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Sitio para honrar
al Che
Hugo García Fernández
La suerte y la profesionalidad pusieron en el camino de Jorge Alberto Cao
Campo la concepción de un monumento a una figura como el Che.
Graduado en 1973 como arquitecto en la CUJAE, trabajó en la Empresa
de Proyectos de Villa Clara hasta hace 11 meses. Este hombre pequeño
de estatura, presto a la conversación, recuerda los días en
que se concebía el proyecto del Conjunto Monumentario Che Guevara,
en 1987, en el cual tuvo una decisiva participación.
"El proyecto era un edificio monumento, vía de los desfiles y la plaza.
El trabajo ejecutivo lo comenzamos junto a la arquitecta Blanca Hernández,
aunque yo trabajé fundamentalmente en la concepción de la Plaza.
"En 1988, en saludo al trigésimo aniversario de la Batalla de Santa
Clara, se inauguró la obra. En esa etapa no se preveía que estuvieran
los restos del Che. Se hizo un edificio en el que todo era utilizable, como
tribuna, la vía de los desfiles y la plaza, unificado como un conjunto.
"La plaza está a un kilómetro del centro principal de la ciudad.
Eso nos preocupaba, porque queríamos que la actividad cultural estuviera
presente, para que no se nos convirtiera en un lugar serio, algo que consideramos
no le agradaría al Che.
"Hace dos años una psicóloga de la Universidad Central de Santa
Clara hizo una investigación sobre la imagen de la ciudad, y dio como
resultado que el espacio histórico más importante es el parque
Leoncio Vidal, pero el más representativo es esa Plaza que honra al
Guerrillero Heroico.
"En 1997, cuando se decide la colocación allí de los restos
no quisimos concebir un espacio nuevo. Aprovechamos que el salón de
protocolo era muy grande. Tuvimos que cambiar muchas concepciones de cómo
estaba hecho el edificio."
—¿Cuáles son los detalles que más sorprenden, en su opinión,
a los visitantes?
—Vivo cerca del lugar y lo visito con frecuencia. La mayoría de los
visitantes dicen que no esperaban eso, al apreciar que el espacio no jerarquiza
ninguno de los combatientes, como lo hubiera querido el Che; solo se concibió
una diferencia en un volumen que sale un poco hacia delante. Muchos piensan
que los restos del Che se encuentran dentro de la llama eterna.
—¿Es una llama distinta?
—Es una llama diferente, que se integra a ese espacio. Es como si fuera una
hoguera.
"Una de las cosas más complicadas era que inicialmente se pensó
que nada más se traerían los restos de los cubanos. En 1996
fui a Bolivia, a la Universidad de San Andrés, a impartir una maestría.
Allí compartí con dos familias de mártires, tenía
la preocupación de que los familiares quisieran traer los restos. Yo
me preocupaba mucho por eso. La cifra fue aumentando. Era un espacio pequeño.
La dimensión del nicho parte de las normas nacionales e internacionales
que hay para la construcción de los osarios. Si se hacían grande,
después no cabrían. De 38, ya hay 30 combatientes. Tuvimos que
volver a pensar en otra ampliación."
—Usted, como uno de sus creadores, ¿qué valores, además de
los históricos, le asocian a ese lugar?
—En primer lugar, el predominio del verde, hasta en las áreas de concentración.
El hecho de haberla ideado escalonada, lo que posibilita que en la medida
que estén más hacia atrás estén más altos.
Los muros contenedores quedaron muy bien. Logramos que todos los saltos de
un nivel a otro fueran de 40 centímetros para que dondequiera se puedan
sentar y que se disfrute el área verde. El césped es para pisarlo.
"Todo en la plaza es simbólico. El hecho de usar las cinco puntas de
la estrella es un elemento que identifica a las imágenes del Che, con
su boina de lado, inclinada como él la usaba informalmente. Las 14
palmas a cada lado, por el 14 de junio y el año 1928, día y
año de su nacimiento, la coloración de la bandera cubana y argentina.
Nada es fortuito en el sentido del diseño, lo cual es muy importante
en una obra monumentaria.
"El lugar siempre tuvo mucha aceptación. Venían extranjeros
y visitantes nacionales, pero después de la llegada de los restos del
Che ha sido una explosión tremenda. Las visitas se mantienen en un
promedio diario de mil personas, aunque hay días que supera esa cifra,
de ellos, entre el 20 y el 30 por ciento son extranjeros. Tiene tremenda connotación,
hasta el punto que por estos días ya entregamos algunos planos y precisamos
algunas detalles preparatorios del expediente para proponerla como Monumento
Nacional, y parece que se acerca ese momento. Un hecho que sería excepcional
para una obra que tiene apenas 13 años.
"Es un gran orgullo para nosotros. Claro que es por el significado de la figura
del Che y sus compañeros de lucha. Es muy estimulante. Independientemente
de insatisfacciones que siempre tiene un creador. El espacio del Memorial
quedó bien.
"La plaza es un símbolo. Si la ves desde arriba es una alegoría
a las plataformas precolombinas latinoamericanas de las grandes planicies,
parecen pirámides truncadas, la proyección latinoamericanista
del Che.
"El Memorial es un espacio inspirado en él. Tratamos de no hacer alusión
a la muerte, por eso es la creación de un espacio único de diseño,
coloración, textura; su consecuencia, su personalidad recia está
en el material rugoso, todo el Memorial es una alegoría a él.
"Preferimos que fuera bien sencillo, una plaza participativa como él
hubiera querido, no solo para actos políticos, que no se sintiera lo
lúgubre, sino que fuera viva, que la gente se sintiera bien allí,
que se sentaran como lo hacen, que se desarrollaran actividades culturales,
que los niños jugaran, corrieran. Se siente lo lúgubre del lugar,
pero es un sitio que no te aplasta."
Juventud Rebelde /2002