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Latinoamérica

La medición de fuerzas de la guerra económica venezolana

Simón Saba

Las consecuencias del paro económico y la forma como se está instrumentando nos llama a hacer algunos cálculos para hacer la medición de fuerzas. En la misma Biblia, Jesucristo nos pone el ejemplo del Rey que va al combate y que primero compara sus fuerzas con las del enemigo, a ver si conviene enfrentársele o proponerle la paz. También, cuando alguien va a construir su casa, primero debe hacer un cálculo a ver hasta donde puede llegar, no sea que la inicie y se quede en la mitad del camino.
Una guerra tiene un financiamiento, porque es un hecho económico, además de solamente político o bélico.
Tenemos que ver quién es el que está financiando a cada una de las partes, y cómo y con qué lo están haciendo. Evidentemente, las fuentes de financiamiento del gobierno son el dinero del sector público, mientras que la oposición se financia del sector privado, básicamente.
Pero eso es una vista muy generalizada, y ahora veamos un poco más en detalle cada uno de ellos.
Las fuerzas de la oposición
Las fuerzas de la oposición se financian mediante el dinero privado. Pero no vayamos a imaginarnos que son solamente 5 ó 50 grupos económicos financiando todo esto. Al paro se han sumado muchos comerciantes, y otros empresarios en general, así como gente que están plegados sin importar la magnitud de su dinero (jubilados, asalariados, los que viven de la renta, etc.).
Por lo tanto, el paro de la oposición no lo están financiando solamente grupos muy adinerados, sino también las personas naturales y jurídicas que están dejando de ganar dinero debido a estas eventualidades.
Aquí incluimos a los dueños de kioscos, panaderías, abastos y ferreterías de Altamira, Chacao, y otras zonas de Caracas que se han sumado (o los han obligado a hacerlo) al paro. Su financiamiento a las fuerzas de la oposición puede ser voluntario u obligatorio, pero ellos también están financiando al paro y a la guerra contra el gobierno.
Así pues, el financiamiento de la guerra por parte de la oposición está muy diseminado, y no responde precisamente a las decisiones de sus líderes, sino que ha sido en buena parte compulsivo.
Por estar diseminado, no tiene un lineamiento único ni una fuerza decisoria única.
Otra característica de este financiamiento es que está consumiendo un stock de dinero preexistente, y no proviene de un flujo. No hay entrada substancial de dinero adicional nuevo, "fresco", por lo cual están gastando dinero acumulado.
Dado que hay pérdida neta de dinero, hay muchos que terminarán quebrados, y todos sufrirán un "empobrecimiento neto".
Cuando el sacrificio en la guerra es muy alto, la experiencia histórica nacional e internacional nos enseña que si llegaran a ganar esa guerra, las mismas bases van a exigir unas compensaciones de guerra, o "botín", si es que eso no está ya predeterminado por los máximos dirigentes de la oposición.
El financiamiento del gobierno
El gobierno se financia de si mismo. En el caso venezolano, el Estado es empresario, el principal del país, y quien origina el mayor flujo de dinero. El stock de dinero del gobierno puede ser inferior al de la oposición, pero tiene una dirección única, tiene un flujo de ingresos permanente (y también de gastos), y puede resistir mejor una guerra prolongada (que es lo que se ve puede terminar siendo esta guerra, y no una corta, tipo "blitzkrieg").
Al gobierno le entra el dinero proveniente de las exportación petroleras , que actualmente están reducidos, pero tiene como última instancia a las reservas internacionales, y si rehabilita exitosamente las exportaciones, volvería a su ritmo anterior de ingresos. También tiene entradas por concepto de operaciones de las empresas de Guayana, otras empresas públicas, de los impuestos, tasas, endeudamiento, etc.
Igualmente, al gobierno lo financian, indirectamente, empresas y personas que no se han parado, y que numéricamente son mayores que los que si se sumaron.
[Aquí hagamos un paréntesis para señalar que no todos los parados simpatizan con la oposición, ni todos los que están trabajando simpatizan con el gobierno. Si Usted tiene su negocio en Altamira, seguramente estará cerrado, pero si lo tiene en la Avenida Baralt, seguramente está trabajando, sin interesar las posibles simpatías políticas que Usted pueda tener].
El balance
Ahora vayamos un poco más allá (no hablaremos de todo, porque también hay temas que no se deben tratar en público) y mencionemos algunos números someros. Las protestas de la oposición están concentradas en el "este" de Caracas, precisamente en las zonas donde hay mayor poder adquisitivo y mayor oposición al gobierno.
Es decir, los mayores perjudicados de este "paro cívico" son los mismos habitantes del este de Caracas.
Dado que estas actividades se producen en diciembre, el mes de mayor ventas del año, a estas alturas ya hay muchos que están técnicamente quebrados, y otros no aguantan mucho más, y al momento de escribir estas líneas, estaban al borde de la quiebra. Así, más que un sacrificio, estaríamos viendo un "suicidio económico" en el este de Caracas. Por cierto, actualmente, cuando uno habla con algunos habitantes de esas zonas de la capital, escucha decir que desean vender, pero que todavía no lo hacen porque no hay compradores, y los que pudieran aparecer, pagarán una miseria, pero ya han manifestado su firme intención de liquidar activos, por lo que es de esperar que, independientemente de los resultados de esta confrontación política, habrá una baja importante en el valor de los inmuebles de esas zonas de Caracas.
El gobierno podría aguantar económicamente, si se le cerraran todos los ingresos fiscales, entre seis meses y un año, recurriendo únicamente a las reservas internacionales. Así, su capacidad de aguante es superior, pero eso sí, si esta confrontación se prolonga mucho en el tiempo, el país estará quedando muy mal, y se habría africanizado en un año, y entonces si que el diagnóstico será reservado.
A estas alturas, ya se puede decir que el PAÍS entero acumula pérdidas de más de un millardo de dólares, sin contar las que están por venir, como un efecto dominó.
Supongamos que al final de todo esto, el daño global sobrepase los US$ 10 millardos. Para una pérdida de esa magnitud, es ilusorio hablar de un botín de guerra, así que si se piensa que algún colectivo saldrá beneficiado de esta pulseada económica, están equivocados, porque no hay forma que, si se recuperase plenamente la economía, se pueda satisfacer a todos los comerciantes, industriales e individuos afectados; cuanto más, el botín se quedará en pocas manos.
Las proyectadas pérdidas económicas son mayores y más destructivas que la peor política económica (monetaria, fiscal o cambiaria) que uno pudiera haber imaginado en un ambiente de paz, con el añadido de que dejará una cicatriz en la población difícil de borrar.
Ahora, según lo que parece, esta situación podría mantenerse casi que indefinidamente en el tiempo, pero su intensidad y su entorno variarían. Muchas fábricas que se unieron al paro lo que hicieron fue emparejar y adelantar tanto el inicio de sus vacaciones colectivas como el retorno a la faena, así que, se haya resuelto o no el paro, en enero volverían a operar. Dado el ambiente político predominante, en el este de Caracas se mantendría el paro, pero sus comerciantes comenzarían a emigrar, ya sea a otras partes de la ciudad, a otras regiones del país, o a otros países; es decir, muchos de esos comercios no reabrirán sus puertas, así que esa tienda que tanto le simpatizó recuérdela bien, porque tal vez no la vuelva a ver abierta.
En fin, para resumir, esta batalla se inició entre dos poderes relativamente equivalentes en lo económico.
Pero las características de cada uno son diferentes:
si la confrontación hubiera sido corta, de un día o de una semana, la oposición hubiera salido vencedora; el tiempo favorece al gobierno; y muchísimo tiempo no favorece a nadie y perjudica a todos. Y esto pareciera estar evolucionando hacia una guerra de desgaste.
Ya están por comenzar las vacaciones navideñas, y como la mayoría de las empresas y oficinas cierran en esta época, ahora viene alguna baja producto de las mismas vacaciones, pero sin notar la alegría navideña de otros años. Pero la verdadera cara del paro la veremos en enero, cuando venga el reintegro a las actividades normales, y entonces el panorama podría ser diferente al tratado hoy.
Mientras tanto, como la mayoría de los articulistas descansamos unas semanas, nos volveremos a ver en enero, aunque puede ser que por las ganas de escribir, vuelva a fastidiarlos antes.