En esta primera parte de la entrevista, el General de División RAUL BADUEL, Comandante de la 4 División de Blindados y de la 42 Brigada de Infantería de Paracaidistas, Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) de Venezuela, revela, desde el interior de la resistencia militar-cívica, cómo fue derrotado el golpe de Estado del 11 de abril, 2001, contra el gobierno democrático de Hugo Chávez.
En torno a su desconocimiento de la junta golpista se agruparon 14 generales con mando de tropa de 20 batallones (20.000 hombres) con artillería, tanques, paracaidistas y fuerza aérea, un poder superior al de los golpistas.
El ultimátum de estos militares patrióticos y constitucionales a los golpistas, difundido públicamente en la tarde del sábado 13 de abril por una radio local venezolana, combinado con una operación comando que le salvó la vida al Presidente Chávez ---organizada desde la base de Baduel en Maracay--- hicieron fracasar la asonada militar.
En la segunda parte de la entrevista, el general opina sobre el conflicto actual, en el cual aconseja "actuar enérgicamente y ejercer la autoridad".
El Regional, Venezuela
1. La conspiración data de 1999
H. D. Raúl, ¿cuál fue tu papel en la frustración del golpe de Estado del 11 de abril?
R.B. En ese momento yo era Comandante de la 42 Brigada de Paracaidistas, acá en el estado de Aragua. Recibí el mando entre finales de agosto y principios de septiembre de 1999 y busqué desde el principio una mayor integración con el medio civil y con todos los sectores. Esto nos permitió tener contacto con mucha gente que se siente comprometida con este proyecto que se adelanta en nuestro país. Ya desde ese momento ellos, cuando nos fuimos conociendo más, manifestaban sus preocupaciones acerca de cómo estaban actuando los adversarios.
Ese contacto con los medios civiles y sus aportes me dieron muchas luces para precisar cosas que uno como soldado usualmente no maneja, pero que las va palpando. Sobre esas experiencias podemos decir que realmente, y lo corroboraron los hechos de abril próximo pasado, que esto se venía gestando por lo menos desde los inicios del Gobierno Nacional, desde el año 1999.
Si tomamos cómo referencia mi persona, y dispénseme lo inelegante de hacerlo, era casi sistemático desde el mismo momento que recibí el mando de la Brigada, que se señalara que había un distanciamiento de mis posiciones con respecto al Presidente; que Baduel había manifestado su descontento al Presidente, que ha marcado distancias con él y, así, por el estilo.
2. Provocaciones a la tropa
Pero ahora, evaluando el asunto del golpe. El día 12 de Febrero aquí en nuestro país se celebra el día de la juventud en conmemoración de la batalla de La Victoria que es una ciudad de Aragua. En la conmemoración de ese día se hace un desfile cívico-militar. En la última celebración, luego de que el Presidente se retirara, me abordó un número impresionante de periodistas con preguntas en torno a "mis posiciones".
Me sorprendían esas interrogantes, porque yo siempre he sido insistente en declarar que soy un soldado cuya trayectoria está apegada a la Constitución y a las leyes y que debe dar ejemplo manifiesto de eso.
Luego se comenzaron a suscitar manifestaciones de gente adversa al gobierno frente a mi Unidad, en una abierta actitud de provocación. Yo siempre me apersonaba porque era normalmente en horas nocturnas, ya un poco tarde. Me apersonaba porque el cuartel de paracaidistas en ese momento no tenía portón para negar el acceso de personas ni de vehículos en la entrada principal. No había portón, sólo la guardia y los obstáculos que se ponen, conos y eso. Pero yo ya iba apreciando la actitud hostil y percibía que esa gente andaba buscando una situación de enfrentamiento.
Yo dictaba personalmente instrucciones para que se reforzara la guardia en la entrada y con mi presencia me aseguraba de que ningún oficial o tropa fuese a caer en provocaciones, porque eran provocaciones abiertas, con ofensas, consignas y señalándonos muchas cosas.
Normalmente, yo soy muy ecuánime y allí también le daba ejemplo a mis oficiales y mis soldados, que no cayéramos en provocaciones. Luego hacía pasar a las personas que estaban liderizando esas manifestaciones. Conversaba allí en las inmediaciones del cuartel con ellos y les hacía ver que respetábamos su derecho a manifestarse. Sin embargo, que nos preocupaba sobremanera la actitud hostil y la pretensión, muchas veces, de hasta ingresar abruptamente al cuartel; que esto era un comportamiento bien extraño. Pareciera que se andaba buscando tener un enfrentamiento con tropas, que se suscitara un hecho de armas, de sangre, como para tener un justificativo. Todo esto, lo tenía yo en una evaluación permanente.
También en los medios de comunicación era muy persistente estar señalando que yo iba a ser uno de los próximos oficiales que iba a salir pronunciándose en contra del Presidente. De hecho, había equipos periodísticos que pernoctaban en los alrededores de la Brigada muchas veces, casi a la espera de esas cosas.
3. 5 de abril: se avecina el golpe
El día 5 de Abril me reúno con el equipo de análisis multidisciplinario, con el cual veníamos evaluando las situaciones desde muchos puntos de vista, desde el año de 1999. Participaron no sólo militares, sino profesionales como sociólogos, educadores y economistas, entre otros. Llegamos a la convicción de que todos los indicios apuntaban ya hacia la inminencia de un golpe de estado. Así lo tomamos y se llegó a plantear de que debía buscarse la manera de hablar con el Presidente, para advertirle sobre el hecho. Eso fue el día viernes 5 de Abril.
Te confieso, Heinz, que acumulé muy pocas horas de sueño desde el 5 de Abril en adelante. Creo que del 5 de Abril al 14 de Abril, si dormí 20 horas, fue mucho. Muy disimuladamente me acuartelé en la Brigada, como desde finales de Marzo, principios de Abril, porque el paro general, la actitud hostil, toda la cuestión mediática, todo indicaba que se trataba de una actividad conspirativa, insurreccional. Ya se estaba también agudizando el pronunciamiento de oficiales de alta graduación de las Fuerzas Armadas. En nuestra apreciación de la situación, era inminente el golpe de estado.
4. Intriga para destituir a Baduel
En lo que se refiere a mi persona hubo un hecho muy particular. El lunes 8 de Abril yo tenía la presunción, por algunas informaciones que me habían llegado, que se pretendía destituirme de la brigada de paracaidistas. Ya el día domingo 7, esto se me había corroborado. Me dicen que se sabe que usted mañana va a Caracas muy temprano, porque yo tenía intenciones de hacerlo con el objeto de revisar, cómo estaban los profesionales de mi unidad, como un deber de Comandante. Entonces, se había previsto que el señor general Vázquez Velasco, a la sazón Comandante General del Ejército, iba a llegar muy temprano a la sede de la unidad de la 42 brigada, acompañado del jefe de inteligencia. Al mismo tiempo, por tierra iban a mover un equipo de investigación, y adicionalmente se tuvo la información de que iba a venir un General que se iba a hacer cargo del mando de la brigada. Todo esto con el pretexto, de que se iba a develar un supuesto golpe de Estado contra el presidente Chávez, que se estaba gestando en la brigada de paracaidistas.
De esto yo me entero y lo corroboro. No voy a Caracas y se trastoca un poco el plan de ellos. Sin embargo, se materializa la visita del general Vázquez alrededor del mediodía, y se retira a la tarde muy temprano. A mi me encomiendan dirigir una reunión aquí en la guarnición. Fíjate que es persistente la intención de tenerme afuera de la brigada. El equipo de investigación se queda porque antes de retirarse el general Vázquez y antes de que yo fuera a cumplir una misión que me habían dado, me ordenan que reúna al personal profesional a la orden de este equipo de investigación, porque se les iba a suministrar una encuesta para medir el clima dentro de la unidad.
Pero cuando yo retorno aproximadamente a las 17,30- 18 horas a la Unidad, de ese día lunes, me consigo en la antesala de mi oficina a los comandantes de batallones y algunos otros oficiales muy molestos, porque más que una encuesta fue un interrogatorio incriminatorio acerca de una supuesta conspiración contra el Presidente, en el seno de la brigada. Yo hago saber esto a mis superiores. Al día siguiente, el martes 9, el general Vázquez hace llamar a uno de los comandantes de batallón, con la excusa de hablar de la sala del parque, que es el batallón de apoyo, que tiene la misión de almacenar, preservar y mantener los sistemas de paracaídas que usamos.
Ese comandante es llamado a la presencia del, en ese entonces, Comandante General, con dicha excusa. En la tarde, cuando regresa el comandante, se me presenta con mucho coraje y mucha entereza y me dice: "Mire, aquí persiste la intención de hacer ver que en la brigada estamos conspirando contra el Presidente." Esto me causó mucho desagrado y se lo hago saber a mis superiores.
El día miércoles me llama uno de los superiores y me indica que yo escoja: que yo llame al señor general Vázquez o que él me llame. Como yo estaba contrariado y tenía esa opción, dije, pues que él me llamara. No se materializa ese llamado, sino que, por el contrario, me manda un mensaje, haciéndome saber que realmente no había nada en contra mío, que tuviera tranquilidad, que ellos también tenían confianza en mí y que yo iba a permanecer al mando de la brigada hasta julio.
La fecha julio-agosto se refiere a los meses en que se realizan normalmente las transferencias y los ascensos en las Fuerzas Armadas venezolanas, y me afirmaba que yo iba a permanecer al mando de la brigada hasta julio, cuando sería promovido al comando de la división. Que yo entendía qué significaba eso. Es decir, de una manera velada me estaba diciendo que me quedara tranquilo y que si yo me quedaba tranquilo, tenía garantizado el ascenso al grado inmediato superior y a un cargo de mayor responsabilidad.
5. El día del golpe
Finalmente, el día once de abril se materializa la situación donde una junta de facto usurpa el poder en Venezuela. Ese día a la medianoche yo hablé con el Presidente. En ningún momento, el Presidente me manifestó ni hizo mención de que había renunciado. Me llama y más o menos la conversación fue en estos términos. Me dice muy amistosamente, como a veces nos tratamos en privado: "(....), te agradezco la actitud que has asumido y la de la Unidad, porque eso ha servido de factor de contención, para que no vengan a atacar el Palacio".
Esa es la primera cosa que el Presidente me dice vía telefónica. Tendría él sus razones para tener esa apreciación, de que había una amenaza cierta de atacar el Palacio Miraflores. Yo le doy aliento cómo amigo, como compañero de armas y a sabiendas de la grave responsabilidad que descansa sobre sus hombros. Le doy aliento con palabras de compañero y él culmina la conversación diciéndome, que más que ordenarme, me ruega cómo amigo, cómo hermano y cómo compañero, que ni yo, ni la Unidad nos convirtamos en un factor de derramamiento de sangre inocente. Que el se disponía a ir al Fuerte Tiuna a hablar con los generales, para buscar una solución a la crisis.
Luego, se hace saber a través de los medios de comunicación de la supuesta renuncia del Presidente. Bueno, yo tengo que corroborarlo otra vez, porque en ningún momento el Presidente me manifestó a mí su intención de renunciar. Sin embargo, fue imposible ya comunicarse con él.
6. Comienza la resistencia militar
Amanece el viernes 12 y ya habíamos recibido instrucciones de activar el acuartelamiento. Nuestra unidad de paracaidistas es la única en su tipo. Es una unidad de infantería ligera. Podría catalogarse cómo una unidad de asalto estratégico de objetivos profundos, es decir, una unidad de despliegue rápido que puede ser utilizada en cualquier parte del país.
Activamos la primera fase del Plan Soberanía ---que es un plan para disuadir a la gente que está en una actitud de alteraciones graves del orden público--- con el acuartelamiento, en el cual todo el personal debe permanecer en el cuartel, preparando los equipos, el armamento y todo lo que se requiera, para cumplir la misión de acuerdo a sus especificidades.
En este caso se trataba de preparar, sobre todo, equipos antimotines y medios apropiados para hacer frente a las alteraciones del orden público. Pero, sabemos que también puede haber presencia de francotiradores en esos disturbios, como en efecto los hubo. Por eso se justifica que algunos elementos de la unidad, también expertos, tengan armas para enfrentar cualquier tipo de amenazas.
Mientras tanto persistía la campaña en los medios de comunicación de que los paracaidistas estábamos alzados en armas. Cuando me entrevistaban los representantes de los medios, les aclaraba que estábamos en una actitud de acuartelamiento, tomando todas las medidas, para que el apresto operacional estuviera a tono para cualquier misión que nos fuese encomendada.
Luego se suscita la detención del Presidente. Realmente retienen al Presidente contra su voluntad, porque que yo recuerde a mí me lo manifestó, cómo ya te lo señalé antes, que iba a Fuerte Tiuna a hablar con los generales, para buscar una solución a la crisis.
7. Amenazas de muerte
Debo señalar otro indicio. Previo a la semana del 11, integrantes de mi familia y particularmente una de mis hijas, la más pequeña, comenzó a recibir mensajes de texto en su teléfono celular, donde le decían que recomendara a su madre comprarse ropa de luto, porque yo era un hombre muerto. Es decir, ya las amenazas se venían suscitando previo a los hechos del 11, 12 , 13 y 14 de Abril. Hubo algunas recomendaciones de sacar la familia de la urbanización militar dónde vivíamos, cosas por el estilo. Pero, a un compañero le dije que no veía razones para hacer eso y, que además, no tengo dinero para costear la estadía de la familia en ningún otro sitio.
8. Contradicciones golpistas
Hay otros detalles de la confabulación que se venían articulando. Por ejemplo, circulaban por Internet algunos documentos respectivos. Uno que se llamaba "La técnica del perfecto golpe de Estado latinoamericano". Alguna gente decía que debía ser un documento de agencias de contrainteligencia, pero muchas de las cosas que este documento contenía, se corroboraban con las gestiones conspirativas que se venían desarrollando.
Otro ejemplo es, que un medio impreso de la región sacó el viernes 12, un encartado que era prácticamente una apología al señor Carmona. Sin embargo, en la penúltima página de este medio de comunicación, a toda página apareció un artículo sobre los paracaidistas y el titular decía más o menos así: "Los paracaidistas no deponen las armas". Y, en la leyenda de una foto mía decía, 'la rebeldía del general Baduel se basa en el artículo tal de la Constitución', enredando las cosas. Yo decía, pero bueno, ¿ por qué nos están acusando que estamos alzados en armas cuando nosotros estamos cumpliendo las ordenes que emanan de nuestros comandos superiores?
Luego presencio cuando el señor Carmona se juramenta (...). Yo, para mi adentro, pensé, ni Napoleón hizo un acto así de coronación, ni de resumir todos los poderes en una sola persona, me pareció aberrante eso. Y como se desconocía la voluntad del pueblo venezolano y casi como que era objeto de burla. Porque uno veía cinismo en los rostro de muchas personas, cuando, por ejemplo, sin consultar y desconociendo la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano se dejó sin vigencia las instituciones democráticas. Era una cosa paradójica, porque por un lado se dejaba fuera de vigencia a la Constitución que el pueblo venezolano se había dado, pero, por otro lado se aplicaba. Entonces uno decía, ¿qué confusión es esta?
Vimos oficiales que habían sido pasado a retiro y que se habían incorporado otra vez a las Fuerzas Armadas, ellos mismos, vistiendo uniforme y ejerciendo funciones militares. ¿Qué cosa es esa? Después, todos presenciamos cuando el general Vázquez Velasco hizo público su apego al nuevo gobierno y donde decía que él había sido leal al Presidente hasta ese momento, refiriéndose al presidente Chávez.
Realmente, y yo quiero también señalar eso en este momento, a mí me llenaba mucho de preocupación lo que estaba sucediendo. Sería indigno que negara mis relaciones de amistad y de afecto con el presidente Chávez, pero la motivación a tomar las decisiones que tomé y las acciones que conduje estaba mucho más allá de esa amistad y ese afecto hacia el Presidente Chávez. Veía, que lo que se estaba haciendo podía crear las condiciones suficientes y necesarias para que en Venezuela se desencadenara un proceso de violencia generalizada que quién sabe adonde nos hubiera llevado. Todo eso me parecía irresponsable. Tuve inquietudes, verdad, por la seguridad física del presidente.
9. Manifiesto contra los golpistas
El día viernes a las 21 horas, aproximadamente, se presentó un grupo de personas frente a la brigada quienes demandaban el respeto a la Constitución. Claro algunas personas también señalaban que pedían respeto por el Presidente y su temor por la seguridad física del presidente.
Pasé toda la noche del viernes a sábado evaluando la situación. Ya te referí que había intentado hablar con el Presidente y no pude, por lo menos en mi caso no se me permitió. El sábado 13 muy temprano reuní al personal de oficiales, suboficiales y sargentos de la unidad, hice un análisis de la situación, de nuestro deber constitucional, legal y reglamentario y les dije que mi posición era de un rechazo categórico a la autoridad que se pretendía arrogar esa junta de gobierno que había usurpado el poder.
Dije también, que si alguien reconociera la autoridad de esa junta y de ese gobierno de facto, no sería reconocido como autoridad por mí. Les señalé ahí a los profesionales de la Unidad que quién no estuviera de acuerdo con mi posición y lo que yo iba a ordenar, que lo manifestara libre de coacción y apremio ahí o privadamente, con la garantía de que no se iba a tomar ninguna represalia, a menos que asumiera una actitud violenta.
10. Adhesión de la tropa
Ninguno de los profesionales manifiesta nada. Más bien percibí una total adhesión a mi posición y ordené entonces, que se estableciera un dispositivo defensivo en las instalaciones, activando y reforzando el plan de defensa, a la espera de otras instrucciones. Después me dispuse a dar una vuelta a todo el perímetro del cuartel, y tengo la impresión que eso se regó inmediatamente.
Había ya algo cómo ansiedad entre mis subalternos, para que yo hiciera pública una posición. Porque debo confesar que cuando yo iba por los diferentes puestos de guardia que hay en el perímetro del cuartel, los soldados que estaban de centinela, cuando se aproximaban a darme novedades, se les veía un brillo especial en los ojos y como mucho ímpetu, y hubo un soldado que dijo, " yo quiero acompañarlo".
Le dije, aquí pueden pasar dos cosas. La más leve que nos pongan presos y la más grave, que nos den un tiro. Me dijo, bueno, las dos cosas las quiero compartir con Usted. Y ese soldado me acompañó y me siguió acompañando mucho tiempo después. Era un soldado reservista que se había presentado en el cuartel.
Normalmente, en un sitio visible de los cuarteles, nosotros tenemos la "línea de mando", que es un conjunto de fotografías donde están todos los superiores que conforman esa línea de mando, el órgano regular. Cuando retorno a la oficina, sólo la fotografía del general Vázquez Velasco había desaparecido de allí. Para mí, eso fue un mensaje más que contundente que la gente estaba contenta con mi posición.
11. Las Fuerzas Armadas se adhieren
Yo sólo llamé al general de brigada de la aviación, Pedro Torres Finol. Fue al único que comuniqué mi decisión. Me dijo que me apoyaba y que se iba a la Brigada de una vez. Se vino corriendo a pesar de que los medios de comunicación no señalaban mayor cosa y que el señor Carmona decía que solo había un oficial inconforme allá en la provincia con un grupito de gente. Debo señalar que el grupo de las 40-50 personas que a las 21 horas del viernes 12 se presentaron, ya se había convertido en una multitud, estimo yo, de no menos de 15.000 personas, gente del pueblo.
Las personas que llegaron primero, llegaron con medios muy precarios, un megáfono, cartelitos hechos a mano; pero, después ya se comenzó a ver ahí que la gente se organizaba. Pusieron una tarima, buscaron equipos de sonido, me refirieron que hasta se hicieron brigadas de seguridad y de orden para que la gente estuviera ahí cívicamente, para que eso no perturbara mayormente las actividades de la ciudad.
En la autopista de Caracas a Maracay, la congregación de gente cubría prácticamente un trayecto de tres kilómetros; la Avenida Bolívar estaba colmada como un kilómetro por personas alrededor de la Brigada, y en otra avenida que pasa por detrás de la Brigada, también había una concentración similar. Algunas personas dicen que llegó un momento en que se congregaron no menos de 40.000 personas.
A pesar de que los medios no lo difundían, se fue haciendo pública mi posición. El general Torres fue el único de los generales a quién yo llamé y convoqué, pero se presentó también el general de división Acevedo Quintero, quien me dijo que estaba contento con mi posición; se presentó el general Julio José García Montoya que era al Secretario General del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. Vale decir que estos generales estaban prácticamente siendo objeto de persecuciones, porque no se habían adherido a las posiciones golpistas. El general García Montoya era en ese momento el Secretario del Consejo Permanente de Seguridad y Defensa y prácticamente había sido despojado de su cargo, al igual que Acevedo que era Inspector General de la Fuerza Aérea; Torres Finol era el Comandante de Operaciones Aéreas, el almirante Orlando Majelia era el Comandante de la escuadra, el almirante Camejo que no recuerdo qué cargo ejercía, el general de brigada (...) Buscategui Duque, que era el director de la Escuela básica de la Fuerza Armada Nacional, y el señor general Verde quien en su condición de Comandante de la guarnición, también se presentó allá en mi puesto de comando.
Allí, en ese momento, en función de ese principio de jerarquización que tenemos nosotros, se conformó un Comando y Estado Mayor y el Comando de la Dirección de Operaciones lo asumió el señor general García Montoya, como el oficial de mayor antigüedad. A mí se me dio la misión de ser el oficial de operaciones y también como el vocero ante los medios y ante la población que se había congregado allí. Eso fue el día sábado 13.
Ya podríamos decir que en la tarde temprano del sábado 13, era una congregación multitudinaria, allí frente a la brigada y comenzamos a recibir también, a pesar de todo el congestionamiento de las comunicaciones telefónicas, reportes de los comandantes de unidades de los diversos componentes de las Fuerzas Armadas. Llevábamos un registro y podíamos estimar como un aproximado de un ochenta por ciento de los comandantes de unidades operativas de la Fuerza Armada Nacional, quienes manifestaban que sabían de nuestra posición, que la apoyaban y que si sus mandos no reconocían y apoyaban esa posición ellos se plegaban a nuestro comando, a lo largo y ancho de toda Venezuela.
Por eso es que yo también, cómo ya te lo he señalado, no comparto la tesis de la fractura de las Fuerzas Armadas, porque, verdaderamente, los mandos de estos operativos nunca dieron muestras de confusión. Y, paralelamente en Fuerte Tiuna se fue reeditando una situación similar a la que estaba sucediendo en Maracay. Nos comunicamos con el comandante del regimiento Guardia de Honor. Requerimos si tenía suficiente poder relativo de combate para tomar el control del Palacio y nos indicó que sí.
Dictamos una orden de operaciones y un manifiesto con varios puntos y requerimientos que hacíamos a la opinión pública nacional e internacional. Entre ellos se pedía que se garantizara la vida del Presidente. Además de eso se dictó una orden de operaciones bastante sencilla, pero precisa. El párrafo tres de la Orden, ejecución del concepto de operación de la maniobra, señalaba que queríamos que nuestras opiniones fuesen difundidas a nivel nacional e internacional, que la comunidad nacional e internacional tuvieran conocimiento de lo que realmente estaba pasando en Venezuela, que el armamento a utilizar eran los medios de comunicación y la munición eran las ideas, las opiniones que queríamos hacer saber y con una orden estricta que las unidades establecieran una posición defensiva a ultranza en sus bases, de las instalaciones en sus cuarteles con una restricción de no salir a trabar combate fuera de sus instalaciones.
Claro, si eran atacados deberían repeler contundentemente los ataques. Pero, había una restricción total y sólo en caso de que el comando de la operación lo hubiera autorizado, sólo y sólo si un comandante de las unidades que se habían plegado a nuestra posición debía salir con su unidad a trabar combate fuera de sus instalaciones. Temíamos que pudieran generarse situaciones en que pudiera haber víctimas inocentes, porque atendimos ese requerimiento que me había hecho el presidente personalmente. Hacíamos también una apreciación de la situación para el caso de que hubiese sido necesario movilizarnos. De hecho estuvimos preparando una unidad para movilizarla hacia Caracas. Sin embargo, considerando el grado de confusión existente, tomamos muchas precauciones para que tal movimiento no fuese a prestarse para un enfrentamiento en el cual podía haber víctimas inocentes.
12. Operación Rescate del Presidente
También fuimos recibiendo mucha información sobre dónde estaba el Presidente, dónde lo tenían. En principio debo señalar que los golpistas habían previsto trasladarlo de Fuerte Tiuna a Turiamo o directamente a la isla La Orchila, en unos helicópteros de la aviación militar. Pero, los pilotos se habían contactado con nosotros y tenían la disposición de que luego que despegaran de Fuerte Tiuna iban, a todo riesgo, a trasladarse para acá, a la base de los paracaidistas, para evitar que el Presidente siguiera retenido. Este plan lo abortaron los golpistas. No sé si tenían alguna sospecha de que podría suceder esta desviación hacia nuestra base militar.
De todas formas, en la medianoche del viernes 12 para el sábado 13, deciden trasladar al Presidente en un helicóptero de la Armada; pero no directamente a La Orchila, sino a Turiamo, un apostadero naval que está en las costas de Aragua. También allí algunos profesionales de la Armada tuvieron la intención de rescatar al Presidente y trasladarlo hacia Maracay, porque en esa base naval de Turiamo tiene su sede el Comando de Operaciones Especiales de la Armada.
El Presidente, antes de ser trasladado, tuvo contacto con un cabo de la Guardia Nacional. El cabo le preguntó si él había renunciado o estaba preso, o cuál era su situación. El Presidente le manifestó que no había renunciado y el cabo le dijo: "Entonces, Usted sigue siendo mi Presidente." Y el cabo le relató que en Maracay estaba el general Baduel y un grupo de generales con esa actitud de no reconocer a los golpistas, y le sugirió al Presidente que escribiera algo donde manifestara de su puño y letra, que él no había renunciado.
El Presidente, en efecto, lo hizo y el cabo con su esposa se trasladaron desde Turiamo hasta una de nuestras unidades e hicieron entrega de la misiva. Bueno, ya teníamos la certeza de que el Presidente no había renunciado y también la información ---a través del cabo y de otros compañeros--- que el Presidente había sido trasladado hacia La Orchila. También tuvimos conocimiento de la presencia de una aeronave civil, de matrícula estadounidense, que estaba en La Orchila, aparentemente con intenciones de evacuar al Presidente de ahí.
Nosotros preparamos una operación de rescate que se condujo con tres helicópteros de la aviación, con personal de comando de la Brigada de Paracaidistas, al mando del general de brigada del Ejército, Catequi Duque (...). Se llevó personal médico, se llevó al fiscal militar para que fuese vigilante que no se cometieran excesos ni nada por el estilo. Pero también tuvimos contacto con compañeros que estaban encargados de la custodia del Presidente. Estos compañeros, en su gran mayoría, son del Comando de Operaciones Especiales de la Armada.
Por la misma naturaleza de su empleo, tienen mucho contacto con nosotros, los paracaidistas, porque aquí, en el ejército venezolano, los oficiales paracaidistas siempre tenemos un perfil de operaciones especiales. Hacemos operaciones de comando, de paracaidismo, de buceo, todos esos diversos cursos de comandos. Entonces hay muchos contactos y, por lo tanto, lazos estrechos de hermandad y compañerismo con los elementos de fuerzas especiales de los otros componentes.
Nosotros contactamos a algunos de estos compañeros y les hicimos ver la situación. Les hicimos ver que para nosotros sería muy doloroso que hubiese un enfrentamiento, que nos pusiera a enfrentarnos entre hermanos de una misma Fuerza Armada y de un mismo país. Que eso podía implicar un riesgo para la vida del Presidente y que si al Presidente aquí le pasaba algo, ese podría ser el punto desencadenante de una situación bien compleja para el país.
Estos compañeros accedieron a que no iban a oponer resistencia, y a Dios gracias, que esto también podríamos tomar como un elemento para decir que no ha habido confusión en los oficiales medios y bajos de las Fuerzas Armadas, porque ---a pesar de que les dieron la misión, y la cumplieron como soldados, de custodiar al Presidente y mantenerlo retenido, digamos así, ya que no podemos utilizar muchos términos--- ellos estaban conscientes que el Presidente era el presidente constitucional de la República y que por lo tanto era el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Y según testimonios del mismo Presidente, ninguno de esos oficiales o soldados tuvo una actitud irrespetuosa con él.
H. D.- ¿Es cierto que había una orden de matar al Presidente, en caso de que el golpe fallara?
R. B.- Hay indicios. En el ejército se dieron instrucciones de preparar dos sitios de reclusión del Presidente, uno en el regimiento de policía militar del Fuerte Tiuna y otro en el Centro Nacional de Procesados Militares. Hay algunas informaciones en el sentido de que, si se materializaba la reclusión del Presidente en ese Centro Nacional de Reclusión de Procesados Militares, se tenían contratado personas que iban a atentar contra su vida. Ese asesinato se iba a disimular como un suicidio.
También hay testimonios presenciales, de que quiénes estaban ahí en el Comando del Ejercito mientras esperaban al Presidente ---altos dirigentes de la conspiración que estaban ejerciendo el control de la situación--- llegaron en un momento a manifestar de que si había que eliminar al Presidente físicamente, había que eliminarlo. Entre otras cosas, tengo muchos testimonios. También se hablaba de arreglar rápidamente la privatización de PDVSA. Hay testimonios también que muchos de los oficiales que ahí estaban, ya tenían consigo resoluciones y decretos para que les fueran reconocidos tiempos de servicio y fueran ascendidos al grado inmediato superior.
Todas estas cosas indican que quizás la motivación principal no era, cómo se ha querido hacer ver, un acto de heroísmo de salvar al país. No, más bien había muchas apetencias personales ahí que ahora se niegan. El tiempo dirá dónde estuvo la verdadera motivación, pero también se dispone de testimonios gráficos y periodísticos.
Muchos de esos compañeros de armas se ufanaron en ese momento de haber participado en los preparativos de todo esto, que se suscitó hasta con dos años de antelación. Nosotros retuvimos un fusil de asalto que cargaba una persona que le brindaba custodia al señor Carmona. Ese fusil de asalto se lo había entregado un Almirante en el año 2000, y tuvimos informaciones que había entregado muchos más. Cientos de esos fusiles de asalto de última generación entregó, como, por ejemplo, un M-16, dos Colt comando, calibre 5.56 con lanzagranadas de 40 milímetros, totalmente operativo.
Nosotros incautamos ese armamento del custodio del señor Carmona. Y según su testimonio no sólo a él sino a otras personas se habían entregado cientos de fusiles, porque ese Almirante andaba con un grupo de personas civiles, aparentemente expertos en seguridad y en manejo de armas, pero que no eran militares. Para nosotros se trataba de mercenarios.
H. D.- La televisión reportó hace poco que había planes de atentar contra la vida de tres generales. Entre ellos estabas tú, cómo posible blanco de un atentado. ¿Qué hay de cierto en esto?
R. B.- Ya te señalé que en la semana del 11 de abril se comenzaron a materializar amenazas. También posterior al 11, una de mis hijas que estudia abogacía en Caracas y a la vez trabajaba en una notaría, fue abordada a plena luz del día por unos individuos que le dijeron, que me iban a quemar vivo a mí y a mi familia. Eso lo he querido mantenerlo en reserva, pero muy a mi pesar he tenido que tomar medidas de seguridad con respecto a mi persona y a mi familia, y buscar maneras de que la familia asuma esto con la mayor entereza y dándole apoyo moral.
Hubiese preferido que estas cosas se mantuvieran en reserva por muchas cuestiones. El hecho del atentado planeado gira alrededor de una región donde yo iba a estar. Entiendo que algunas de las personas que fueron detenidas tienen algunos antecedentes por sicariato. Se han seguido manifestando algunas intenciones de atentados, porque recibo muchas manifestaciones de aprecio de mucha gente cuando ando por la región o hago ejercicios, y unas que otras manifestaciones de desagrado y de hostilidad abierta.
Recientemente fui a visitar a un compañero de armas, que fue atracado y herido, en una clínica en Caracas. Cuando iba saliendo una señora que al principio comenzó demandando respeto por las mujeres, pero después empezó a ofenderme y cuando vio que yo no me inmutaba, dijo improperios contra mi madre, cosas bien insultantes. Pero en realidad lo que sí tengo es la entereza de no dejarme amilanar por estas cosas y también busco transmitírsela a mi familia.
Creo que no podemos subestimar esas amenazas, porque ha habido una serie de acciones e informaciones que giran en torno a una posible contratación de sicarios, para que atenten contra mi integridad física.
H. D.- ¿Están involucrados mercenarios de afuera?
R. B.- Una de las informaciones que manejamos desde hace mucho tiempo es que hubo presencia aquí, en la zona de Carabobo, de un mercenario de un país centroamericano. Y aparentemente hubo conversaciones de ofrecerle a ese señor 100 millones de bolívares (100 mil dólares), si realizaba un atentado contra mi persona. Hemos estado manejando diversas informaciones y de hecho no han cesado y se han suscitado amenazas.
Tu mismo tienes información de algunos documentos que circulan vía Internet. Todo lo que se señala en ese tristemente famoso dossier en el Internet que expone un plan de operaciones para desprestigiarme, con respecto a mi persona se ha ido cumpliendo. Pero, entiendo que también ha circulado otro documento por ahí, con mayor confidencialidad, donde no sólo se habla de ataques de desprestigio, sino que también se plantea la alternativa de la eliminación física de mi persona.
Eso yo lo asumo con entereza. En verdad, te reitero, hubiese preferido seguirlo manejando con mucha discreción, seguir dándole apoyo a la familia; pero ya que se ha hecho público, preferiría que los organismos que tienen competencia en el asunto sigan conduciendo las investigaciones, y de mi parte, sí tomar las medidas de seguridad pertinentes.
H. D.- Desde el punto de vista humano ¿cómo resiste una persona esta angustia?
R. B.- Pienso que una de las cosas que me ha ayudado mucho es la fe en Dios, que mi madre, mi familia me han cimentado, aunque también se ha querido señalar que tengo posiciones contrarias a la fe católica.
También soy admirador de las culturas del mundo oriental, no soy una experto, pero específicamente con respecto al taoísmo he dado algunos pasos. Y esas cuestiones de meditación, de elevación del espíritu me han dado rudimentos para llevar de la mejor manera esta situación.
H. D.- Pensando en Bolívar, que pasó años y años en guerra, en persecución, arriesgando la vida, ¿Cómo una persona aguanta un tren de vida cómo El Libertador?
R. B.- Tenemos el ejemplo y la estirpe de El Libertador, de ese tránsito vital de El Libertador, que en corto período de vida recibió tantas cosas de la iniquidad, de la ingratitud, pero siempre fue persistente y en los momentos de dificultad siempre manifestó su disposición de seguir luchando hasta lograr los objetivos.
H. D.- ¿Es cuestión de voluntad?
R.B.- Yo siento que sí. También mi formación de soldado me ha dado rudimentos para eso, además de esas cuestiones de la filosofía del mundo oriental y, sobretodo, la fe en Dios. Porque todos los días tengo la costumbre de rezar y en la oración matutina, más que pedirle a Dios, me gusta ofrendarle mis servicios a él y mis semejantes, y decirle entonces que me dote de humildad, de paciencia y de sabiduría. Eso me ha dado a mí, pienso, fortaleza y templanza para llevar adelante estas cosas. Me resiente mucho por la familia, sobretodo mis hijos pequeños son inocentes, no tienen ninguna responsabilidad por mis actuaciones.
A veces, uno percibe mucho resentimiento en algunas personas; pareciera que tienen odios viscerales, como que no entendieran que en la democracia los espacios del diálogo y de las ideas son los lugares, donde se dirimen las diferencias. Por ejemplo, he recibido este fin de semana próximo pasado, de personas de una situación económica holgada, por allá en mi pueblo un tratamiento hostil.
Señalan que yo entorpecí las acciones que se habían hecho para salir del Presidente Chávez. No niego que tuve inquietudes por la integridad física del presidente y mucho más porque yo lo considero un hermano del alma, aunque el término también se ha querido desprestigiar, un entrañable y dilecto amigo y un gran compañero de viaje.
Pero mucho más que eso se trataba de defender la salud de nuestro país, la salud de la República. Porque hay gente que se empecina en seguir apelando a salidas violentas y esto podría llevarnos a una lucha fratricida, que sería fatal para el país.