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Latinoamérica

Alerta por Venezuela

/RESUMEN

Venezuela se encuentra ya transitando su tercera semana de confrontación abierta provocada por el intento de la oposición escuálida de cerrar el proceso bolivariano. Hacemos un repaso resumido de la situación y sus posibles perspectivas.
El articulo que a continuación se reproduce ha sido incluido en el numero 150 del Boletin ANDALUCIA LIBRE, Venezuela se encuentra ya transitando su tercera semana de confrontación abierta provocada por el intento de la oposición escuálida (Coordinadora Democrática, Patronal Fedecamaras, burocracia sindical de CTV y medios privados de comunicación) de desalojar al Presidente Chávez y cerrar el proceso bolivariano. Hacemos un repaso resumido de la situación y sus posibles perspectivas.
Los escuálidos Lo que se inicio presentándose como una presunta Huelga General prolongada, ha sido realmente un Cierre Patronal de algunas ramas y empresas, apoyado por las franjas organizadas por la CTV y articulado operativamente desde los medios privados, que han emitido durante días de forma ininterrumpida -24 horas sobre 24- una programación especial destinada a glosar, justificar y coordinar el movimiento opositor con uso abundante de todos los recursos manipulatorios y amenazantes posibles. Los escuálidos se han agrupado tras un discurso golpista-democrático en el que, en resumen, la urgencia democrática se sobrepone al orden constitucional para evitar el peligro de la implantación en Venezuela del castro-comunismo. Allá donde no han podido imponer el paro patronal y han tenido oportunidad no han dudado en recurrir a las amenazas, tanto a trabajadores como a empresarios que no respetaban su consigna. Tras la provocación de los disparos en Altamira, han convocado concentraciones masivas y una sucesión de bloqueos de carreteras y calles (que en Venezuela llaman trancazos) saliendo desde su base principal ubicada en la zona este de Caracas, donde se encuentran los barrios acomodados.
Desde allí también se han organizado caravanas intimidatorias de moteros en Harley Davison, con la intención de disputar las calles y mantener su presencia. El cierre de comercios ha provocado desabastecimiento parcial en productos básicos en algunas zonas. De la misma manera, la decisión de la banca de imponer un horario reducido y un corralito parcial (restricción en la retirada de depósitos) ha buscado generar desmoralización, inseguridad e insatisfacción.
Pronto se ha podido comprobar como el escenario central de la confrontación se ha situado en la estatal Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA) donde altos ejecutivos, técnicos y una parte de la plantilla -voluntaria o de forma obligada- han saboteado la producción petrolera (se habla, según versiones, de una reducción de entre 2/3 y 3/4 de la producción) con la intención de generar falta de gasolina dentro e incumplimiento de contratos hacia afuera, con los consiguientes gastos y el objetivo de situar a la economía venezolana en situación crítica. Oficiales de los barcos de PDVSA han procedido a su secuestro con amenazas de generar catástrofes ecológicas de magnitud. También han reducido sustancialmente la distribución de gas, lo que ha afectado al funcionamiento de las plantas de tratamiento del hierro y el aluminio que se ubican en Guayana.
La oposición -a la que no le faltan fondos- cuenta con el respaldo de la magistratura -que avala sus acciones- y de algunos cuerpos policiales locales y estaduales. Mantiene una secuencia continua de movilizaciones varias de diverso tipo, apuntando para próximos días una posible Marcha para tomar Miraflores (sede de la Presidencia de la República). Si bien aún no se ha hecho uso de armas de fuego existe abundante rumorologia y denuncias sobre su acopio. En el transcurso de la crisis, los escuálidos han contado con el pronunciamiento publico favorable de los EEUU, pidiendo primero un adelantamiento de las elecciones y luego el adelanto de un referéndum revocatorio de Chavez. El expresidente colombiano Gaviria, en funciones de representante de la OEA en Caracas, ha actuado de vigilante protector de la oposición y de facilitador de una salida pretendidamente negociada, acorde sustancialmente con sus demandas.
Los bolivarianos Sectores de masas bolivarianos, de forma organizada y estructurada o espontánea, han respondido a la ofensiva golpista con presencia de piquetes, concentraciones y manifestaciones masivas y una constante actividad. Se ha ayudado a mantener abiertas y en funcionamiento empresas; se ha asegurado presencia en las calles de forma que quedara manifiesto el apoyo de la población a Chávez y en otros momentos, que los escuálidos tuvieran condicionado su accionar por la presencia vigilante de los bolivarianos y se han producido protestas ante los medios de comunicación escuálidos por su manipulación de noticias y llamados golpistas.
La Fuerza Armada Nacional ha intervenido limitadamente en PDVSA para proteger a los bolivarianos y para recuperar el control de algún petrolero pirateado por su capitán golpista. Se ha dispuesto una ampliación del horario de caja de los bancos aun cuando estos siguen en disposición de desarrollar todas las operaciones de trasvase de capitales que deseen.
Puede decirse que se ha dado en estos días un doble y paralelo accionar bolivariano. De un lado, sectores populares de base, círculos bolivarianos y una diversidad pluriforme de organizaciones de izquierda políticas, sociales, sindicales, estudiantiles o activistas como Opción de Izquierda Revolucionaria (OIR), las organizaciones caraqueñas que acaban de constituir un Comando Unificado, el Bloque Sindical Clasista y Combativo, sectores de la FBT y del MBT y multitud de otras, se han volcado a lo largo y ancho del país en estructurar y organizar la resistencia. Trabajadores de la zona del hierro, por ejemplo, se han trasladado desde Guayana, Estado Bolívar, hasta la planta de Anaco para exigir el envío de gas, para que no se paren las industrias básicas. Esa acción ya la realizaron la semana pasada y les dio resultados, al menos en un 50%. Estos sectores, al tiempo, han reclamado al Gobierno que utilice sus recursos para el cese de la impunidad golpista, el control publico y popular de los medios de comunicación, de la banca; el despido de los jerarcas de PDVSA que han saboteado su propia empresa (una empresa que consume para hoy el 80% de lo que ingresa y que sólo deja para el Estado venezolano el 20% restante; tal y como se detalla en la pagina Soberanía) y en general la utilización ejecutiva e inmediata de las leyes vigentes o aprobadas contra la conspiración golpista, aunque no se conoce que se hayan adoptado iniciativas autónomas en este plano. Con diversidad de especificidades comparten un discurso combativo en donde la radicalidad democrática y la conciencia clasista conviven con el sentimiento de dignidad nacional agraviada y antiimperialista.
Hay también una actitud vigilante que rechaza la posibilidad de cualquier pasteleo con la oposición, entendiendo a la Constitución Bolivariana como marco indiscutible. Puede afirmarse que la mayoría sigue considerando al Presidente Chávez como pivote y símbolo del proceso, aún cuando manifiesten su insatisfacción por lo que se entiende como excesiva prudencia o pasividad de su parte. Pueden encontrarse reflejadas estas posiciones de forma abundante en sitios bolivarianos de referencia como Aporrea o Antiescualidos.
De otra parte, cargos públicos e institucionales y algunos otros sectores políticos bolivarianos se han venido pronunciando -como el Vicepresidente Rangel o el presidente de la Asamblea Nacional- en forma que puede desprenderse que no rechazan realizar concesiones a la oposición para alcanzar un acuerdo que pretenda darle una salida electoral al conflicto, aún dentro del marco constitucional bolivariano, incluyendo la posibilidad de apoyar reformas y enmiendas constitucionales en el futuro. Desde la cadena publica VTV-RNV, transmiten un constante llamado a la hermandad venezolana, mensajes de paz navideña y recordatorios sobre lo que se entiende especificidad venezolanas en el marco latinoamericano, leída esta como practica civilista y pacifista. Otras franjas de este sector, que también participan de las acciones de movilización y defensa y hacen especial énfasis en la unidad bolivariana, entienden que corresponde aguantar, esperando el agotamiento de la oposición y su paulatino aislamiento, confiando en la lealtad institucional de la Fuerza Armada, hasta que en enero entren en vigencia leyes clave. Hay acá, de forma confusa, una mezcla entre quienes entienden la prudencia como táctica y quienes, por otro lado, consideran que el respeto a la magistratura -aún cuando sea notoriamente prevaricadora- a los medios o a los jerarcas de PDVSA, son hitos prácticos coherentes con los limites estratégicos máximos a los que ha de aspirar el proceso bolivariano. Este sector hace una lectura positiva de la ambigua resolución de la OEA, que reivindican como favorable al igual que una parte de la oposición escualida.
Chavez, por su parte, ha combinado denuncias duras de la oposición y de los medios en particular que en parte sintonizan con el primer sector bolivariano citado y el apoyo a la movilización preventiva bolivariana con el amparo y dirección de una política de respuesta institucional muy contenida, puntual y medida, que cuadra bien con el esquema político del segundo. Ha adelantado que no renunciará a la presidencia bajo presión, aunque reconociendo que podría hacerlo en caso de que considerara que no estuviera en condiciones de hacer frente a una situación de emergencia nacional. En términos venezolanos, esta situación tiende a identificarse con una paralización mayor de PDVSA. De ahí la importancia de la declaración de inadmisibilidad de esa paralización que acaba de realizar el jefe de la FAN, General García Montoya; respondida de inmediato desde la oposición escuálida restándole entidad al considerarle cargo político y preocupándose de subrayar que no tiene mando operativo directo sobre tropas.
En el ámbito exterior, el proceso bolivariano viene recibiendo numerosas muestras de solidaridad de sectores de izquierda, especialmente de América Latina. Con todo, en el terreno gubernamental y aparte el descontado apoyo de Cuba, llama poderosamente la atención que el Presidente recientemente electo de Ecuador Lucio Gutiérrez, se haya descolgado con una demanda de dialogo y que Lula, presidente electo de Brasil, cuya opinión sería extremadamente importante, no haya hecho declaración alguna -salvo error nuestro- limitándose a enviar un asesor suyo a Caracas, también para facilitar el dialogo Gobierno-Oposición. La Unión Europea -autoproclamada tantas veces ejemplo democrático para el mundo- mantiene por su parte un silencio carroñero y complice.
La situación.
Al momento presente puede decirse que la oposición escuálida no ha conseguido ni derrocar al Gobierno, ni hacerse dueña de las calles ni mucho menos implantar un paro generalizado ni a escala nacional ni tampoco en Caracas. Arriesgándose, puede decirse que no ha ganado base social y que más bien ha perdido alguna pero que la que conserva esta más correosa. Aguanta una movilización continuada y desde la impunidad, sigue propinando duros golpes a la economía venezolana (especialmente a través de PDVSA) que mantienen abierta la posibilidad de una súbita crisis gubernamental.
Declaraciones oficiales que adelantaban la hipótesis de que Venezuela tuviera que importar petróleo para su consumo interno, de tener que ejecutarse, pueden tener consecuencias demoledoras. Tampoco ha de despreciarse el efecto desmoralizador de la impunidad: un ingeniero bolivariano de PDVSA hacía días atrás en una lista bolivariana grafica referencia a esta circunstancia describiendo como los jerarcas de la empresa, tras proceder a un notorio sabotaje, seguían disfrutando con ostentación no sólo de sus sueldos privilegiados sino también de sus ventajas anexas (clubs de campo, etc) transmitiendo a la plantilla la imagen de que mientras ellos eran permanentes, el Gobierno bolivariano no pasaba de ser un interino temporal.
Visto desde fuera, llama también la atención las abundantes noticias sobre agotamientos síquicos, depresiones y crisis de ansiedad provocados por la situación y por las programaciones televisivas escuálidas, así como la reiteración de artículos que ofrecen análisis de la crisis política y social en términos psicológicos o semioticos. Un reciente editorial de The New York Times reproducido en la prensa venezolana parece confirmar que los temores de intervención militar directa yanqui pueden descartarse, al menos en tanto no se vean en peligro físico las instalaciones petroleras.
Resulta, de otro lado, imposible asegurar que la multitud de factores planificados o espontáneos en juego -tensión prolongada, provocaciones...- en un país que además esta a punto de prender por mucho que milagrosamente aún no se encuentre en llamas, no puedan dar lugar a una escalada de confrontación violenta que tiene miles de escenarios y formas para plantearse (disputas en la distribución de gasolina o alimentos; en la puerta de los bancos, en las calles, dentro o en la puerta de las empresas o de los medios, peleas familiares, entre piquetes y concentraciones adversos, respuesta a las incursiones moteras; en las refinerías, en los buques, en comisarías, en cuarteles...etc). Además está la FAN o la policía DISIP, que por muy bolivarianas que las presenten ahora algunos de los mismos bolivarianos no dejan de ser un ejercito que no hace mucho produjo una buena cosecha golpista (aun cuando también hay que anotar la existencia, al parecer, de organizaciones internas de suboficiales y soldados bolivarianos en su seno prestas a actuar de darse una salida del curso institucional). En resumen, los escuálidos no han ganado pero todavía distan de estar derrotados ya que, entre otras razones cuantitativas, cualitativamente los parámetros para medir su fuerza y posibilidades son distintos a los de los bolivarianos.
Cabe también anotar la impresión de que, con toda su fuerza demostrada, esta oposición sería desestructurada con no demasiada dificultad si el Gobierno bolivariano y el Presidente Chávez decidieran afrontarla con decisión retirándole la impunidad, utilizando los recursos legales e institucionales ya existentes potenciados por el apoyo popular, pasando de asumir una postura a la defensiva a retomar la iniciativa. El problema es que ni el uno ni el otro -parece que sabiendo a lo que esto conduce dentro de Venezuela y la dinámica exterior que implica- parecen dispuestos de momento a transitar este camino. De otra parte, aquellos sectores del primer sector bolivariano -que vamos a denominar de izquierda bolivariana- aun cuando da la impresión que mejoran su organización tampoco han planteado su papel más allá de una combinación -en variopintas dosis- de critica, apoyo o exigencia pero sin que hasta ahora se hayan dado experiencias de sustitución e imposición por la vía de la iniciativa popular de medidas demandadas que el Gobierno no haya tomado, más allá de aquellas que les son funcionales e integrables en su línea adoptada.
Con todas las reservas que impone el arriesgado y traicionero ejercicio de introducirse en las comparativas históricas -usualmente simplificadoras e injustas, aunque sentenciosamente gráficas- cabe decir que si bien Chávez no quiere llegar a ser Fidel Castro tampoco quiere ser Perón. Que aguante en ese estrecho intermedio está por ver, así como lo que pueda depararnos la situación venezolana en el inmediato futuro.
Esta de más decir que el esfuerzo de seguimiento y solidaridad exterior con Venezuela Bolivariana siguen siendo urgentes y necesarios, especialmente -por razones obviamente específicas- en el Estado español y en Brasil. Una buena tarea para la izquierda petista...