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Reich quiere involucrar a Uruguay en operaciones de la CIA
Venezuela y Cuba en la mira de halcones de Bush
Mientras en Miami, Estados Unidos, los amigos del conocido halcón Otto Reich brindan con ron Bacardí y otorgan la llave de la ciudad al golpista venezolano Pedro Carmona, en Montevideo, el enviado de Washington trata de comprometer a Jorge Batlle en operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la región.
El vuelo de los halcones otra vez recorre esta parte sur del continente latinoamericano
y la presencia en Uruguay de Reich, uno de ellos, es preocupante para los sectores
democráticos de la región.
Fuentes en el ámbito diplomático latinoamericano aseguran que,
Reich porta en su maleta de viaje complicados planes que necesitan la mano de
algún gobierno latinoamericano, en especial del Cono Sur.
De acuerdo con las mismas, el agente viajero que llega a Uruguay como parte
de su visita que realiza también a Brasil y Argentina, trata de encubrir
su gestión a favor del Área de Libre Comercio para las Américas
(ALCA), sus operaciones contra el gobierno venezolano de Chávez y para
atacar a Cuba, para lo que utiliza operaciones de desinformación y ofrecimientos
de posibles cargos en la burocracia internacional. En Brasil recibió
duras críticas de personalidades que formaron parte del gobierno, así
como tuvo que escuchar los gritos de la administración de Fernando Henrique
Cardoso contra las medidas norteamericanas que afectan la exportación
sideromecánica brasileña, diferencias que serán dirimidas
en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El mismo Reich reconoció antes de salir hacia Brasil que, en su visita
difícilmente consiguiera lo que buscaba en ese país, aunque no
quiso adelantar la solicitud que llevó para presentar a la administración
norteña, porque a ella no le tiene confianza como a la uruguaya, comentó
en Washington.
En Brasil, la pequeña banderita publicitaria del ALCA de poco le sirvió
a Reich quien, además, cometió el grueso error de comparar el
supuesto crecimiento mexicano desde que ese país concretó alianzas
comerciales en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Allí mismo se terminó el juego, porque el embajador brasileño
y ex director del Instituto de Relaciones Internacionales Samuel Pinheiro Guimaraes
le lanzó a la cara su estudio de que, en realidad el supuesto crecimiento
en México no es otra cosa que el armado de piezas que son producidas
en Estados Unidos.
Reich preparó a la oposición de empresarios al gobierno venezolano
para que ellos no aceptaran ningún tipo de diálogo con el gobierno
de Chávez, y trata de alargar la situación de enfrentamiento para
dar tiempo a conquistar apoyo de otras naciones subordinadas a los dictámenes
de Washington.
En una visita que realizara recientemente a Caracas, la capital venezolana,
Reich le propuso a sus contactos golpistas que, en caso de cualquier iniciativa
gubernamental dialoguista, consideraran elevar la propuesta a un organismo donde
los halcones de Bush tienen dominio total: la Organización de Estados
Americanos (OEA).
Con esa propuesta, la administración de extrema derecha norteamericana
trata de cumplir con dos objetivos: el primero, elevar la OEA a ser opción
de algo, ya que la misma ha perdido mucho prestigio en el medio latinoamericano
e internacional.
En segundo lugar, apuntalar el accionar de los opositores al gobierno venezolano,
para lo que está tratando de mover sus influencias en terreno latinoamericano,
especialmente donde la administración Bush determina en función
de préstamos internacionales de los organismos financieros como el FMI.
En Montevideo, el primer paso previsto es dialogar con Batlle sobre la necesidad
de presentar una opción distinta en la Organización de Naciones
Unidas (ONU), sobre el tema bloqueo a Cuba.
Como se conoce, para Montevideo no resultaría fácil ahora cambiar
tan bruscamente su posición condenatoria al bloqueo que Washington mantiene
contra La Habana desde hace más de 42 años, pero una variante
podría imponerse en el camino como obstáculo anticubano.
Esa es la herramienta fundamental para ayudar al gobierno de Batlle a no quedar
tan mal ante el mundo y, por otro lado, el ofrecimiento no sólo de dineros,
sino también de posibles cargos en la burocracia internacional que ayuden
al sector de gobierno a mantenerse con hilos de contacto internacional, aunque
aquí gane la izquierda las próximas elecciones.
En caso de encontrar que Montevideo presente su preocupación frente a
la nueva situación que se le generaría por representar otra vez
a Washington contra La Habana, entonces Batlle debería encauzar el apoyo
uruguayo en los movimientos digitados por la CIA contra Chávez.
Otto Reich, quien realiza una gira por Brasil, Uruguay y la vecina República
Argentina, sostuvo importantes reuniones de asesoramiento con los golpistas
venezolanos encabezados por el empresario Pedro Carmona, en territorio estadounidense.
Como hombre número uno de la Oficina Oval en la Casa Blanca, Reich hizo
que el gobierno de ese país se apresurara a reconocer al golpista que
por pocas horas mantuvo secuestrado al presidente legítimo de Venezuela,
Hugo Chávez Frías.
Sin embargo, a la hora de la verdad, los influyentes contactos internacionales
de Estados Unidos no lograron que los países de América latina
se plegaran al apoyo norteamericano, aunque algunos guardaron estricto silencio
en busca de ganar tiempo y no poner a mal sus relaciones con el inquilino de
la Casa Blanca.
Para Washington es hora entonces de poner a funcionar algo que dé resultados
rápidos a favor de su estrategia desestabilizadora en la región.
Los ojos de los halcones están puestos directamente sobre Cuba y Venezuela,
aunque la administración del norte no deja de ladrar contra Irak, donde
afirma con todo desparpajo que quiere un cambio de régimen, al igual
que en Cuba y Venezuela, independiente de lo que piensen sus pueblos. *
(*) Periodista uruguayo, analista internacional. Especial para LA REPUBLICA
en Uruguay