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GUERRA CONTRA EL TERRORISMO"
POR JEAN-GUY ALLARD —especial para Granma Internacional
¡PARECE increíble: cinco cubanos siguen encarcelados en las prisiones norteamericanas por haber contrarrestado los planes de las pandillas terroristas de Miami..., mientras en Panamá se está organizando la eventual liberación del peor terrorista del hemisferio y de sus cómplices! Y esto, en medio de la llamada Guerra contra el Terrorismo.
Luis Posada Carriles, que intentó hacer estallar un estadio lleno de estudiantes en Panamá, para asesinar al Jefe de la Revolución Cubana, tiene detrás una larguísima historia de crímenes terroristas que incluye la explosión en pleno vuelo de una aeronave de Cubana de Aviación. Pero los medios y los círculos mafiosos de Miami celebraban en estos últimos días la supuesta proclamación de su "inocencia", en Panamá, y el anuncio de su posible liberación, hecho por su abogado, un ex fiscal bien conocido por estar involucrado con los capos de la droga de su país.
Después de anunciar a los medios miamienses que la Fiscalía panameña "no encontró pruebas suficientes" para enjuiciar a Posada Carriles y a sus compinches por intento de homicidio —a pesar de las numerosísimas pruebas entregadas por Cuba—, Rogelio Cruz, el defensor, se atrevió a predecir para "antes de mayo" la liberación bajo fianza de los cuatro terroristas. Sabiendo que para Posada Carriles la liberación bajo fianza es un truco más para escaparse, huyendo del país, esta afirmación de Cruz equivale a anunciar que el terrorista número uno del hemisferio y sus ayudantes están a punto de levantar el vuelo.
No resulta muy difícil identificar los orígenes de la "suerte" judicial de Posada Carriles.
¿A quién más conviene que no haya juicio ni extradición —tanto Cuba como Venezuela la reclaman— y que se produzca lo más antes posible su desaparición?
Mentor y jefe de las más fanáticas agrupaciones terroristas miamienses desde cuatro décadas, con su alter ego Orlando Bosch, Posada Carriles fue un operativo de la Central Intelligence Agency (CIA) desde su reclutamiento en la víspera de la invasión —fracasada— de Playa Girón y por lo menos hasta que se le encargó la dirección de la policía secreta venezolana. Y siguió colaborando con ella durante todo el período cuando asistía la Contra nicaragüense en el tráfico de narcóticos, que le permitía conseguir armas.
El personaje tiene tal peso para la CIA y varios de sus ex dirigentes, incluso George Bush padre, que no lo pueden abandonar entre las manos de la justicia panameña. En 1985, cuando estaba encarcelado en Venezuela, condenado por el gravísimo crimen de haber hecho estallar una aeronave cubana, que provocó la muerte de 73 personas, la CIA instó a la mafia miamense a comprar su libertad a todo costo.
Se cuenta en Miami que Jorge Más Canosa, el entonces jefe multimillonario de la Federación Nacional Cubano-Americana (FNCA), otro invento de la CIA, pagó en efectivo la cantidad de $26 000 para que Posada Carriles pudiera salir de la cárcel disfrazado de sacerdote.
Fue Gaspar Jiménez Escobedo, uno de sus cómplices detenido con él en Panamá quien llevó a Caracas el dinero. Jiménez también estuvo encarcelado en México en relación con el asesinato el 23 de julio de 1976 de un técnico pesquero cubano en ese país, D’Artagnan Díaz Díaz.
Libre, Posada Carriles luego huyó a El Salvador donde empezó una nueva etapa de su carrera político-criminal bajo el nombre de Ramón Medina, entre otros.
"El FBI y la CIA no me molestan, y yo soy neutral con ellos"
Durante años, desde sus refugios de Centroamérica, Posada Carriles fue el autor y/o el inspirador de un sinnúmero de atentados cometidos contra la Revolución Cubana. El mismo confesó varios de ellos en intervenciones públicas, como en una entrevista al New York Times, en la cual admitió haber organizado la campaña de atentados desarrollada contra varios objetivos turísticos habaneros en 1997, usando mercenarios centroamericanos.
En esa misma entrevista concedida en 1998, Posada Carriles precisaba que la Fundación Nacional Cubano-Americana había financiado la criminal operación.
Sin embargo, él declaró al New York Times que las autoridades norteamericanas no habían hecho el más mínimo esfuerzo por interrogarlo sobre esos actos de terrorismo. Atribuyó esta increíble tolerancia a su vieja relación con las agencias norteamericanas de inteligencia y la policía federal.
"El FBI y la CIA no me molestan, y yo soy neutral con ellos. Siempre que puedo ayudarlos, lo hago", declaró.
La impunidad otorgada por las autoridades norteamericanas a Posada Carriles puede compararse con los increíbles privilegios acordados a su socio de siempre, Orlando Bosch, el pediatra asesino.
¡A pesar de su participación demostrada en el monstruoso crimen de Cubana de Aviación y en más de cincuenta atentados, tanto en territorio norteamericano como en otros siete países; de su implicación en el asesinato del ex ministro chileno Orlando Letelier y de la luchadora de los derechos humanos Ronnie Moffit; de su colaboración criminal con las juntas fascistas de Argentina y de Chile; y hasta de sospechas que lo vincularon al asesinato del presidente John F. Kennedy, el terrorista Bosch no sólo fue admitido a vivir en territorio norteamericano sino que ..., ¡además recibió el perdón presidencial de George Bush padre!
El ex presidente y padre del actual inquilino de la Casa Blanca, de hecho fue testigo de varios episodios de la guerra encubierta contra Cuba mientras ocupaba cargos de dirección en la CIA y en el momento de su presencia en la Casa Blanca. Esto lo demuestra claramente la calidad de la relación que mantuvo con el cubano Félix Rodríguez, terrorista patentado y jefe jerárquico de Posada Carriles en el momento de las operaciones de tráfico de armas —y de drogas— sobre la base aérea salvadoreña de Ilopango. Esta misma operación es la que iba a provocar el escándalo Irán-Contra.
FIELES DEFENSORES DE UN TERRORISTA PROFESIONAL
Fieles defensores del terrorismo que practicaron ampliamente desde cuatro décadas, los mafiosos anticubanos de Miami han reunido de nuevo grandes sumas de dinero, entre otras cosas gracias a Radio Mambí y a sus "maratones" de recaudación de fondos para la defensa del terrorismo. También lo hicieron a través de otras operaciones de captación de fondos, secretamente estimuladas a la vez por la tropa de Jorge Más Santos y su FNCA que por la "nueva FNCA" —la que se robó la sigla hace poco, aprovechando una "distracción" del heredero del líder "histórico", pero esto es otra historia.
Así que se ha podido reunir abiertamente grandes cantidades de fondos para ofrecer una defensa con todas las reglas de la ley —y sin dudas fuera— a un terrorista profesional, quien confesó públicamente la mayor parte de sus crímenes terroristas.
Y también sus tres cómplices que incluyen además de Gaspar Jiménez a otra "celebridad" terrorista: Guillermo Novo, condenado y luego "absuelto" del asesinato de Orlando Letelier. Este mismo individuo había disparado con una bazooka, en 1964, contra el edificio de la ONU, en Nueva York, mientras Ernesto Che Guevara se dirigía a la Asamblea General. Por suerte, el proyectil había caído en el río, a doscientos metros del inmueble.
Esto en pleno territorio norteamericano, bajo George W. Bush, en medio de la Guerra contra el Terrorismo que justificó la guerra de Afganistán.
Y cuando cinco cubanos heroicos que arriesgaron sus vidas infiltrando los círculos terroristas más fanáticos y contrarrestando sus planes, por culpa de la criminal tolerancia del aparato judicial norteamericano, están hoy día encarcelados en cinco prisiones distintas del territorio estadounidense.
¿Osará el aparato judicial panameño liberar a un terrorista responsable de la muerte de los 73 ocupantes del vuelo de Cubana en 1976, reconocido traficante de drogas, también autor admitido de los criminales atentados de La Habana en 1997 y de campañas de terror?
¿Se atreverá la justicia panameña a hacerse cómplice del que sin duda ninguna —conjuntamente con su socio, el pediatra asesino Orlando Bosch— puede merecerse el horrible y detestable título de terrorista número uno del hemisferio?.