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Latinoamérica

18 de junio del 2002
La cuestion ideológica en la revolución venezolana

Isrrael Sotillo
Rebelión

Es imprescindible instrumentar en Venezuela todo un trabajo de educación que refuerce el conocimiento de la doctrina bolivariana en el pueblo y desarrolle la capacidad de la más amplia capa dirigente. Se acentúa la necesidad de un trabajo específico de educación revolucionaria para elevar el nivel de la cultura general bolivariana. Ya lo dijo Lenin : "sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria". ¿Cuáles son las bases teóricas del Proyecto Bolivariano? ¿Acaso constan... las conocemos? De cualquier manera, está la obligación de elaborarlas, en el primer caso; en el segundo, presentarlas, estudiarlas, y hacerlas del pueblo, si se quiere consolidar la revolución en marcha.
En las filas del bolivarianismo debe elaborarse urgentemente una teoría que permita ampliar y mejorar las capacidades de lucha de los hombres y mujeres que militan en ésta causa, para comprender así, cuál es la posición de los enemigos y la propia; y para poder adaptarse mejor a ellas en la acción de cada día. Estudio y cultura no deben ser para los compatriotas venezolanos y venezolanas, otra cosa que la conciencia teórica de los objetivos inmediatos y supremos, y del modo cómo se logrará llegar a convertirlos en hechos.
La formación de los y las bolivarianos pasa por transformarse en una escuela de orgullo y humildad para todos sus militantes. ¿Porqué están fallando muchos de los cuadros dirigentes en la Asamblea Nacional, Consejos Legislativos, Alcaldías y Concejos Municipales? La respuesta inmediata es, porque carecen de una conciencia teórica y de una doctrina revolucionaria.
Sin estas armas la organización no existe, y sin organización política ninguna victoria es posible. Allí estamos en total acuerdo con el editorial de GARA del 12 de junio, que observa acertadamente, la falta de apoyo popular suficientemente organizado para con el Presidente Chávez y su revolución.
La lucha contra 'la doctrina de este tiempo', la de los neoliberales golpistas debe desarrollarse en tres frentes: "el económico, el político y el ideológico". O, lo que es igual: "la lucha económica no puede ser separada de la lucha política, y, ni la una ni la otra, pueden ser distanciadas de la lucha ideológica". Esto es lo que Antonio Gramsci llamó la lucha general, es decir, los tres frentes de lucha.
Aquí concurre un verdadero problema, y ese problema es la actividad teórica, es decir, la lucha sobre el frente ideológico, que sin duda, ha sido descuidada por la Revolución Venezolana. Por eso vemos las opiniones más disímiles en su seno, ya que existe una variedad de tendencias, muchas de ellas, disparatadas. Hoy día, aparece un gran inconveniente dentro de las fuerzas del cambio: la conducta neoliberal en muchos de sus militantes.
Estoy hablando del individualismo, de la deslealtad, de la insinceridad y de la deshonestidad. Todos los y las dirigentes bolivarianos y bolivarianas están en el deber de asumir el compromiso histórico de unirse para combatir activamente el espíritu neoliberal que se aloja en sus vidas y que aniquila al revolucionario y a la revolucionaria, que sin temor a equívocos, dicen ser con mucho orgullo.
El Ché hablaba del hombre nuevo. Y no es cómodo hacerse "nuevo, nueva" en la actual coyuntura venezolana. Frei Betto, nos enseña que "es un desafío, incluso, para los militantes más curtidos en la lucha o con experiencia, liberarse del rango adquirido en prácticas anteriores". Hoy, el reto principal de la dirigencia revolucionaria bolivariana es ampliar la participación y multiplicar los círculos patrióticos, los círculos bolivarianos. Por tanto, sólo se derrumbarán las barreras objetivas -las estructuras del sistema neoliberal- cuando se logre, primero, derribar las subjetivas. "Servimos al pueblo -indicaba Mao- y por eso no tememos que se nos señalen y critiquen los defectos que tengamos. Cualquiera sea quien fuere, puede señalar nuestros defectos. Si tiene razón, los corregiremos.
Si lo que propone beneficia al pueblo, actuaremos de acuerdo con ello. Si en aras de los intereses del pueblo, persistimos en lo que es justo y corregimos lo que haya de erróneo, nuestros cuadros militantes prosperarán".
Decía el General Bolívar en el Manifiesto de Cartagena el 15 de diciembre de 1812, donde analizaba las causas de la pérdida de la Primera República:
"que era imprescindible "mejorar nuestra conducta, corrigiendo los vicios de unidad, solidez y energía", añadimos nosotros, que se notan ahora mismo en el ejercicio del poder político.
La ética del revolucionario y de la revolucionaria se forma en la lucha de clases. Todos los bolivarianos y bolivarianas están en el deber de ser soldados y soldadas, cuando los ataque el enemigo. No se puede burlar la confianza que el pueblo ha depositado en la revolución; no se debe ser insensible a los lamentos de los hermanos y las hermanas del pueblo. De allí, la obligación, de unos y otras, a aumentar la capacidad revolucionaria constructiva, y la única forma de hacerlo es mediante el trabajo y el estudio.
Un pensamiento progresista y revolucionario se construye acompañando al pueblo en su andadura y subordinándose a su realidad viva, presente y conflictiva. Mejorar las condiciones materiales de los 24 millones de venezolanos, ese es el desafío que todos los bolivarianos tienen que asumir en esta hora estelar de la patria.
Si alguna ventaja se tiene en Venezuela, es el interés por la política en la mayoría de la gente. Después del fracaso del socialismo real en Europa, la ofensiva neoliberal está centrada en el estímulo consumista, lo que evidentemente favorece el desinterés por la política. Pero ese no es el caso venezolano. Aquí vive un pueblo que se muestra interesado por el hecho político, lo que indica a todas luces, que los venezolanos y venezolanas deben tomar como inspiración, por ejemplo, el poder que han desplegado los movimientos organizados en la Argentina, por ejemplo.
Estamos en una etapa del proceso donde se hace necesario comenzar urgentemente la construcción de un movimiento bolivariano más radical que defienda las reformas progresistas, que se han alcanzado hasta ahora, mientras se lucha, al mismo tiempo, por un nuevo sistema independiente y libre del neoliberalismo y del imperialismo, provenga de donde sea..
¿Qué tienen que hacer los revolucionarios y revolucionarias para contrarrestar la conspiración post 11 de abril? Porque está anunciando una huelga general para los próximos días; este es un último recurso para derrocar al gobierno que preside Hugo Chávez, y eso hay que tenerlo bien despejado. Si no es así, se corre el riesgo de perder la Quinta República; la primera se perdió, entre otras cosas, porque hubo "una insensata debilidad", estólido enflaquecimiento que se repitió cuando había que hacer, y no se hizo, por ejemplo, un desconocimiento vigoroso de la autoproclamada directiva de la Central de Trabajadores, y así sucedió también con el Poder Judicial...
La revolución corre peligros, y ante esas amenazas... ¿Qué hacer? Previsión y perspectiva, aconsejaría Antonio Gramsci: "es el momento de desglosar las reglas prácticas de indagación y observaciones particulares, útiles para avivar el interés por la realidad efectiva y despertar intuiciones políticas mas rigurosas y vigorosas". Es lo que en política se entiende como estrategia y táctica, por "plan"" estratégico, por propaganda y agitación, por ciencia de la organización y por administración en política.
Formar lo antes posible un frente ideológico activo, es la invitación que cabe hacer a los revolucionarios y revolucionarias de Venezuela; que asuman una actitud solidaria ante un problema concreto, ante una necesidad inaplazable. No pueden darse el lujo de alejar a las masas populares de la revolución, estancando sus vidas en formulas rígidas, ennobleciendo la desavenencia y el personalismo sectario. En hora buena -ésta discusión- ya la han iniciado en Ciudad de México, Yuri Valecillo y Rodrigo Lucena, dos compatriotas cabales en el día a día de la lucha revolucionaria del pueblo venezolano.
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Isrrael Sotillo es Abogado y Periodista