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Latinoamérica

24 de julio de 2002

Un país en honduras:
TODOS DEBATEN SOBRE EL PLAN COLOMBIA EN EL ECUADOR


- Desde el embajador de EE.UU hasta los movimientos sociales, los militares, los diplomáticos, los periodistas, el presidente y sus ministros, no paran de hablar.

GUSTAVO JARAMILLO*
ALTERCOM

Heinz Dieterich en su reciente visita a Ecuador afirmó, en el diario capitalino "El Comercio" (2002-07-16), que "con la solicitud abierta de Uribe de 1.300 millones de dólares, para que sean abiertamente utilizables en la guerra contra la guerrilla, queda formalizado el Plan Colombia como un plan militar antiguerrillero" . La declaración del sociólogo alemán habría pasado inadvertida para los mass media de Ecuador a no ser porque, últimamente, el tema Plan Colombia se ha posicionado a lo largo, ancho y hondo de la sociedad ecuatoriana.

Y no fue la fugaz visita de Alvaro Uribe a Quito, la semana pasada, la que despertó el debate. Su paso veloz fue apreciado por los ecuatorianos como el cumplimiento de una formalidad anunciada y no despertó ninguna curiosidad que aclarara lo que ya se sabía: venía a pedir más tropas en la frontera que el estado colombiano no controla y el cambio del "objetivo inicial" del Convenio de la Base de Manta.

En las últimas semanas noticieros, crónicas, reportajes, entrevistas, tocan el tema. Ya no lo soslayan, lo abordan con la preocupación que genera lo inevitable, lo incontrolable. Las perspectivas son diversas. Todos hablan.

Hablan los expertos como el General René Vargas Pazzos, ex-Comandante del Ejército, quien denuncia el agravamiento del conflicto con la intromisión extranjera en el área, censura la violación de la soberanía nacional, clama a sus compañeros de armas para que no entren en combate con los insurgentes colombianos y no sirvan a los planes de los EE.UU. Recientemente exhortó a rechazar cualquier pretensión de cambiar el convenio de la Base de Manta: "al error histórico de cederla a Estados Unidos para operaciones de interdicción en contra del narcotráfico, no se puede agregar el permiso para operaciones militares". Habla el Coronel Jorge Brito, héroe de guerra, ex oficial de inteligencia, quien señala que "a cuenta de la lucha contra el terrorismo, Estados Unidos se está reservando el derecho de intervenir en otros paísesŠ éstos son los casos concretos de Colombia y Cuba. Se busca que Ecuador y los países vecinos intervengan militarmente en Colombia".

Hablan los involucrados como el Presidente del Ecuador Gustavo Noboa para recordar que no fue a la cita de Lima con Bush, prefiriendo una vuelta por China, Japón y Corea del Sur, "con sano orgullo, en defensa de la soberanía" (Primera Hora,TVCable) y hace públicas sus diferencias con Alvaro Uribe: " Hemos sido muy francos en la conversación, y de todos los temas que tratamos exhaustivamente hay dos que me preocupaban mucho y fui muy directo en decirlo. El Gobierno de Colombia tiene que poner en la frontera con Ecuador a su Ejército regular porque nuestra frontera es con Colombia, por lo tanto, es con el Ejército regular de Colombia. Segundo, no voy a cambiar durante mi Gobierno el destino de la Base Militar de Manta: es solo para el control del narcotráfico."

Hablan el General Oscar Isch, Jefe del Comando Conjunto y el Ministro de Defensa Almirante Unda, que, en tono de reclamo, recalcan que las fuerzas armadas y el estado están participando con dinero propio en la militarización de la frontera norte. Habla el canciller reclamando una reciprocidad de parte del gobierno de Bush que debería pagar lo que ofreció al país, reafirmando que el Convenio de la Base no será revisado.

Hablan los diplomáticos viejos como el ex-canciller conservador Jorge Salvador Lara quien señala que la entrega de la Base Militar de Manta a los estadounidenses significa tomar parte en una guerra interna. Habla el ex-canciller Julio Prado Vallejo que advierte de la intromisión de EE.UU. en los asuntos internos ecuatorianos y piensa que el objetivo estadounidense es el de adjudicarse derechos para manejar la Base de Manta, fuera de los parámetros establecidos en el Convenio. Habla el ex embajador de León Febres Cordero ante la reina de Inglaterra, Mauricio Gándara, exigiendo el finiquito del mencionado "acuerdo inconstitucional" sobre la Base y la expulsión de la DynCorp del territorio nacional.

Hablan, ya, los precandidatos a la presidencia de la república. Desde aquellos que rechazan el involucramiento en el Plan Colombia, la regionalización de la guerra y el Convenio de la Base (Luis Villacís del Movimiento Popular Democrático, Lucio Gutiérrez de la Sociedad Patriótica 21-E, el ex presidente Abdalá Bucaram del Partido Roldosista Ecuatoriano), junto a los "cautos" que lamentan la inevitabilidad de la implementación pero que se oponen a una participación militar en el conflicto interno colombiano, estableciendo distancias con los EE.UU. (los ex presidentes Rodrigo Borja de la Izquierda Democrática y León Febres del Partido Social Cristiano), hasta quienes abogan por una mayor participación militar en la frontera (el ex presidente Osvaldo Hurtado, demócrata-cristiano, antiguo mentor de Mahuad).

Hablan los comentaristas. Habla Carlos Vera, el periodista de mayor raitting televisivo, criticando a los militares de Colombia por pedir que los ecuatorianos cuiden las fronteras que ellos abandonaron. Habla Alfredo Castillo, que afirma que la dolarización de la economía y los programas del FMI para el Ecuador son planes militares íntimamente ligados al Plan Colombia y a la estrategia del Pentágono y del Departamento de Estado. Habla Jaime Bejarano de El Comercio para señalar que al igual que la "Doctrina Monroe", el "Panamericanismo", la diplomacia "del Dólar", la del "Gran Garrote", la del "Buen Vecino" y la "Alianza para el Progreso, este "Plan Colombia" tiende a "preservar para sí la dependencia latinoamericana".

Hablan los voceros de todos los movimientos sociales del país que rechazan a una y con dureza la violación de la soberanía nacional y anuncian medidas movilizadoras si se ahonda la participación estatal en el Plan. Hablan los organismos defensores de derechos humanos que por todos los medios alertan de la inminente oleada represiva que se avecina en las áreas de frontera. Hablan los objetores de conciencia del servicio militar para que la juventud no se aliste en la guerra que se avecina. Hablan los públicos juveniles que en los conciertos de rock y technocumbia gritan: "no queremos y no nos da la gana, de ser una colonia norteamericana".

Habla el Comité Ecuatoriano por la Paz en su Manifiesto que resume la posición de importantes sectores que participaron en su constitución: "Volveremos a ser dignos de nuestra historia, seremos libres. No somos colaboradores ni vendidos. No caerá sobre nosotros la maldición histórica a los cobardes. Para este honor y esta necesidad convocamos nuevamente a todos, a todas, a los jóvenes y aún a los niños. Es la hora de la prueba, del conflicto, pero también del triunfo. Para ello la unidad es indispensable. Esta Patria no está de venta. No desaparecerá. Volverá a ser en América la luz precursora de ayer. La palabra de orden de su independencia, su paz y su soberanía. Por eso, detener la guerra y la colonia es nuestra obligación de Patria y de futuro!"

Pero, finalmente, habla Larry Palmer, Embajador encargado saliente de los Estados Unidos, con su palabra cargada de la autoridad que emana de su representado y que trata de poner un punto final a tanta habladuría ecuatoriana (El Comercio,2002-07-15).

Sobre las inquietudes militares, él habla así: "Los militares se quejan por el incumplimiento en la entrega de recursos. Eso es algo que quiero aclarar. Es verdad que nada llegó hasta este mes, pero quiero decir por qué. Fuimos al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas para preguntar en qué quieren invertir ese dinero y eso llevó meses de negociaciones. Después de que entregamos la carta el 13 de diciembre, esa carta demoró en varios escritorios por cinco meses. Finalmente, cuando recibimos la carta de la Cancillería tuvimos que negociar de mayo a noviembre del 2001 para decidir en qué íbamos a gastar el dinero. Ahora llegaron radios y otros equipos de comunicaciones. Hemos decidido ordenar vehículos y camiones, pero después de otra demora de meses. Es difícil conseguir las firmas en las FF.AA." ¿Aclaró el "descontento de los militares"? Contestarán ellos?

Sobre la renegociación de la Base de Manta, él habla así: "Yo nunca dije que no se debe (renegociar el Convenio de la Base de Manta. N.R.), sino que hasta ahora no recibimos ninguna señal de Washington para esa posibilidad. El presidente Bush y sus consejeros deciden eso" y así: "No sería un sorpresa si el presidente Bush dice que vamos a cambiar nuestra política en Colombia de una lucha contra narcóticos a una lucha contra el terrorismo. Si lo hace, eso va a cambiar la política de nuestra Embajada y vamos a tener que hablar con oficiales del Ecuador para decidir en qué dirección vamos." ¿Aclaró las dudas sobre el destino inmediato de la Base de Manta y el futuro papel que asignarán a los militares de Ecuador? ¿Recibirá respuesta de alguien?

Sobre la condiciones de EEUU para la participación de Ecuador en la lucha antiterrorista, él habla así: "Una de las amenazas para nosotros es la migración ilegal. Este año interceptamos 1.500 personas en el mar y en un barco había 19 iraquíes. Entran con visas y pasaportes falsos Š El país puede hacer más para prevenir la salida de esos barcos. Hay dos o tres que interceptamos en años pasados, los tripulantes fueron presos pero tres meses después interceptamos los mismos barcos. Hablaré con la nueva Embajadora para tratar de revocar las visas de los involucrados." ¿Aclaró cómo entran los terroristas a EE.UU.? Se dice que el 10% de la población ecuatoriana ha huido de la miseria y el desempleo al exterior en estos críticos años. ¿La Base de Manta sirve, además, para interceptar a los paupérrimos migrantes. Los iraquíes, libres y sin cargos, no son la aguja en el pajar?

Sobre las diferencias entre los ecuatorianos que se manifiestan y los EE.UU., él, paternalmente, sentencia: "Muchas personas hablan de que las relaciones son malas. No lo creo. Las relaciones entre nuestros países son más grandes que los embajadores y los presidentes. Más de un millón de ecuatorianos viven en EE.UU. Ellos mandan más de UDS 1 billón en remesas. Tenemos la Base de Manta. A veces tenemos diferencias, pero como una familia hay una discusión, pero no se rompe." ¿Aclaró un impase íntimo? ¿Para la guerra seremos familia, para las visas, no?

Larry Palmer, tiene ya 20 años como diplomático. Es Master en Pedagogía. Ha ejercido el profesorado de Historia en varias universidades de su gran país. El sabe qué dice y cómo lo dice, entiende mejor que nadie el contexto de sus palabras. Los ecuatorianos también.

Palmer alista maletas para viajar a su nueva misión en Honduras. En los círculos sociales y periodísticos del Ecuador se recordó, gracias al anuncio del embajador, el "papel" que EE.UU. hizo "jugar" a Honduras en la cruenta guerra centroamericana. Fue su base de abierta intervención. La Pax Romana se instaló en el pequeño país, mientras el entonces embajador Negroponte (hoy en la ONU) fungía de jefe de operaciones militares y políticas en la región ensangrentada. Claro, los tiempos han cambiado.

Honduras y Ecuador, Ecuador y Honduras...

Hay una memoria histórica que calienta el debate, que insta a prevenir, que alerta.

* GUSTAVO JARAMILLO. Ecuatoriano. Es licenciado en Ciencias Políticas y Derecho