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11 de julio del 2002
Plebiscito del ALCA en Brasil
Alfredo J. Goncalvez
Servicio Informativo "alai-amlatina"
"Este país no tiene futuro, yo lo lamento por mis hijos"
(Mujer desconocida durante manifestación en las calles de Buenos
Aires, Argentina)
En el transcurrir de la década del 90 las Semanas Sociales Brasileñas
(SSB) descubrieron, simultáneamente, graves problemas sociales, de un
lado, y enormes potencialidades de la sociedad organizada, de otro. Al mismo
tiempo que dejaban al descubierto los efectos nocivos del modelo económico
neoliberal, contribuían a la emergencia de una nueva consciencia socio-política
por parte de sectores cada vez más expresivos de la población.
Al plantear el tema del Mundo del Trabajo y las Nuevas Tecnologías, la
primera SSB en 1991 denunciaba la erosión progresiva de los derechos
laborales y el resurgimiento de formas de trabajo execradas por la historia,
al mismo tiempo que cuestionaba la precarización creciente de las relaciones
de trabajo. La segunda SSB en 1993-4, buscó reflexionar sobre la construcción
colectiva de un proyecto popular para el país. El tema -Brasil, Alternativas
y Protagonistas- popularizó la expresión "el Brasil que la gente
quiere". Diversas puertas se abrieron en diferentes perspectivas: económica,
política, social y cultural, demostrando que es posible construir caminos
nuevos. La tercera SSB en 1997-9, confrontó la Deuda Externa y las Deudas
Sociales. Fue un proceso de reflexión y acción que tradujo en
términos sociales la preparación del jubileo del año 2000.
Tenía un triple objetivo: identificar las principales deudas sociales,
profundizar en sus causas y consecuencias, y buscar salidas concretas y conjuntas.
Este intenso proceso de debates levantó en el escenario nacional temas
relevantes no solo para la sociedad brasileña, sino para todo el continente
latinoamericano. El desempleo masivo, el endeudamiento interno y externo, el
desmantelamiento del Estado y la precariedad de las políticas públicas,
y el tema ecológico en sus múltiples aspectos, fueron asuntos
ampliamente debatidos. Los movimientos sociales, iglesias y entidades ligadas
a diferentes organizaciones ganaron espacio en las calles y en los medios.
Podemos afirmar que las SSB's, junto con otras acciones de la sociedad civil,
convergieron en el año 2000 hacia la realización de una de las
más expresivas iniciativas en la arena política brasileña
de las últimas décadas: el Plebiscito de la Deuda Externa. Precedido
por un Simposio y un Tribunal sobre el mismo tema, la campaña movilizó
nada menos que a 120 mil gentes, líderes y militantes en un trabajo voluntario
que, entre los días 2 y 7 de septiembre, llevaron a las urnas a un número
superior a los 6 millones de personas. Más del 95% de los votantes se
declararon a favor de una inmediata auditoría pública de la deuda
externa y cuestionaron los acuerdos que vienen siendo celebrados ente los gobiernos
y el FMI.
A partir de esta exitosa experiencia nació la idea de un segundo Plebiscito,
esta vez sobre el ALCA. Recientes análisis han revelado la inviabilidad
de un acuerdo entre economías tan dispares como los EE.UU, por un lado,
y los países latinoamericanos y caribeños, por otro. Se trata
de la potencia más poderosa del planeta en confrontación con economías
extremadamente frágiles. La diferencia abismal entre los países
arruina cualquier posibilidad de negociación que merezca este nombre.
¿Cómo colocar en el mismo campo de batalla fuerzas tan asimétricas?
ES evidente que se trata de un juego de cartas marcadas. Es una competencia
desigual y desleal en la que los fuertes tienden a fortalecerse y los débiles
a quebrantarse. Al juntar en una misma arena a una raposa y varias gallinas,
la tendencia es que estas serán implacablemente devoradas por aquella.
Resulta que la posibilidad de aprobación del ALCA constituye una amenaza
suspendida sobre nuestras cabezas. Más que de "libre comercio", se debe
hablar de anexión o neocolonialismo, donde los representantes de la nueva
metrópoli trazan reglas unilaterales para defender sus intereses. Más
que de tratado, estamos ante una imposición del norte sobre los países
empobrecidos del sur. Más que de negociación, lo que está
en juego son las estrategias económicas, financieras y militares del
Imperio. Esta situación agrava aún más la dependencia externa
de América Latina en relación con el capital financiero, compromete
el destino de los pueblos y profundiza las deudas sociales de los sectores excluidos
de la población. Los gobiernos y élites nacionales, al mismo tiempo
cómplices, rehenes y capataces de los mega- inversionistas internacionales,
rezan el catecismo del FMI, mientras emprenden luchas encarnizadas para perpetuarse
en el poder.
Las consecuencias del ALCA ya son conocidas. Entre ellas podemos destacar, ante
todo, la inutilización y el declive de la pequeña producción
nacional, tanto en la agricultura como en la micro y mediana empresa; la precariedad
cada vez más grave de los servicios públicos de salud, educación,
vivienda, reforma agraria, entre otros. Si el estado-nación ya viene
siendo desarmado por la avalancha neoliberal, el ALCA acabará por asfixiar
completamente cualquier tentativa de retomar las políticas públicas,
llevando a los gobiernos a las medidas compensatorias. En segundo lugar y como
consecuencia de estas medidas, el aumento del desempleo. La falencia en serie
de innumerables iniciativas familiares, por ejemplo, y de las empresas de pequeño
monto deberán arrojar mucha gente a las calles, listas a disputar las
migajas del mercado informal. Los dos factores mencionados conllevan a un tercero:
el desenraizamiento de gran parte de la población, seguido de migraciones
masivas, agravadas por la situación de clandestinidad para los migrantes
ilegales y por las barreras a la circulación de trabajadores. Si el capital
y las mercaderías son libres para ir y venir, lo mismo no ocurre con
el trabajo. En fin, no podemos olvidar la depredación y desperdicio de
los recursos naturales y la contaminación del medio ambiente, además
de la mercantilización y monopolio indiscriminados del agua y de las
fuentes de vida -riesgo representado por la proliferación de los productos
transgénicos.
El riesgo exige adoptar una posición. De ahí la propuesta de Plebiscito
Continental sobre el ALCA. El grito de la manifestante desconocida en las calles
de Buenos Aires es un alerta. En Brasil, la organización se encuentra
con viento en popa, con encuentros masivos de formación y capacitación
de militantes en todos los estados y una reforzada elaboración de subsidios.
Tanto el Grito de los Excluidos -nacional y continental- como el Plebiscito,
cuestionan radicalmente la propuesta del ALCA. Ambas iniciativas, integradas
en 2002 como la apertura al año jubilar, tienen como principal objetivo
ampliar el debate y cuestionar el modelo neoliberal. Es necesario que los ciudadanos
participen en la búsqueda de alternativas al modelo vigente. Iniciativas
como el Grito de los Excluidos/as, el Plebiscito y el Foro Social Mundial, por
ejemplo, apuntan hacia la necesidad de involucrar a todos en la construcción
de una nueva sociedad: justa, plural, solidaria y fraterna.