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7 de febrero del 2002
Bolivia: Ataque al movimiento campesino
Washington Estellano
El complejo de culpa del parlamento boliviano por el desafuero del diputado
campesino y cocalero. Evo Morales, sin ninguna prueba en su contra, y la presión
social que generó el atropello, se están volviendo contra el
gobierno que impulsó la medida. Muchos de los 104 diputados que sin
argumentos serios y de peso se confabularon para expulsarlo tratan hoy de
recomponer sus figuras, aparentando una voluntad fuera de lo común
para salvar al Congreso del desprestigio y el rechazo popular. Según
declaran, van a continuar con la "limpieza" expulsando a los acusados por
los casos más aberrantes, como el del yerno del expresidente general
Hugo Banzer que, con su respaldo ostensible, cometió abultadas estafas
y se benefició de negociados con los bienes del Estado.
En efecto, más de 20 diputados están acusados de todo tipo de
delitos; algunos, incluso, de colaborar con una banda de atracadores dirigida
por oficiales de la policía. Personas como éstas votaron por
la separación de Morales del parlamento.
Lo más llamativo de esta expulsión fue la "capacidad" de sus
pares para ponerse de acuerdo, lo que se ha visto y denunciado como una obra
maestra de la embajada de Estados Unidos. Hace mucho tiempo que el actual
embajador, Manuel Rocha, colocó en la mira al dirigente cocalero. Y
no porque defienda y reivindique la producción de la hoja de coca,
sino por la capacidad inédita del movimiento cocalero de insertarse
en el sistema político y utilizarlo en beneficio de los sectores sociales
más castigados.
Pero la ofensiva contra los campesinos parece formar parte de un plan más
vasto diseñado desde Washington, que consiste en incluir también
a Bolivia como parte del Plan Colombia. Para los estrategas estadounidenses
Bolivia no debería quedar al margen del proyecto, no sólo por
tratarse de un país cultivador de hoja de coca sino, sobre todo, por
pertenecer al arco andino, zona de vital importancia estratégica para
los intereses militares del Pentágono.
Por su parte, el principal objetivo político que se ha trazado el gobierno
del presidente Jorge Quiroga, es no sólo lograr eliminar los cultivos
de coca sino también liquidar al movimiento social cocalero. El decreto
que determinó el cierre de los mercados legales de coca en el Chapare
fue el detonante de una serie de movilizaciones exigiendo su derogación.
La medida pretende desestabilizar una de las principales bases económicas
de las comunidades campesinas, pero además busca vulnerar su cultura
y sus rasgos diferenciadores como sociedad, con la esperanza de doblegar su
resistencia a integrarse en el modelo como consumidores.