Tomar la iniciativa ahora, sin más pérdidas de tiempo
Carlos Revello / RODELU
Es clásico el relato que hace un observador contemporáneo
del periodista norteamericano John Reed en medio del proceso que sacudía
a Rusia en 1917. Reed llegaba a la habitación con un manojo de panfletos
y murales y señalaba gozoso: "Tengo a la contrarrevolución
y a la revolución entre las manos".
En Venezuela pasa –en los momentos actuales- lo mismo. El comunicado de los
"comunicadores sociales" ha sido leído por 13 lectores, la
iniciativa de Gonzalo Gómez, dirigente popular, 1004 lectores. El comunicado
está por la no violencia, la paz social y el díálogo, Gonzalo
Gómez señala que es necesario tomar medidas y las enumera. (ambas
en aporrea.org)
Tomamos estos ejemplos porque los esfuerzos por convencer con argumentos los
realiza el pueblo –ver la carta dirigida a la antigua primera dama venezolana
(J. Hildemaro Briceño) y leer también la carta de un capitán
de altura a sus colegas marinos con respecto a las privatizaciones que llevaron
a que el petróleo venezolano fuera transportado por capitanes extranjeros,
cuando su transporte era indefectiblemente una fuente de trabajo para el pilotaje
y la marinería nacional- al mismo tiempo que con acciones masivas y pacíficas,
en la calle, ha mostrado su apoyo al proceso iniciado en Venezuela con las elecciones
que llevaron a Chávez a la presidencia por un programa de gobierno.
Ante la violencia desatada por la contra de las clases medias altas, desde los
atentados contra los transportistas a la balacera con víctimas de Altamira
y a los otros atentados que se han realizado, el pueblo venezolano ha salido
a la calle, primero hacia las refinerías, centros de distribución,
muelles y puertos, después para manifestar su derecho a ser informado
con una relativa objetividad por los medios. Cada medida popular ha sido exitosa
hasta ahora en la medida que fundamentalmente ha sido pacífica, sin derramamientos
de sangre inútiles.
Pero cuando el pueblo está movilizado y en la calle no basta simplemente
con eso. El pueblo y sus organizaciones populares necesitan acumular hechos
concretos, victorias concretas. Si en Aeropuerto de Maiquietía en
la terminal privada y comercial privada hay 30 aeronaves dispuestas a salir
de vuelo hay que entrar al aeropuerto e inutilizar esas aeronaves. Basta para
el asunto barras de hierro, marrones y palancas. Con ellas se rompen los faroles,
se estropean las cubiertas, se rompen los trenes de aterrizaje. Un ala perforada
y un parabrisas roto, también vale. Esa acción la tiene que
garantizar la militancia de las organizaciones populares. Es una forma concreta
de señalar varias cosas: la primera es que el pueblo está dispuesto
a responder y pasar a mayores, la segunda es marcarles a los oligarcas que la
cosa no va solamente de atizar desde los sillones la contrarrevolución
y el golpe de estado cómodamente. Uds. señores "la quedan".
El pueblo ha protestado masivamente ante los medios de comunicación.
¿Pero alguien cree -en realidad- que después del susto, los canales y
los periodistas van a tomar nota de la advertencia?
Si hay voluntad de impedir que salgan al aire, entonces hay que encarar seriamente
el que los estudios queden neutralizados –como en Zulía- o que
las conexiones al éter sean inutilizadas. Si no se callan por la presión
popular, hay que obligarlas a callarse. Eso también lo tiene que
garantizar la militancia de las organizaciones. Hechas las cosas con
audacia se logra el objetivo que el pueblo señala y asumiendo ese rol
se le está marcando al pueblo movilizado un camino.
Cuando decimos estas cosas no estamos abogando por el vanguardismo. Estamos
señalando medidas mínimas que los que sabemos lo que son golpes
de estado "con el lomo" hemos realizado antes. Lo que se hizo
en otras partes de América Latina lo puede hacer perfectamente bien el
pueblo venezolano y sus organizaciones que tiene pasado de lucha más
que suficiente y que ha demostrado después del 11 de abril coraje y decisión
para llevarlo adelante. Son, observemos, hechos contra las cosas, no
contra las personas.
El gobierno de Chávez vacila. Es y era previsible. Son varias las fuerzas
políticas que lo integran y hay componentes en la alianza popular inestables.
Hay sectores medios que tienen posiciones "blandas" y esto son,
simplemente, contradicciones al seno del mismo pueblo. No interesa por el
momento señalar ni profundizar en estas cuestiones. Señalar -como
lo están haciendo las organizaciones populares- que no hay que desmovilizar,
implica tambien garantizar con la organización –por pequeña
que esta sea- que detrás de las palabras hay fuerza. El enemigo está
ya asesinando (en el campo y en la ciudad) y si triunfan en su esfuerzo harán
en Venezuela lo mismo que han hecho antes en toda América Latina.
Es por eso que cada militante organizado y encuadrado debe saber que no hay
paso atrás ahora, que después, no se pague con la vida.
Los pacifistas con sus buenas intenciones todavía no entienden este problema,
pero después lo comprenderán. Ahora, por su mismo pacifismo, sufrirán
solamente una rabieta, pero el problema es que no tienen soluciones futuras
más que su invocación al pacifismo, o, al nacionalismo (como si
Venezuela fuera una isla en América Latina) y, algunos, a las invocaciones
religiosas formales. Nadie tiene derecho a criticar esa religiosidad que se
manifesta en las formas de "dios mío" y "dios
no quiera", pero eso son nada más que expresiones. En el cristianismo,
-no en la formalidad del culto y las jerarquías- hay componentes violentos
necesarios que todo el mundo conoce desde muy pequeño (el Cristo les
pateó la mesa a los mercaderes y hasta les bajó la mano, en el
templo). Eso, tampoco es una contradicción.
Lo central en Venezuela –no sólo en la capital- es que hay que derrotar
la contra organizada.
Si no vencemos nosotros, vencen ellos. Hoy mismo las condiciones son
distintas que el 12 y el 13 de abril y ellos –fundamentalmente los que los
asesoran- lo saben perfectamente bien. Por eso es que el 13 puede invocarse
pero debe saberse que no es conveniente repetirlo. Pertenece a la gloria del
pueblo venezolano, a su historia de la rebeldía popular, a las mejores
tradiciones, pero es, también, historia.
Es enorme la organización lograda por el pueblo venezolano después
del 13 de Abril, son miles los comités bolivarianos en todo el territorio
nacional. Es enorme es esfuerzo que han hecho las organizaciones populares,
pero todavía están en orden disperso y necesitan más coordinación
y mayor unidad. Eso lo tienen que hacer las direcciones populares desde ya.
No solamente quedarse en señalar el problema. Los problemas -después
de señalados y constatados- hay que resolverlos. El dirigente
que no se aboque a la tarea práctica es un mal dirigente.
Hay que imponer la voluntad del pueblo organizado. Hay que imponérsela
a los adversarios e inclusive a los partidarios tibios, a medias, a todos los
que vacilan. La movilización de por sí es un hecho de voluntad
violento. Impone con sus movimiento, con sus consignas, con su propia movilización.
Mientras el pueblo está en eso, el enemigo –que es minoritario- está
con las armas en la mano para fortalecer la voluntad de ellos y no vacila en
disparar. Es por eso que la movilización debe prepararse para enfrentar
esa contingencia violenta del adversario.
En Venezuela no hay tiempo que perder. El triunfo está al alcance de
la mano. Pero, hay que imponerlo.
11 de diciembre de 2002
Carlos Revello
carlos.revello@chello.se