes, ganando credibilidad, año
a año, en los sectores públicos y privados. Es cierto que esto
quita recursos a otros sectores de la sociedad, pero tenemos situaciones de
crisis que hay que privilegiar. Sabiendo que en definitiva terminamos todos
beneficiados, porque si esta sociedad se sigue desmembrando todos sufrimos las
consecuencias. Si logramos una sociedad integrada, más justa, va a mejorar
la calidad de vida absolutamente a todos.
--¿Hay diálogo y respeto por parte de estos sectores excluidos y con
conductas violentistas con los representantes de los organismos descentralizados?
--Es una relación complicada, porque mucha de esta gente no cree ya en
nada. Es gente que se siente extraña a cualquier representación
oficial. Pero reivindico las políticas sociales de la IMM, cuya base
está en los centros comunales, y las redes de solidaridad que se han
ido tejiendo en todo el departamento. Redes que las hacen montevideanos que
nadan contra la corriente, contra el individualismo, organizando comedores,
merenderos, ollas populares, club de canjes o de trueques. Y estos esfuerzos
fueron sostenidos, desde un principio por la Intendencia, a través de
sus programas sociales, de los comedores, de los grupos de la tercera edad,
de jóvenes y de sus policlínicas.
--Uno tiene la sensación de que la Intendencia mueve bien sus piezas,
pero que no hace política, que no convoca, que no explica. ¿No es el
momento de que el gobierno del EP-FA se pare ante la sociedad y plantee la necesidad
de trabajar por una salida entre todos?
--Coincido totalmente con usted. Hace pocos días se reunió el
gabinete municipal con los ediles y los secretarios de las juntas locales, donde
Arana planteó la necesidad de salir todos juntos como gobierno y a la
vez salir priorizando los recursos en aquellas áreas más afectadas.
--¿Qué hay que hacer?
--Es la hora de que el intendente, todo su equipo de gobierno y todos los sectores
políticos que componemos la bancada de ediles del Encuentro Progresista-Frente
Amplio, nos paremos ante la sociedad montevideana, le expliquemos en qué
situación estamos, digamos cuántos recursos tenemos para enfrentar
esta crisis y qué vamos a hacer con ellos. También decir qué
no vamos a poder hacer y por qué no lo vamos a poder hacer.
--¿Hay que tener una política movilizadora?
--La sociedad debe movilizarse siempre. No visualizo un gobierno del Frente,
municipal o nacional, sin una sociedad movilizada. Hoy hay que hacer un esfuerzo
por movilizar a la sociedad en nombre de la solidaridad, porque tenemos una
enorme reserva de solidaridad. Es, además, una forma de denunciar el
modelo, de ir contra el modelo imperante. Este no es un fin asistencial, es
un fin profundamente político en el mejor concepto de la palabra, es
recuperar un modelo absolutamente distinto al que nos han impuesto. El modelo
de la solidaridad es el modelo ideológico opuesto al del neoliberalismo.