2 de diciembre del 2002
La violación, estrategia de guerra para el ejército mexicano
Tertulia
México, DF, 26 de noviembre del 2002 (Miriam Ruiz/CIMAC/Tertulia).Las
cortes militares en México reconocen que la violación a mujeres
es una estrategia de guerra, en tanto que el fuero castrense solamente puede
acoger y juzgar violaciones a la disciplina militar, que incluyen necesariamente
un militar en activo, un superior y una situación de conflicto.
Lo anterior se desprende del análisis del fiscal especial para movimientos
sociales y políticos del pasado, Ignacio Carrillo Prieto, sobre el fuero
especial del ejército en México presentado hoy en el foro "Justicia
militar y derechos humanos".
Para que un acto se considere como delito del fuero de guerra, "deberá
constituir necesariamente una infracción propiamente militar prevista
por el Código de Justicia Militar, o cuando, constituyendo una infracción
común, se haya cometido durante el servicio o con motivo del mismo",
indica la disertación.
Quedarían amparados por el fuero militar, según el análisis
de Carrillo Prieto, los delitos que, siendo del fuero común, pudieran
entenderse como necesarios para el cumplimiento de su misión, o considerarse
cometidos con motivo del servicio cuando se realicen bajo la autoridad directa
de sus instancias superiores o se realizan en comisión dentro de la estructura
militar. En toda otra circunstancia, los delitos comunes cometidos por un integrante
de las fuerzas armadas deben ser juzgados por una corte civil.
En México, por lo menos cinco casos de mujeres indígenas violadas
por soldados están en cortes militares. Incluyen a tres hermanas tzeltales
agredidas de forma tumultuaria en un retén militar en Chiapas, caso actualmente
en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y el de dos
indígenas tlapanecas violadas en el primer trimestre de 2002 por integrantes
del 41 Batallón en la Montaña de Guerrero.
En otros casos las agraviadas, ante la presión de la Secretaría
de la Defensa Nacional, deciden retirar su denuncia, como ocurrió con
las mixtecas Francisca Evarista Santos Pablo y Victoriana Vázquez Sánchez,
quienes el 21 de abril de 1999 fueron agredidas en Barrio Nuevo de San José,
también en la zona de la Montaña.
Igual decisión tomó hace un año una adolescente en Tonalá,
Chiapas, quien durante cuatro horas fue violada por ocho militares pertenecientes
a la Séptima Zona Militar.