9 de diciembre del 2002
El juez Garzón quiere encarcelar al subcomandante Marcos
Roberto de la Mora
Venceremos
El juez de la Audiencia Nacional de España Baltasar Garzón
'desafió' hace unos días al habitualmente encapuchado subcomandante
Marcos, portavoz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN), a un debate "cuando usted quiera y donde usted quiera... sin máscaras
ni disfraces, cara a cara", en una carta publicada por medios afines a la derecha
española y latinoamericana. "No suelo dar consejos -subraya-, pero aquí
va uno: abandone usted el disfraz y su escondite, dígale adiós
a las armas".
Según diversos analistas, esta es una típica maniobra de los servicios
de seguridad españoles. Garzón intenta que Marcos acuda a cara
descubierta a una reunión en un "país neutral", donde sería
detenido por Interpol, en una operación similar a la utilizada por Aznar
contra ETA cuando representantes de la organización vasca, durante la
tregua de 1999, acudieron a reuniones con representantes del gobierno en Bruselas,
tras las cuales fueron detenidos y encarcelados.
El intento del magistrado está en línea de sus diversas actuaciones
contra militantes de la izquierda vasca, a los que detiene sin el menor respeto
por el espíritu o la letra de la ley; personas que luego de la correspondiente
paliza -o 'submarino', o cosas peores, según denuncia Amnistía
Internacional- e interrogatorios en comisaría -durante los 5 días
de incomunicación total que permite la neofranquista Ley Antiterrorista-
son posteriormente liberados por otros jueces ante la 'falta de méritos'
(sic).
Garzón aprovecha la oportunidad que le brinda Marcos al calificarlo como
"payaso grotesco que es el autodenominado juez Garzón", en un mensaje
dirigido a la conferencia 'Un Aguascalientes en el corazón de Europa',
realizada en Madrid a fines de noviembre. Marcos agrega cosas tales como "el
clown Garzón ha declarado ilegal la lucha política del País
Vasco. Después de hacer el ridículo con ese cuento engañabobos
de agarrar a Pinochet (que lo único que hizo es darle vacaciones con
los gastos pagados), demuestra su verdadera vocación fascista al negarle
al pueblo vasco el derecho de luchar políticamente por una causa que
es legítima."
Marcos no tuvo el menor reparo en denunciar en su carta pública que la
juventud de izquierda española marcha "al ritmo de los garrotes de la
Guardia Civil... con su Aguascalientes a la cárcel, o al cementerio,
que es el lugar que la 'democracia' española tiene para los rebeldes
ibéricos." Ante estas afirmaciones Garzón preguntó "¿Cómo
se atreve a insultar impunemente al pueblo español, que en su conjunto
viene sufriendo la lacra terrorista desde hace más de 30 años?".
Al igual que los medios de la derecha española (e internacional, desde
la campaña desatada por Bush), Garzón insiste en hablar de terrorismo,
pero prudentemente olvida que hasta Amnistía Internacional ha solicitado
hace pocos días al gobierno español "que adopte medidas dirigidas
a acabar con las condiciones que propician la tortura y los malos tratos, actuar
contra el racismo y la xenofobia, e investigar sin demora y con imparcialidad
todos los informes sobre tortura."
"No señor Marcos -prosigue Garzón- en España no se ilegalizan
ideas, no se persigue a nadie por lo que piensa, cree o discrepa (...) En España
se persigue el terrorismo con arreglo a la ley, desde la ley, y con todas las
garantías y controles que el ordenamiento jurídico establece".
Esto a pesar de que fue este juez quien cerró el periódico vasco
Eguin, hizo detener varias veces a la dirección de Batasuna, partido
al que finalmente "ilegalizó" -violando la constitución española
y multitud de leyes nacionales e internacionales-, ha ordenado la detención
de más de doscientos vascos por motivos políticos sin relación
con la lucha armada, muchos de ellos militantes de organizaciones juveniles,
entre otras renombradas actuaciones.
El juez de la Audiencia Nacional -tribunal creado por Franco para perseguir
a los luchadores sociales-, insiste en el intento de provocar a Marcos para
propiciar un encuentro que permita su detención: "En esta larga batalla
(contra el 'terrorismo') he podido cometer errores, pero a diferencia de usted
he dado la cara y firmado con mi nombre, y he asumido mis equivocaciones. En
cambio usted se parapeta cobardemente en una suerte de atalaya que le convierte
en un ser extraño, exótico, un espectro detrás de una máscara
y de una ridícula pipa."
Siguiendo con esta línea de trabajo, si, como se espera, Marcos declina
la invitación, la reacción inmediata del juez y de sus acólitos
mediáticos (medios tradicionales y electrónicos ligados a la derecha
española -PP y PSOE- y grandes medios latinoamericanos, en mayor o menor
medida dependientes del imperio de Jesús Polanco, dueño de El
País) sería acusar al subcomandante de 'cobarde', aderezado con
toda la parafernalia antiterrorista necesaria para provocar que Marcos rectifique
a medio plazo.
Según afirman diversos analistas, Garzón no aceptará que
Marcos envíe a otros altos mandos del EZLN a un posible encuentro, ya
que su interés es esencialmente propagandístico. A Garzón
no le interesan los demás zapatistas; en realidad no le interesa el zapatismo
más que en una de sus formas: el zapatismo que los ideólogos y
lacayos de la doctrina Bush califican de 'terrorista'. Garzón quiere
entrar por la puerta grande a todos los sitios donde va. Quiere ser el juez
que detenga a Marcos y escalar un gran peldaño más en su carrera
política hacia la ¿presidencia del estado español?