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Latinoamérica

Saqueos y corralito en Uruguay

Andrés Capelán

ALAI-AMLATINA, 02/08/02, Montevideo. Mientras en la tarde del 1° de Agosto el Presidente Batlle convocaba a los principales líderes políticos del país a una reunión secreta y urgente, las fuerzas policiales corrían de un lado a otro de la ciudad intentando detener a las masas de hambrientos que comenzaban a saquear pequeños comercios y supermercados en los barrios marginales de Montevideo. Así se desvanecía el sueño de los eurofilos uruguayos de permanecer al margen de los avatares de su latinoamericano continente.
Pero los saqueos no comenzaron ni terminaron ayer. Por no ir más lejos en el tiempo, comenzaron a principios de este año, cuando los hermanos Carlos y José Rhom vaciaron su Banco Comercial, hurtando los millones de dólares que sus depositantes les habían confiado. Continuaron cuando los también hermanos Juan y José Peirano hicieron lo propio con sus bancos Montevideo y Caja Obrera, y continuarán a partir del próximo lunes, cuando comience a regir la retención de los dineros depositados en la banca pública uruguaya. Sí, eso se llama "corralito," y una vez más ha quedado en evidencia que los ministros de Economía uruguayos (los antipáticos y los simpáticos) son todos unos mentirosos. Tan sólo dos días atrás, el actual responsable de las finanzas del Estado, Alejandro Atchugarry, había afirmado enfático que en Uruguay no habría "corralito", porque: "Uruguay siempre cumple." Claro, no dijo con quién, ahora queda claro que el ministro se refería al FMI y no a sus conciudadanos. Obviamente, por estos saqueos no hay (y seguramente no habrá) nadie detenido.
El saldo de los saqueos a los comercios fue de algunos miles de dólares de perdidas y varias decenas de personas heridas y/o detenidas. El saldo de los saqueos a los bancos es el nuevo saqueo que significan para la población, tanto los dineros públicos que se destinaron a mantener funcionando los bancos robados por sus dueños, como los miles de millones de dólares en los que el país se ha endeudado para solventarlos. Por si esto fuera poco, a estos saqueos les ha seguido el saqueo mayor de los depósitos de quienes no llevaron sus ahorros al exterior, sino que confiaron en el Banco de la República Oriental del Uruguay.
Hasta el momento no ha habido ningún comunicado oficial, pero ha trascendido que para liberar finalmente los fondos solicitados, el FMI y el Tesoro de EEUU han exigido que se apruebe una ley que establezca este congelamiento y la reprogamación de las obligaciones a plazo fijo (la medida no afectaría ni a las cajas de ahorro, ni a las cuentas corrientes) en los bancos estatales (República e Hipotecario). Se decretaría un cronograma de retiro del capital del 25% al primer año, 35% al segundo, y el resto a partir del tercer año, habilitándose el pago trimestral de intereses a una tasa superior a la habitual. La ley también deberá incluir el cese de toda capitalización estatal a las instituciones con dificultades, previéndose la liquidación de los bancos Montevideo y Caja Obrera y eventualmente el Comercial, si sus socios privados no lo capitalizan.
Mientras crecen los rumores acerca de la extensión del feriado bancario más allá del próximo lunes (como había sido decretado en principio), legisladores de la oposición han señalado que la decisión de instaurar el "corralito" tan sólo en los depósitos de la banca pública, es como regalarle la plaza financiera a la banca privada. El senador del Encuentro Progresista/Frente Amplio José Mujica, sintetizó el pensar de muchos al decir que "Nos estuvieron haciendo el cuento chino." Su colega Eleuterio Fernández Huidobro, señaló que estamos ante "un panorama mucho más tétrico que lo que nosotros imaginábamos, la banca internacional quiere una ley que permita violentar los contratos privados y permitirle a la banca pública no pagar los depósitos en plazos fijos, reprogramarlos y pagarlos con bonos en escuálidos porcentajes y a varios años."
La paradoja de todo esto, es que está sucediendo lo que los políticos de la derecha uruguaya (Partidos Colorado y Nacional) advertían que podía acontecer si en las pasadas elecciones triunfaba el opositor Encuentro Progresista. En aquel entonces, solicitaban el voto de los ciudadanos para evitar el aumento de los impuestos, la devaluación del peso uruguayo, el aumento del riesgo país y el déficit fiscal, y la desconfianza de los inversionistas extranjeros. Pues bien, la oposición progresista no triunfó. la derecha gobernó este país a su gusto durante dos años y medio (en rigor: durante toda su historia), y sin embargo todo se ha derrumbado. A pesar de haber cumplido al pie de la letra con los requerimientos fondomonetaristas, a esta altura no hay en el país ningún indicador económico con signo positivo y el Estado se halla al borde del colapso. A pesar de tener tan cerca el ejemplo Argentino, los gobernantes uruguayos han cometido los mismos errores que sus similares de la otra orilla del Río de la Plata, y el país parece seguir el mismo camino que aquél.

Correo enviado por Revista Koeyu Latinoamericano
Caracas, Venezuela