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Latinoamérica

4 de agosto del 2002

"La familia", en la mira pero operando

La justicia sigue ciega

Samuel Blixen
Brecha
Los más conspicuos representantes de la familia Peirano, empezando por el canciller de Jorge Pacheco Areco, el doctor Jorge Peirano Facio, y siguiendo por sus vástagos, Jorge, Dante, José y Juan, están debidamente condenados por la opinión pública en su condición de estafadores de alto vuelo aunque, hasta ahora, la justicia no ha pronunciado una sola palabra condenatoria (lo que sería anticiparse al ritmo privilegiado de la dama ciega) y tampoco una acusación formal. No por ahora.
El juez Pablo Eguren y el fiscal Rafael Ubiría se mantienen en un plano de análisis de las operativas del Banco Montevideo y de la fantasmal Trade and Commerce Bank, de Islas Caimán, trabajando en la hipótesis de que los Peirano pueden haber cometido los delitos de estafa y apropiación indebida, en función de las denuncias recibidas. Simultáneamente, la jueza María del Rosario Berro y la fiscal Silvana Irureta estudian la denuncia formulada por el Banco Central, que más vagamente sugiere que los directivos del Banco Montevideo podrían ser responsables de acciones u omisiones que podrían configurar eventuales delitos.
De modo que los Peirano pueden circular libremente por el territorio nacional sin que la justicia les muerda sus talones. A excepción, claro, de Juan y José, que hipotéticamente podrían caer en la lupa auscultadora de Interpol si la policía internacional se decidiera a cumplir con el pedido de la justicia paraguaya, que refrendó el juez Gustavo Mirabal.
Respecto de los (presuntos) delitos cometidos en Uruguay, los más comprometidos serían los hermanos Jorge y Dante, que integraban el directorio del Banco Montevideo, y recién después Jorge padre, Juan y José, que integran los directorios de las dos empresas -detix sa y Compagnie d'Investissement sa- propietarias del banco. Juan y José estarían más comprometidos en las maniobras realizadas en Paraguay y en Argentina.
Según decidió deslizar la familia Peirano, Juan y José están "en el exterior" -una vaga referencia, como si fuera altamente dificultoso señalar un punto preciso en el globo terráqueo- procurando obtener dinero para regresar al país y cumplir con ciertas obligaciones que quedaron pendientes en su relación con los ahorristas del Montevideo y del tcb; ello sin perjuicio de algunos ojos indiscretos que dicen haber visto a Juan merodeando una ermita en una envidiable estancia cercana a Cardona, Colonia (véase nota adjunta).
Por si acaso Juan y José no recogen los panes y peces suficientes, algunos abogados representantes de las víctimas, como el doctor Julio Kneit, se han apresurado a detectar los bienes que detentan los miembros de esta rama de la familia, con vistas a negociar una solución antes de reclamar judicialmente su remate. Según Kneit, se han identificado algunos inmuebles que los Peirano adquirieron recientemente, mientras se sustanciaba el vaciamiento del Montevideo; el contador sugirió en una entrevista radial, aunque no lo reiteró a BRECHA, que algunos de esos bienes pueden haber sido adquiridos, incluso, con fondos aportados por el Estado para detener la corrida en el Banco Montevideo.
Lo que quizás el contador Kneit no sepa es el rumor que se esparcía por los pasillos de la Cámara de diputados, con origen en algunos despachos foristas, según el cual testaferros de los Peirano se han lanzado a la compra de predios rurales cuyos propietarios están acogotados, ofreciendo como pago títulos y papeles del Estado (con los cuales se puede cancelar deudas), papeles que los testaferros ofrecen a algunos puntos por encima de su cotización en bolsa.