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23 de junio del 2002
A los soldados de Colombia
Oligarquía colombiana inhumana
(comunciado íntegro de las FARC)
Lo más indignante es que esta oligarquía no quiere mover
ni un solo dedo para aprobar la Ley de Canje permanente que permita la liberación
de soldados y policías prisioneros, de esos soldados y policías
que vieron morir a sus compañeros en combate, y arriesgaron ellos mismos
como ninguno su vida, para defender los intereses económicos de unos
avaros y las instituciones podridas de un Estado desagradecido. ¡Claro! A los
generales del ejército de los ricos qué les va a importar la suerte
de unos pobres soldados. Con sus sueldos multimillonarios, clubes y buenas casas,
¡que lleven del bulto los soldados, los suboficiales y hasta algunos oficiales!
Como integrantes del nuevo ejército del pueblo que habrá de garantizar
en el futuro próximo la paz de la patria, nos dirigimos a ustedes para
enviarles, desde las montañas, nuestro cálido saludo de hermanos.
Luego de los duros combates librados en el sur, en el oriente, noroccidente
y otros puntos de Colombia, luego de la captura en combate de unos 400 soldados
y policías, prisioneros de guerra, es evidente que el conflicto armado
en Colombia ha escalado hoy nuevos niveles. La solución militar a la
rebeldía popular solo ha cosechado fracasos. Y seguirá fracasando
porque las oligarquías no quieren una solución política
que implique redistribución del ingreso. Siguen empeñados contra
el curso de la historia en acabar a tiros la inconformidad.
Estamos seguros que ustedes entienden que no se podrá derrotar el hambre
ni perpetuar la injusticia con nuevas brigadas y batallones móviles,
ni con modernos helicópteros y aviones bombarderos, ni con la intervención
norteamericana con sus asesores militares, aviones de inteligencia técnica
y sus satélites de detección.
"Esta guerra no es de mi muchacho", dijo hace algún tiempo la madre de
uno de los soldados de El Billar. Y tiene razón. Si esta guerra no es
de los pobres sino de los oligarcas en defensa de sus privilegios, que peleen
entonces ellos su propia guerra.
Las fuerzas militares de Colombia están utilizando a los soldados como
carne de cañón. Los están obligando a defender con su pellejo,
o ilusionados con un sueldo de soldado voluntario, las enormes riquezas de Julio
Mario Santodomingo, Carlos Ardila Lulle, Luis Carlos Sarmiento Angulo y del
sindicato antioqueño, riquezas amasadas con la explotación de
todo un pueblo.
Pero lo más indignante es que esta misma oligarquía no quiera
ahora mover ni un solo dedo para aprobar la Ley de Canje permanente que permita
la liberación de soldados y policías prisioneros, de esos soldados
y policías que vieron morir a sus compañeros en combate, y arriesgaron
ellos mismos como ninguno su vida, para defender los intereses económicos
de unos avaros y las instituciones podridas de un Estado desagradecido. Oligarquía
miserable que solo paga como paga el diablo. ¿Oyeron a los generales? Tampoco
están de acuerdo con la Ley de Canje. ¡Claro! A los generales del ejército
de los ricos qué les va a importar la suerte de unos pobres soldados.
Con sus sueldos multimillonarios, clubes y buenas casas,¡que lleven del bulto
los soldados, los suboficiales y hasta algunos oficiales!
Que nada ni nadie, ni siquiera los famosos lavados de cerebro en los cuarteles,
les hagan olvidar, que guerrilleros, soldados y policías somos hijos
del mismo pueblo. Los órganos de puntería deben orientarse correctamente:
pero en dirección a los responsables de la tragedia colombiana, a aquellos
que prefirieron declararle la guerra al pueblo antes que hacer justicia social,
a aquellos que desde el poder convirtieron cada día de millones de colombianos
en una angustia para conseguir el pan, la educación, el techo. La solución
está en nuestras manos. Ustedes y nosotros, junto al pueblo volcado en
las calles, seremos la gran fuerza capaz de revolcar este país y ponerlo
al derecho como tiene que ser. Si queremos que las cosas cambien, tenemos que
montar un nuevo gobierno. Un gobierno dirigido por nosotros mismos. ¿Cómo
empezar? por ahora recomendamos lo siguiente:
Si están próximos a terminar su servicio militar, no se vinculen
a ninguna de las brigadas móviles.
Con sus "lanzas" de más confianza y que entiendan la situación,
realicen sabotajes a depósitos de explosivos, armas y municiones, combustibles
y otras dependencias de su cuartel.
Deserten con sus armas, planos de la base o batallón y dispositivo de
seguridad y busquen el contacto con nosotros.
Denuncien la presencia de militares gringos en el conflicto interno de Colombia.
Suminístrennos los nombres y datos concretos de generales y coroneles
que disfrazan a sus tropas de paramilitares o que trabajan en llave con ellos.
En caso de combate con la guerrilla no dude ni un minuto en entregarse.
Si en algún operativo, retén o allanamiento, descubren algo que
tenga relación con la guerrilla y la rebeldía de la gente, no
han visto nada. Háganse los de la vista gorda.
Nunca disparen sus armas de dotación contra los campesinos y la gente
de los pueblos. Bloques José María Córdova y Caribe
de las FARC-EP